Cuando Maylene baja del auto y sin soltar la puerta del copiloto, toma un suspiro.Luego rodea el auto para llegar al otro lado.Declan abre la puerta en silencio.—Tienes que regresar, no puedes estar aquí. Tu herida…—logra formular cuando ya quedarse callada y no decir nada no es una opción. No quiere admitirlo, pero ésta preocupada por Declan más de lo que cree, y que haya acabado así junto a ella aún con su debilidad la pone ansiosa aún más—, puedes volver. Ya hiciste mucho trayéndome aquí.Sus palabras quedan en el aire.Da un paso hacia atrás cuando Declan sale del auto, ignorando en su totalidad todo lo que dice. Queda un poco absorta cuando la figura intimidante de Declan eleva su pecho para cerrar la puerta del auto.—¿A dónde te diriges?Maylene se toma de las manos cuando lo oye preguntar. Bien, la sigue ignorando.—Estás débil…—masculla Maylene, retrayéndose en su sitio por la cercanía. Todavía pude sentir ese calor en sus mejillas debido a lo que sucedió hace tan sólo un
El aliento de Maylene queda dispersado de forma adusta y llena de sorpresa cuando sus labios se mueven al compás que el suyo.Y el sabor caliente y fresco es una deliciosa respuesta en estos momentos donde la tensión en ambos está desbordándose con creces y para cada momento. Con creces, totalmente fuera de lugar. La boca de Maylene se abre para dejarlo entrar.—¿Qué te parece si quiero estar contigo sin importar nada de lo que pasó? —Declan aferra sus mejillas en sus dos manos—, ¿Qué te parece si tú me pides olvidarlo todo? ¿Acaso no escuchaste lo que dije? Mi intención aquí no es recordar el pasado o lo que vivimos. Mi intención es enamorarte como lo hice esa primera vez, enamorarte cada día, por segunda vez, una tercera, una cuarta, cuantas veces sean necesarias. ¿no te es suficiente esto, que estoy luchando a cada instante para que comiences a creer? ¿O quiere seguir atormentándonos con ese pasado, Maylene? —vuelve a besarla—, pero ya te lo dije —suelta su rostro—, no tienes la ob
Maylene procura que éste beso sea lo más delicado posible, así que sus manos, aún tomando las mejillas de Declan, se suavizan lo tanto que puede.Éste beso está a nada de confundirla más, pero aunque pasó demasiado tiempo tratando de olvidar el efecto que siempre causó uno de sus besos, desde el momento en que Declan la besó esa noche fueron los recuerdos quienes irrumpieron de manera tan enérgica y vulnerable para que la guerra dentro de ella estallara. Una guerra que no cree ganar. No hoy.Se aleja de Declan con suavidad, y todavía tiene los ojos cerrados.—¿Declan?— pregunta Maylene en voz baja.—Voy a necesitar —Declan intenta murmurar porque su tono deja en claro su debilidad—, otra bala —susurra—, si eso significa que recibiré otra vez un beso tuyo…Maylene aprieta los labios.—Es mejor que duermas. Voy a estar al pendiente de todo lo que suceda —Maylene suelta su rostro como si temiera un poco de romperlo—, duerme.No recibe respuesta. De pronto, se da cuenta que lo más probabl
Está demasiado claro que las palabras de Reece perturban a Maylene, tanto que parece haber perdido la voz.Voltea el rostro. Sus ojos abiertos miran el suelo un instante, y está tan sumergida en sus pensamientos que no se percata de los pasos de Reece acercándose. Incluso su voz parece un tanto lejana cuando vuelve a oírlo.—Oye.—¿Cómo que…? —se interrumpe a sí misma. Y cuando sus ojos verdes se muestran furiosos, alza la vista—, ¿¡No tienen acceso al patrimonio de nuestro padre?!Reece baja la mano del hombro de Maylene al ver que su próxima animadversión se apodera repentinamente de sus facciones.—Creí que lo sabías —es lo que se limpita a decir Reece.—¿Cómo iba a saber algo así? ¿¡Cómo, Reece?! —Maylene agarra la chaqueta de Reece para acercarlo—, ¿Papá fue capaz de hacernos esto? ¿prefirió más a Shannon que a nosotros? ¡¿Cómo puedes explicar algo así?!—Tuve la misma reacción, Maylene. Pero no fue cuando papá murió, sino cuando el abogado leyó su testamento, una semana después
—¿Qué necesitas hacer en ese lugar?Maylene toma el brazo de Reece y lo aleja de la puerta.—Hay algo que necesito ver con mis propios ojos y tiene que ser allá —da una ojeada hacia atrás—, puedo tener una evidencia que servirá si abrimos un cargo contra Shannon.—¿Pero qué clase de evidencia?—Eso, hermanito, no es algo que te diré fácilmente —Maylene, contraria a lo que Reece estaba esperando que dijera, mantiene aún oculto el otro tema aparte—, necesito a alguien como testigo —el plan de Maylene es que más gente vea a la otra mujer, la otra persona. Así tendrá testimonios para probar que está en una encrucijada con lo que parece ser, una persona que miente en nombre suyo. Al ver que Reece no responde, mueve su hombro—, habla, no te quedes callado.—Es increíble que estés considerando abrirle un expediente a esa mujer.—¿Y por qué no recibe algo de su propia medicina? —con un solo pronunciamiento de Shannon David su cabeza empieza a ebullir.Cerca de unos segundos después, el pasill
—¿Está bien, señorita?Maylene quita las manos de su cabeza, girándose al llamado. Una jovencita con el uniforme del restaurante sostiene el menú con preocupación, sin dejar de verla. Atenta está a sus palabras, pero por un momento no cree que está viendo cómo debe ser, con sus propios ojos. Es como si mirara a un lugar totalmente incierto.—Estoy bien —se da la vuelta—, lo lamento —y se encamina hacia la salida recibiendo la ojeada de los comensales debidamente sorprendidos por lo que ocurrió.Como si se ahogara en su respiración Maylene baja las escaleras con rapidez. Deja de ser la mujer que creía que sería cuando la tuviera en frente, pero es que la sola idea de mirarla la deja sin habla, la paraliza. Entre la multitud se esconde, y en vano sigue luchando cuando no ve a nadie en particular. ¿Qué otra cosa quiere usar para hacerla sufrir? Sus ojos se mueven por todo el lugar, sin tener algún esfuerzo.—¿¡Maylene?! Maylene.Se gira abruptamente. Sus brazos quedan atrapados, apretado
C—Aquí la cuestión, señor Morgan…—Maylene se va alejándose lentamente de él, tomando su mano para soltarse de él—, que no puedes perder algo que no tienes —y finalmente se digna en alzar la mirada para verlo—, has confundido las cosas. No me tienes, así que no puedes perderme.—Estás bajo mi protección y estarás dónde pueda verte.Maylene bufa para encararlo, subiendo la mirada.—Estoy muy en deuda contigo por lo que estás haciendo con mis hijas —ya no evita su mirada porque desde el día en que tuvo que elegir estar aquí o en la casa de Carl, ya no sabe si ha decidido bien o no—, realmente te agradezco todo esto, agradezco mucho que pongas escoltas a mis hijas luego de todo lo que paso. Y estoy demasiado nerviosa y preocupada por lo que te sucedió, Declan, y eso no puedo negártelo. Porque no me parece justo que Kieran fuese capaz de hacer esto —Maylene enfatiza sus palabras con la barbilla en alto para verlo a los ojos. En cambio, Declan tiene puestos los ojos en sus labios—, dijiste
Claire se cruza de brazos. Un tanto impactada por las palabras de Maylene, se gira hacia ella. Frunce el ceño, confundida. Intenta hablar, pero no le sale nada. Sin embargo, vuelve a hablarle como si no entendiera.—¿A Declan?Maylene baja la mirada hacia Hannah, quien alza su mano para mostrarle una flor. Le sonríe, tomándola.—Ve a buscarle más a mami —le murmura, haciéndola reír. Cuando Hannah se aleja, Maylene huele la buganvilias—, el único que ambas conocemos.—¿Qué clase de propuesta?Maylene está atenta en las dos niñas a metros de ella, cualquier movimiento o cualquier cosa que pueda hacerle daño. Mueve la mirada hacia la casa.—Una que no podrá rechazar —dice Maylene.Claire abre los ojos.—Conozco esa mirada. Conozco esos ojos. ¿Maylene, en qué estás pensando?—Descuida —Maylene le guiña un ojo—, ¿Quieres sembrar con nosotras?—Sabes qué no me gusta la tierra, ni el barro. Pero míralas, a ella les encanta —Claire cambia la expresión a la suavidad cuando oyen a las gemelas ha