—No volverá a salir sin un escolta, señorita Maylene. De ahora en adelante me encargaré de que así suceda. El señor Morgan se molestará si llega a saber de esto.Las palabras de Fenton calman un tanto el estrago que su cuerpo, sacudido por las palabras directas de Carl. Su cuerpo repite la memoria del recuerdo.Las palabras de Carl sonaron como una amenaza.—Declan no sabrá de esto, descuida. Acelera por favor…—Maylene divisa el teléfono por milésima vez. El último mensaje compartido fue con Claire hace ocho minutos. Las gemelas aún no se han despertado.Fenton sigue al pie de la letra sus indicaciones.La única motivación para dejar el lado de sus hijas fue para que Declan Morgan admitiera su inesperado complot tras todo eso. ¿No se suponía que está tratando de comprar Nova Fuel? ¿Apoderarse de esa compañía? ¿Necesitarla para esos intereses?Totalmente errónea: y casi pierde la concentración cuando nuevamente las palabras de “Déjame enamorarte” acribillan sus sentidos.“Simplemente e
—¿Estás segura que quieres quedarte aquí?—Ahora que lo preguntas con esa sonrisa dudo mucho ya de lo que dije —expresa Maylene dejando a Hayley en el sofá. Hannah arrastra su peluche para llegar hasta su hermana y comenzar a hablar. Es Claire quien le preguntó cuando Amy persiguió a unos enfermeros que traían los utensilios para el cuidado del dueño de ésta casa. Las gemelas están bebiendo su fórmula sentadas en el sofá y las mira con leve ansiedad—, es más, le diré a Amy que no-—No vas a moverte de aquí —Claire le sostiene el brazo con una pequeña risa—, está bien. Es más, resultaste la mujer más solidaria del mundo. Aunque ya digas que no Declan vendrá de cualquier forma y es inevitable que no lo veamos —Claire le sonríe a Hayley cuando alza la mirada para buscar a su mamá—, iré con Amy para ver si necesita algo.Maylene vuelve a quedarse en su sitio bajando la mirada hacia sus hijas.—¿Jeannette te llamó? ¿Te dijo algo? —intenta Maylene cambiar de conversación—, estará preocupada
Declan le ha quitado el habla. Acorralada frente a la gigante figura que no tiene pizca de pudor, su cuerpo reacciona sin pensarlo ante el calor que emana un ser tan atractivo como él.Su lengua se seca, su garganta no emite ningún sonido, su rostro delata lo que no quiere demostrar. Está lejos de calmar los estragos que lanzan advertencias y la llevan a un lugar muy lejano, donde es Declan quien tiene la potestad de mantener ese mundo a su merced; tal cual lo hace ahora. Sus ojos bajan lentamente hacia los labios de Declan.Y con el toque delicado y suave de sus yemas sobre su boca, sólo tienen que moverse un centímetro para que la perdición…renazca.—¿Te encanta que te vean desnudo? ¿Un tipo de fetiche? —Maylene susurra, mirándolo a los ojos. Es inevitable que no sienta un pequeño cosquilleo en la parte baja de su vientre cuando es él quien la toca, o la mira, o le habla. No puede negarlo, pero hay cierto orgullo que no la deja ceder.—Y el tuyo es mirarme —responde Declan. Es más c
Maylene se acerca lentamente hacia la pared para tomar el umbral. Sus ojos siguen abiertos, en ese lugar que logran advertir una y otra vez de que no está loca…No.“No me digan que todavía sigues sorprendida.”—¿Quién eres? —Maylene tira la primera pregunta con fuerza. Su pecho sube y baja constantemente, mientras la mano trata de no tirar o no romper el teléfono en su oreja.“Eso es un pequeñito secreto que no puedo decirte por aquí.”—¿Quién eres? ¿Qué quieres? —arremete otra vez Maylene. Y con certeza sé da cuenta que la ventaja de esto es que…no tiene necesidad de buscarla. Viene hacia ella sin pensarlo, ¡claro! Ésta es la segunda vez—, habla, dime tu nombre.“Mi nombre…te lo diré, te lo voy a decir. Primero tienes que ir al lugar que te diré y podemos hablar un rato.”—Si no me dices tú nombre ahora-“No, no. Eso sí que no: te recomiendo no hacer nada que pueda perjudicarte, ¿Más de lo que ya estás? No sería muy sensato para ti…ni para tus hijas. ¿Verdad Maylene? ¿Verdad que no
Los pasos de sus hijas sin querer distraen todo lo que ellos habían pensado en hacer. O en lo que Maylene iba a responder.Los dos observan a las gemelas, quienes se acercan curiosas ante el inmenso hombre que está sentado al lado de su madre. Sobretodo Hannah, quien se abraza a su peluche y dispuesta está en ver al hombre con una sonrisa tímida.—¡Oso grande! —dice con fuerza, mientras Hayley se detiene tras de ella.—Hola, princesa…—saluda Declan con una sonrisa débil—, y hola princesa —se dirige hacia Hayley, aún tímida tras la espalda de su hermana.Maylene se da cuenta que ya no es la atención de Declan, y se muerde los labios mirándolo a los tres. Dios, es un caos para ella estar en ésta situación. No hay nombre para que describa precisamente ésta soledad donde están sólo…los cuatro. Sus niñas parecen estar encantadas por el hombre que ya ha dejado de ser un extraño. Más que todo de Hannah, quien se acerca y señala su brazo.—¿Qué tienes ahí? —inquiere la niña—, ¿Qué es eso?—Son
Su corazón se encoge de forma que es muy difícil explicar. Cada día que pasa las palabras de Declan cobran peso, cobran confusión, cobran desesperación. La desesperan. Y como ahora, no hay ningún lugar en su mente que pueda explicarle lo que acaba de escuchar.En este momento, mirándolo fijamente, atónita, Maylene tiene que sostenerse del asiento.—¿Qué…? —se detiene a sí misma para asimilar. Alza una mano como si estuviese buscando las palabras, porque no hay palabras que salgan ante semejante revelación—, ¿Qué estás diciendo? ¿Cómo que lo sabes? —una vez sus ojos verdes lo buscan en su embrollo que la mente jugó en contra, Maylene dobla las cejas entre confundida y adolorida—, ¿Qué es lo que sabes, Declan? En primer lugar, ¿Cómo…? ¿Cómo sabes qué es lo que estoy buscando?Declan no arranca el carro, pero sus manos continúan sujetando el volante.Su mandíbula se tensa cuando está de perfil—Sólo sé lo que Claire dijo.Maylene alza ligeramente las cejas, observando con nitidez su clar
Cuando Maylene baja del auto y sin soltar la puerta del copiloto, toma un suspiro.Luego rodea el auto para llegar al otro lado.Declan abre la puerta en silencio.—Tienes que regresar, no puedes estar aquí. Tu herida…—logra formular cuando ya quedarse callada y no decir nada no es una opción. No quiere admitirlo, pero ésta preocupada por Declan más de lo que cree, y que haya acabado así junto a ella aún con su debilidad la pone ansiosa aún más—, puedes volver. Ya hiciste mucho trayéndome aquí.Sus palabras quedan en el aire.Da un paso hacia atrás cuando Declan sale del auto, ignorando en su totalidad todo lo que dice. Queda un poco absorta cuando la figura intimidante de Declan eleva su pecho para cerrar la puerta del auto.—¿A dónde te diriges?Maylene se toma de las manos cuando lo oye preguntar. Bien, la sigue ignorando.—Estás débil…—masculla Maylene, retrayéndose en su sitio por la cercanía. Todavía pude sentir ese calor en sus mejillas debido a lo que sucedió hace tan sólo un
El aliento de Maylene queda dispersado de forma adusta y llena de sorpresa cuando sus labios se mueven al compás que el suyo.Y el sabor caliente y fresco es una deliciosa respuesta en estos momentos donde la tensión en ambos está desbordándose con creces y para cada momento. Con creces, totalmente fuera de lugar. La boca de Maylene se abre para dejarlo entrar.—¿Qué te parece si quiero estar contigo sin importar nada de lo que pasó? —Declan aferra sus mejillas en sus dos manos—, ¿Qué te parece si tú me pides olvidarlo todo? ¿Acaso no escuchaste lo que dije? Mi intención aquí no es recordar el pasado o lo que vivimos. Mi intención es enamorarte como lo hice esa primera vez, enamorarte cada día, por segunda vez, una tercera, una cuarta, cuantas veces sean necesarias. ¿no te es suficiente esto, que estoy luchando a cada instante para que comiences a creer? ¿O quiere seguir atormentándonos con ese pasado, Maylene? —vuelve a besarla—, pero ya te lo dije —suelta su rostro—, no tienes la ob