—Te amo, Duty. —susurró en mi oído.
—Te amo, cariño.
Marcos se despidió con un beso apasionado y salió de la habitación. Venía a visitarme casi todas las noches, pero como todas esas noches hoy también tenía que irse.
Toqué bajo la sábana y encontré su billetera. Me levanté de prisa, me puse una camisa y salí corriendo para alcanzarlo.
Aún se encontraba en la sala, estaba recogiendo sus cosas mientras hablaba por teléfono.
—Sí, cariño, en pocos minutos llegaré a casa. —hablaba con su esposa—. Me atrasé en una de las reuniones, pero estoy cerca, llegaré pronto… también te quiero.
No iba a negar que escuchar, que hablas de esa manera, me dolía. Pero yo lo elegí, en verdad amaba a Marcos.
Él se giró y se dio cuenta de que estaba parada detrás de él. Guardó su teléfono de inmediato.
—Duty, amor…
—Dejaste tu billetera. —intervine antes de que intentara darme una explicación.
Dio dos pasos hasta quedar frente a mí
—Te amo, lo sabes bien. —pasó su mano por mi cabello y besó mi frente—. Nos vemos mañana.
Salió del apartamento y se fue. No podía reclamar nada, yo acepté esta vida y esta relación. Teníamos seis meses de estar juntos desde que se mudó a la ciudad con su familia. Su esposa y una chica de quince años.
Regresé a la cama y me cubrí con las sábanas. Desde allí miré hacia mi ventana. Podía verse la luna llena de color plateado. Era mi única compañera en las noches de soledad.
(...)
—Dory, buenos días.
—Ana, buenos días, ¿cómo están las cosas?
—La noche fue bastante cargada. Un accidente múltiple, lo que trajo a varios heridos.
—¡Oh rayos!
—Pero todo está controlado.
—Voy a ponerme el uniforme para poder ayudarlos.
Era una enfermera de profesión. Esta era una de las mejores profesiones pagadas, pero también una de las más costosas en la universidad. No estaba orgullosa de decir que hice cosas malas para poder graduarme, pero estaba sola en este mundo. Tuve que hacer cosas indebidas para tener un futuro asegurado.
Mi relación con Marcos no era por dinero, era amor puro. A pesar de tener la etiqueta de amante, no era como muchas, que esperaban a que el hombre les proporcione dinero para sobrevivir, era una mujer autosuficiente y podía valerme por mí misma.
—Necesito con urgencia un trago. —Habló Ana.
—¿No es muy temprano para estar bebiendo?
—Solo necesito una pequeña copa de alcohol para reponerme de esta noche tan dura.
—Ya podrás emborracharte en la noche. —hablé.
—¡Cierto! Francis va a celebrar su ascenso. No puedo perderme esa invitación.
Francis era un amigo en común entre Ana y yo. Era médico y recién recibió el puesto de subdirector del hospital. Nos invitó a celebrar esta noche por este gran triunfo.
—¿Cómo están las mujeres más bellas del hospital? —Justo en ese momento Francis apareció.
—Haciendo planes para emborracharnos esta noche —respondió Ana.
—Las espero a las ocho en el lugar de siempre. —mencionó Francis.
—Seremos puntuales señor subdirector. —Dije con gracia.
—La encantadora y tierna Dory. Espero no faltes, tú eres mi invitada especial.
Francis dejó un beso en mi frente y se alejó.
—Es tan guapo —suspiró Ana—. Ya quisiera yo que me viera de esa manera que lo hace contigo.
—Tengo novio, Ana.
—Un novio que no me has querido presentar. Pero ya hablaremos del tema, voy a ir a descansar. Mi hijo me espera en casa.
Ana era una mujer de treinta años, madre soltera de un niño de ocho años. Era mi amiga, además de Francis.
Me coloqué en mi puesto e inicié con mis funciones. En el hospital siempre había cosas por hacer, los días eran muy ocupados.
Me encantaba ser enfermera, conocía a muchas personas y sobre todo me gustaba ayudarlos. Mi vocación era ser enfermera y disfrutaba de mi trabajo.
(…)
Marc❤️
Perdona mi amor no podremos vernos hoy.
Me sentí decepcionada al leer su mensaje. Mañana Marcos se irá de la ciudad por más de una semana y se supone que iba despedirse.
Duty
Pero dijiste que vendrías antes de irte.
Marc❤️
Tengo unos inconvenientes, pero pasaré a las nueve.
Duty
No voy a estar en casa, tengo una salida con Ana y Francis.
Marc❤️
¿Prefieres estar con tus amigos?
Duty
No inicies con chantajes, sabes muy bien que por sobre todas las cosas siempre voy a elegirte, pero prometí a mis amigos que saldría con ellos.
Marc❤️
Solo son bromas amor, confío en ti, te amo. Nos vemos en una semana.
Sonreí al ver su mensaje. Marcos era un hombre muy comprensivo.
Duty
Te amo, voy a extrañarte. 😘
—¡Dory! ¡Estamos aquí! —gritó Ana, estaba con Francis en una mesa del fondo.
Caminé hacia ellos y me senté en la silla vacía.
—Creí que iban a comenzar sin mi.
—Nunca haríamos eso. —habló Francis—iré por las bebidas.
Se levantó de la mesa y fue a la barra. En pocos minutos traía tres botellas en la mano.
—Dijeron que solo sería una copa. —mencioné.
—Para nada, mi ascenso debemos celebrarlo por lo alto, además será mi última borrachera, después ya no podré hacerlo, tengo que guardar mi imagen como el nuevo subdirector del hospital central.
Cada uno tomó una botella y la levantó hacia el centro de la mesa, haciendo el gesto de un brindis.
—¡Si, amigo! Un brindis por el nuevo subdirector —exclamó Ana.
Ella y Francis destaparon sus botellas y bebieron directo.
—Dory, tienes que acompañarnos. —Habló Francis.
—Una persona aquí tiene que estar cuerda para llevarlos a casa sanos y salvos. Así que estoy solo con un par.
—Eres una aguafiesta, Dory. —Yo era la cuerda de los tres, Francis el más inteligente y Ana, pues ella el alma del grupo, la alegría y la locura. Éramos el típico trío de amigos.
El festejo consistió en bailar, hacer bromas y tomar. Y tomé algo con menos alcohol, era la encargada de llevarlos de regreso a sus viviendas.
—¡Dory, Dory, Dory! Me acabo de ligar a un abogado y lo mejor de todo es que me invitó a su apartamento.
—Estás muy borracha.
—Pero estoy consciente, que es lo importante. Nos vemos amiga.
Ana salió casi corriendo de mi presencia, sabía que iba a detenerla. Miré a Francis, estaba en la mesa terminando la tercera botella de la noche.
—Francis, es momento de irnos.
—¡Quiero seguir celebrando!
—¡Suficiente! ¿Piensas faltar a tu primer día como subdirector? —Pasé uno de sus brazos sobre mi hombro y lo intenté levantar. Pero fue un fracaso total, puesto que en mi intento cai sobre sus piernas.
—Perdona. —me disculpe e intente levantarme, pero Francis me rodeo con sus brazos—. Suéltame por favor.
—¿Por qué no puedes quererme?
—Francis, tengo novio y estoy enamorada de él.
—¿Prefieres estar en las sombras, ser la segunda opción y no la reina?
—Estás demasiado borracho y no sabes lo que dices.
—Sé muy bien lo que digo, conozco a tu noviecito Dory.
Me asombré por su declaración.
—No lo conoces, vamos, voy a dejarte a tu casa. —Una de sus manos masajeó uno de mis muslos— ¡Francis detente!
—Aceptas que un hombre casado te acaricie y no quieres que lo haga yo.
No podía creer que lo supiera, pero más que eso me sorprendía su actitud.
—¡Muérete Francis! Y no tengo idea de cómo vas a regresar a tu casa porque yo me voy sola.
—¡No!, Quiero que seas mías Dory, me muero por ti y no puedo creer que seas la amante de un maldito que ni siquiera se atreve a mostrarte en público.
—¡Suéltame Francis! —Su agarre era demasiado fuerte que no podía soltarme.
—¡Suéltala imbécil! —un desconocido golpeó a Francis y este me soltó. —Señorita ¿está bien? —preguntó.
—Si, si. —me acerqué a Francis y lancé una bofetada y este cayó al suelo. No me digné a levantarlo, solo di media vuelta y salí del bar.
Subí a mi auto y tomé el volante sin encender. Solté una lágrima, sus palabras me hirieron, me hicieron sentir de lo peor. Pero esa era la realidad, tenía la etiqueta de “amante”
—Hola amiga, llevo todo el día tratando de contactar contigo. —habló Ana. Hoy teníamos el mismo turno en el hospital que iniciaba a las seis de la tarde. Desde ayer no tenía contacto con ella o Francis, quien por cierto estuvo llamando todo el día. Pero me limité a ignorar sus llamadas y bloquearlo.—Estuve haciendo muchas cosas y tuve tiempo de atender mi teléfono.En realidad pase todo el día en mi apartamento. Recibí una llamada de Marcos y escuchar su voz me dio la paz que necesitaba.—De seguro fue tu novio quien te robó todo el día.Ana sabía de la existencia de mi novio, pero no que esté estuviera casado. No tenía el valor para decírselo.—Él está de viaje. Pero cuéntame, ¿Qué tal te fue con el abogado? —¡De maravilla! El idiota estaba casado y solo quería una noche de aventura conmigo. —¿No entiendo? —Me llevó al apartamento de su amigo para ocultar el hecho de que estaba casado. Pero su amigo llegó a tiempo. Él es un hombre soltero y después de sacar a su amigo, me invitó
—¡Mi amor! —salté sobre Marcos. Estaba de regreso. Fueron solo tres días, pero sentí una eternidad. Marcos me besó con desesperación y deseo. —Te extrañé Duty. Fuimos a mi habitación y en pocos minutos ambos nos encontrábamos desnudos y haciendo el amor. »Te amo tanto. —susurró en mi oído. Nos quedamos abrazados en la cama. Mi espalda chocaba con su pecho. Aunque quería responderle de la misma manera, no me sentía con los ánimos decir algo. —¿Qué pasa cariño? —preguntó. —Estoy cansado de esto Marcos. —Me senté en la cama. —Duty… amor. Hago lo posible para verte el mayor tiempo. —No me refiero a eso. Estoy cansada de despertar y encontrar el lado de tu cama vacío. Ver cómo cada noche que vienes me llevas a la cama y después te vas. No podemos ir al cine o de compras. Platicar sobre nuestro futuro. —¡Hey Duty! Tranquila cariño. —Marcos se acercó y besó mi hombro—. Pronto podremos hacer todas esas cosas. La próxima vez que nos veamos traeré buenas noticias. En verdad te amo, no
¡Riiing! ¡Riiing! ¡Riiing! La alarma de mi teléfono me despertó de pronto. Eran las seis de la mañana, mi turno en el hospital era a las ocho. Marc❤️ Buenos día amor, suerte en tu día. Recibí un mensaje de Marcos. Cada mañana recibía uno de su parte, enviándome los buenos días. Duty Feliz día, amor. Preparé mi desayuno, tomé un baño y después conduje hasta el hospital. Hoy teníamos el mismo turno con Ana y estaba segura de que iba a contarme sobre su nuevo amigo.—¡Dory! ¡Dory! ¡Amiga, tengo tantas cosas para contarte!Se los dije, Ana iba a contarme los detalles de su nuevo amigo.—Ayer no me presentaste a tu amigo. —mencioné.—Lo siento, estaba preocupada por su amigo que olvidé por completo presentártelo. —¿Cuál es el nombre del galán que ya te robó el corazón? —pregunté. Mi amiga tenía el defecto de enamorarse rápidamente de un hombre, pero con esa facilidad también podía olvidarlo.—Su nombre es Darío, es abogado y tiene su propio bufete, está soltero, no tiene hij
Mi corazón latía de manera frenética e incluso me sorprendía que estuviera latiendo y que estuviera sentada y no en el suelo. —Mi esposo y yo estamos felices de tenerlos a todos aquí, compartiendo nuestra felicidad. —Esta ocasión fue la esposa de Marcos quien tomó el micrófono. Ella se veía tan feliz a su lado. Le entregó el micrófono. —Estamos celebrando veinte años y vamos por otros veinte más. —dijo con tono de broma. Todos empezaron aplaudir, pero para mí era como si golpearan mi cabeza con cientos de martillos. —Te amo, cariño. —¡Hermano, hermanito! —gritaron cerca de mi oído. Miré a mi lado, Sara la hija de Marcos, abrazaba con cariño a David. Pero eso no era mi asombro, sino la manera en que se refería a él ¿Hermano? —Hola, chiquis ¿Cómo estás? —Feliz por esta gran fiesta, creí que no vendrías. —No quería hacerlo, pero tuve un motivo especial para estar aquí. —David me miró. —¡Uuuuu! ¿Es tu novia? —inquirió. —Bueno…—No, no soy su novia. Me puse de pie y caminé depris
—Gracias Doctor. —Esta vez te libraste, pero ten cuidado, no debes cruzar las carreteras sin mirar a los lados. —Fue un gran error mío, prometo que no va a volver a suceder. Fue una tontería de mi parte, pero en estos momentos lo más me dolía era mi corazón y no los golpes físicos. Mi conversación con David fue interrumpida por el médico, me llevaron para los exámenes y gracias a Dios, todo estaba bien. —Ya te puedes ir a casa, solo tomarás algunos analgésicos y reposo. —Está bien. David seguía en el hospital, esperando una respuesta ante su propuesta. De alguna manera tenía que escapar de él. —¡Dory! ¿Es cierto? —Francis apareció en el momento indicado—. ¿Qué fue lo que te pasó? —preguntó. Al mismo tiempo que me observaba. —Ya me conoces, a veces soy distraída. Crucé sin mirar a los lados y un conductor me atropelló con su vehículo. —¿Fuiste tú? —acusó a David. —Él no fue Francis, solo me ayudó a traerme al hospital. David miraba de manera atenta a Francis, estaba segura
Me encontraba en un restaurante elegante, de esos en donde los platillos son carísimos y solo te sirven una muestra de comida, la cual no llena ni la cuarta parte del estómago. Todos aquí estaban vestidos con ropas finas y sofisticadas. Entre tanto yo me encontraba con ropa sencilla, jean y una chaqueta. Estaba totalmente descolocada. Hasta los meseros estaban mejor vestidos. Y estando aquí, en este sitio tan lujoso, me di cuenta de que esto que hacía era una locura. No conocía el plan de David, pero fuera lo que fuera, tenía un mal presentimiento. —Hola Dory. —David hizo su aparición en el restaurante. Me sentí aliviada al verlo con ropa informal, playera y jeans. Ya éramos dos vestidos de manera normal. —¿Por qué me invitaste a un sitio como este? —Buenas noches, David, ¿cómo estás?...Bien, bien, bien. —se respondió a sí mismo. —No sé por qué acepté venir aquí. Me levanté de la silla intentando irme de este restaurante, en definitiva esto era una mala idea. David me tomó del
Marcos estaba aquí en el restaurante y me encontraba en la misma mesa con su familia. David era un vil traicionero, me trajo con engaños y solo era para dejarme en ridículo. De seguro, al venir Marcos iba a decirle a todas que yo era la amante. Todo fue una trampa. —Nosotros nos vamos —habló David, poniéndose de pie. —Pero, espera. Tu padre está aquí. —No es el momento de hablar con él. Vamos Dory. —Extendió su mano y no dude en tomarla—. Me saludan a Marcos Santana —mencionó David. —Gusto en conocerlas. —exclamé. Salimos del restaurante y David pidió su auto. Esperamos un minuto que para mí pareció una hora. Tenía miedo de encontrarme con Marcos en este restaurante. Llevaron el auto y fui la primera en subir. David fue el siguiente, aceleró y nos alejamos del restaurante. Condujo por varias cuadras. —¡Estaciónate! —¿Qué? —¡Estaciónate, David! —ordené. Buscó un sitio para estacionarse y apagó el auto. Quité mi cinturón de seguridad. »¡Eres un imbécil! —grité y empecé a golp
Me encontraba en un restaurante elegante, de esos en donde los platillos son carísimos y solo te sirven una muestra de comida, la cual no llena ni la cuarta parte del estómago. Todos aquí estaban vestidos con ropas finas y sofisticadas. Entre tanto yo me encontraba con ropa sencilla, jean y una chaqueta. Estaba totalmente descolocada. Hasta los meseros estaban mejor vestidos. Y estando aquí, en este sitio tan lujoso, me di cuenta de que esto que hacía era una locura. No conocía el plan de David, pero fuera lo que fuera, tenía un mal presentimiento. —Hola Dory. —David hizo su aparición en el restaurante. Me sentí aliviada al verlo con ropa informal, playera y jeans. Ya éramos dos vestidos de manera normal. —¿Por qué me invitaste a un sitio como este? —Buenas noches, David, ¿cómo estás?...Bien, bien, bien. —se respondió a sí mismo. —No sé por qué acepté venir aquí. Me levanté de la silla intentando irme de este restaurante, en definitiva esto era una mala idea. David me tomó del