Maylene se da la vuelta, aguantando la rabia. Hubiese preferido que el financiamiento estuviese saliendo de la familia de Carl. Pero está porquería tiene que arruinar sus planes otra vez.—Shannon David —Bradley repite—, qué casualidad.—¡Manson le pidió a Fenton qué sólo dijera eso! Dice que —Lindsay traga saliva—, Shannon de hecho quería venderle parte de la compañía a Declan para que Kieran no tuviese problema a la hora de mentir en los precios de las acciones. Todo caería en la administración de Declan a la hora de que la policía investigara —Lindsay mantiene su expresión de sorpresa—, y ella, esa mujer….—Hija de Joshua y hermana de Maylene —Bradley busca su encendedor en los bolsillos de su pantalón—, ¿Qué es lo que se dice de Declan y Maylene ahora qué no tiene a las niñas?—Las autoridades están buscándolo —Lindsay deja caer la mirada en Declan—, lo lamento mucho.—Hice lo qué hice sabiendo lo qué iba a pasar. Fred murmuró que ella cree que tú estás muerta ahora —Declan toma l
Londres amaneció con sus nubes borrascosas, y con una pequeña ventisca y lluvia que golpea las ventanas de la enorme oficina. La oficina principal de Nova Fuel.Shannon David está concentrada en sus papeles, y no se percata que alguien entra a la oficina hasta que escucha el sonido de la manija. Tras sus lentes y con expresión desinteresada observa la figura que deja su cartera y su abrigo en el cojín.—Tienes una semana sin venir. ¿Ya enterraste a Kieran Morgan? —es lo que pregunta, volviendo la vista hacia sus asuntos—, no deberías estar aquí, Madeleine —y la observa—, o Maylene.—Lo encerraron —es lo que escucha Shannon—, y dejó que Declan Morgan se escapara. Ni para eso sirve el idiota —Madeleine tiene su cabello rubio tan largo como su hermana, y debido al parecido enorme podría no llamarla de una forma u otra porque ambas son la misma persona—, pero ahora me sirve más detrás de una reja. No creo que traicione a su hermosa y adorada Maylene.—Pero ya me llegó la información de Fr
Hace mucho tiempo, la vida de una las pequeñas gemelas que apoderaron “ángel” por su extrema belleza inocente, abrió la puerta del cuarto de su madre. La niña de 4 años llevaba su peluche. Estaba descalza, vestía su vestido blanco que arrastraba, y su pelo largo ya amarillo al igual que su madre también lo arrastraba por el suelo.La pequeña decidió abrir la habitación en la búsqueda del calor de su madre porque la niñera había comenzado a ser indiferente, a ser más ruda en sus enseñanzas, y ella sin entenderlo, su pequeño corazón deseaba que su madre la cargara y le dijera esas lindas palabras “te amo” que nunca había escuchado. Tan pequeña era para entender la razón del desinterés de su madre desde que nació.La pequeña no debió haber visto aquel río de sangre que cubría todo el piso del inmenso cuarto. Sin comprenderlo entró al cuarto de su madre arrastrando su vestido, manchando sin notar su cabello de rapunzel y apretando con fuerza su peluche contra su pecho.Mejillas de porcela
—Agarra tus cosas, vete de mi casa y jamás vuelvas a pisar éste lugar otra vez porque no quiero verte más nunca en mi vida. Quiero el divorcio firmado mañana a primera hora. Tres años de matrimonio echados a la basura. Y no habrá nada en la vida que vuelva a unir un amor manchado en el odio que ahora ve en el hombre frente a ella; quien sólo tiene los ojos inyectados en sangre y dolor. Acaba de llegar de un viaje de trabajo directo a su casa, emocionada y feliz por contarle a su esposo una noticia que cambiaría la vida de ambos, sin saber que iba a encontrarse con todas sus cosas regadas en el suelo. Horrizada mira el alrededor.—¿Qué está pasando aquí…?—¿Qué haces en mi casa luego de lo qué has hecho? La mujer, pálida y temblando, no entiende las palabras del hombre quien dice ser su esposo por más de dos años. ¿Qué está ocurriendo? ¿Por qué la trata de ésta forma?—¿¡De qué estás hablando?! ¿¡Qué ha ocurrido, Declan?! ¿¡Por qué me tratas de ésta forma?! ¿¡Qué…?!Se calla de gol
—No mereces que tu padre te trate como lo hace —expresa Shannon David, esposa de su padre cuando Maylene trata de pasar a la oficina principal. Apenas son las seis de la mañana y no ha dormido absolutamente nada. Su rostro es un desastre, todo de ella es un desastre pero lo que derrama la gota en el vaso es que ésta mujer se interponga en esto.—¿¡Quién te crees para venir luego de lo que has hecho?! —Shannon entrecierra sus ojos. Cuello alargado, delgada pero proporcionada de curvas, alta y con un cabello corto y teñido de castaño porque odia las canas a sus cincuenta años es lo que ha visto Maylene desde que tiene dieciocho años—. El escándalo salpica la empresa de tu padre y todo lo sucio ya está en boca de los noticieros. ¡Por tu culpa!—¡Quítate de mi camino! —Maylene le grita empujándola para hacerse paso hacia la oficina de su padre—, esto no tiene nada que ver contigo así que muévete.—No voy a dejar que una mujer tan malagradecida como tú le haga algo tan cruel a Joshua. ¿Cóm
—El divorcio es ahora efectivo y el matrimonio ha sido disuelto en su totalidad.Maylene Dodson toma su cartera levantándose para salir del salón cuánto antes. Ya no soporta esto. —¡Señora Maylene! —intenta el juez detenerla pero ya es muy tarde. Todo el mundo la odia.Todo el mundo se ha vuelto en su contra desde que ayer pisó Londres feliz y enamorada por ver a su esposo. Ahora, luego de 24 horas se está divorciando de él. No puede más. Declan Morgan no desea hablar con ella. Nadie quiere escucharla. Mason fue quien la ayudó a salir de aquel lugar mientras le enseñaba, con recelo, todo lo que ocurría y como su nombre estaba en boca de todo Londres debido a su sinvergüenzura y a lo que ha destruido la reputación en la familia de los Morgan Hoover. Y ahora…Maylene aprieta su cartera mientras ve borroso el pasillo, recibiendo las miradas de muchas personas, mirándola de arriba hacia abajo con murmullos de por medio. Los periodistas deben estar esperando afuera del tribunal, es
El desespero, el dolor, la sorpresa sobrepasan los límites en el rostro de Maylene cuando Amy es quien apaga el televisor de golpe. Son sus manos las que tiemblan sin parar, el horror que vuelve aún peor todas las emociones restringidas solamente en su mente, sin escapatoria de su cabeza que se ha quedado en blanco. Paralizada, Maylene observa la pantalla en negro sin lograr moverse en aquel sitio, totalmente ajena a lo que tiene que procesar para lograr dar siquiera un único paso hacia atrás.—¡Maylene! —el grito de Amy llena los escombros de éste salón, saliendo hacia ella para tomarla entre sus brazos porque Maylene ha pérdido las fuerzas cayendo al suelo—, ¡Maylene! Escúchame, Maylene.—Papá —lo que pronuncia Maylene es un jadeo de una voz rota, con ojos abiertos apenas entendiendo lo que significa oír algo como eso—, papá…—¡Maylene, tienes que salir de aquí! Estoy segura que Shanoon te buscará por todo Londres para hacerte la vida imposible, necesitas irte. ¡Dios, jamás creí qu
—¿Estás segura que quieres venir a Londres? —pregunta la voz por el otro lado. Se trata de Amy Morgan. Su cabello vuelve a estar largo luego desde que se lo cortó aquella vez que salió de Londres con rumbo a Noruega. Maylene no tuvo un embarazo común. Cuando creyó que sólo sería un niño, al cuarto mes tuvo la sorpresa que estaba esperando dos. Estaba embarazada de gemelos: dos niñas estaban a punto de conocer el mundo por medio de ella. Desolación, miedo, emoción. En Noruega conocía a una de sus mejores amigas de la infancia, una notoria fiscal especializada en derecho civil que prometió recibirla en cuánto llegara a Noruega. Amy quiso acompañarla pero Maylene se lo negó, mucho menos cuando estaba en un estado tan avanzado en embarazo. Maylene pasó día y noche al cuidado de una enfermera que su amiga, Jeanette Fredriksen, le encomendó en caso de que no pudiera estar a su lado. —Todo lo que me haz contado, Maylene —Jeanette terminaba de oír lo sucedido en Londres y del por q