Capítulo 28

Dada la hora, Consuelo le pidió que almorzaran como seres normales y civilizados, pero que conversaran sobre nada que tuviese que ver con tomar decisiones inmediatas. Que disfrutaran como personas, de la deliciosa combinación gourmet de “Mar y tierra”, que en aquel lugar con vista privilegiada al Mediterráneo y que alcanzaba quilates importantes. No en vano había ganado ya un par de estrellas Michelín y se rumoreaba, incluso, que eran candidatos para la tercera estrella.

Ella le pidió que era fundamental que conversaran sobre su hijo, a quien ella le había dedicado, en compensación a los cambios favorables en su vida, gran parte de su tiempo libre.

Una competente institutriz se encargaba de su sólida educación, haciendo énfasis en las bellas artes, por la facilidad para los idiomas de lo que aparentemente había heredado de su madre y otra serie de valores que ella considerab

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