Bianca hizo el intento de calmar la ansiedad que veía en su novio, desde que Carmina salió de la oficina, Ricardo no tuvo paz en su mente, habían trasncurrido pocos minutos, y demasiadas cosas pasaron por la cabeza de Ricardo, el miedo se apoderó de su corazón y no soporto mas–tengo que ir a buscar a Carmina–dijo Ricardo apresurándose hasta la puerta, pero chocó de frente con su hija que volvía por él–papá, toma, es la abuela, quiere hablarte–dijo Carmina, el rostro de la adolescente, revelaba algo “ incertidumbre, Bianca sospechó que aquella llamada, tenía que ver algo con ella, y que Lorena ya había recibido, la citación para el juicio.Sin dudarlo, Ricardo tomó el teléfono de la mano de su hija, y salió, el resentimiento y la frustración, se apoderaron de él–que es lo que quieres Lorena, que pretendes con la llamada que le has hecho a mi hija–ha sido solo una advertencia –anunció la señora del otro lado–¡advertencia de que!, a mi no me amenazas, ya tuve suficiente de ellas–
Esas últimas palabras de Bianca, se quedaron resonando en los oidos de Ricardo “ lo nuestro debe terminar aca” ella permanecía de espalda hacia él, mientras Ricardo se había quedado sentado con la cabeza gacha, pensando que otra cosa decir, ante un hecho que era evidente, la mujer que él aprendió a amar, pese a las incertidumbres de su antiguo matrimonio, lo estaba dejando. Bianca estaba deshecha por dentro, aunque parecía todo lo contrario, sus palabras sonaron crueles, pero de espaldas ante él esa mañana, sus ojos se habian llenado de lágrimas, ella estaba sufriendo también, debía dejar a Ricardo atrás, para seguir adelante en la búsqueda de su hija, y todavía no podía revelarselo, aunque quería hacerlo.–Entonces, ¿me estas dejando? –anunció él desde allí–no lo veas de esa manera–y como es entonces, a ver, explícamelo tu–al mudarme a Florencia, dejé muchas cosas pendientes en Venecia, y debo ir a atenderlas, eso es todo–y por eso terminas conmigo, si sabes que para mi, la d
Ricardo notó una sola cosa al parecer, la frialdad con la que Bianca decía las cosas,le hicieron parecer que ella verdaderamente nunca lo quiso, Ricardo abordó a Bianca por detrás, ella seguía sin querer darla la cara –entonces, quiere decir que lo nuestro no significó nada para ti –Ricardo yo te amo –pero decides dejarme, eh, valla forma de amar –lo hago por una razón mas fuerte –Que puede ser más fuerte que lo que sentimos el uno por el otro–Ricardo tomó el brazo derecho de su novia y la haló hasta él, Bianca sentía que su corazón se le iba a salir por la boca, Ricardo volvió a tener cerca de el, aquel cuello delicado y con el mas rico de los olores, ella forcejeaba para salir de sus brazos, pero él la rodeó con su cuerpo sometiéndola hasta la pared y la besó. Bianca intentó poner todas sus fuerzas para salir de aquellos brazos, pero poco a poco se dejó llevar, hasta que no se resistió mas, y la mesa de su escritorio quedó chica para lo que vino después Una vez mas, Bianca y
Bianca se había quedado ahí, en medio de la oficina, viendo como se alejaban Carmina y Ricardo, el dolor que sintió Bianca en ese momento fue tan fuerte, que percibió como su garganta se cerraba y en su estómago sintió unas punzadas aguadas que la hizo retorcerse del dolor, volvió hasta dentro de su despacho, cayó al piso de rodillas recostada de la mesa de su escritorio y lloró, lloro de amargura, poque estaba alejando a las dos personas que mas amaba en ese mundo, despues de su hija perdida, Ricardo y Carmina, se habían convertido en parte vital para ella, pero los designios de la vida, y el futuro que le aguardaba a aquella mujer en Venecia, le exigian romper todo lazo afectivo con la única familia que la acogió sin pretesto.Arrastrandose de tristeza, mientras mantenía la puerta cerrada de su oficina, vio la foto de su madre tirada en la mesa, era una de las cosas mas valiosas que le quedaban de sus recuerdos, alzó su mirada y su mano derecha hasta el objeto y lo atrajo hasta el
Ricardo y Carmina no estaban Visibles, Bianca miró su reloj, eran mas de las ocho de la noche, alcanzó a ver al mayordomo en los pasillos corriendo de un lado a otro como hacía siempre–señorita Bianca, buenas noches, se queda usted para la cena–pregunto el señor–no Alfred, muy amable de tu parte pero ya me estoy yendo, ¿has visto a Ricardo y a Carmina?–no señorita, aun no han bajado a cenar, su madre me envio a buscarlos–ah gracias–hasta luego–dijo el mayordomo y se retiróBianca estaba de espalda al pasillo que daba a las habitaciones de Carmina y Ricardo, ella estaba delimitando en su cabeza qué hacer, si ir detrás de ellos o irse de una vez por todas de la esa mansión–Entonces no te quedas a cenar–dijo Esthela apareciendo por detrás de ella–oh Esthela, no sabía que estabas detrás de mi–acabo de llegar, pero el mayordomo me avisó que no te quedarás–es cierto, debo volver a mi departamento–y, eso tiene que ver algo con nuestra charla de hoy–no, es una decision mía, debo vo
Ricardo había demostrado enteresa y coraje ante el ultimo vistazo que se dio con Bianca antes de ella partir, incluso, no volteó a mirarla cuando salió por la puerta, sus últimas palabras hacia ella fueron escasas “buen viaje”Pero estando dentro de la casa, esa noche, no quiso cenar, pidó al mayordomo que le enviara la cena a su hija como había pedido ella, pero él se despidió de su madre temprano y se fue–¿a donde vas hijo? entonces cenaré sola esta noche, ni tu ni Carmina me acompañaran–dijo su madre al verlo despedirse–lo siento mamá, es que con esto de la renuncia de Bianca, tengo que organizar mi trabajo, además, mi estómago este revuelto, no tengo ganas de comer,pero estaré bien, no te preocupe–añadió delante de su madre, Esthela lo vio darse la vuelta y lo dejo ir sin insistirle para que se quedara, aunque ella sabía que por dentro su hijo estaba sufriendo, aunque por fuera aparentaba todo lo contrario.Ricardo no sabía a donde ir, pues cada rincón de aquella casona, guardab
El ruido y los destrozos en el segundo piso de la casa, llegaron hasta abajo, Esthela se imaginaba lo que podía estar pasando, quiso mantenerse distante, pero su corazón de madre se lo impidió, lo único que le había pedido a Bianca, era que cuidara a su hijo, pero sin embargo, lo habia abandondo aquella noche, sumiendolo en una tristeza, que para Esthela, era imposible ignorarCarmina ya estaba dormida, había comido muy poco esa noche, ella tambien estaba sufriendo el abandono de Bianca, pero lo atravesaba de otra manera. Esthela subió las escaleras rápidamente, su hijo estaba destrozando su propia oficina, y ella necesitaba pararlo. Ricardo no solia manifestar ese tipo de actitud, pero esa noche, se había salido de control–hijo, ábreme la puerta por favor–sugirió Esthela, parada afuera, tocando insitentemente la puerta, pero no recibió respuestas por parte de su hijo, sin embargo, siguió escuchando los ruidos detrás de la puerta de las cosas que caían al piso, o revotaban sobre la
Mientras Ricardo pensaba como hallar la manera de equlibrar las cosas que estaba viviendo en su presente con la de su pasado, su madre insistía, en que no alargara mas, el secreto que ellos le habían ocultado por años a Carmina.Gran parte de ese misterio, sin él saberlo, estaban ligadas a los acontecimientos que les estaban sucediendo, y en todas ellas, estaba metida la mano de Lorena–En qué piensas hijo, te quedarás acá llorando tu pena, o enfrentarás esta situación con alturaEsthela intentaba darle ánimo a Ricardo, había sufrido demasiado por amor, y ella sentía que no se lo merecía–no te preocupes mamá, mañana estaré bien, he estado pensando en investigar, porqué Lorena odia tanto a Bianca–ah, te parece poco, era la hija bastarda de su difunto esposo, eso te dice todo–si, pero hay algo mas que no me cierra–Basta Ricardo, es que no puedo creer que estes pensando en Bianca, despues de todo esto –Esthela se levantó del sofá, caminó despacio entre los escombros intentando no c