Tomando de su mano, Marcos finaliza el intenso momento y decide continuar el recorrido, ya habrá otra oportunidad para buscar el collar.O en definitiva, seguir haciendo de las suyas, alargar tal entrega.Alargar la situación.«Aún no es tiempo de volver a entregarte ese collar, Bellissima... Necesito más. Solo un poco más.» El beso de hace tan solo unos minutos atrás, tortura de manera sigilosa sin precedentes y a toda prisa, la mente y el corazón de Marcos.Algo sintió, algo que no puede explicar desde el primer instante en que ella se topó en su camino la tarde anterior en el aeropuerto. Tener el collar, rozarlo con la punta de sus dedos, sentirlo y saber su valor.Intensificó, todo.Tal vez esté loco, tal vez sea la desesperación, la presión por lo que está apunto de hacer en unas cuantas semanas que lo hacen sentir tal cosa.Pero no lo sabrá hasta que lo averigüe por sus propios medios.Y el reciente beso, es el inicio de ello.Pues Marcos, está decidido a saberlo. No importa cu
Dejando a Julie con cuidado en su asiento, Marcos se coloca rápidamente el cinturón después de ajustar el de ella y acelera su auto a todo lo que da.En ningún momento su mano suelta se la suya, no puede ni quiere hacerlo. Le gusta tocarla, sentirla. Sus dedos entre los suyos le hacen sentir vivo.Que no está solo. Que ya no está más solo.Sabe que esto no está bien, él lo sabe. Está a punto de casarse en unas pocas semanas, pero alejarse de Julie no es una opción que esté dispuesto hacer. Mucho menos ahora, que está a punto de confirmar si lo que siente por ella es real o producto de su estrés por lo que está a punto de vivir en el futuro.Estacionando frente a su hogar, Marcos deja de pensar en todo lo que le atormenta y de inmediato baja de su auto, lo rodea y en menos de un segundo le abre la puerta a Julie, quien no dura de pie ni dos instantes al Marcos cargarla y, luego subirla sobre su hombro izquierdo.—Ahhh… —Ella grita divertida por la impresión y se sostiene abrazando la
Acorralándola contra la pared del baño, Marcos la embiste con pasión mientras sujeta ambas manos por encima de su cabeza de la hermosa mujer que ahora tiene bajo su dominio, ella gime en respuesta al sentir sus embestidas con firmeza y se deja llevar por la pasión del momento.Sus besos, sus caricias la hacen enloquecer y un orgasmo sin igual la alcanza, mandando a Julie directo al cielo de la felicidad y complicidad.—Marcos… —Gime mientras siente como sus rodillas seden ante la fuerte sensación, pero él no la deja caer al sostenerla con fuerza por la cintura.—Te tengo, mi bella. —El susurra en su oído antes de sentir como el clímax ahora lo golpea con dureza.Treinta minutos después…Marcos lleva en brazos a Julie hasta la cama, donde la deja descansar mientras él prepara algo de cenar para ambos.No puede evitar sonreír ante lo ocurrido, ya que esto no estaba previsto al finalizar el recorrido. No fue algo planeado, simplemente ocurrió y él no puede estar más que satisfecho y feli
Caminando de regreso hacia la cama al finalizar la llamada, el toma asiento en el borde de la misma, cerca de Julie. La ve dormir por unos segundos y sonríe mientras le acaricia la mejilla con la yema de los dedos.«¿Aceptarías verme otra vez, Bellissima?»Suspirando, Marcos se da cuenta, que desde el momento en que fue en su búsqueda a la casa de hospedaje y durante todo el día que pasaron juntos, nadie más a existido para él. Todos sus problemas se fueron al vacío, estar con Julie, le hizo olvidar su miserable compromiso, su miserable vida en soledad.Ella comienza a removerse bajo su toque y sonríe al sentir como Marcos besa su cuello y le acaricia la parte baja de la espalda.—Hola… —Susurra soñolienta.—Hola, Bellissima. —El aspira el perfume de su cuerpo.La fragancia de jabón y del aceite aromático. Huele tan divino, huele a él.Y eso le encanta, porque le hace sentir que son uno solo.—¿Qué hora es?—La hora de irnos… —El susurra contra sus labios.Cuando Marcos alza la mirada
—¡Hellooooo! Aún estamos aquí. —Eliza chilla y Marcos por fin toma distancia de Julie.Cuando lo hace, la mirada de su mejor amigo es de confusión y reproche.Pero le importa muy poco lo que su amigo Luciano opine en estos momentos. Él no está en posición de juzgarlo y ya tendrá el momento de explicarle lo que está pasando.Aunque no es su deber. Pero lo hará, porque es su mejor amigo y también porque ante la sociedad tiene una fachada de compromiso que mantener.Entrelazando su mano con la de Julie, Marcos espeta mirando a Eliza:—Julie se quedará conmigo ésta noche. Solo te aviso, para que luego no llames a la policía.—¡Qué! —Eliza grita— ¿Es una broma verdad? —Ella divaga la mirada entre los tres, hasta que le sostiene la mirada a su mejor amiga— ¿Julie? ¿Tú no dirás nada al respecto?—Hmm… —Ella se traba y sonrojándose desvía la mirada.—¿No vas a decir nada? —Su amiga vuelve a preguntar.—Te lo estoy diciendo yo. —Marcos réplica y Eliza pone los ojos en blanco.—¡Cállate, Marcos
En el transcurso de la mañana, Marcos asiste a tres reuniones siendo la tercera, la más eterna para él. —El Fashion Weekend se aproxima en unos cuantos meses y debemos tener el margen de modelos suficientes para esta temporada, como ya han de saber. Será muy diferente a todas las anteriores, tenemos nuevos rostros en la industria, también en la agencia, rostros que debemos dar a conocer. Agregando, que la economía crece a nivel internacional y esto nos beneficiará… —Marcos deja de escuchar todo a su alrededor y puede sentir como si su alma saliese de su cuerpo, para tele transportarse hacia otra dimensión. Hacia su nueva dimensión de nombre y apellido. Julie Rossi. Una hermosa inglesa que ha llegado a su vida para ponerla al revés, de cabeza. Haciéndolo dudar de lo que está apunto de hacer en unas pocas semanas, pero de lo cual, ya no se puede deshacer. «¿Y si le mando un hermoso arreglo de flores para hacerla saber que la pienso? ¡No Marcos! Ya deja de jugar con fuego que te
• 13:00 PMTomando de su abrigo, Marcos se prepara para salir de la oficina cuando siente que abren la puerta e irrumpen en ella. Al girarse, ve a su mejor amigo Luciano entrar y caminar hacia su escritorio con evidente molestia.—¿Me puedes explicar lo que está pasando, por favor?Marcos deja escapar un suspiro y sentándose nuevamente en su asiento ejecutivo, se cruza de brazos para decir:—Estoy con Julie.Luciano resopla y girando de forma exasperada, lo enfrenta:—¿Pero cómo que estás con Julie? ¿Si te das cuenta que acabas de conocerla? ¡Te vas a casar en menos de tres semanas! —Grita eso último.«El momento ha llegado, es tiempo de decirle la verdad.» Cubriéndose el rostro con ambas manos, Marcos cierra los ojos y soltando el aire contenido, susurra:—Mi compromiso con Franchesca solo es una fachada, Luciano. Creí habértelo dicho...Este palidece y cayendo de culo sobre el sillón frente al escritorio de su amigo, espeta:—¿Cómo se te ocurre no contarme algo como eso? ¡Soy tu me
Temblorosa, Julie observa como los cuatro hombres que la siguieron e intentaron robarla, esperan por ella afuera, en la acera frente a la tienda.Tiene miedo, ya que ellos en cualquier momento pueden hacer lo mismo que ella, adentrarse al lugar y aparentar de que algo compraran cuando no es así, para luego atacarla.Ahora, se arrepiente una y mil veces de haber salido sola de la casa de hospedaje. Debió aceptar cuando el señor Fabricio, el taxista, se ofreció a esperarla, pero no.Por terca y para no disque dar molestias no aceptó su generosidad y lo dejó ir. Ahora esta sola, aterrada, en un país que no conoce, mucho menos la zona donde se encuentra.Del terror, hasta se olvidó en qué municipio de la ciudad se encuentra.Quizo salir para comprarle un detalle a Marcos antes de verlo, en agradecimiento por el hermoso gesto que tuvo hacia ella.Pero nunca imaginó que su vida estaría en peligro. Milán no parece una ciudad peligrosa, al contrario, aparenta ser igual de segura que Londres.