¡Al fin!
Resoplé en mi mente. Pensando que hoy sería el día. El momento en que Marcos me propondría vivir juntos. No me interesaba el matrimonio pero, no en este instante pero sí compartir un apartamento.
Por su trabajo él se mantenía lejos de la ciudad, pero me dio la buena noticia que ahora viviría en la ciudad. Así que lo que esperaba es que me sugiriera una vida juntos.
Nunca me enamoré de un hombre, como lo estaba con Marcos. Era un hombre de cuarenta y cinco años, elegante y sabia como tratar a una mujer, me enamoré como loca.
—La próxima semana será la mudanza. —Habló de pronto.
—Estoy emocionada porque podremos vernos todos los días.
Era un suplicio para mi, tener que esperar días para verlo.
—Dorothy… —me tomó de las manos—. Tú sabes que te amo, desde el día que nos conocimos, algo dentro de mí me indicó que eras la mujer indicada.
—Cariño, también te amo.
—Duty…—así es como Marcos me trataba de manera cariñosa—. Estoy casado.
Mi mundo se paralizó en ese momento. Sentí un calor por todo mi cuerpo, al mismo tiempo que me mareaba.
—¿Estás… estás bromeando? —titubeé
—En serio lo lamento, pero yo te amo. No quiero terminar, tu eres única, eres la mujer que amo y quisiera abandonar a mi esposa para quedarme a tu lado, pero en estos momentos no puedo hacerlo… Duty.
Apreté mis manos. Me sentía tan impotente en estos momentos. Mi corazón dolía. ¿Por qué Marcos? Cuando pensé que había encontrado al hombre indicado.
Me daba esta noticia cuando estaba con el alma tatuada con su nombre y mi corazón entregado por completo, decidía contarme la verdad. Me sentía incapaz de dejarlo y me arrepentía de haberlo conocido en aquel bar, cuando me defendió de un patán.
Me arrepentí de tantas cosas en ese momento, pero era demasiado tarde. No podía imaginar una vida sin él.
—Te amo, Duty. —susurró en mi oído.—Te amo, cariño. Marcos se despidió con un beso apasionado y salió de la habitación. Venía a visitarme casi todas las noches, pero como todas esas noches hoy también tenía que irse.Toqué bajo la sábana y encontré su billetera. Me levanté de prisa, me puse una camisa y salí corriendo para alcanzarlo.Aún se encontraba en la sala, estaba recogiendo sus cosas mientras hablaba por teléfono.—Sí, cariño, en pocos minutos llegaré a casa. —hablaba con su esposa—. Me atrasé en una de las reuniones, pero estoy cerca, llegaré pronto… también te quiero.No iba a negar que escuchar, que hablas de esa manera, me dolía. Pero yo lo elegí, en verdad amaba a Marcos.Él se giró y se dio cuenta de que estaba parada detrás de él. Guardó su teléfono de inmediato.—Duty, amor…—Dejaste tu billetera. —intervine antes de que intentara darme una explicación.Dio dos pasos hasta quedar frente a mí—Te amo, lo sabes bien. —pasó su mano por mi cabello y besó mi frente—. Nos
—Hola amiga, llevo todo el día tratando de contactar contigo. —habló Ana. Hoy teníamos el mismo turno en el hospital que iniciaba a las seis de la tarde. Desde ayer no tenía contacto con ella o Francis, quien por cierto estuvo llamando todo el día. Pero me limité a ignorar sus llamadas y bloquearlo.—Estuve haciendo muchas cosas y tuve tiempo de atender mi teléfono.En realidad pase todo el día en mi apartamento. Recibí una llamada de Marcos y escuchar su voz me dio la paz que necesitaba.—De seguro fue tu novio quien te robó todo el día.Ana sabía de la existencia de mi novio, pero no que esté estuviera casado. No tenía el valor para decírselo.—Él está de viaje. Pero cuéntame, ¿Qué tal te fue con el abogado? —¡De maravilla! El idiota estaba casado y solo quería una noche de aventura conmigo. —¿No entiendo? —Me llevó al apartamento de su amigo para ocultar el hecho de que estaba casado. Pero su amigo llegó a tiempo. Él es un hombre soltero y después de sacar a su amigo, me invitó
—¡Mi amor! —salté sobre Marcos. Estaba de regreso. Fueron solo tres días, pero sentí una eternidad. Marcos me besó con desesperación y deseo. —Te extrañé Duty. Fuimos a mi habitación y en pocos minutos ambos nos encontrábamos desnudos y haciendo el amor. »Te amo tanto. —susurró en mi oído. Nos quedamos abrazados en la cama. Mi espalda chocaba con su pecho. Aunque quería responderle de la misma manera, no me sentía con los ánimos decir algo. —¿Qué pasa cariño? —preguntó. —Estoy cansado de esto Marcos. —Me senté en la cama. —Duty… amor. Hago lo posible para verte el mayor tiempo. —No me refiero a eso. Estoy cansada de despertar y encontrar el lado de tu cama vacío. Ver cómo cada noche que vienes me llevas a la cama y después te vas. No podemos ir al cine o de compras. Platicar sobre nuestro futuro. —¡Hey Duty! Tranquila cariño. —Marcos se acercó y besó mi hombro—. Pronto podremos hacer todas esas cosas. La próxima vez que nos veamos traeré buenas noticias. En verdad te amo, no
¡Riiing! ¡Riiing! ¡Riiing! La alarma de mi teléfono me despertó de pronto. Eran las seis de la mañana, mi turno en el hospital era a las ocho. Marc❤️ Buenos día amor, suerte en tu día. Recibí un mensaje de Marcos. Cada mañana recibía uno de su parte, enviándome los buenos días. Duty Feliz día, amor. Preparé mi desayuno, tomé un baño y después conduje hasta el hospital. Hoy teníamos el mismo turno con Ana y estaba segura de que iba a contarme sobre su nuevo amigo.—¡Dory! ¡Dory! ¡Amiga, tengo tantas cosas para contarte!Se los dije, Ana iba a contarme los detalles de su nuevo amigo.—Ayer no me presentaste a tu amigo. —mencioné.—Lo siento, estaba preocupada por su amigo que olvidé por completo presentártelo. —¿Cuál es el nombre del galán que ya te robó el corazón? —pregunté. Mi amiga tenía el defecto de enamorarse rápidamente de un hombre, pero con esa facilidad también podía olvidarlo.—Su nombre es Darío, es abogado y tiene su propio bufete, está soltero, no tiene hij
Mi corazón latía de manera frenética e incluso me sorprendía que estuviera latiendo y que estuviera sentada y no en el suelo. —Mi esposo y yo estamos felices de tenerlos a todos aquí, compartiendo nuestra felicidad. —Esta ocasión fue la esposa de Marcos quien tomó el micrófono. Ella se veía tan feliz a su lado. Le entregó el micrófono. —Estamos celebrando veinte años y vamos por otros veinte más. —dijo con tono de broma. Todos empezaron aplaudir, pero para mí era como si golpearan mi cabeza con cientos de martillos. —Te amo, cariño. —¡Hermano, hermanito! —gritaron cerca de mi oído. Miré a mi lado, Sara la hija de Marcos, abrazaba con cariño a David. Pero eso no era mi asombro, sino la manera en que se refería a él ¿Hermano? —Hola, chiquis ¿Cómo estás? —Feliz por esta gran fiesta, creí que no vendrías. —No quería hacerlo, pero tuve un motivo especial para estar aquí. —David me miró. —¡Uuuuu! ¿Es tu novia? —inquirió. —Bueno…—No, no soy su novia. Me puse de pie y caminé depris
—Gracias Doctor. —Esta vez te libraste, pero ten cuidado, no debes cruzar las carreteras sin mirar a los lados. —Fue un gran error mío, prometo que no va a volver a suceder. Fue una tontería de mi parte, pero en estos momentos lo más me dolía era mi corazón y no los golpes físicos. Mi conversación con David fue interrumpida por el médico, me llevaron para los exámenes y gracias a Dios, todo estaba bien. —Ya te puedes ir a casa, solo tomarás algunos analgésicos y reposo. —Está bien. David seguía en el hospital, esperando una respuesta ante su propuesta. De alguna manera tenía que escapar de él. —¡Dory! ¿Es cierto? —Francis apareció en el momento indicado—. ¿Qué fue lo que te pasó? —preguntó. Al mismo tiempo que me observaba. —Ya me conoces, a veces soy distraída. Crucé sin mirar a los lados y un conductor me atropelló con su vehículo. —¿Fuiste tú? —acusó a David. —Él no fue Francis, solo me ayudó a traerme al hospital. David miraba de manera atenta a Francis, estaba segura
Me encontraba en un restaurante elegante, de esos en donde los platillos son carísimos y solo te sirven una muestra de comida, la cual no llena ni la cuarta parte del estómago. Todos aquí estaban vestidos con ropas finas y sofisticadas. Entre tanto yo me encontraba con ropa sencilla, jean y una chaqueta. Estaba totalmente descolocada. Hasta los meseros estaban mejor vestidos. Y estando aquí, en este sitio tan lujoso, me di cuenta de que esto que hacía era una locura. No conocía el plan de David, pero fuera lo que fuera, tenía un mal presentimiento. —Hola Dory. —David hizo su aparición en el restaurante. Me sentí aliviada al verlo con ropa informal, playera y jeans. Ya éramos dos vestidos de manera normal. —¿Por qué me invitaste a un sitio como este? —Buenas noches, David, ¿cómo estás?...Bien, bien, bien. —se respondió a sí mismo. —No sé por qué acepté venir aquí. Me levanté de la silla intentando irme de este restaurante, en definitiva esto era una mala idea. David me tomó del
Marcos estaba aquí en el restaurante y me encontraba en la misma mesa con su familia. David era un vil traicionero, me trajo con engaños y solo era para dejarme en ridículo. De seguro, al venir Marcos iba a decirle a todas que yo era la amante. Todo fue una trampa. —Nosotros nos vamos —habló David, poniéndose de pie. —Pero, espera. Tu padre está aquí. —No es el momento de hablar con él. Vamos Dory. —Extendió su mano y no dude en tomarla—. Me saludan a Marcos Santana —mencionó David. —Gusto en conocerlas. —exclamé. Salimos del restaurante y David pidió su auto. Esperamos un minuto que para mí pareció una hora. Tenía miedo de encontrarme con Marcos en este restaurante. Llevaron el auto y fui la primera en subir. David fue el siguiente, aceleró y nos alejamos del restaurante. Condujo por varias cuadras. —¡Estaciónate! —¿Qué? —¡Estaciónate, David! —ordené. Buscó un sitio para estacionarse y apagó el auto. Quité mi cinturón de seguridad. »¡Eres un imbécil! —grité y empecé a golp