Aceptando el Destino...

–No tiene por qué llegar a esos extremos sultán

–Bien esa es mi condición – mirando a Berat, así que da un largo suspiro – esa y que Aysa sea unida a mi hermano y visir – viendo como el emperador se queda pasmado

– ¿Y qué pretende el señor visir con mi hija? Ella es la heredera al trono…ya que ninguna de mis concubinas me dio un hijo varón sano

–Hacerla mi esposa ¿Qué más? Como dijo mi hermano y sultán, a su alteza Aysa no le faltará nada, será mi primera esposa y si su alteza no viene conmigo aunque lo haga Adalet se romperán todos los tratados comerciales

– ¿No nos dejan otra opción? – los dos hombres niegan con sus cabezas

–No se deben preocupar, antes de nuestros matrimonios tanto Adalet como su alteza, recibirán la debida instrucción, sabemos que ellas desconocen todo acerca de mi sultanato

–Bien, Asya ve habla con tu hermana, más tarde enviaré un mensajero al este; donde está el general Ibrahim

–Co…como ordene majestad – haciendo una reverencia

Asya se dirige hacia la habitación de su hermana al llegar la encuentra ensimismada leyendo un poco, así que se acerca y Adalet siente el aroma a roció sobre hojas de bambú y la dulce joven levanta la vista y recibe con una sonrisa a su hermana mayor.

–Hermana ¿estás bien?

– ¿Por qué lo preguntas?

–Estás muy pálida – viendo como su hermana da un suspiro – ¿Asya?

–Adalet, el sultán Aguas Negras…

– ¿Qué pasa con el sultán? Hermana me asustas

–El sultán Aguas Negras, no se casará con su alteza – dejando a Adalet pasmada – pero eso no significa que no haya un acuerdo matrimonial

– ¿Eh?

–Adalet, por pedido de su majestad Aguas Negras tú te irás con él

– ¿Qué? Pe…pero hermana – dejando que sus ojitos se llenen de lágrimas

–Adalet, no tenemos opción…si no te vas con el sultán, él romperá todos los acuerdos comerciales y tú bien sabes que necesitamos las rutas marítimas que son de dominio de Aguas Negras

–Pe…pero yo…el compromiso – recibiendo una caricia de su hermana

–Creo que ya debieron haber enviado el comunicado al batallón del general Ibrahim

–Yo no quiero irme hermana

–No tenemos otra opción – sin pensarlo mucho su hermana se arroja a sus brazos

–No quiero ser una más del harén del sultán

–No lo serás

– ¿Eh? – levantando su cabecita

–El sultán te quiere como su sultana – Adalet se sonroja en el acto

–Pe…pero no sé nada sobre el sultanato del sur, no sé nada; Asya…¿Qué voy a hacer?

–El sultán lo sabe, y ha dispuesto que antes de su matrimonio tú recibirás la debida formación acerca de las costumbres y cultura del sultanato del sur

–Hermana – recibiendo unas cuantas caricias en su espalda, mientras el perfume de su hermana trata de calmarla

–No quiero que te vayas, pero no tenemos opción – levantando la mirada de su hermana – el sultán también dispuso que su alteza vaya contigo

– ¿Eh?

–Tal parece que su alteza ha cautivado al señor visir – dejando a la joven pasmada – así que no irás sola, tendrás a alguien que te hará compañía

–Pero no te volveré a ver hermana…

–Claro que me verás ¿crees que no iré a verte el día de tu boda con el sultán? – viendo el enorme sonrojo de su hermana

–Entonces hermana ¿Cuándo me iré?

–Cuando el sultán mejore – dando un beso en la frente de su hermana – así que aprovecha los días que te quedan acá

–Lo haré hermana

….

–Pero padre…

–No tenemos otra opción, Aysa; sabes que dependemos de las rutas de comercio en los mares del sur, y su gran cantidad de mercancía que llegan en las caravanas

–Lo entiendo…entonces ¿Cuándo debo partir?

–En cuanto el sultán se sienta mejor, tú y Adalet marcharán hacia el sultanato…esmérate en aprender todas las lecciones y sobre todo trata de encajar en aquel lugar

–Lo haré padre

–Bien – marchándose de la habitación de su hija

–Acemi…espero ser una esposa digna para ti – dando un suspiro

Así que durante los siguiente días, ambas jóvenes ahora pasan sus días con sus prometidos, Adalet siempre trata de hacer que el sultán esté cómodo, lo que no sabe es que para Zeheb, el solo verla, el solo sentir su dulce aroma a genciana llegar a su habitación es más que suficiente para tener un día maravilloso.

Mientras que Berat disfruta de tener la compañía de Aysa y de conocer un poco de la historia acerca del reino de Sultanato del Sudeste.

Hasta que una noche antes de que el sultán parta de regreso a su sultanato, este hace una sencilla pregunta a su ahora prometida.

–¿Quieres irte conmigo?

– ¿Eh? – retirando la vista del cuadro al cual solo le faltan detalles pequeños – alteza…

–Responde…

–Bu…bueno…yo – mirando fijamente al hombre quien espera una respuesta – lo único que me duele de irme es que no veré a mi hermana…

–Entonces…

–Yo quiero irme con su alteza – con un adorable sonrojo en sus mejillas

–Ven acá – extendiendo su mano, así que la joven la toma y Zeheb la acerca un poco más a él – nunca te faltará nada mientras estés conmigo – acariciando le mejilla de la joven quien se sonroja todavía más

Así que sin pensarlo mucho, Zeheb toma de la cintura a la joven y la acerca a su cuerpo, dando un beso en los labios de Adalet quien se ha quedado pasmada, puesto que ese ha sido su primer beso, ella siente como el sultán la acerca un poco más, así que se anima a corresponder el beso aunque sea de forma tímida e inexperta, mientras ella deja que el sultán, estreche su cuerpo entre sus brazos, en ese momento Adalet se da cuenta de que el hombre que la sostiene como si fuera una fina porcelana es aquel que pondrá el mundo a sus pies, el hombre que siempre cuidará de ella y de quien llevará su nombre con orgullo.

….

–Alteza – acercándose con cuidado a Aysa – lamento venir tan tarde y ser inoportuno, pero estaba un poco cansado y quería verla

–Debo pensar que tus deberes como visir te han mantenido ocupado, ¿verdad, Acemi?

–Así es, pero no solo por eso estaba ocupado – sacando de su espalda un ramo de rosas blancas – son para su alteza, demoré porque estaba cortando las espinas de las rosas, para que sus manos no se vieran lastimadas

–Gracias Acemi – tomando el ramo pero en el acto nota las manos de Berat con varios vendajes – ¿te duele?

– ¿Eh? – mirando sus manos – no alteza, no me duele, puedo soportar lo que sea con tal de ver su sonrisa – sonriendo al ver el sonrojo de Aysa – alteza ¿Qué opina de irse conmigo y ser mi esposa?

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