YAMILA KAYAMi cabeza se llena de caos, de ira, de resentimiento. Mi furia se convenga toda en un solo punto, en el culpable de la gran parte del sufrimiento de mi vida.Mi padre se percata de inmediato de mi reacción. Aprieto los puños junto a mi cuerpo, y paso el peso de mi cuerpo de un lado a otro, tratando de no irme encima de ese monstruo y márcale todas las facciones con mis uñas.Fui un verdadero torbellino totalmente incontrolable en la adolescencia y los años de la primera juventud, al punto que mi padre no podía controlarme, o casi me dio por incorregible, pero nunca fui violenta. Al mirarle papá supo que haría pedazos a ese infeliz si no me detenía a tiempo. No entiendo, quiero comerme al mundo, demandar al hospital, y solo hago acopio de mi sentido común, tratando de encontrar una explicación razonable para que ese estorbo esté ensuciando mi vista con su jodid@ presencia.Intento dar un paso hacia él, pero mi padre sostiene mi brazo.—Tienes rostro de cualquier cosa, me
YAMILA KAYA —¡No es mi culpa que seas una total tarada!— respondió él alzándose de hombros y totalmente relajado— No puedo creer que te hayas tragado el cuento de que yo era compatible con «nuestro» bastardo. —No puedes estar hablando en serio— rugi acercándome a él peligrosamente con los puños cerrados lista para atacarlo. —Para colmo de males un bastardo defectuoso… La buena noticia es que nuestros próximos hijos nacerán dentro del matrimonio y sanos….¡ “sanos”!— se vanaglorió y eso fue lo último que dijo antes de que mi puño se estampara en su rostro haciendo que su nariz crujiera ante el impacto. —¿Estas loca?— preguntó confundido, y solo me acerque más, prendiéndome de su cuello— ¿Dónde diablos esta mi hijo? ¿Quién será el domador?— vocifere estremeciendo a todos los presentes en aquella sala de espera de cirugía. —¡No lo se! ¡Nunca se te ocurrió pensar que había cambiado, falseado, adulterado esos exámenes… ¡Dios! ¡Si que me casé con una tarada!— se lamentó aún sujetándose l
YAMILA KAYA No doy crédito a la estupidez que acaba de decir, el momento se pausa cuando Camil interrumpe en la sala de espera, retirándose el gorro quirúrgico y su esposo caminó hacia ella. —¿No entendemos qué pasa? — le confesó Farid y yo me quede en silencio, cegada casi al borde de un colapso por la obvia presencia y la estupida incoherencia del padre biológico que Amed. —¿Dónde está mi hijo, Camil?— pregunté histérica a punto de necesitar medicación contra todos los males psiquiátricos conocidos. —Amed continúa en el salón, la cirugía va muy bien— contestó ella, y me centre en eso, eso era lo único importante. Eso era lo único que calmaría mi agobiado corazón. Farid le dio una medio sonrisa a su esposa, y la abrazó con fuerza. Después que soltó a mi hermana ambos se acercaron y me abrazaron.—Todo está bien, niñita rebelde— susurro mi hermana y aún conteniendo el aire, no pude evitar preguntar.—Si este bueno para nada está aquí… ¿Quien fue el donador?¿Es de los cientos de po
PREFACIO —¡No quiero ser padre Yamila! ¡Además nada me garantiza que ese niño sea mío!… ¡Nada! —¡Andres! ¡No me puedes hacer esto!¡Mi padre me matará si sabe que estoy embarazada, y que no me voy a casar!— explique sin poder creer lo que acaba de decirme el hombre al que me entregue entera sin ninguna reserva. —¡No me interesa como reaccione tu padre!— me escupé Andres en la cara y siento como que puedo desmayarme. —¡Idiota!¡ Mi padre es arabe! ¿Sabes la vergüenza que significa tener una hija soltera embarazada? ¡Incluso me pueden apedrear en la calle!— recalqué casi a los gritos sin poder creerme que ese idiota sea capaz de salirme con semejante bajeza. —No me importa Yamila… no me importa nada. Lo que sea que hallamos tenido se acabó desde el momento que decidiste embarazarte— sentencia y no puedo evitar que las lágrimas bañen mis mejillas. Otra vez ese sueño que me roba la calma. No es solo un sueño, o una escena creada por mi cabeza, es el recuerdo de mi error. Apartó las ma
CAPÍTULO 1 3 años después YAMILA KAYÁ Entrar en la sala de un casino, sin dudas ya no era lo mío. Hubo un tiempo que viajé, que salí a fiestas, y viví la vida loca… y todo eso terminó tras nueve meses de embarazo, y luego largas noches de maternidad en soledad. Al menos puedo decir que hice algo bueno con mi vida. Ya no soy Yamila KAYÁ, la princesita caprichosa de Abdel Kayá, un árabe pudiente del Golfo Pérsico. Sin dudas mi vida cambio bastante, pero soy feliz. Me titulé como enfermera, me gusta lo que hago, y casi todo el tiempo me encanta mi vida. Excepto esta noche… «No sé cómo me deje convencer por Richi y Melisa, a salir a tomarnos unos tragos en este Casino» —No seas tan amargada… ¿Cuánto hace que no sales?— pregunta Richi que es algo así como mi mejor amigo y mi único confidente en medio de lo que se ha convertido mi vida. —¡Tres años!— responde Melisa—, esta mujer no sale desde la noche de boda de su hermana y ¡eso fue antes de que el pequeño Amed naciera! —¡Tampoco
CAPÍTULO 2 YAMILA KAYA Inmediatamente me quedé sin habla, de modo extraño y sin proponérmelo, me quede inmovil. Las mariposas que creí muertas, despertaron en mi estómago, bajo la presencia imponente de aquel hombre que de seguro tenía la madurez de los años, ademas de la sexualidad y la experiencia de unos cuarenta años. —¿Qué me dijo?— pregunté, a pesar de haberlo escuchado perfectamente. —¿Qué si me buscabas?— repitió y otra vez me enseñó una sonrisa ladeada que dejó ver sus dientes blancos y Perfectos. Otra vez me quedé como una idiota detallando ese rostro de Dios del Olimpo. —¡No!¡Claro que no!— respondí tan pronto salí del hechizo casi hipnótico que lanzaba ese hombre sobre cualquier mujer que lo mirara así de frente y a poca distancia. —Parecía lo contrario— anunció ladeando un poco la cabeza y por un momento odie que fuera tan seguro de sí mismo al punto de ser arrogante. –Te equivocas, solo buscaba el baño, señor… —Bianchi— se apuró en responder extendiendo su mano h
CAPÍTULO 3YAMILA KAYA—No hay junta directiva ni otros socios— explicó él sin ser prepotente o ostentoso— El casino es solo mío, sin otros socios, ni nadie a quien rendirle cuentas — explicó dejándome sorprendida. Sabia que los casinos eran negocios difíciles de manejar, por las enormes sumas de dinero que movían , y todos los negocios ilícitos que se tejían a su alrededor. —¡Vaya! ¡Debes tener que dedicarle mucho tiempo! —Solo el necesario— se apuró en responder—. Tengo un excelente y confiable gerente de operaciones, y dedico mi tiempo a otros negocios— musitó sin darle mucha importancia a la fortuna tremenda que ostentaba. Realmente era un hombre encantador, no es que me pudiera mentir a mi misma al respecto. Aún así, no sabía qué pensar del coqueteo descarado de Aarón, pero decidí darle una oportunidad y darme una oportunidad a mi misma de sentir algo un poco distinto a lo acostumbrado. Salir de mi zona de confort una noche, no terminaría por matarme, sobre todo después de tan
CAPÍTULO 4 AÁRON BIANCHI Realmente pensé irme directamente a mi casa a descansar, para no tener que partirle la cara a Andrés esta noche y de ese modo arruinar una velada que había comenzado realmente bien, pero al mal paso, en ocasiones, era mejor darle prisa. Estaba agotado de la vida que estaba llevando, trabajaba más de doce horas diarias en mi propia constructora, y atendía a tiempo parcial los otros negocios que había adquirido con los años. Salir adelante para mí, nunca había sido fácil, yo no había sido el hijo de un hombre con dinero, como fue el caso de mi hermano menor. Yo fui el hijo de un don nadie, pero el padre de mi hermano nunca hizo diferencias, y me trató como un verdadero hijo. Eso duró hasta que mi padrastro murió de cáncer, y Andrés que ya tenia edad suficiente para hacerse cargo de la herencia, decidió que a mí no me tocaría ni un solo dólar, y por respeto a mi mismo, no me quedó otro remedio que aceptarlo. A mí me tocó hacerme hombre antes de tiempo. Desde