—¡No. No tienes derecho a exigirme nada! —exclamó Scarlett, con voz firme pese al nerviosismo que intentaba ocultar.
Arzen dio un paso adelante, cerrando la distancia entre ellos con una determinación feroz. Pero ella se mantuvo firme, aunque cada fibra de su ser le gritaba que retrocediera.
—Tengo todo el derecho, Scarlett. Porque sigo siendo tu Alfa, y tú... —se detuvo frente a ella, tan cerca que podía sentir el calor de su aliento—. Tú todavía eres mi Luna, lo quieras o no.
El desafío en sus palabras era claro, pero lo que Scarlett leía en su mirada contaba otra historia. No era solo ira lo que veía en esos ojos verdes, sino también una chispa de algo más, algo que no debería estar ahí, dadas las circunstancias.
—Solo fui tu Luna por conveniencia —replicó ella, inclinando la cabeza con desafío y negándose a dejarlo tener el control—. Así que no esperes que me someta a ti y menos que acepte tus tontas condiciones.
Arzen gruñó, un sonido bajo y peligroso que reverberó en el silencio del estudio. Se acercó más, hasta que un solo paso podría haberlos fundido en uno solo. Scarlett podía sentir la tensión entre ellos, eléctrica y peligrosa.
—¿Y si te dijera que no busco sumisión? —susurró él, sus palabras rozando los labios de ella como una caricia prohibida.
Ella tragó saliva, su corazón latiendo con fuerza. La proximidad de Arzen era abrumadora, su presencia como una tormenta a punto de estallar.
—No me toques, —escupió alejándose —¿Necesitas que te recuerde que tú también has hecho cosas? ¡¿Que casi matas a tu propio hijo?!
Él tragó y no pudo ocultar su mirada culpable.
—No quería hacer lo que hice, Scarlett —dijo, con la voz llena de temor y culpabilidad —. Solo dame una oportunidad. Una para recuperarte a ti y a mi hijo.
Scarlett sintió un escalofrío al escuchar sus palabras, pero no dejó que su resolución flaqueara. Cruzó los brazos, protegiendo simbólicamente su corazón de las palabras que amenazaban con desestabilizarla. Además, no podía omitir la presencia de Rowena, sea de ayuda o no, era evidente el interés de ella hacia Arzen y no sabía si él mismo se había estado consolando con ella en su ausencia.
―Mejor vayamos al grano, Arzen. ¿Tenemos acuerdo o no? ¿Me ayudarás sí o no?
El Alfa pausó, como si midiera sus palabras. Luego, con un movimiento rápido, atrapó la cintura de Scarlett y la atrajo hacia su cuerpo.
—Quiero cumplir la profecía—dijo finalmente— Alianza. Poder. Quiero todo eso, pero quiero tenerlo contigo, Scarlett. Solo deja de luchar contra mí.
Un escalofrío recorrió su cuerpo, pero su mirada nunca vaciló. Esta vez no iba a doblegarse ante él.
—Pierdes tu tiempo Arzen —respondió —. Si vine aquí fue porque es la única salida para salvar a mi gente, pero lo haré bajo mis términos. Así que decide.
Un destello cruzó la expresión del Alfa, seguido rápidamente por una sonrisa lenta y peligrosamente encantadora.
—Bien, se hará como tú quieras.
Scarlett asintió y trató de controlar sus emociones.
—Bueno, entonces tenemos un trato —dijo extendiendo su mano hacia él.
Arzen la tomó y la estrechó.
—Que comience el juego, mi Luna.
CAPÍTULO 1: REVELACIONES. Scarlett corría sin descanso, su aliento entrecortado resonaba en el silencio opresivo del bosque. Su ropa estaba rasgada, sus pies descalzos y su cabello empapado de sudor se pegaba a su frente. Miró hacia delante y lo vio. El lobo avanzaba hacia ella, su pelaje blanco brillando bajo la tenue luz de la luna y sus ojos rojos fijos en ella.El pánico nubló su mente mientras su corazón latió asustado en su pecho. ―¡Por favor, no me hagas daño! ¡Te lo suplico! ―gritó, sus palabras estaban llenas de desesperación ―Por favor, te lo ruego…Cuando la bestia se acercó mucho más, el aire alrededor de Scarlett se volvió denso y brillante, como si la luna misma descendiera del cielo. La figura se transformó, era radiante y majestuosa. Y ante ella apareció una mujer de belleza celestial, con un resplandor que iluminaba la oscuridad del bosque.Scarlett la miró, atónita, y sintió una conexión que no logró comprender. ―Hija ―dijo la figura con una voz que resonaba como
CAPÍTULO 2: SOLO TENGO UNA HIJA.Desde su infancia, Arzen y Ashly estaban destinados a unirse. La madre de Arzen, dotada con el don de la profecía, predijo su conexión con una loba de cabello blanco y ojos azules. Esta unión estaba destinada a fortalecer la manada y traer una ansiada paz entre los siete reinos. Ashly encajaba a la perfección en esta descripción, por lo que Sears trabajó arduamente para convencer al líder de la manada “Luna Oscura” de la importancia de la unión entre Ashly y Arzen. Sin embargo, la repentina desaparición de Ashly amenazaba con desbaratar todos esos planes y anhelos.―Es que no lo entiendo, nana. Ashly siempre ha querido esto. —dijo Scarlett asustada y confundida.―No lo sé, mi niña ―Lavinia la abrazó más fuerte ―pero debemos encontrarla antes de que alguien más se dé cuenta. Vamos, revisemos el jardín y el invernadero.Las dos Omegas apenas habían dado un paso cuando Sears apareció delante de ellas. El Alfa entrecerró los ojos y se acercó lentamente, su
CAPÍTULO 3: UNA SIMPLE OMEGA.Scarlett tembló de miedo y su corazón se apretó al escuchar las palabras crueles de su padre. En ese instante, un sirviente de la casa irrumpió jadeando, con el rostro pálido. ―Amo, el Beta del Alfa Arzen está aquí, ― dijo el hombre agitado. ―Viene por la señorita Ashly.Sears apretó los labios y miró con más furia a Scarlett antes de girarse hacia el sirviente. ―Dile que iré en un momento. Ofrécele un poco de hidromiel.El hombre asintió y se fue con prisa. Sears dio un paso adelante y entrecerró los ojos, antes de ordenar amenazante. ―Ve a prepararte, Omega. Y será mejor que lo hagas rápido. Scarlett tragó saliva, preguntó confundida y aterrorizada. ―¿Prepararme? ¿Pa… para… para qué? ―Para ser una sustituta, ―dijo Sears con desdén. ―Tú ocuparás el lugar de Ashly. Serás tú quien se una con el Alfa Arzen.El corazón de Scarlett pareció detenerse en ese instante, mientras recordaba las historias aterradoras sobre la crueldad de Arzen. Las leyendas h
CAPÍTULO 4: EN LA CAMA DEL ALFA.—¡No quiero hacerlo! ¡No quiero hacer eso, padre! —Scarlett negaba una y otra vez, mientras las lágrimas brotaban de sus ojos.Pero Sears ya había perdido la paciencia. Dio un paso adelante y agarró el delicado cuello de Scarlett con tanta fuerza que le cortó el aire.—Conoces muy bien mis alcances, Scarlett, así que será mejor que no me provoques. No solo puedo descargar mi ira con Lavinia, sino también con todos esos estúpidos cachorros muertos de hambre que alimentas cerca del río.Los ojos de Scarlett se abrieron llenos de miedo y sorpresa; nunca imaginó que su padre estuviera enterado de los cachorros huérfanos que alimentaba.Una sonrisa de satisfacción cruel apareció en los labios de Sears.—¿Pensaste que no lo sabía? —chasqueó la lengua y se burló—. Nada escapa de mi control, Omega. Harías bien en recordarlo. Ahora camina y haz lo que te ordené.Scarlett no tuvo más remedio que obedecer, pero estaba aterrorizada. Se cerró la bata, pero Sears se
CAPÍTULO 5: ATRACCIÓN.Scarlett cerró la puerta tras ella; sus ojos permanecían cerrados mientras la vergüenza la consumía.—Querida Diosa, perdóname —susurró.Cuando abrió los ojos, la luz de la luna se filtraba por la ventana, adornando con su brillo al cuerpo sobre la cama. El alto y fornido lobo ocupaba casi todo el lugar, y Scarlett se encontró tragando saliva, no solo por el miedo sino por las extrañas sensaciones que él despertaba en ella. Con solo 18 años, su lobo aún no había despertado; esa era otra de las razones por las que su padre la despreciaba.Era una Omega y, para colmo, sin un lobo.Apartó esos pensamientos de su cabeza y siguió adelante. No podía retractarse; si lo hacía, su padre lastimaría a Lavinia, y ella era como una madre para ella. Así que lo mejor era terminar con todo cuanto antes. Se llenó de valor y avanzó hacia la cama. Cuando lo vio más de cerca, se le encogió el estómago y su nerviosismo aumentó.«Todo terminará rápido», se dijo.Sus ojos azules escan
CAPÍTULO 6: REACCIÓN INCONTROLABLE.Por un momento, Arzen creyó que estaba soñando. Pero luego percibió el delicioso aroma y la presencia de una mujer a su lado. El suave aroma que emanaba de ella había puesto alerta a su lobo. Ónix había despertado y caminaba de un lado al otro; la hembra junto a él despertaba un deseo animal.«Maldita sea», bramó internamente. «Debí haber bebido más de la cuenta y ahora estoy imaginando cosas».Pero desechó la posibilidad de que estuviera soñando cuando su lobo reaccionó con más ímpetu ante la presencia femenina. No fue una pequeña reacción. Todo su cuerpo se erizó, su corazón latió salvaje mientras su sangre fluía caliente dentro de sus venas. Una especie de magnetismo y poder sobrenatural lo hacía no querer separarse de ella. Todos los músculos de su cuerpo vibraron, y Ónix gruñó ansioso por poseerla.«Mierd@, quizás he pasado demasiado tiempo sin estar entre los cálidos muslos de una mujer», se dijo, «y ahora esto me pasa factura».Sonrió y agrad
CAPÍTULO 7: UN ACTO DE SEDUCCION.Scarlett no podía respirar, primero por la sorpresa de saber que Arzen estaba despierto y segundo por las cálidas oleadas de sensaciones que él estaba despertando en ella. Era algo increíble, como fuego líquido corriendo por sus venas. Tenía el corazón agitado, no solo por ese extraño deseo, sino también por miedo.—Alfa... —ella balbuceó asustada y antes de que pudiera decir algo más, Arzen ya la sujetaba del cuello.—¿Así que la hija Omega Sears Moon es tan zorra como todos dicen? ¿O estás aquí con otro propósito? —gruñó Arzen, su voz resonando amenazante en la habitación.Cuando llegó a la manada, escuchó rumores de que la hija menor de Sears se acostaba con todos. Y que esa era una de las razones por las que el Alfa la despreciaba; la pequeña Omega no podía cerrar las piernas.—No... Alfa... yo...Scarlett intentaba hablar, pero el miedo y la falta de aire solo le permitían balbucear.—Por favor, Alfa... déjame explicarte... por favor...Arzen est
CAPITULO 8: SIN INOCENCIA.Arzen estaba haciendo uso de todo su autocontrol, pero Scarlett no se lo estaba poniendo fácil. No quería sucumbir a su seducción. Pero cuanto más se oponía, más fuerte se hacía la necesidad dentro de él. Su instinto animal predominaba.—No, Scarlett... —gruñó, tratando de contenerse—. No deberías estar aquí...—Pero estoy aquí —susurró ella, acercándose más—. Y tú me deseas.Así que, rindiéndose a sus propios deseos, la sujetó de la cintura y una especie de electricidad recorrió su cuerpo cuando sintió la delicada piel bajo sus dedos. Le fue imposible contenerse, de hecho, ya no quería hacerlo, así que bajó sus labios y le susurró al oído:—Me gusta la suavidad de tu piel.Su voz grave y seductora envió escalofríos por cada rincón del cuerpo de Scarlett. ¿Quién iba a pensar que un Alfa como él, con expresión feroz y fría, tendría una voz tan seductora?Sin embargo, más allá del deseo, el miedo también estaba presente y en ese preciso momento, ella se debatí