—Hola amiga, llevo todo el día tratando de contactar contigo. —habló Ana. Hoy teníamos el mismo turno en el hospital que iniciaba a las seis de la tarde.
Desde ayer no tenía contacto con ella o Francis, quien por cierto estuvo llamando todo el día. Pero me limité a ignorar sus llamadas y bloquearlo.
—Estuve haciendo muchas cosas y tuve tiempo de atender mi teléfono.
En realidad pase todo el día en mi apartamento. Recibí una llamada de Marcos y escuchar su voz me dio la paz que necesitaba.
—De seguro fue tu novio quien te robó todo el día.
Ana sabía de la existencia de mi novio, pero no que esté estuviera casado. No tenía el valor para decírselo.
—Él está de viaje. Pero cuéntame, ¿Qué tal te fue con el abogado?
—¡De maravilla! El idiota estaba casado y solo quería una noche de aventura conmigo.
—¿No entiendo?
—Me llevó al apartamento de su amigo para ocultar el hecho de que estaba casado. Pero su amigo llegó a tiempo. Él es un hombre soltero y después de sacar a su amigo, me invitó a salir. Muchos hombres son unos desgraciados, no iba a acostarme con un hombre casado.
Comprendía lo que mi amiga decía, pero ese no era mi caso. Por qué Marcos y yo nos amábamos. No podíamos estar juntos porque su esposa estaba enferma y no podía dejarla en esas circunstancias.
Entendía la situación y por eso no le exigía a Marcos la separación. No quiero que me malentiendan, tampoco deseaba su muerte. Pero no importaba el tiempo iba a esperar a Marcos hasta poder estar juntos sin ocultarnos.
—Iré por algo de comida que no sea del hospital. ¿Quieres algo? —decidí cambiar el tema de conversación.
—Por favor tráeme unos buenos tacos mexicanos, son una delicia.
—Está bien. Anotado. Cuídame las espaldas en lo que regreso.
Durante nuestro turno no podíamos salir del Hospital, pero estaba cansada de la comida de aquí adentro, así que fui en auto a una cafetería que se encontraba cerca.
Compré los tacos de Ana y también una porción para mi. Me dieron la orden para llevarlo y subí a mi auto. Miré por el retrovisor y presioné él acelerador.
¡Pam!
Escuché un sonido extraño. Me bajé del auto y mi peor pesadilla se hizo realidad. Un neumático estaba pinchado.
—¡Rayos! ¿Qué voy a hacer ahora? —bufé para mí misma.
—Señorita, disculpe ¿Todo está bien?
Un desconocido se acercó.
—En realidad no, tengo un neumático pinchado y soy mala cambiando neumáticos.
—Si trae la de repuesto, con gusto la puedo ayudar.
—Si, si.
El desconocido me ayudó y a sacar el neumático y a colocarlo. Mientras eso sucedia recibí mensajes de Ana
Ana
¿Ya vienes? Francis te busca con desesperación. Creo que ya se dio cuenta que no estas en el hospital.
Dory
Pinche, un desconocido me está ayudando.
—¡Listo! Neumático nuevo. —exclamó.
—Muchas gracias, de verdad.
—Creo conocerla de algún lado —dijo, mirándome con curiosidad— ¡Ya recuerdo! Usted es la señorita del bar…ayer en la noche un hombre se estaba sobrepasando con usted.
Ni siquiera preste atención al hombre que golpeo a Francis, pero supongo que decía la verdad.
—Esto sí que es casualidad, primero ayer salvándome de un abusador y esta noche con mi auto.
—Si le soy sincero, no confío en las casualidades y si me lo permite me gustaría invitarla a un café y le puedo explicar un poco.
—Muchas gracias por el café, pero tengo que regresar a mi trabajo —le mostré mi carnet del hospital.
—¿Qué le parece mañana? —insistió.
—En verdad le agradezco las dos veces que salvo mi vida, pero tengo novio y no quiero crearle falsas expectativas.
—Ya veo, pero iba a hacer solo un café de amigos. Pero dejaré que el destino cause otro reencuentro.
—No se lo dije, no creo en el destino.
Subí a mi ami auto y cerré la puerta.
—Soy David —extendió su mano.
—Mucho gusto. —apreté su mano.
—¿No vas a decirme tu nombre? —inquirió
—En el próximo reencuentro te lo diré.
No iba a existir otro encuentro, esto solo había sigo una extraña casualidad.
Arranqué mi auto y salí del estacionamiento. Presioné el acelerador hasta llegar al hospital. Ana me esperaba en la entrada.
—Francis está como loco, ve a verlo a su oficina.
Estaba tratando de evitar a Francis, pero más tarde que temprano, era mejor enfrentarlo. Fui a su nueva oficina la que le asignaron como subdirector.
Toqué la puerta y escuché un “pase”. Ingresé, él estaba sentado mientras veía algo en su computadora.
—¿Me buscabas? —cuestioné.
Cerró su computadora y la hizo a un lado. Levantó su rostro y dejó su mirada fija. Se puso de pie y rodeo el escritorio. Me crucé de brazos, esperando una respuesta de su parte.
—¡Lo siento! —resopló—. Mi actitud, anoche en el bar, fue… Indebida.
—Esperé esa actitud de cualquier hombre en este hospital, pero no de ti. Eras mi amigo.
—Conoces mis sentimientos hacia ti. Y al enterarme de que estabas con un hombre casado, perdí la razón, ¿por qué quieres estar bajo las sombras?, cuando puedes tener todo conmigo con solo pedírmelo.
—Francis no voy a discutir ese tema contigo. Te dije que solo podíamos ser amigos y lo aceptaste. No puedo ofrecerte más.
—No entiendo por qué prefieres estar con él, ¡Está casado Dorothy!
—¿Sabes qué? Olvídalo, ya no puedo ofrecer ni siquiera una amistad.
Salí de su oficina, sin importar que gritará mi nombre.
Nadie iba a comprender mi relación con Marcos, ambos nos amábamos. Cuando todos los obstáculos fueran derribados íbamos a estar juntos.
Mientras caminaba por los pasillos recibí una llamada de Marcos. Sentí mi corazón acelerado, él solo ver su nombre en la pantalla de mi teléfono me alegraba el alma.
—Hola amor. —respondí.
—Hola cariño, mi Duty ¿cómo estás?
—Estoy de turno en el hospital. Te extraño la verdad.
—También de extraño cariño, llegaré más pronto. —resoplé ante sus palabras—¿Qué pasa amor?
—Estoy cansado de esto Marcos. En verdad quisiera que las cosas fueran distintas entre nosotros, no creo seguir soportando…
—Duty, escúchame, pronto estaremos juntos y obtendrás lo que quieres.
—Te quiero a ti, te necesito a ti. Es egoísta de mi parte esperar que tu esposa muera.
—No eres una mala persona mi amor. Mereces lo mejor de este mundo. Deseo estar libre para estar contigo, solo te pido paciencia, por favor Duty.
Di un largo suspiro —Está bien.
—Te amo cariño.
—Te amo. —respondí.
Marcos era todo para mí. Iba a defender nuestro amor hasta las últimas consecuencias.
—¡Mi amor! —salté sobre Marcos. Estaba de regreso. Fueron solo tres días, pero sentí una eternidad. Marcos me besó con desesperación y deseo. —Te extrañé Duty. Fuimos a mi habitación y en pocos minutos ambos nos encontrábamos desnudos y haciendo el amor. »Te amo tanto. —susurró en mi oído. Nos quedamos abrazados en la cama. Mi espalda chocaba con su pecho. Aunque quería responderle de la misma manera, no me sentía con los ánimos decir algo. —¿Qué pasa cariño? —preguntó. —Estoy cansado de esto Marcos. —Me senté en la cama. —Duty… amor. Hago lo posible para verte el mayor tiempo. —No me refiero a eso. Estoy cansada de despertar y encontrar el lado de tu cama vacío. Ver cómo cada noche que vienes me llevas a la cama y después te vas. No podemos ir al cine o de compras. Platicar sobre nuestro futuro. —¡Hey Duty! Tranquila cariño. —Marcos se acercó y besó mi hombro—. Pronto podremos hacer todas esas cosas. La próxima vez que nos veamos traeré buenas noticias. En verdad te amo, no
¡Riiing! ¡Riiing! ¡Riiing! La alarma de mi teléfono me despertó de pronto. Eran las seis de la mañana, mi turno en el hospital era a las ocho. Marc❤️ Buenos día amor, suerte en tu día. Recibí un mensaje de Marcos. Cada mañana recibía uno de su parte, enviándome los buenos días. Duty Feliz día, amor. Preparé mi desayuno, tomé un baño y después conduje hasta el hospital. Hoy teníamos el mismo turno con Ana y estaba segura de que iba a contarme sobre su nuevo amigo.—¡Dory! ¡Dory! ¡Amiga, tengo tantas cosas para contarte!Se los dije, Ana iba a contarme los detalles de su nuevo amigo.—Ayer no me presentaste a tu amigo. —mencioné.—Lo siento, estaba preocupada por su amigo que olvidé por completo presentártelo. —¿Cuál es el nombre del galán que ya te robó el corazón? —pregunté. Mi amiga tenía el defecto de enamorarse rápidamente de un hombre, pero con esa facilidad también podía olvidarlo.—Su nombre es Darío, es abogado y tiene su propio bufete, está soltero, no tiene hij
Mi corazón latía de manera frenética e incluso me sorprendía que estuviera latiendo y que estuviera sentada y no en el suelo. —Mi esposo y yo estamos felices de tenerlos a todos aquí, compartiendo nuestra felicidad. —Esta ocasión fue la esposa de Marcos quien tomó el micrófono. Ella se veía tan feliz a su lado. Le entregó el micrófono. —Estamos celebrando veinte años y vamos por otros veinte más. —dijo con tono de broma. Todos empezaron aplaudir, pero para mí era como si golpearan mi cabeza con cientos de martillos. —Te amo, cariño. —¡Hermano, hermanito! —gritaron cerca de mi oído. Miré a mi lado, Sara la hija de Marcos, abrazaba con cariño a David. Pero eso no era mi asombro, sino la manera en que se refería a él ¿Hermano? —Hola, chiquis ¿Cómo estás? —Feliz por esta gran fiesta, creí que no vendrías. —No quería hacerlo, pero tuve un motivo especial para estar aquí. —David me miró. —¡Uuuuu! ¿Es tu novia? —inquirió. —Bueno…—No, no soy su novia. Me puse de pie y caminé depris
—Gracias Doctor. —Esta vez te libraste, pero ten cuidado, no debes cruzar las carreteras sin mirar a los lados. —Fue un gran error mío, prometo que no va a volver a suceder. Fue una tontería de mi parte, pero en estos momentos lo más me dolía era mi corazón y no los golpes físicos. Mi conversación con David fue interrumpida por el médico, me llevaron para los exámenes y gracias a Dios, todo estaba bien. —Ya te puedes ir a casa, solo tomarás algunos analgésicos y reposo. —Está bien. David seguía en el hospital, esperando una respuesta ante su propuesta. De alguna manera tenía que escapar de él. —¡Dory! ¿Es cierto? —Francis apareció en el momento indicado—. ¿Qué fue lo que te pasó? —preguntó. Al mismo tiempo que me observaba. —Ya me conoces, a veces soy distraída. Crucé sin mirar a los lados y un conductor me atropelló con su vehículo. —¿Fuiste tú? —acusó a David. —Él no fue Francis, solo me ayudó a traerme al hospital. David miraba de manera atenta a Francis, estaba segura
Me encontraba en un restaurante elegante, de esos en donde los platillos son carísimos y solo te sirven una muestra de comida, la cual no llena ni la cuarta parte del estómago. Todos aquí estaban vestidos con ropas finas y sofisticadas. Entre tanto yo me encontraba con ropa sencilla, jean y una chaqueta. Estaba totalmente descolocada. Hasta los meseros estaban mejor vestidos. Y estando aquí, en este sitio tan lujoso, me di cuenta de que esto que hacía era una locura. No conocía el plan de David, pero fuera lo que fuera, tenía un mal presentimiento. —Hola Dory. —David hizo su aparición en el restaurante. Me sentí aliviada al verlo con ropa informal, playera y jeans. Ya éramos dos vestidos de manera normal. —¿Por qué me invitaste a un sitio como este? —Buenas noches, David, ¿cómo estás?...Bien, bien, bien. —se respondió a sí mismo. —No sé por qué acepté venir aquí. Me levanté de la silla intentando irme de este restaurante, en definitiva esto era una mala idea. David me tomó del
Marcos estaba aquí en el restaurante y me encontraba en la misma mesa con su familia. David era un vil traicionero, me trajo con engaños y solo era para dejarme en ridículo. De seguro, al venir Marcos iba a decirle a todas que yo era la amante. Todo fue una trampa. —Nosotros nos vamos —habló David, poniéndose de pie. —Pero, espera. Tu padre está aquí. —No es el momento de hablar con él. Vamos Dory. —Extendió su mano y no dude en tomarla—. Me saludan a Marcos Santana —mencionó David. —Gusto en conocerlas. —exclamé. Salimos del restaurante y David pidió su auto. Esperamos un minuto que para mí pareció una hora. Tenía miedo de encontrarme con Marcos en este restaurante. Llevaron el auto y fui la primera en subir. David fue el siguiente, aceleró y nos alejamos del restaurante. Condujo por varias cuadras. —¡Estaciónate! —¿Qué? —¡Estaciónate, David! —ordené. Buscó un sitio para estacionarse y apagó el auto. Quité mi cinturón de seguridad. »¡Eres un imbécil! —grité y empecé a golp
Me encontraba en un restaurante elegante, de esos en donde los platillos son carísimos y solo te sirven una muestra de comida, la cual no llena ni la cuarta parte del estómago. Todos aquí estaban vestidos con ropas finas y sofisticadas. Entre tanto yo me encontraba con ropa sencilla, jean y una chaqueta. Estaba totalmente descolocada. Hasta los meseros estaban mejor vestidos. Y estando aquí, en este sitio tan lujoso, me di cuenta de que esto que hacía era una locura. No conocía el plan de David, pero fuera lo que fuera, tenía un mal presentimiento. —Hola Dory. —David hizo su aparición en el restaurante. Me sentí aliviada al verlo con ropa informal, playera y jeans. Ya éramos dos vestidos de manera normal. —¿Por qué me invitaste a un sitio como este? —Buenas noches, David, ¿cómo estás?...Bien, bien, bien. —se respondió a sí mismo. —No sé por qué acepté venir aquí. Me levanté de la silla intentando irme de este restaurante, en definitiva esto era una mala idea. David me tomó del
Marcos estaba aquí en el restaurante y me encontraba en la misma mesa con su familia. David era un vil traicionero, me trajo con engaños y solo era para dejarme en ridículo. De seguro, al venir Marcos iba a decirle a todas que yo era la amante. Todo fue una trampa. —Nosotros nos vamos —habló David, poniéndose de pie. —Pero, espera. Tu padre está aquí. —No es el momento de hablar con él. Vamos Dory. —Extendió su mano y no dude en tomarla—. Me saludan a Marcos Santana —mencionó David. —Gusto en conocerlas. —exclamé. Salimos del restaurante y David pidió su auto. Esperamos un minuto que para mí pareció una hora. Tenía miedo de encontrarme con Marcos en este restaurante. Llevaron el auto y fui la primera en subir. David fue el siguiente, aceleró y nos alejamos del restaurante. Condujo por varias cuadras. —¡Estaciónate! —¿Qué? —¡Estaciónate, David! —ordené. Buscó un sitio para estacionarse y apagó el auto. Quité mi cinturón de seguridad. »¡Eres un imbécil! —grité y empecé a golp