CAPÍTULO 116: SOLO DE ELLA.Rowena se encogió de hombros, tomando asiento frente a él sin esperar invitación.―Vine por un trago igual que tú ―dijo, su voz teñida de una melancolía que Arzen no había notado antes―. A veces necesitamos un poco de alcohol para olvidar.Arzen sintió curiosidad por sus palabras, pero en lugar de preguntar, pidió otro vaso y le sirvió un poco. Rowena bebió un trago y lo miró con seriedad.―No estás bien ―dijo ella, sin rodeos.Arzen tardó en responder, su mirada perdida en el líquido ámbar de su vaso.―A veces, las acciones que tomamos determinan nuestro futuro ―murmuró finalmente―. Por más que intentes evadir las responsabilidades de esas decisiones, ellas siempre terminan alcanzándote.Rowena asintió, perdida en sus propios demonios. Luego lo miró, sus ojos buscando algo en los de él.―¿Tu problema tiene el nombre de Scarlett? ―preguntó.Arzen suspiró, sintiendo el peso de su confesión inminente.―Sí, pero si hablamos con realidad, el verdadero nombre es
CAPÍTULO 117: MI PRINCIPIO Y MI FIN.Scarlett se apartó de la puerta, su respiración temblorosa mientras daba un paso atrás. Arzen la siguió con la mirada, sintiendo el peso del momento. La habitación estaba en silencio, el crepitar de la chimenea siendo el único sonido que acompañaba sus pensamientos. Scarlett hizo un gesto hacia un rincón junto al fuego.―Siéntate ―le dijo, mientras que ella se sentó en el borde de la cama. Pero Arzen permaneció de pie, inseguro de cómo empezar.―Scarlett… siento tanto todo lo que ha pasado ―comenzó, la voz temblándole ligeramente―. Y créeme que no hay un solo día en el que no lamente mis acciones. Lo que hice... No tengo excusas. Dejé que los celos me consumieran.La voz de Arzen sonaba quebrada por la culpa.―El asesinato de Kael... fue el peor error de mi vida. Y cada día desde entonces he vivido con ese peso, sabiendo que he destrozado no solo su vida, sino la nuestra.Scarlett lo miró, su mirada penetrante pero llena de un dolor que Arzen apena
CAPÍTULO 118: OLVIDAMERowena estaba de pie al borde de un acantilado, el viento azotaba su cabello mientras miraba la oscuridad que se extendía delante de ella. Las lágrimas corrían por sus mejillas, cada una llevando consigo un fragmento de la culpa que la carcomía por dentro. Se llevó una mano al vientre, sintiendo el vacío que ahora residía allí, y sus sollozos se hicieron más fuertes al saber que ya no había nada dentro de ella.De repente, la voz de su loba interior resonó en su mente, fría y cruel."De nada sirve llorar, fue tu decisión, no de nadie más."Ella no dijo nada, porque sabía que tenía razón. En cambio, cerró los ojos, permitiendo que los recuerdos del pasado la envolvieran.Era una noche de celebración en honor al dios Fenrir, y la manada se había reunido en el claro del bosque, iluminado por las llamas de grandes hogueras. Rowena se movía entre los asistentes, su vestido ondeando con gracia mientras saludaba a conocidos y amigos. Fue entonces cuando su mirada se cru
CAPÍTULO 119: EL PEQUEÑO VALERIAN.―¿Ves eso, pequeño? ―Arzen le hablaba a su hijo mientras le mostraba el vasto paisaje que se extendía más allá del castillo―. Este lugar... está lleno de historia y responsabilidad. Y como tu padre, es mi deber proteger ese legado, pero sobre todo, protegerte a ti y a tu madre. Quiero que crezcas sabiendo que siempre estaré aquí, que siempre lucharé por nuestra familia.Desde la cama, Scarlett abrió los ojos lentamente, contemplando la dulce escena ante ella. No hizo ningún movimiento ni ruido; simplemente lo observó, dejándose envolver por la fuerza y determinación que su compañero emanaba. En ese momento, comprendió aún más la importancia de lo que tenían y lo afortunada que era de poder compartir su vida con él.Mientras Arzen continuaba hablándole a su hijo, Scarlett tenia una gran sonrisa en sus labios y una profunda emoción en su pecho.Mientras tanto, Rowena apenas había conseguido dormir. Después de su momento de vulnerabilidad en el acantila
CAPÍTULO 120: UNA COMPAÑERA ENOJADA.En la penumbra de la sala de guerra del castillo, Arzen, Rowena, Dan y Darius se reunieron para discutir los detalles de la emboscada a Grayson. Las antorchas parpadeaban en las paredes de piedra, proyectando sombras danzantes mientras el grupo se concentraba en la mesa central cubierta de mapas y pergaminos.Arzen abrió la reunión, señalando un mapa detallado.―Tenemos que identificar el mejor lugar para tender la emboscada ―comenzó, su voz resonando en la sala―. Grayson es astuto, pero si aprovechamos el terreno a nuestro favor, podemos sorprenderlo.Darius asintió, señalando una colina cercana al bosque.―Aquí podríamos tener ventaja. Si posicionamos a algunos de mis hombres en la cima, podríamos atacar desde arriba y cerrar su retirada.Dan, con el ceño fruncido, agregó:―Necesitamos asegurarnos de que sus refuerzos de lobos rebeldes no puedan llegar. Si bloqueamos este paso ―indicó en el mapa― podremos aislar a Grayson y sus hombres.Mientras
CAPÍTULO 121: EMBOSCADA.—Creo que te equivocaste, Arzen. Debiste dejar que viniera.Rowena caminaba con paso firme delante de Arzen, quien frunció el ceño y negó rápidamente con la cabeza.—No voy a ponerla en riesgo, Rowena. Si algo le llegara a pasar a Scarlett, yo... —su voz se quebró ligeramente.La loba pelirroja se detuvo abruptamente y se giró para mirarlo con desaprobación.—¿Por qué ustedes siempre tienen que subestimar el poder de una mujer? No somos tan frágiles como parece. Además, la idea de Scarlett era buena e inteligente —replicó con firmeza.Darius, que caminaba a su lado, esbozó una sonrisa pero no intervino; en el fondo, pensaba igual que Rowena. Arzen, sin embargo, no se dejó convencer. Pasó junto a Rowena, tratando de mantener la calma.—No estoy diciendo que Scarlett sea débil, solo estoy cuidando a mi familia. Tenemos un hijo, un hijo al que quiero ver crecer con ella.Rowena lo miró fijamente y respondió con un tono desafiante:—¿Y no crees que Scarlett tambié
CAPÍTULO 122: LA LOBA BLANCA.La loba se alzó en medio del caos como una deidad encarnada, su figura irradiando un aura de poder que parecía desafiar las leyes de la naturaleza. Su pelaje blanco, tan puro como la nieve recién caída, brillaba con un resplandor sobrenatural bajo la luz del sol que se filtraba entre las copas de los árboles. Era como si cada hebra de su pelaje estuviera tejida con hilos de luz lunar, otorgándole un aspecto casi celestial.Sus ojos dorados destellaban con una inteligencia aguda y una determinación indomable. En su mirada había una mezcla de sabiduría ancestral y una ferocidad que podía helar la sangre de quien se atreviera a desafiarla. Al cruzar los ojos con ella, los licántropos sintieron un escalofrío recorrer sus espinas, conscientes de que estaban ante una fuerza de la naturaleza.Con un gruñido poderoso que resonó como un trueno en el bosque, la loba se lanzó hacia adelante. Y los licántropos, atónitos, intentaron reaccionar, pero ella era un torbel
CAPÍTULO 123: UN ACTO DE COMPASIÓN.En la cueva, Scarlett atendía a Arzen. El alfa, recostado sobre una manta, se quejaba con cada toque.—¡Auch! —exclamó cuando ella tocó su herida.—Eso te pasa por dejarme fuera —lo regañó, aunque su tono era más de preocupación que de enojo.Arzen le devolvió una sonrisa leve, sus ojos brillando con una mezcla de admiración y cariño.—No me culpes por querer mantenerte a salvo —respondió, su voz suave—. Sé lo difícil que es vivir sin ti, amor. Y no quiero volver a eso.Scarlett le dio una mirada comprensiva, sus ojos ahora dorados reflejando el fuego.—A tu lado soy de más ayuda que en el castillo —le dijo mientras movía sus manos con diligencia—. Pero si no me hubieras dejado atrás, no te habría salvado el trasero —ahora había una sonrisa traviesa en sus labios.El alfa se rió, su risa resonando en la cueva, y la miró con orgullo.—No tenía idea de que tuvieras tal poder —admitió, impresionado.—Hay muchas cosas que han cambiado conmigo.Scarlett