Capítulo 61. Desesperación.

El teléfono casi se deslizó de las manos de Belinda.

—¿Qué… qué dijiste? —susurró, sintiendo cómo la sangre abandonaba su rostro.

“El señor Fabio tuvo un accidente” repitió Luca, su voz grave “Está en la clínica San Viktor”.

Un zumbido sordo llenó los oídos de Belinda. Sintió el estómago revuelto y las manos frías como el mármol.

—¿Está… está vivo? —preguntó, con un hilo de voz.

“Sí, pero llegó en muy mal estado, no se sabe si pueda salir con vida de todo esto”.

Dejó caer el teléfono. Su corazón se detuvo por un segundo y luego, el miedo la golpeó con toda su intensidad.

Fabio.

Dios, no.

La respiración de Belinda se volvió errática. Sentía que su pecho se comprimía con cada palabra de Luca.

Un segundo. Solo un segundo antes de que todo su cuerpo entrara en movimiento.

Caminó por el apartamento sin rumbo, con la vista nublada por las lágrimas que aún no caían. Su mente procesaba lo que acababa de escuchar, pero no lograba asimilarlo.

Fabio estaba herido. Fabio estaba en peligro. Fabio
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