—¡Mi amor! —salté sobre Marcos. Estaba de regreso. Fueron solo tres días, pero sentí una eternidad.
Marcos me besó con desesperación y deseo.
—Te extrañé Duty.
Fuimos a mi habitación y en pocos minutos ambos nos encontrábamos desnudos y haciendo el amor.
»Te amo tanto. —susurró en mi oído. Nos quedamos abrazados en la cama. Mi espalda chocaba con su pecho.
Aunque quería responderle de la misma manera, no me sentía con los ánimos decir algo.
—¿Qué pasa cariño? —preguntó.
—Estoy cansado de esto Marcos. —Me senté en la cama.
—Duty… amor. Hago lo posible para verte el mayor tiempo.
—No me refiero a eso. Estoy cansada de despertar y encontrar el lado de tu cama vacío. Ver cómo cada noche que vienes me llevas a la cama y después te vas. No podemos ir al cine o de compras. Platicar sobre nuestro futuro.
—¡Hey Duty! Tranquila cariño. —Marcos se acercó y besó mi hombro—. Pronto podremos hacer todas esas cosas. La próxima vez que nos veamos traeré buenas noticias. En verdad te amo, no dudes en mis palabras.
Yo lo amaba y creía ciegamente en él.
—Te traigo un regalo especial para ti.
Se levantó de la cama y fue en busca de su maletín. Sacó Una pequeña caja y me la entregó.
Al abrirla me llevé una sorpresa, dentro de ella se encontraba una cadena con relicario, al abrirlo me encontré con una foto de Marcos y mía, la foto de nuestra segunda cita.
—Es hermosa mi amor, muchas gracias. —me lancé a sus brazos y lo llené de besos.
—Pronto estaremos juntos.
Era lo que más deseaba.
(…)
—Muchas gracias señorita.
—De nada señor Morrison, recuerde utilizar la protección adecuada si quiere extraer la miel de su colmena.
Era un hombre de setenta año que se dedicaba a la apicultura, ya ha venido varías veces a urgencias para ser atendido, puesto que sufre de constantes accidentes con sus colmenas.
—Gracias Dororhy, compraré un traje nuevo.
Ayude al señor Morrison a bajar de la camilla, para que pudiera salir, sus hijos los esperaban afuera.
De pronto recibí un mensaje de mi amiga.
Ana
¿Estás en urgencias?
Dory
Si, acá estoy ¿Pablo está bien?
Pablo era el hijo de Ana.
Ana
Si, pero el amigo de mi amigo sufrió un pequeño accidente, por culpa de Pablo. Vamos hacia el hospital.
Dory
Ingresas directo a las camillas y lo ubicas en el espacio 10. Avisaré al médico en turno.
Fui en búsqueda del médico en turbo, pero estaba ocupado atendiendo otra emergencia, no quedaba otra opción que atenderlo yo misma.
Caminé en dirección a la cama 10, vi Pablo sentado al lado. Estaba con su teléfono celular.
—Hola campeón.
—¡Tía Dory!
De un salto se levantó de la silla y me abrazó.
—¿Qué haces? —pregunté
—Estoy cuidando al amigo del amigo de mamá.
—¿Y dónde está tu madre?
—Salió con su amigo. Me dijo que debía quedarme aquí hasta que tú vinieras.
—Vamos a revisar al amigo del amigo de tu madre ¿Quieres ayudarme?
—mmmm no, tengo un juego muy importante que debo terminar.
Pablo volvió a sentarse en la silla y tomó su teléfono.
Me giré y deslicé la cortina par atender al amigo del amigo de Ana.
—¿Tú? —inquirí al ver al hombre en la camilla. Él me sonrió.
—Te dije que no creía en las casualidades, porque una vez puede ser creíble, una segunda un presagio, pero un tercer encuentro sin duda tiene que ser el destino.
El hombre del bar y quien me ayudó con el neumático, era el mismo que ahora estaba en la camilla. Y como dato curioso, estaba sin camisa. Con su mano sujetaba un pedazo de tela que presionaba uno de sus hombros.
—Estoy empezando a pensar que eres un acosador. —hablé.
Me puse guantes látex y me acerqué, quité su mano para ver la herida.
—¿Dígame si voy a sobrevivir? —bromeó
—Con una sutura será suficiente. Creo que para mi mala suerte va a sobrevivir —me burlé.
Le quité el pedazo de tela, y me dispuse a limpiar. Era un proceso sencillo y no era necesario la presencia del médico.
—Ahora si va a decirme tú nombre completo —Habló.
—Primero déjeme sanar su herida y después ya veremos.
Mientras limpiaba mi amiga entró a la camilla, venía acompañado de un hombre, supongo que se trataba del “amigo” de Ana.
—¿Cómo está? —preguntó mi amiga.
—Con tres puntos de sutura es suficiente. ¿Qué fue lo qué pasó? —pregunté.
—Un niño travieso, que desobedeció a su madre —Habló Ana mirando hacia Pablo.
—Fue un accidente mamá. En verdad lo siento.
Mientras Ana regañaba a Pablo, me encontraba concentrada en hacer la sutura de manera correcta.
A pesar de querer ignorarlo, no podía evitar ponerme nerviosa al sentir sus ojos viéndome directamente.
Era como si los dos estuviéramos en una burbuja y los demás fuera de ella.
—Dory…Doryyy…
La burbuja explotó y regresé a la realidad.
—¡Listo! Ya terminé. —exclamé.
—Gracias enfermera Dory. —habló
—Dory para los amigos, para usted soy solo Dorothy.
No sé por qué pero tenía un mal presentimiento acerca de este hombre. Algo en él me daba desconfianza.
—Voy a teatro su receta y es bueno que le consigan una camisa al señor David. —hablé.
Salí de la camilla y mi amiga me siguió.
—¿Qué te pasa, Dory?
—Nada, estoy bien.
—Te comportas extraño, fría y desagradable, tú no eres así con los pacientes.
—No es personal Ana, simplemente ese hombre no me inspira confianza. Voy a entregarte la receta, no quiero hablar con él nuevamente.
Mi comportamiento tal vez era extraño, puesto que siempre atendía a los pacientes con una sonrisa y de manera amable. Pero mi mente me gritaba que me alejara.
¡Riiing! ¡Riiing! ¡Riiing! La alarma de mi teléfono me despertó de pronto. Eran las seis de la mañana, mi turno en el hospital era a las ocho. Marc❤️ Buenos día amor, suerte en tu día. Recibí un mensaje de Marcos. Cada mañana recibía uno de su parte, enviándome los buenos días. Duty Feliz día, amor. Preparé mi desayuno, tomé un baño y después conduje hasta el hospital. Hoy teníamos el mismo turno con Ana y estaba segura de que iba a contarme sobre su nuevo amigo.—¡Dory! ¡Dory! ¡Amiga, tengo tantas cosas para contarte!Se los dije, Ana iba a contarme los detalles de su nuevo amigo.—Ayer no me presentaste a tu amigo. —mencioné.—Lo siento, estaba preocupada por su amigo que olvidé por completo presentártelo. —¿Cuál es el nombre del galán que ya te robó el corazón? —pregunté. Mi amiga tenía el defecto de enamorarse rápidamente de un hombre, pero con esa facilidad también podía olvidarlo.—Su nombre es Darío, es abogado y tiene su propio bufete, está soltero, no tiene hij
Mi corazón latía de manera frenética e incluso me sorprendía que estuviera latiendo y que estuviera sentada y no en el suelo. —Mi esposo y yo estamos felices de tenerlos a todos aquí, compartiendo nuestra felicidad. —Esta ocasión fue la esposa de Marcos quien tomó el micrófono. Ella se veía tan feliz a su lado. Le entregó el micrófono. —Estamos celebrando veinte años y vamos por otros veinte más. —dijo con tono de broma. Todos empezaron aplaudir, pero para mí era como si golpearan mi cabeza con cientos de martillos. —Te amo, cariño. —¡Hermano, hermanito! —gritaron cerca de mi oído. Miré a mi lado, Sara la hija de Marcos, abrazaba con cariño a David. Pero eso no era mi asombro, sino la manera en que se refería a él ¿Hermano? —Hola, chiquis ¿Cómo estás? —Feliz por esta gran fiesta, creí que no vendrías. —No quería hacerlo, pero tuve un motivo especial para estar aquí. —David me miró. —¡Uuuuu! ¿Es tu novia? —inquirió. —Bueno…—No, no soy su novia. Me puse de pie y caminé depris
—Gracias Doctor. —Esta vez te libraste, pero ten cuidado, no debes cruzar las carreteras sin mirar a los lados. —Fue un gran error mío, prometo que no va a volver a suceder. Fue una tontería de mi parte, pero en estos momentos lo más me dolía era mi corazón y no los golpes físicos. Mi conversación con David fue interrumpida por el médico, me llevaron para los exámenes y gracias a Dios, todo estaba bien. —Ya te puedes ir a casa, solo tomarás algunos analgésicos y reposo. —Está bien. David seguía en el hospital, esperando una respuesta ante su propuesta. De alguna manera tenía que escapar de él. —¡Dory! ¿Es cierto? —Francis apareció en el momento indicado—. ¿Qué fue lo que te pasó? —preguntó. Al mismo tiempo que me observaba. —Ya me conoces, a veces soy distraída. Crucé sin mirar a los lados y un conductor me atropelló con su vehículo. —¿Fuiste tú? —acusó a David. —Él no fue Francis, solo me ayudó a traerme al hospital. David miraba de manera atenta a Francis, estaba segura
Me encontraba en un restaurante elegante, de esos en donde los platillos son carísimos y solo te sirven una muestra de comida, la cual no llena ni la cuarta parte del estómago. Todos aquí estaban vestidos con ropas finas y sofisticadas. Entre tanto yo me encontraba con ropa sencilla, jean y una chaqueta. Estaba totalmente descolocada. Hasta los meseros estaban mejor vestidos. Y estando aquí, en este sitio tan lujoso, me di cuenta de que esto que hacía era una locura. No conocía el plan de David, pero fuera lo que fuera, tenía un mal presentimiento. —Hola Dory. —David hizo su aparición en el restaurante. Me sentí aliviada al verlo con ropa informal, playera y jeans. Ya éramos dos vestidos de manera normal. —¿Por qué me invitaste a un sitio como este? —Buenas noches, David, ¿cómo estás?...Bien, bien, bien. —se respondió a sí mismo. —No sé por qué acepté venir aquí. Me levanté de la silla intentando irme de este restaurante, en definitiva esto era una mala idea. David me tomó del
Marcos estaba aquí en el restaurante y me encontraba en la misma mesa con su familia. David era un vil traicionero, me trajo con engaños y solo era para dejarme en ridículo. De seguro, al venir Marcos iba a decirle a todas que yo era la amante. Todo fue una trampa. —Nosotros nos vamos —habló David, poniéndose de pie. —Pero, espera. Tu padre está aquí. —No es el momento de hablar con él. Vamos Dory. —Extendió su mano y no dude en tomarla—. Me saludan a Marcos Santana —mencionó David. —Gusto en conocerlas. —exclamé. Salimos del restaurante y David pidió su auto. Esperamos un minuto que para mí pareció una hora. Tenía miedo de encontrarme con Marcos en este restaurante. Llevaron el auto y fui la primera en subir. David fue el siguiente, aceleró y nos alejamos del restaurante. Condujo por varias cuadras. —¡Estaciónate! —¿Qué? —¡Estaciónate, David! —ordené. Buscó un sitio para estacionarse y apagó el auto. Quité mi cinturón de seguridad. »¡Eres un imbécil! —grité y empecé a golp
Me encontraba en un restaurante elegante, de esos en donde los platillos son carísimos y solo te sirven una muestra de comida, la cual no llena ni la cuarta parte del estómago. Todos aquí estaban vestidos con ropas finas y sofisticadas. Entre tanto yo me encontraba con ropa sencilla, jean y una chaqueta. Estaba totalmente descolocada. Hasta los meseros estaban mejor vestidos. Y estando aquí, en este sitio tan lujoso, me di cuenta de que esto que hacía era una locura. No conocía el plan de David, pero fuera lo que fuera, tenía un mal presentimiento. —Hola Dory. —David hizo su aparición en el restaurante. Me sentí aliviada al verlo con ropa informal, playera y jeans. Ya éramos dos vestidos de manera normal. —¿Por qué me invitaste a un sitio como este? —Buenas noches, David, ¿cómo estás?...Bien, bien, bien. —se respondió a sí mismo. —No sé por qué acepté venir aquí. Me levanté de la silla intentando irme de este restaurante, en definitiva esto era una mala idea. David me tomó del
Marcos estaba aquí en el restaurante y me encontraba en la misma mesa con su familia. David era un vil traicionero, me trajo con engaños y solo era para dejarme en ridículo. De seguro, al venir Marcos iba a decirle a todas que yo era la amante. Todo fue una trampa. —Nosotros nos vamos —habló David, poniéndose de pie. —Pero, espera. Tu padre está aquí. —No es el momento de hablar con él. Vamos Dory. —Extendió su mano y no dude en tomarla—. Me saludan a Marcos Santana —mencionó David. —Gusto en conocerlas. —exclamé. Salimos del restaurante y David pidió su auto. Esperamos un minuto que para mí pareció una hora. Tenía miedo de encontrarme con Marcos en este restaurante. Llevaron el auto y fui la primera en subir. David fue el siguiente, aceleró y nos alejamos del restaurante. Condujo por varias cuadras. —¡Estaciónate! —¿Qué? —¡Estaciónate, David! —ordené. Buscó un sitio para estacionarse y apagó el auto. Quité mi cinturón de seguridad. »¡Eres un imbécil! —grité y empecé a golp
Llevaba una semana sin tener noticias de Marcos y mucho menos de David. Y sinceramente había sido la semana más tranquila, incluso en el hospital. —¿Cómo van las cosas con Dario? —pregunté a Ana. Mi amiga estaba muy ilusionada con el amigo de David. Ya habían tenido un par de salidas más y todo se estaba poniendo mucho más serio. No quería que mi amiga se ilusionara, para que después la abandonara. Vi a mi amiga llorando muchas veces por las decepciones amorosas. —Él es el indicado, esta vez sí estoy segura. —Te deseo lo mejor amiga. —Por cierto. El amigo de Darío es muy guapo, pensé que ustedes, bueno… pero tú tienes novio.—Ya terminé con mi novio —declaré.—¿En serio? Me alegra, nunca me lo presentaste, pero me alegra que hayas terminado esa relación extraña. Significa que estás libre, podemos salir a citas los cuatro —dijo emocionada mi amiga.—No quiero saber nada del amor en estos momentos, me encuentro muy bien sola.—Emergencia en la sala cuatro.Anunciaron por las bocinas