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Capítulo 1 - "Cómo debe ser"

Aurora:

Dejar ir a Dilan ha sido lo más difícil que he hecho en mi existencia hasta el momento. Sé que debería odiarlo, pero no puedo y, por algún motivo que desconozco, justifico su acción, es como si estuviera escrito que debía hacer lo que me hizo. Como si encima tuviera que estarle agradecida de no haberme matado. Tenía un propósito todo esto, hacer cumplir la profecía. ¡La m*****a profecía! En los últimos tiempos no escucho hablar de otra que no sea eso y lo fundamental que soy para la supervivencia de las especies, para todos soy muy importante, cosa que me tiene por demás aburrida.

Desde mi vuelta al astillero y a mis recuerdos, Caín se empecina en que todo vuelva a ser como antes. No tengo dudas de su buena intención cuando hizo lo que hizo, pero no midió las consecuencias. Pues he cambiado y cambiado mucho. Ya no soy la chiquilla indefensa e ingenua que levantó aquella noche en la carretera. Y mucho menos la confundida vampira de un principio. Hoy me siento una mujer, sí, una mujer, porque me prometí a mí misma no caer en lo que caen todos y mantener mi lado humano, así que me siento, antes que todo, una mujer.

Ya nada será lo mismo…

- ¡Lu! - grité al escuchar abrir la puerta de mi oficina y verla entrar

- ¡Aurora!

Me paré de inmediato y corrí a su encuentro. Nos abrazamos muy pero muy fuerte. Hacía meses que no nos veíamos y la extrañaba muchísimo.

- Hace mucho que no nos vemos, Lu

- Mese amiga, meses - me dio un largo beso en la mejilla - te he extrañado mucho

- También yo - tomándola de la mano la conduje al sillón y nos sentamos en él - pero cuéntame que has hecho

- Estoy en los preparativos de la boda

- Ah, sí la boda…

Respondí con algo de melancolía, pues con ella, cuando su padre me propuso matrimonio, hacíamos planes soñando con una boda doble. Pero las cosas se habían torcido un poco y eso ya no era posible. Lu se dio cuenta de mi pesar y tomó mis manos en las suyas.

- No te pongas triste. Sé que planeamos un montón de veces nuestra boda doble y hasta bromeábamos que llevaríamos el mismo vestido con el tul cubriendo nuestros rostros y así confundir por un instante a los novios - hizo una pausa - pero, aunque eso ya no pueda ser posible, seguro que arreglan las cosas con mi padre y terminan juntos, como debe ser

Oír la frase "como debe ser" hizo que me parara como si tuviera un resorte en el trasero

- Otra vez con eso…

- ¿Otra vez con que Aurora?

- Con el "como debe ser", porque siempre conmigo todo es "como debe ser"

- No te estoy entendiendo

- ¡Claro que no! A mí no me entiende nadie, porqué tú tendrías que ser la excepción, ¿eh?, dime, ¿por qué lo serías?

Ya no estaba triste ni melancólica, sino enfadada, muy enfadada. Lourdes se puso de pie y me detuvo con sus manos en mis hombros

- Solo lo dije porque se supone que pospusieron la boda pero no la cancelaron - hizo una mueca de costado con su boca - ¿o me equivoco?

- Mira, una vez alguien me dijo que no olvidara que eras la hija de Tayler y que por ello había cosas que mejor no te contara… - me soltó bruscamente

- No quiero ni pensar quien fue que te dijo semejante cosa, pero imagino que debe haber sido el perro sarnoso de Dilan - frunció el ceño en claro gesto de enojo

- Pues…

- ¡No!, no quiero que me lo digas. No quiero saber nada de ese maldito lobo. Peores cosas no te pudo hacer y cuando tuviste la posibilidad de matarlo, que es lo que se merecía, no solo no lo hiciste sino que lo dejaste marcharse como si no hubiera pasado nada

- Lu, no es lo que crees…

- Yo, nada tengo que creer, claramente eso es algo entre ustedes tres. Lo que nunca voy a entender es como mi padre, el gran Caín, el vampiro más antiguo y despiadado, lo permitió. ¡Eso sí que no lo entiendo!

- Algún día lo comprenderás

- A mí no me interesa comprender nada Aurora. He venido a verte luego de meses y me sales con Dilan

- Tienes razón, Lu, lo siento. Vayamos a almorzar y me cuentas cómo van los preparativos

Dilan:

Aurora me había perdonado la vida, pero yo estaba enamorado de ella y eso era peor, pues se sentía como estar muerto en vida. Ahora era su esclavo en el más literal sentido de la palabra, pues a pesar de ser vampira y yo lobo, ahora era mi Alfa. Esa pócima que le había dado la bruja para que bebiera y luego me mordiera, hacía que no pudiera apartarla de mi mente, pues aunque quería, no podía, mi voluntad estaba quebrantada, mi vida le pertenecía.

Me pidió que me alejara, pero me fue imposible hacerlo. Tenía que verla, aunque fuera de lejos, estoy seguro de que, aunque no me lo diga, sabe que desobedecí sus órdenes y estoy cerca, cualquiera diría que acechándola, pero no, no la acecho, la observo y la cuido desde las sombras. Sabía que estaba prohibida para mí y aun así me permití el lujo de enamorarme de ella, violando todo sentido común. Estaba sufriendo la separación. Pero el recuerdo de la suavidad de su piel, fría pero adorable, así como su exquisito olor y su delicioso sabor me acompañaban día y noche. Nunca olvidaré esa bata roja deslizándose por su cuerpo dejándola completamente desnuda ante mí. No me importó si moría en ese preciso instante, solo me importaba poder disfrutarla una vez más.

- ¿Porque me llamas Dilan?, te pedí que no lo hicieras - se escuchaba triste del otro lado de la línea

- Lo sé y no es que quiera desobedecerte, solo necesito aunque sea oír tu voz de vez en cuando. Aurora, ésto me está enloqueciendo. ¿Porque carajos no me mataste?

- Porque no puedo hacerlo, ya te lo dije

- ¿Decirme que?

- Que no puedo matarte ni dejar que nadie lo haga

- ¿Porque?

- Tú lo sabes…

- No, no lo sé

- Sí, lo sabes. Dilan, no me hagas decirlo, por lo que más quieras, te lo ruego

- Dilo, Aurora, solo una vez más, ¿porque no puedes dejar que muera? - más que una pregunta fue una súplica. Guardó silencio - ¿sigues ahí?

- Sí, aún sigo aquí

- Entonces dilo, por favor

- No puedo dejar que mueras porque… - hizo una pausa, supongo que para coger coraje para lo que me diría a continuación, fueron solo unos instantes, pero a mí me pareció una eternidad - no puedo dejar que mueras porque… - repitió

- ¡Mier*da, Aurora, dilo de una vez!

- Porque te amo Dilan - gritó llorando - te amo - repitió casi en un susurro

- ¿Y por qué no estamos juntos, mi amor? - le pregunté desesperado

- No podemos, es complicado

- Mi vida, no puedes decirme que me amas y luego que no podemos estar juntos…

- Sí, sí puedo - la oí respirar profundo - te amo y eso no lo voy a negar, pero no podemos estar juntos. Así que, como tu Alfa, te prohíbo que te acerques a mí. Mantente lo más lejos que puedas y no vuelvas a llamarme

Y me colgó.

Esa conversación aún retumba en mi cerebro.

Caín:

Aurora me volvía loco, pues decía entender las razones que tuve para hacer lo que hice, pero parecía no perdonármelo. Aunque en realidad creo que tuvo un gran cambio, hay una Aurora antes y una Aurora ahora. Lo que temía se estaba dando.

- No has comido casi bocadillo y eso que es tu comida favorita

- Perdona Caín, estoy poco hambrienta estos días. Creo que es el estrés del trabajo

Más que estresada parecía triste. Me levanté de la silla y me arrodillé a su lado. Le tomé las manos.

- La próxima semana tengo que ir a Turquía, por los temas del Cónclave

- Lindo viaje - respondió casi con indiferencia

- Precioso, ¿porque no vienes conmigo? Te ayudará a despejarte un poco, además tu eres la inspiración para todos, sería bueno que te dejaras ver

- Lo sé y tienes razón. Pero estamos por cerrar con los australianos en tema del astillero y no puedo irme. Sabes que ahora que no está Lourdes ni Di… - y, antes de completar su nombre, calló

- Dilo - rezongué mientras soltaba sus manos y me ponía de pie - dilo Aurora, ¿qué es lo que tanto te asusta?

- Tu reacción Caín, no quiero molestarle

- ¿Molestarme? ¿A caso crees que me enojaría porque nombraras a ese ser despreciable durante nuestra cena romántica?

- A mi tu enojo no me interesa…

- ¿A no? ¿y qué es lo que te interesa entonces?

Se acercó a mí, su mirada desafiante había cambiado por una de melancolía

- Yo no tengo miedo de que te enojes, solo no quiero molestarte, pues sé que te duele que hable de él. Y no quiero verte sufrir

- ¿Sufrir por Dilan? ¿te has vuelto loca? - traté de sonreír sarcástico - ¡ya ves!, yo no tengo problemas en nombrarlo - ahora era yo quien la miraba desafiante - Dilan, Dilan, Dilan…

Seguí repitiendo el nombre del Lobo, hasta que ella cogió su bolso junto con su abrigo y se marchó si siquiera despedirse.

¿Qué estaba pasando conmigo? Estaba sintiendo algo que jamás había sentido. Me moría de celos, así, simple y llanamente.

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