Me encontraba en un restaurante elegante, de esos en donde los platillos son carísimos y solo te sirven una muestra de comida, la cual no llena ni la cuarta parte del estómago. Todos aquí estaban vestidos con ropas finas y sofisticadas. Entre tanto yo me encontraba con ropa sencilla, jean y una chaqueta. Estaba totalmente descolocada. Hasta los meseros estaban mejor vestidos. Y estando aquí, en este sitio tan lujoso, me di cuenta de que esto que hacía era una locura. No conocía el plan de David, pero fuera lo que fuera, tenía un mal presentimiento. —Hola Dory. —David hizo su aparición en el restaurante. Me sentí aliviada al verlo con ropa informal, playera y jeans. Ya éramos dos vestidos de manera normal. —¿Por qué me invitaste a un sitio como este? —Buenas noches, David, ¿cómo estás?...Bien, bien, bien. —se respondió a sí mismo. —No sé por qué acepté venir aquí. Me levanté de la silla intentando irme de este restaurante, en definitiva esto era una mala idea. David me tomó del
Marcos estaba aquí en el restaurante y me encontraba en la misma mesa con su familia. David era un vil traicionero, me trajo con engaños y solo era para dejarme en ridículo. De seguro, al venir Marcos iba a decirle a todas que yo era la amante. Todo fue una trampa. —Nosotros nos vamos —habló David, poniéndose de pie. —Pero, espera. Tu padre está aquí. —No es el momento de hablar con él. Vamos Dory. —Extendió su mano y no dude en tomarla—. Me saludan a Marcos Santana —mencionó David. —Gusto en conocerlas. —exclamé. Salimos del restaurante y David pidió su auto. Esperamos un minuto que para mí pareció una hora. Tenía miedo de encontrarme con Marcos en este restaurante. Llevaron el auto y fui la primera en subir. David fue el siguiente, aceleró y nos alejamos del restaurante. Condujo por varias cuadras. —¡Estaciónate! —¿Qué? —¡Estaciónate, David! —ordené. Buscó un sitio para estacionarse y apagó el auto. Quité mi cinturón de seguridad. »¡Eres un imbécil! —grité y empecé a golp
Llevaba una semana sin tener noticias de Marcos y mucho menos de David. Y sinceramente había sido la semana más tranquila, incluso en el hospital. —¿Cómo van las cosas con Dario? —pregunté a Ana. Mi amiga estaba muy ilusionada con el amigo de David. Ya habían tenido un par de salidas más y todo se estaba poniendo mucho más serio. No quería que mi amiga se ilusionara, para que después la abandonara. Vi a mi amiga llorando muchas veces por las decepciones amorosas. —Él es el indicado, esta vez sí estoy segura. —Te deseo lo mejor amiga. —Por cierto. El amigo de Darío es muy guapo, pensé que ustedes, bueno… pero tú tienes novio.—Ya terminé con mi novio —declaré.—¿En serio? Me alegra, nunca me lo presentaste, pero me alegra que hayas terminado esa relación extraña. Significa que estás libre, podemos salir a citas los cuatro —dijo emocionada mi amiga.—No quiero saber nada del amor en estos momentos, me encuentro muy bien sola.—Emergencia en la sala cuatro.Anunciaron por las bocinas
Llevé a Sara a la casa. Que bueno que había limpiado estos días mi apartamento de todo lo relacionado con Marcos. Le preparé un desayuno sencillo y preparé un platillo igual para mí. —Muchas gracias Dory, eres increíble. —Es solo un desayuno. —No me refiero a eso. Si no por todo lo que has hecho por mí. Desde ayer te has convertido en mi ángel y eso que solo me has visto una sola ocasión. Lo que ella no sabía es que la conocía más de lo que ella pensaba.—Sara, le pedí a tu hermano que viniera al apartamento. —¿Para qué? —Tienes que regresar a tu casa y yo no puedo irte a dejar. Si David viene le diré que sufriste una intoxicación alimenticia. No sabrá la verdad. —Gracias Dory, sigues siendo mi ángel. Ahora entiendo por qué mi hermano está loquito por ti. —¿De qué estás hablando? —Estos días mi hermano no ha parado de hablar de una mujer maravillosa que conoció. Y estoy segura de que se refiere a ti. Mis padres ya quieren conocerte.—Por cierto, ¿Tu hermano a que se dedica?
—Hola Dory… Ha pasado mucho tiempo desde nuestra última conversación. —¿Cuándo te comportaste como patán? —Mi turno estaba por terminar en el hospital, incluso tenía un poco de prisa, puesto que hoy David me llevaría a la casa de sus padres. No podía negar que me sentía un poco nerviosa, no sabía cuál iba a ser la reacción de Marcos al verme con su hijo. Estábamos jugando con fuego, pero iba a ser un riesgo que íbamos a tomar. —Ya me disculpé por eso docenas de veces y ya te expliqué mis razones por actuar de esa manera. Soy tu amigo, solo quiero protegerte y que entres en razón. —Eso ya terminó Francis —hablé—. Ya no estoy más con ese hombre. —¿En serio? Me alegro por ti, mereces algo mejor. —Lo sé Francis, eso finalizó.—Entonces, ¿qué te parece si salimos a comer algo esta noche? —Gracias por la invitación, pero ya tengo un compromiso eta noche. Pero el fin de semana podemos tener una salida de amigos junto con Ana. Vi su cara de decepción. Sé que Francis sentía algo especia
tres…dos…uno…—Tengo que irme. —me levanté de la mesa. —Pero sí, la estamos pasando bien. —Tú te la estas pasando bien, a mí me has ignorado toda la noche. —Dony. —No soy Dony, soy Dorothy. Nos acabamos de conocer y ya olvidaste mi nombre. —Soy muy malo con eso de recordar nombres. Pero un cuerpo no puedo olvidarlo y el tuyo se ve muy muy bueno. Se acercó y me acorraló contra la pared. —¡Muévete estúpido! —No vas a dejarme con las ganas. Lo empujé con todas mis fuerzas. Lo alejé por unos segundos, pero me tomó de los brazos y me abalanzó contra la pared. Arrancó los primeros botones de mi camisa. Mis gritos de ayuda no los podía escuchar nadie debido al fuerte sonido de la música. —¡Suéltala imbécil! Ahí estaba mi salvador. Con traje y zapatos elegantes. Era tan guapo que su rostro parecía ser tallado por los mejores escultores. Sus ojos son verdes como las esmeraldas. Cupido, me flecho en ese momento. —Dory, él es mi esposo Marcos. —Habló Adriana. La cara de Marcos era
—¡Dory! ¡Dory! —Si…si ¿qué pasa?—¿Qué te pasa a ti? Has estado distraída toda la mañana —recriminó Ana. Hoy no era mi día. Desde la mañana el turno fue muy complicado y no podía concentrarme debido a lo sucedido anoche. La cena, la presencia de Marcos, el beso con David. Fue mucho para mí en tan poco tiempo y mi mente aún lo procesaba. Sin embargo; ver la cara de Marcos después del beso fue enigmática y no cambiaría ese momento por nada. Después subimos a su auto y el camino fue totalmente callado. Nos despedimos con un “Feliz noche” y eso fue todo. —No estoy bien, Ana. Solo quisiera unas vacaciones de hibernación y dormir como un oso. —Creí que llevabas una buena vida, ¿qué te pasa? ¿Es por tu ex? —inquirió. —Nuestro rompimiento fue algo que me afectó muchísimo. No quiero saber nada de él o del amor en estos momentos. —Amiga, no hay tiempo para lamentaciones. Ya vendrá el hombre correcto para tu vida. Pero mientras eso sucede, comparte con tus amigos. Podrías llevar a tu mej
David A las ocho paso por ti. Dory Está bien.El día de ayer David llegó a mi apartamento para invitarme a la fiesta de cumpleaños de Sara, la cual sería hoy en la noche.Él se dio cuenta de que su papá salió de mi apartamento y le preocupó el hecho de que me hubiera lastimado físicamente, pero había sido mucho peor. Marcos destrozó mi corazón, pero iba a cobrarme cada una de las lágrimas que derramé por su culpa.—Ana, necesito de tu ayuda. —hablé.—Dime, ¿qué necesitas? —Un vestido muy elegante, pero sexi a la vez. —¿Qué estás tramando, amiga? —Tengo una cita especial y quiero verme bella. —Quería demostrarle a Marcos de lo que se había perdido, al despreciarme y engañarme de la peor manera. Estaba decidida a que se arrepintiera de su decisión y que viniera a arrastrarse como la víbora que es. —Mmmm, tengo una fiesta esta noche. Darío me invitó para la fiesta de la hermana de David. ¿Vas a la misma fiesta