LISTA PARA LA VENGANZA

—Quiero que sufran—exclamo Angela con voz temblorosa.

Ángela se quedó parada en el medio del salón, mirando el espacio vacío que una vez estuvo lleno de recuerdos y objetos queridos. Nikolai se acercó a ella, sirviéndole un trago de la licorera que aún quedaba en la estantería.

— Me engañaron, me mintieron, se burlaron de mí y, para colmo, me robaron vilmente — dijo Ángela, su voz llena de rabia y dolor.

— No te preocupes, Ángela. Te ayudaré a recuperar lo que te han quitado. Y más que eso, te ayudaré a hacer que ellos paguen por lo que te han hecho — respondió Nikolai, mientras le entregaba el trago y le limpiaba las lágrimas con suavidad.

— Quiero que ellos lloren y sufran como yo estoy sufriendo — dijo Ángela, clavando sus ojos en los de Nikolai.

— Estoy contigo, Ángela. Juntos, vamos a hacer que James y Mariana paguen por su traición — aseguró Nikolai, con una sonrisa fría.

— Sí, juntos vamos a hacer que ellos sufran. Y no habrá piedad — afirmó Ángela, con una sonrisa de venganza.

Nikolai le ofreció su brazo y Ángela lo aceptó, uniendo sus fuerzas en una alianza de venganza.

— Empezamos ahora mismo — dijo Nikolai, su voz llena de determinación.

— Empezamos ahora mismo — repitió Ángela, sonriendo.

Ángela sonríe por un momento, pero su alegría se esfuma al observar su apartamento vacío. Su corazón se vuelve a sentir pequeño y dolorido. Justo entonces, su teléfono suena. Contesta y escucha la voz de una de sus vecinas.

— Ángela, ¡tu floristería está ardiendo! — grita la vecina.

Ángela se derrumba.

—No, eso no puede ser posible—dice, su voz temblando.

Nikolai se acerca a ella, preocupado. "¿Qué pasa, Ángela?"

Ángela comienza a llorar desconsoladamente.

—Mi floristería... se está quemando—solloza.

Nikolai la abraza.

—Cálmate, Ángela. Vamos allá ahora mismo.

Ángela se desespera, temblando.

—No, no puede estar pasando. ¡Vamos, Nikolai, rápido!

Salen del apartamento y suben al auto. Ángela le pide a Nikolai que conduzca rápido.

— ¿Dónde está? — pregunta Nikolai.

— A una cuadra de aquí — responde Ángela, su voz entrecortada.

Llegan a la floristería y ven las llamas consumiendo el local. Los vecinos les dicen que ya han llamado a los bomberos.

Ángela intenta acercarse al fuego, pero Nikolai la detiene.

—No, Ángela, no te arriesgues.

Ella se deshace en lágrimas.

—No puedo perder todo. No puede ser.

Sus ojos ven como las llamas queman todo. Justo entonces, llegan los bomberos y apagan el fuego. Ángela se derrumba en los brazos de Nikolai, sollozando.

— Lo siento, Ángela. Estoy aquí para ti — dice Nikolai, abrazándola con fuerza.

Ángela llora, su corazón roto en mil pedazos. Su mundo se está derrumbando en un solo día.

Mientras Ángela permanece en el auto, llorando desconsoladamente y viendo cómo su floristería queda en cenizas, Nikolai se acerca a los bomberos para obtener información sobre el estado de la propiedad y el origen del incendio.

— ¿Cuál es la causa del incendio? — pregunta Nikolai.

— Todavía no lo sabemos, pero investigaremos — responde el jefe de los bomberos.

Nikolai asiente y se acerca al auto. Abre la puerta y se sienta a su lado.

— ¿Cómo estás? — pregunta Nikolai, tomándole la mano.

Ángela se aferra a él, sollozando sin consuelo. Sintiéndose un poco mas calmada con la presencia del hombre que la atropello. La policía llega y comienza a tomar declaraciones. Nikolai la ayuda a recordar los detalles.

— ¿Recuerdas algo sospechoso antes del incendio? — pregunta un agente.

Ángela piensa, entre lágrimas.

— No... solo recibí la llamada de mi vecina — dice.

Nikolai la abraza.

— Vamos a encontrar a quien hizo esto, Ángela. Te lo prometo — dice.

Después de la declaración, Nikolai llama a la aseguradora para informarles sobre el incendio.

— Necesitaremos documentación y valoración de los daños — dice el representante.

Nikolai asiente.

— Estoy en eso — dice.

Ángela se niega a irse a descansar, insistiendo en quedarse hasta que la policía termine su trabajo. Los vecinos rodean el área acordonada, observando el escenario del incendio. Una vecina se acerca a Ángela, que se limpia las lágrimas mientras ve cómo la policía trabaja.

— Lo siento mucho, Ángela — dice la vecina.

Nikolai se aleja por un momento para buscar un café y una calmante para Ángela. Al regresar, ve a una vecina hablando con Ángela en voz baja.

— ¿Qué pasa? — pregunta Nikolai.

La vecina se vuelve hacia él.

— Tengo que decirle algo importante — dice, nerviosa —. No sé si debería...

Nikolai la tranquiliza, entregándole el calmante a Angela que no se toma.

—Tomalo—le dice el y ella niega—Angela.

El hombre es controlador y por la forma de hablarle deja claro que no va a permitir que siga hablando, sin tomarse lo que le trajo. La chica rueda los ojo haciéndole caso y bebiendo la aromática.

— No hay problema. Confíe en nosotros — dice Nikolai.

La vecina toma una respiración profunda.

— Vi a su mejor amiga ingresar a la floristería hace un rato. Me pareció raro. Cuando salió, todo comenzó a arder — dice.

Ángela se queda sin aliento, su mirada fija en Nikolai.

—¿Qué?— pregunta Ángela, su voz temblando.

Nikolai se vuelve hacia la vecina.

—No se si debería decirle a la policía porque sinceramente no quiero meterme en problemas, por eso quise decirte.

— No se preocupe. Nosotros nos encargaremos — dice.

La noticia destroza a Ángela. No puede creer que su mejor amiga, Mariana, le haya hecho tanto daño.

— No puede ser — susurra Ángela —. Ella... ella me robó a mi prometido, me engañó... y ahora esto...

Nikolai la abraza, tratando de consolarla.

—Tranquila, esto lo van a pagar— dice Nikolai y ella asiente, con los motivos suficientes para vengarse de ellos, no solo por la traición, si no porque se meterienron con lo que no debian.

Ángela se siente traicionada y devastada. Su mundo se ha derrumbado en un solo día.

— ¿Por qué? — pregunta Ángela, su voz llena de dolor —. ¿Por qué ella me haría esto?

Nikolai no tiene respuestas, pero está allí para apoyarla en este momento de dolor y traición. Finalmente, Nikolai lleva a Ángela de nuevo a su casa.

La chica no quiere comer nada, solo quiere descansar, pero Nikolai le insiste que debe comer y que suba a darse una ducha.

— Gracias, Nikolai. No sé qué haría sin ti — dice.

Nikolai sonríe.

— Estamos juntos en esto, Ángela— dice el seguro.

Ángela cierra los ojos, sintiendo una pequeña paz en medio del caos.

Ángela siente que su mundo se ha derrumbado en un solo día. La traición de su mejor amiga, Mariana, es como un cuchillo clavado en su espalda. Ella recuerda los momentos que compartieron, las risas, las lágrimas, los secretos compartidos. Y ahora, todo eso parece una mentira. Mariana la ha engañado, la ha traicionado de la peor manera posible.

Ángela siente una oleada de emoción que la ahoga. La rabia y la tristeza se mezclan en su interior, haciéndola sentir como si estuviera a punto de explotar. Su mente es un torbellino de pensamientos y recuerdos, todos ellos relacionados con Mariana y su traición.

Ella recuerda los momentos que compartieron, las risas, las lágrimas, los secretos compartidos. Y ahora, todo eso parece una mentira. Mariana la ha engañado, la ha traicionado de la peor manera posible.

Su rabia y dolor aumentando con cada paso. Toma su teléfono y marca el número de Mariana que no demora en contestar.

— ¿Cómo pudiste hacerme esto? — explota Ángela, su voz llena de ira y dolor.

— ¿De qué hablas? — pregunta Mariana, intentando sonar inocente.

— No te hagas la tonta — dice Ángela —. Sé que fuiste tú quien incendió mi floristería.

— ¿Y qué si lo hice? — pregunta Mariana, con desafío.

— La vecina te vio — dice Ángela —. Te vio salir justo antes de que todo ardiera.

Mariana se ríe.

— Y entonces, ¿qué vas a hacer? ¿Qué piensas hacer? — pregunta, con sarcasmo.

— No te preocupes — dice Ángela, su voz llena de rencor —. No pienso denunciarte. Esto lo vas a pagar de otra manera.

Mariana se burla.

— Tú siempre creyéndote el centro de atracción — dice —. Piensas que eres la única que puede tener todo.

— Tú siempre has estado celosa de mí — replica Ángela —. Pero esto no es un juego. Esto es mi vida.

— Y yo soy la que se ha llevado lo que quería — dice Mariana, con triunfo —. Tu prometido, tu negocio... todo.

— Vas a escuchar de mí — dice Ángela, su voz llena de determinación —. Vas a pagar por todo esto.

Mariana se ríe de nuevo.

— Estoy temblando de miedo — dice, antes de colgar el teléfono.

Ángela se queda con la llamada terminada, su rabia y dolor aumentando. Sabe que tiene que hacer algo para hacer justicia y vengarse de Mariana.

Ángela se ducha y se pone una camisa de Nikolai, sintiéndose cómoda en su ropa suave. Al bajar, escucha a Nikolai hablando con su abuelo por teléfono.

— Sí, abuelo, estaré allá. No te preocupes — dice Nikolai.

Ángela se sienta a la mesa y ve una deliciosa cena servida. Nikolai cuelga el teléfono y se sienta junto a ella.

—Me dijiste que no eras bueno en cocinar — comenta Ángela, sonriendo.

Nikolai se ríe, y su risa cálida y profunda envuelve a Ángela, haciéndola sentir un escalofrío de placer. Mientras escucha su risa, Ángela se siente estremeciendo por dentro, su corazón latiendo más rápido, y su piel sintiendo un cosquilleo.

— No soy yo, es la empleada de servicio — aclara Nikolai, aún sonriendo.

Ángela se siente atraída por su sonrisa, y su mirada se queda fijada en sus labios. Siente una oleada de deseo recorriendo su cuerpo, y su mente se llena de pensamientos románticos.

Después de cenar, Nikolai la acompaña a la habitación.

— Prepárate para mañana — dice Nikolai, antes de cerrar la puerta.

— ¿Qué pasa mañana? — pregunta Ángela.

—¿Quieres venganza?—Nikolai se le acerca y ella tiembla por alguna razon con su cercania.

La sombra del hombre la cubre y la hace sentir protegida como tambien indefensa y eso nunca lo sintio con su exnovio.

—Si, ya te lo dije—respondio ella segura—me hicieron mucho daño y quiero que sufran como he sufrido yo.

Esas palabras conplacen mucho a Nikolai.

—Hay una cena familiar — responde Nikolai —. Irás conmigo.

Ángela se siente intrigada y un poco nerviosa.

— ¿Por qué? — pregunta.

Nikolai sonríe de nuevo, y Ángela siente su corazón saltando.

— Es donde comenzaremos nuestra venganza — dice, con un brillo en sus ojos—tu y yo, listos para el desquite.

Ángela se siente un escalofrío recorrer su espalda, pero está lista para enfrentar lo que venga, siempre y cuando esté junto a Nikolai.

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