Ricardo notó una sola cosa al parecer, la frialdad con la que Bianca decía las cosas,le hicieron parecer que ella verdaderamente nunca lo quiso, Ricardo abordó a Bianca por detrás, ella seguía sin querer darla la cara –entonces, quiere decir que lo nuestro no significó nada para ti –Ricardo yo te amo –pero decides dejarme, eh, valla forma de amar –lo hago por una razón mas fuerte –Que puede ser más fuerte que lo que sentimos el uno por el otro–Ricardo tomó el brazo derecho de su novia y la haló hasta él, Bianca sentía que su corazón se le iba a salir por la boca, Ricardo volvió a tener cerca de el, aquel cuello delicado y con el mas rico de los olores, ella forcejeaba para salir de sus brazos, pero él la rodeó con su cuerpo sometiéndola hasta la pared y la besó. Bianca intentó poner todas sus fuerzas para salir de aquellos brazos, pero poco a poco se dejó llevar, hasta que no se resistió mas, y la mesa de su escritorio quedó chica para lo que vino después Una vez mas, Bianca y
Bianca se había quedado ahí, en medio de la oficina, viendo como se alejaban Carmina y Ricardo, el dolor que sintió Bianca en ese momento fue tan fuerte, que percibió como su garganta se cerraba y en su estómago sintió unas punzadas aguadas que la hizo retorcerse del dolor, volvió hasta dentro de su despacho, cayó al piso de rodillas recostada de la mesa de su escritorio y lloró, lloro de amargura, poque estaba alejando a las dos personas que mas amaba en ese mundo, despues de su hija perdida, Ricardo y Carmina, se habían convertido en parte vital para ella, pero los designios de la vida, y el futuro que le aguardaba a aquella mujer en Venecia, le exigian romper todo lazo afectivo con la única familia que la acogió sin pretesto.Arrastrandose de tristeza, mientras mantenía la puerta cerrada de su oficina, vio la foto de su madre tirada en la mesa, era una de las cosas mas valiosas que le quedaban de sus recuerdos, alzó su mirada y su mano derecha hasta el objeto y lo atrajo hasta el
Ricardo y Carmina no estaban Visibles, Bianca miró su reloj, eran mas de las ocho de la noche, alcanzó a ver al mayordomo en los pasillos corriendo de un lado a otro como hacía siempre–señorita Bianca, buenas noches, se queda usted para la cena–pregunto el señor–no Alfred, muy amable de tu parte pero ya me estoy yendo, ¿has visto a Ricardo y a Carmina?–no señorita, aun no han bajado a cenar, su madre me envio a buscarlos–ah gracias–hasta luego–dijo el mayordomo y se retiróBianca estaba de espalda al pasillo que daba a las habitaciones de Carmina y Ricardo, ella estaba delimitando en su cabeza qué hacer, si ir detrás de ellos o irse de una vez por todas de la esa mansión–Entonces no te quedas a cenar–dijo Esthela apareciendo por detrás de ella–oh Esthela, no sabía que estabas detrás de mi–acabo de llegar, pero el mayordomo me avisó que no te quedarás–es cierto, debo volver a mi departamento–y, eso tiene que ver algo con nuestra charla de hoy–no, es una decision mía, debo vo
Ricardo había demostrado enteresa y coraje ante el ultimo vistazo que se dio con Bianca antes de ella partir, incluso, no volteó a mirarla cuando salió por la puerta, sus últimas palabras hacia ella fueron escasas “buen viaje”Pero estando dentro de la casa, esa noche, no quiso cenar, pidó al mayordomo que le enviara la cena a su hija como había pedido ella, pero él se despidió de su madre temprano y se fue–¿a donde vas hijo? entonces cenaré sola esta noche, ni tu ni Carmina me acompañaran–dijo su madre al verlo despedirse–lo siento mamá, es que con esto de la renuncia de Bianca, tengo que organizar mi trabajo, además, mi estómago este revuelto, no tengo ganas de comer,pero estaré bien, no te preocupe–añadió delante de su madre, Esthela lo vio darse la vuelta y lo dejo ir sin insistirle para que se quedara, aunque ella sabía que por dentro su hijo estaba sufriendo, aunque por fuera aparentaba todo lo contrario.Ricardo no sabía a donde ir, pues cada rincón de aquella casona, guardab
El ruido y los destrozos en el segundo piso de la casa, llegaron hasta abajo, Esthela se imaginaba lo que podía estar pasando, quiso mantenerse distante, pero su corazón de madre se lo impidió, lo único que le había pedido a Bianca, era que cuidara a su hijo, pero sin embargo, lo habia abandondo aquella noche, sumiendolo en una tristeza, que para Esthela, era imposible ignorarCarmina ya estaba dormida, había comido muy poco esa noche, ella tambien estaba sufriendo el abandono de Bianca, pero lo atravesaba de otra manera. Esthela subió las escaleras rápidamente, su hijo estaba destrozando su propia oficina, y ella necesitaba pararlo. Ricardo no solia manifestar ese tipo de actitud, pero esa noche, se había salido de control–hijo, ábreme la puerta por favor–sugirió Esthela, parada afuera, tocando insitentemente la puerta, pero no recibió respuestas por parte de su hijo, sin embargo, siguió escuchando los ruidos detrás de la puerta de las cosas que caían al piso, o revotaban sobre la
Mientras Ricardo pensaba como hallar la manera de equlibrar las cosas que estaba viviendo en su presente con la de su pasado, su madre insistía, en que no alargara mas, el secreto que ellos le habían ocultado por años a Carmina.Gran parte de ese misterio, sin él saberlo, estaban ligadas a los acontecimientos que les estaban sucediendo, y en todas ellas, estaba metida la mano de Lorena–En qué piensas hijo, te quedarás acá llorando tu pena, o enfrentarás esta situación con alturaEsthela intentaba darle ánimo a Ricardo, había sufrido demasiado por amor, y ella sentía que no se lo merecía–no te preocupes mamá, mañana estaré bien, he estado pensando en investigar, porqué Lorena odia tanto a Bianca–ah, te parece poco, era la hija bastarda de su difunto esposo, eso te dice todo–si, pero hay algo mas que no me cierra–Basta Ricardo, es que no puedo creer que estes pensando en Bianca, despues de todo esto –Esthela se levantó del sofá, caminó despacio entre los escombros intentando no c
Una semana mas tardeRicardo decidió continuar con su vida y su trabajo después de la partida de Bianca, esa noche de la despedida, fue el único día en el que se permitió llorar algunas lágrimas.Habia pasado mas de una semana de la ausencia de Bianca, las remodelaciones de su nuevo hotel siguieron su curso, sus sentimientos por Bianca no habían desaparecido, pero Ricardo se dedicó tanto a su trabajo, que su pesar, había quedado postergadoCarmina aun estaba muy resentida con la partida de Bianca, Bianca la llamó varias veces despues de haberse instalado en Venecia, pero Carmina había rechazado todas sus llamadas–Hola hija como estas–preguntó Ricardo una tarde, cuando ella se le apareció de repente en su oficina, después de llegar de la escuela–bien papá, ¿puedo pasar?–claro, adelante pequeña–estas muy ocupado–un poco, afanado con lo del nuevo edificio, pero para ti tengo todo el tiempo, ¿que necesitas?–es que esta noche, Silvia me invitó a una pijamada, y quiero saber si pued
–Ay amigo y de que manera, si para eso, deberas nacer de nuevo y yo no tengo ese poder–sostuvo ella con una sonrisa Norma siempre le reclamó a Ricardo, que tenía un iman para arrastrar a las mujeres menos indicadas –y, ¿qué pasó con el trabajo que estaban haciendo tu y Bianca en el hotel? –pues sigue en pie –y cómo –es que dejó todo organizado, su equipo de trabajo se encargó de eso, ella ha dejado los diseños, creo que, también, les propuso reunirse por medio de una video llamada –y donde esta ella? –me dijo que volvería a Venecia –ah, mira que cosa, ha vuelto a mi ciudad, pero, si estas por preguntarme si la he visto, no, aun no nos hemos visto la cara–añadió antes de que su amigo la interrogase Ricardo sabía que Bianca nunca fue bien vista ante los ojos de su amiga, el no lo tuvo que adivinar, ella misma se lo habia dejado claro –yo te lo dije Ricardo, Bianca nunca me agradó,hay algo en ella que no me termina de cerrar, pero, yo no estoy aquí para hablar de ella, vine a