LA NOTTE ©
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Por: Maria Girardet
Capítulo 1

Julie camina entre las personas que van y vienen por todo el aeropuerto abriéndose paso para llegar a su puerta de abordaje. Más adelante, su mejor amiga Eliza también va igual de apresurada. Van muy retrasadas para abordar su avión, el cual sale en treinta minutos y el último llamado hacia los pasajeros fue hace casi, diez minutos.

Al llegar a la puerta de abordaje, Eliza muestra ambos boletos de avión junto a sus pasaportes y las dejan pasar inmediatamente. Ambas corren por el pasillo que da hasta la puerta del avión  compitiendo entre ellas  y en el proceso ambas chocan entre sí, para ver quién llega primero.

— ¡Eliza! —Julie chilla al tambalearse gracias a un fuerte empujón de su mejor amiga, el cual la tomó de sorpresa.

— ¡Tonta! Sal de esa nube. —Eliza ríe y se adentra en el avión primero.

Al encontrar sus asientos unos treinta segundos después, ambas se miran de manera expectante.

Por primera vez, las mejores amigas salen del país en el cual nacieron y crecieron, para viajar hacia la hermosa Italia. ¡Juntas! Nunca antes habían tenido la oportunidad de hacer tal travesía debido a sus agendas laborales y también, por asuntos personales.

¡Pero el momento a llegado! Por fin anotaran en su lista de anécdotas, un viaje fuera de su país natal.

Las razones de ambas son muy distintas. Eliza viaja por trabajo y la hermosa Julie, lo hace para olvidar lo que su pareja por casi cuatro años le hizo.

Nathan, un chico guapo y emprendedor ha sido el novio de Julie por tanto tiempo...

Que cuesta creer que estuvo a punto de pegarle a la única mujer que ha sido incondicional para él en todo momento, cuesta creer que estuvo apunto de agredir físicamente a la mujer que decía amar más que a su vida, y todo al verse acorralado cuando ella le descubre su infidelidad, todo porque Julie descubre la verdad, la cual él no pudo ni puede negar y la cual intentó esconder descaradamente.

Apoyando la cabeza en el respaldo del asiento, Julie ve hacia la ventana y su mirada se queda fija en las intensidades del cielo, perdiéndose así, ante pensamientos y recuerdos.

Hace una semana que su vida dió un giro de trescientos sesenta grados, hace una semana descubrió la verdad, Nathan le ha sido infiel por casi cinco meses con una compañera de trabajo. Los descubrió infraganti en la fiesta de uno de sus amigos en común, ambos estaban dentro del baño pero ninguno de los dos se percataron de su presencia.

Y Julie pudo escucharlo todo.

Todo.

El shock la noqueó de una manera tan horrible, que ella ni siquiera podía moverse del lugar a pesar de que moría por hacerlo, a pesar de que ya no quería escuchar más. Si no es por su mejor amiga, Nathan la habría visto en la puerta del baño. Él y su amante se habrían topado en la puerta de éste al nada más ellos terminar de fornicar.

Esa noche, ella actuó como si nada estuviera pasando por el resto de la reunión, aunque moría por salir corriendo del lugar, Julie moría por llorar y gritarle hasta el cansancio. Pero se contuvo hasta que regresaron a casa y allí todo explotó cuando Julie aprovecha que Nathan fue a bañarse para revisar su teléfono.

Nunca había hecho tal cosa, ella siempre respetó su espacio y sus cosas. Siempre le dió la privacidad que él también le daba. Pero después de ver y escuchar lo que ella había escuchado, tal respeto y derecho se habían ido al vacío, así como su alma esa noche, también se fue a dicho lugar.

Y al revisar el teléfono de Nathan, terminó de confirmar lo que ya sabía desde hacía horas.

Su pareja le era infiel y de la peor manera. Todos le estaban viendo la cara y ella no pudo sentirse más humillada.

De la rabia, Julie le tira el teléfono a Nathan cuando éste sale del cuarto de baño y lo agarra completamente desprevenido, ya que el móvil le pega justo en el pecho.

— ¡Julie! —Él grita— ¿Qué m****a pasa contigo?

— ¿Qué pasa conmigo dices? —Chilla y le avienta el zapato— ¿En serio tienes el descaro de preguntarme tal estupidez? ¡Eres un hijo de puta!

— Pero... —Nathan deja las palabras a medias al ser bombardeado por Julie y sus puños, los cuales el trata de esquivar.

— ¡Te lo di todo! —Solloza— ¡TODO! ¡TODO POR CASI CUATRO AÑOS! Y tú me eres infiel con la estúpida de Katie. ¿Cómo pudiste? ¿Cómo?

Nathan pone los ojos en blanco y luego se sonroja de inmediato al darse cuenta que Julie revisó su teléfono.

— ¿Revisaste mi teléfono? —Susurra ofendido.

— ¿Y tienes el descaro de molestarte? ¡Pero esto es el colmo! —Julie hace un movimiento pretendiendo distancia, pero es todo lo contrario. Solo estaba tomando fuerzas para hacer lo que haría.

La palmada de su bofetada hacia Nathan, resuena en toda la habitación dejando a éste perplejo y con la mejilla roja como el tomate.

— ¡Quiero que te vayas de mi casa ahora!

— ¿Pero de qué estás hablando? ¡Yo no he hecho nada! Lo que sea que te hayan dicho es mentira, o lo que esté en mi teléfono, debes creerme.

Julie resopla y girándose de golpe, lo encara nuevamente.

— ¿Sabes una cosa?

— ¿Qué? —El susurra agitado.

— Te haz delatado solo. Porque nadie me ha dicho nada. ¡Yo los ví! Los escuché. ¡Te vi Nathan! Te vi. ¡Lárgate!

Ella vuelve a girarse y corriendo, se va hacia el armario y a toda prisa saca del closet toda la ropa de Nathan y se la tira encima. Luego, va por dos grandes maletas y también se las tira junto con todos sus zapatos.

— ¡Te vas! —Grita— ¡AHORA!

— Pero Julie... —Nathan palidece— Observa la hora. Es tarde, por favor cálmate y hablemos.

— ¡Sínico! —Ella vuelve a gritar— Desaparece.

Nathan intenta acercarse para tratar de dialogar, pero Julie lo rebota y cuando ella alza la mano para volver a darle otra bofetada, el también alza la mano para protegerse el rostro y sin querer, la acerca demasiado al rostro de Julie, casi pegándole.

Él estuvo a punto de pegarle, y aunque en ese momento no lo hizo y tampoco fue su intención. Minutos después, cuando todo se descontrola al punto de locura, Nathan sí alzó la mano con toda la intención de pegarle de verdad.

Aunque, al ver el terror en el rostro de Julie, el se detuvo de inmediato y perplejo, se arrodilló rápidamente para pedirle perdón.

— Nena, perdóname. ¡No era mi intención!

— La única forma en la que pueda perdonarte lo que estuviste a punto de hacer, más lo que ya me hiciste, es largándote de mi casa. —Ella susurra sin más y se va de la casa antes de él hacerlo.

Lo hace para no verlo partir. Lo hace para no estar en la casa cuando él se esté yendo y para no llorar en su cara cuando la realidad le golpee en el corazón. No va a darle el gusto de verla llorar después de tal humillación.

Julie cierra los ojos ante el recuerdo y una lágrima recorre su mejilla derecha. Eliza nota su estado y aprieta su mano. Esa noche, ella corrió en busca de su amiga cuando Julie la llamó para pedirle ayuda. Ya que al salir tan deprisa de la casa, ella no se dió cuenta de hacia donde se dirigía.

Su estado de shock era tanto, que Julie caminó hasta la taberna de John, la cual está a casi tres kilómetros de su hogar. Lo que es mucho, si se considera el territorio de su distrito.

Este viaje podrá servirle para despejar su mente, alma y corazón, para poder sanar las inmensas heridas que su ahora ex novio le ha dejado. Es por eso que cuando Eliza le propuso que la acompañase en su viaje de trabajo, Julie no lo dudo ni un segundo.

Pero lo que la hermosa Julie no sabe, ni mucho menos imagina, es lo que le espera al nada más aterrizar en la hermosa Italia.

Su vida será, como nunca antes lo ha sido.

Porque todo cambiará, justo a partir de ese momento...

— Todo estará bien, amiga. ¡Ya lo verás! Nos divertiremos muchísimo y te haré olvidar todo lo vivido en casa.

Julie sonríe ante las palabras de su amiga, y al mirar por la ventana, su mirada se pierde en el hermoso paisaje que la recibe.

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