CAPÍTULO 34

YAMILA KAYÁ

Comimos divertidos, como la verdadera familia qué queríamos ambos formar, disfrutando de las ocurrencias del niño, y de su forma tan peculiar de elegir los alimentos. Aunque si, le encantó todo lo que dejaron preparado para la cena.

Amed se mostró fascinado con la larga lista de actividades que prometía Aarón en el itinerario de ellos para hacer todo al día siguiente, y estas iban desde la equitación hasta la pesca en un riachuelo cercano a la casa principal. Según le explicó a Amed, en el patio de la casa había una enorme caballeriza, con los más hermosos caballos.

Después de la cena, los dos hombres de mi vida, se dispusieron a jugar video juegos para niños pequeños en la consola, sin dudas Aaron tenía que haberlos enviado a comprar, aunque para ser sincera Aaron Bianchi no parecía ser el hombre que perdía su tiempo con juegos de video, estaba convencida que sólo lo hacía para agradar a Amed, y para tener actividades juntos; una buena forma de ganar su confianza y su
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