Llevaba una semana sin tener noticias de Marcos y mucho menos de David. Y sinceramente había sido la semana más tranquila, incluso en el hospital. —¿Cómo van las cosas con Dario? —pregunté a Ana. Mi amiga estaba muy ilusionada con el amigo de David. Ya habían tenido un par de salidas más y todo se estaba poniendo mucho más serio. No quería que mi amiga se ilusionara, para que después la abandonara. Vi a mi amiga llorando muchas veces por las decepciones amorosas. —Él es el indicado, esta vez sí estoy segura. —Te deseo lo mejor amiga. —Por cierto. El amigo de Darío es muy guapo, pensé que ustedes, bueno… pero tú tienes novio.—Ya terminé con mi novio —declaré.—¿En serio? Me alegra, nunca me lo presentaste, pero me alegra que hayas terminado esa relación extraña. Significa que estás libre, podemos salir a citas los cuatro —dijo emocionada mi amiga.—No quiero saber nada del amor en estos momentos, me encuentro muy bien sola.—Emergencia en la sala cuatro.Anunciaron por las bocinas
Llevé a Sara a la casa. Que bueno que había limpiado estos días mi apartamento de todo lo relacionado con Marcos. Le preparé un desayuno sencillo y preparé un platillo igual para mí. —Muchas gracias Dory, eres increíble. —Es solo un desayuno. —No me refiero a eso. Si no por todo lo que has hecho por mí. Desde ayer te has convertido en mi ángel y eso que solo me has visto una sola ocasión. Lo que ella no sabía es que la conocía más de lo que ella pensaba.—Sara, le pedí a tu hermano que viniera al apartamento. —¿Para qué? —Tienes que regresar a tu casa y yo no puedo irte a dejar. Si David viene le diré que sufriste una intoxicación alimenticia. No sabrá la verdad. —Gracias Dory, sigues siendo mi ángel. Ahora entiendo por qué mi hermano está loquito por ti. —¿De qué estás hablando? —Estos días mi hermano no ha parado de hablar de una mujer maravillosa que conoció. Y estoy segura de que se refiere a ti. Mis padres ya quieren conocerte.—Por cierto, ¿Tu hermano a que se dedica?
—Hola Dory… Ha pasado mucho tiempo desde nuestra última conversación. —¿Cuándo te comportaste como patán? —Mi turno estaba por terminar en el hospital, incluso tenía un poco de prisa, puesto que hoy David me llevaría a la casa de sus padres. No podía negar que me sentía un poco nerviosa, no sabía cuál iba a ser la reacción de Marcos al verme con su hijo. Estábamos jugando con fuego, pero iba a ser un riesgo que íbamos a tomar. —Ya me disculpé por eso docenas de veces y ya te expliqué mis razones por actuar de esa manera. Soy tu amigo, solo quiero protegerte y que entres en razón. —Eso ya terminó Francis —hablé—. Ya no estoy más con ese hombre. —¿En serio? Me alegro por ti, mereces algo mejor. —Lo sé Francis, eso finalizó.—Entonces, ¿qué te parece si salimos a comer algo esta noche? —Gracias por la invitación, pero ya tengo un compromiso eta noche. Pero el fin de semana podemos tener una salida de amigos junto con Ana. Vi su cara de decepción. Sé que Francis sentía algo especia
tres…dos…uno…—Tengo que irme. —me levanté de la mesa. —Pero sí, la estamos pasando bien. —Tú te la estas pasando bien, a mí me has ignorado toda la noche. —Dony. —No soy Dony, soy Dorothy. Nos acabamos de conocer y ya olvidaste mi nombre. —Soy muy malo con eso de recordar nombres. Pero un cuerpo no puedo olvidarlo y el tuyo se ve muy muy bueno. Se acercó y me acorraló contra la pared. —¡Muévete estúpido! —No vas a dejarme con las ganas. Lo empujé con todas mis fuerzas. Lo alejé por unos segundos, pero me tomó de los brazos y me abalanzó contra la pared. Arrancó los primeros botones de mi camisa. Mis gritos de ayuda no los podía escuchar nadie debido al fuerte sonido de la música. —¡Suéltala imbécil! Ahí estaba mi salvador. Con traje y zapatos elegantes. Era tan guapo que su rostro parecía ser tallado por los mejores escultores. Sus ojos son verdes como las esmeraldas. Cupido, me flecho en ese momento. —Dory, él es mi esposo Marcos. —Habló Adriana. La cara de Marcos era
—¡Dory! ¡Dory! —Si…si ¿qué pasa?—¿Qué te pasa a ti? Has estado distraída toda la mañana —recriminó Ana. Hoy no era mi día. Desde la mañana el turno fue muy complicado y no podía concentrarme debido a lo sucedido anoche. La cena, la presencia de Marcos, el beso con David. Fue mucho para mí en tan poco tiempo y mi mente aún lo procesaba. Sin embargo; ver la cara de Marcos después del beso fue enigmática y no cambiaría ese momento por nada. Después subimos a su auto y el camino fue totalmente callado. Nos despedimos con un “Feliz noche” y eso fue todo. —No estoy bien, Ana. Solo quisiera unas vacaciones de hibernación y dormir como un oso. —Creí que llevabas una buena vida, ¿qué te pasa? ¿Es por tu ex? —inquirió. —Nuestro rompimiento fue algo que me afectó muchísimo. No quiero saber nada de él o del amor en estos momentos. —Amiga, no hay tiempo para lamentaciones. Ya vendrá el hombre correcto para tu vida. Pero mientras eso sucede, comparte con tus amigos. Podrías llevar a tu mej
David A las ocho paso por ti. Dory Está bien.El día de ayer David llegó a mi apartamento para invitarme a la fiesta de cumpleaños de Sara, la cual sería hoy en la noche.Él se dio cuenta de que su papá salió de mi apartamento y le preocupó el hecho de que me hubiera lastimado físicamente, pero había sido mucho peor. Marcos destrozó mi corazón, pero iba a cobrarme cada una de las lágrimas que derramé por su culpa.—Ana, necesito de tu ayuda. —hablé.—Dime, ¿qué necesitas? —Un vestido muy elegante, pero sexi a la vez. —¿Qué estás tramando, amiga? —Tengo una cita especial y quiero verme bella. —Quería demostrarle a Marcos de lo que se había perdido, al despreciarme y engañarme de la peor manera. Estaba decidida a que se arrepintiera de su decisión y que viniera a arrastrarse como la víbora que es. —Mmmm, tengo una fiesta esta noche. Darío me invitó para la fiesta de la hermana de David. ¿Vas a la misma fiesta
—Buenas noches. —pronunció David, para llamar la atención de sus padres.Marcos y su esposa se giraron. Ella estaba vestida con un hermoso vestido azul pavo, sus accesorios a simple vista podían notarse que provenían de joyería fina. Mi vista estaba concentrada en Santana y su impresión. Sus ojos casi saltan de sus cuencas al verme. Sus ojos me escanearon desde mi cabeza hasta los dedos de mis pies. —¡Hijo, Dory! Bienvenidos. —Adriana se acercó. Abrazó primero a David y después lo hizo conmigo—. Estás hermosa Dory ¿qué opinas cariño? —inquirió hacia su esposo. Él siguió con su mirada dirigida a mí. —Sí… está bonita, pero no más que tú, amor. —Marcos abrazó a su esposa por la cintura y besó su mejilla. Trataba de provocarme, pero no iba a lograrlo. —No tienes que mentir, amor. Es evidente que Dory es mucho más hermosa. —Ante los ojos correctos, siempre serás la mujer más hermosaTenía que reconocer que Marcos era muy bueno para los piropos y halagos, podían hacerte sentir especial
—Eres la zorra que se metió con el esposo de mi hermana. Tragué saliva y traté de no perder la cordura.—¿Estás alucinando? No soy la amante de nadie, mi novio es David y nada más.Intenté sonar lo más convincente, pero ella no parecía creer en mis palabras.—No soy tonta, puedes engañar a todos, pero no a mí. David no merece que lo engañes de esa manera.—Puedes pensar lo que quieras, Martina… espera, ¿estás enamorada de David? —¡No! Eso sería un delito. Soy básicamente su tía. —David no es hijo biológico de tu hermana, así que tú y él…—¡Cállate! Ni siquiera lo vuelvas a decir. El punto aquí es que tú…—Ya te dije que escuchaste mal y ahora voy en busca de mi novio. Pasé a su lado, solo quería terminar con eta conversación antes de derrumbarme delante de ella y aceptar que sí había sido amante de Marcos. Pero lo sorprendente es que esta situación me estaba convirtiendo en una mujer mucho más fuerte. Di pasos largos y rápido para llegar a la fiesta y alejarme de Martina. Busqué