Capítulo 27

Una vez instalado en el Hotel Minareto, solicitó a la recepcionista que le consiguiera una cita con una profesional de la decoración, quien tenía una pequeña, pero muy acogedora oficina en el centro de la ciudad, para encargarle la decoración de un nuevo negocio que instalaría la compañía que representaba. Esta compañía era una de las de su amigo Alejandro.

Hoy en día, cualquiera que sepa buscar, encuentra cualquier cosa por internet y estaba seguro de que Consuelo Daza, por lo menos, buscaría de qué se trataba todo y quienes eran sus potenciales clientes. Al ser una firma cuya oficina principal quedaba en Buenos Aires, pensó que quizás esa mampara pudiera acercarle sin causarle ningún temor y garantizarle su anonimato hasta último momento, si era así que ella quería conservarse. Todas estas elucubraciones se daban en su cabeza, pues aún

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