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Capítulo 3. Tú también debes de estar cansada

     Por fin es dado de alta y los padres de Sebastián lo llevan a casa acompañados de Alissa, al llegar se reúnen en la sala a charlar, de cierta forma esto se ve como una victoria, Sebastián está vivo y todos confían en qué su recuperación será rápida y pronto todo volverá a la normalidad.

--me retiro, estoy cansado—dice Sebastián

-- ¡Te acompaño! —de inmediato saltó Alisa de su lugar para seguirlo

 --¡No! -- espetó él sin siquiera voltear a verla

 -- ¡no es necesario Alissa! Tú también debes de estar cansada y es mejor que vayas a casa a dormir, no me lo vayas a tomar a mal, pero no tengo ánimo en este momento—

     Alissa de momento no encontró palabras como respuesta al nuevo rechazó del que era objeto y solo se limitó a asentir con un gesto triste que de inmediato cambió por una sonrisa y es que no se pensaba rendir tan pronto.

-- está bien, tienes razón, también estoy cansada, nos vemos mañana, Sebastián, vendré por la tarde ¿Si no tienes inconveniente? —

-- ¡para nada, Alissa! —contestó Lorenzo – sabes que ésta es tu casa y puedes venir cuando quieras, solo ten paciencia, hija, pronto recordará y empezaremos con los preparativos de la boda porque a mí me urge tener nietos—Alissa sonrió y asintió con gusto y finalmente con una sonrisa de esperanza y se retiró a descansar.

      Llegó a casa con esa extraña sensación, con un nudo en el corazón y un extraño presentimiento que no la dejaba respirar con tranquilidad, si bien lo que le sucedía a Sebastián no era permanente, había algo que le hacía sentir frágil y sin armas para luchar, se sentía como si algo estuviera roto y no fuera posible reparar, quizá solo era el cansancio y la falta de sueño, quizá mañana sea un mejor día y las cosas empiecen a fluir entre ella y Sebastián… Su Sebastián.

    A la mañana siguiente en el trabajo Alissa se mantenía con la suficiente distracción, los pequeños monstruos como ella los llamaba con mucho cariño la mantenían ocupada y contenta, su trabajo era algo que se le daba muy bien y que además disfrutaba y los pequeños están felices con la miss Alissa 

     Al salir del trabajo va directo a la casa de Sebastián y se encuentra con él en la sala platicando plácidamente con unos de sus amigos que vinieron de visita al enterarse del accidente

 –¡Ey Alissa! -- -- ¡Se te pasó la mano con la pócima de amor! —exclamó uno de ellos al verla entrar por la puerta y todos se echaron a reír.

 -- pero no te preocupes que éste pobre es capaz de volver a enamorarse de ti, si aún no me olvido de todo lo que batalló para que tú lo aceptaras—

 -- y ¿te acuerdas de la serenata?—dijo otro amigo-- -- jajajajja siii la serenata, Sebastián contrató a un grupo, el cantante estaba enfermo y llevaron a alguien que parecía que lo estaban ahorcando jajajajja—todos estaban divertidísimos contando las hazañas de juventud, aunque era obvio que Sebastián no hacía clic con la conversación y sus amigos pudieron darse cuenta de lo que estaba pasando, más al ver a Alissa intentar entablar una conversación con Sebastián a la cual él sólo se limitaba a contestar con monosílabos.

Después de un rato los chicos se retiraron y Sebastián nuevamente expresó lo cansado que estaba y se retiró a dormir dejando a su novia nuevamente con un hueco en el pecho que poco a poco crecía, ella no tuvo más remedio que retirarse a su casa y encerrarse a llorar en su cuarto para que nadie se diera cuenta ya que todos le repetían una y otra vez que debía tener paciencia a qué Sebastián recobraría la memoria y todo finalmente se arreglaría, pero esa sensación la estaba carcomiendo.

--¿tal vez es ansiedad?,¿tal vez estoy cansada?… ¿Tal vez debo darle a Sebastián un poco de espacio?… tal vez mejor ¡debes de dejar de pensar tanto Alissa! – se repitió una y otra vez.

--¡Las cosas no están tan mal! Y no me puedo rendir no le puedo hacer esto a Sebastián--.

     Los días empezaron a ser iguales uno tras otro, Sebastián estaba cada vez más distante con Alissa y ella hacia todo lo que estaba a su alcance para que él lo pasara bien, aunque, siempre fracasaba en el intento, cada día era más difícil agradar a una persona a quien se notaba que no estaba a gusto con su presencia.

      Los padres de Sebastián se empezaron a preocupar ante su falta de respuesta al tratamiento y es que ¡no pasaba nada!, ¡no recordaba nada! Y sus arranques de ira eran cada vez más frecuentes, esto los llevo a tomar la decisión de acudir a un psicoanalista para Sebastián e invitaron a Alissa a tomar terapia junto con ellos ya que a todos les había afectado la situación.

       La terapia ocupacional que el psicoanalista le recomendó a Sebastián si bien no regresó su memoria por lo menos lo mantenía ocupado, pensando en otras cosas y menos irritable y por su parte Alissa y sus padres hacían todo lo posible por dejar de verlo con lástima o como un niño pequeño al que se debe cuidar.

      Los días empezaron a transcurrir sin novedades y Sebastián asistía sin falta a sus clases de pintura de las cuales siempre llegaba de lo más animado, sin duda eso se podía ver cómo un pequeño avance, aunque las cosas con Alissa simplemente no avanzaban o mejor dicho ni se movían y el terapeuta le dijo a Alissa que debía mantener la calma y no tratar de forzar las cosas entre ellos.

       Sebastián empezó a salir con amigos nuevos que recién conocía y su conducta distaba mucho de la del antiguo Sebastián, las borracheras no eran comunes en él y ahora todo el tiempo quería estar ebrio, cómo si tuviera la necesidad de llenar el vacío que la amnesia le provocaba.

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