CAPÍTULO 1
3 años despuésYAMILA KAYÁEntrar en la sala de un casino, sin dudas ya no era lo mío. Hubo un tiempo que viajé, que salí a fiestas, y viví la vida loca… y todo eso terminó tras nueve meses de embarazo, y luego largas noches de maternidad en soledad.Al menos puedo decir que hice algo bueno con mi vida. Ya no soy Yamila KAYÁ, la princesita caprichosa de Abdel Kayá, un árabe pudiente del Golfo Pérsico.Sin dudas mi vida cambio bastante, pero soy feliz.Me titulé como enfermera, me gusta lo que hago, y casi todo el tiempo me encanta mi vida. Excepto esta noche…«No sé cómo me deje convencer por Richi y Melisa, a salir a tomarnos unos tragos en este Casino»—No seas tan amargada… ¿Cuánto hace que no sales?— pregunta Richi que es algo así como mi mejor amigo y mi único confidente en medio de lo que se ha convertido mi vida.—¡Tres años!— responde Melisa—, esta mujer no sale desde la noche de boda de su hermana y ¡eso fue antes de que el pequeño Amed naciera!—¡Tampoco hace tanto!— digo sin verdaderamente recordar la última noche que estuve separada de mi hijo. El ambiente es agradable, y me gusta la música. Richi me pasa un Gin Tonic desde la barra del bar y detalló el vaso antes de dar el primer sorbo.—Por eso amiga… ¡Disfruta! ¡Amed está con tu hermana!¿Que puede salir mal?— me grita Richi, pues cerca del bar la música se escucha bastante fuerte.—Si yo tuviera tu belleza Yamila, pues ya le hubiera sacado provecho– me grita Melisa, y niego con la cabeza. En mi caso la belleza no me ayudo de mucho. Logré conquistar al hombre más guapo que había visto jamás, un hombre mayor que yo, y que ciertamente parecía distinto, y después de que consiguió lo que quiso me despreció y humilló dejándome embarazada y con un problema enorme entre brazos.De tan solo recordar lo que siguió después, me dan ganas de no volver a enredarme con un hombre. Mi pobre padre hizo de todo por casarme, pero no consiguió nada en absoluto. ¡Así que no! A Veces la belleza te proporciona más problemas que soluciones.—¡Si yo tuviera tu belleza, tuviera este casino a mis pies! – recalcó Melisa y niego con la cabeza asombrada.—Confórmate con saber que soy más feliz con con la vida que llevo, que con este casino a mis pies— respondí entre risas antes de darle otro sorbo al Gin Tonic.—Bueno, chicas… las traje aquí a divertirse… No para estar auto analizando lo que es su vida cotidiana— chilló Richi instándome a que me pusiera de pie y avanzara a una pequeña pista de baile que estaba cerca del bar, a un costado del salón principal del casino—Vamos a bailar, y a beber hasta olvidarnos del nombre de ese hospital horrendo en donde trabajamos y de la vida de solteronas terrible que nos mantiene en este Verano tenaz— gritó mi amigo y nos condujo hasta el centro de la pista.Una canción de Blad Eyed Peas retumbaba en los equipos de audios y los tres comenzamos a bailar animadamente. No la estaba pasando tan mal después de todo.Me deje llevar al ritmo de la música, cuando Richi se acercó por mi espalda pegándose demasiado a mi. Envolvió su brazo en mi cintura y me habló al oído.—Aquel bombón de la barra no deja de mirarte… Lo tienes babeando cada vez que mueves las caderas– anunció y yo inmediatamente trate de buscar con la vista de quien hablaba—. ¡No vayas a mirar ahora, que está mirando justo aquí!Realmente Richi me advirtió tarde que no lo hiciera, pues mis ojos se encontraron con unos ojos de un intenso color azul.—¡Rayos! ¡Me enamoré!— susurró mi amigo en mi cuello, y tuve que soltar una carcajada. Era evidente que los efectos de la Ginebra en mi sangre ya estaban restándome filtros.—¡Por Allah, Richi! ¿¡Quién eres!? ¿ ¡Flash!? ¡no te pusiste haber enamorado tan rapido!— lo regañé, mientras que siento que la mirada del hombre de la barra me recorria de pies a cabeza.Mis rodillas se sintieron como mantequilla, y un cosquilleo olvidado recorrió mi cuerpo. Ese era un hombre demasido interesante para estar solo. La tentación hecha hombre dentro de un traje a la medidaSi alguien cree que ser madre soltera, o haber sufrido a causa de un mal hombre me quitó lo insolente… pues sinceramente déjenme decirle que se equivocan. Así que no, no bajé la vista, tal como se suponía que debía ser una mujer árabe decente y perfectamente educada. Al contrario, le sostuve la mirada a ese hombre que ciertamente me estaba comiendo con los ojos.Ante mi insolencia, el solo sonrió de medio lado, y depositó el vaso de whisky sobre la barra. Dándome cuanta que yo misma me pondría la soca al cuello si continuaba mirándolo de esa forma, busqué la forma de romper el contacto y alejarme de allí por unos segundos.—Creo que voy al baño– le informé a mis amigos, pero no es que estuviera necesitando ir al lavabo a retocarme . Solo quería un lugar lejos del alcance de la vista de ese hombre, que me permitiera verlo yo sin que él me estuviera viendo también.Algo en él me llamaba demasiado la atención, al punto de que mis ojos se iban hacia su posición como un iman. Pero también había algo demasiado familiar… «algo que no lograba identificar del todo».Tenía un físico impresionante, y a pesar de estar sentado se notaba que era un hombre alto y fornido. Debía estar rondando los cuarenta años, de esos tipos a los que la edad no hace más que ponerlos mejor. El cabello negro, el rostro de facciones perfectas, y unos inigualables ojos azules. Eso rematado por un cuerpo de anchos hombros, pecho definido y abdomen plano. Muslos torneados y un Aura que exudaba peligro a su alrededor.¡Vamos que yo estaba fuera del mercado de las relaciones, pero no era estupida ni ciega! Y ese hombre estaba tan Bueno que haría a cualquier hombre dudar de su heterosexualidad, con razón el pobre Richi desde que lo vio se enamoró a primera vista!Caminé por las periferias del salón tratando de encontrar el mejor punto desde el cual pudiera observar hacia la barra, y me sorprendí porque cuando lo logré y encontré una posición privilegiada, ya mi objetivo no estaba a la vista. Había perdido mi tiempo y ahora ese extraño se había marchado, dejándome con una enorme curiosidad por él.Maldije por lo bajo, al darme cuenta que ya no estaba por allí; giré en redondo para dirigirme al baño de mujeres, solo que no esperaba lo que vi al voltearme.—¿Me buscabas bonita?— me preguntó la voz masculina más especial que había escuchado en la vida.CAPÍTULO 2 YAMILA KAYA Inmediatamente me quedé sin habla, de modo extraño y sin proponérmelo, me quede inmovil. Las mariposas que creí muertas, despertaron en mi estómago, bajo la presencia imponente de aquel hombre que de seguro tenía la madurez de los años, ademas de la sexualidad y la experiencia de unos cuarenta años. —¿Qué me dijo?— pregunté, a pesar de haberlo escuchado perfectamente. —¿Qué si me buscabas?— repitió y otra vez me enseñó una sonrisa ladeada que dejó ver sus dientes blancos y Perfectos. Otra vez me quedé como una idiota detallando ese rostro de Dios del Olimpo. —¡No!¡Claro que no!— respondí tan pronto salí del hechizo casi hipnótico que lanzaba ese hombre sobre cualquier mujer que lo mirara así de frente y a poca distancia. —Parecía lo contrario— anunció ladeando un poco la cabeza y por un momento odie que fuera tan seguro de sí mismo al punto de ser arrogante. –Te equivocas, solo buscaba el baño, señor… —Bianchi— se apuró en responder extendiendo su mano h
CAPÍTULO 3YAMILA KAYA—No hay junta directiva ni otros socios— explicó él sin ser prepotente o ostentoso— El casino es solo mío, sin otros socios, ni nadie a quien rendirle cuentas — explicó dejándome sorprendida. Sabia que los casinos eran negocios difíciles de manejar, por las enormes sumas de dinero que movían , y todos los negocios ilícitos que se tejían a su alrededor. —¡Vaya! ¡Debes tener que dedicarle mucho tiempo! —Solo el necesario— se apuró en responder—. Tengo un excelente y confiable gerente de operaciones, y dedico mi tiempo a otros negocios— musitó sin darle mucha importancia a la fortuna tremenda que ostentaba. Realmente era un hombre encantador, no es que me pudiera mentir a mi misma al respecto. Aún así, no sabía qué pensar del coqueteo descarado de Aarón, pero decidí darle una oportunidad y darme una oportunidad a mi misma de sentir algo un poco distinto a lo acostumbrado. Salir de mi zona de confort una noche, no terminaría por matarme, sobre todo después de tan
CAPÍTULO 4 AÁRON BIANCHI Realmente pensé irme directamente a mi casa a descansar, para no tener que partirle la cara a Andrés esta noche y de ese modo arruinar una velada que había comenzado realmente bien, pero al mal paso, en ocasiones, era mejor darle prisa. Estaba agotado de la vida que estaba llevando, trabajaba más de doce horas diarias en mi propia constructora, y atendía a tiempo parcial los otros negocios que había adquirido con los años. Salir adelante para mí, nunca había sido fácil, yo no había sido el hijo de un hombre con dinero, como fue el caso de mi hermano menor. Yo fui el hijo de un don nadie, pero el padre de mi hermano nunca hizo diferencias, y me trató como un verdadero hijo. Eso duró hasta que mi padrastro murió de cáncer, y Andrés que ya tenia edad suficiente para hacerse cargo de la herencia, decidió que a mí no me tocaría ni un solo dólar, y por respeto a mi mismo, no me quedó otro remedio que aceptarlo. A mí me tocó hacerme hombre antes de tiempo. Desde
YAMILA KAYÁ —Espero que te marches más tranquilo después de haber visto que tu madre esta mejor— le dije a Aaron que ya se marchaba a su casa a descansar. Después de desayunar juntos, él había ido a ver a su madre y yo casualmente fui designada al área en el cual estaba la habiatacion de descanso de la señora Bianchi. La madre de Aaron estaba mucho más tranquila y un poco menos adolorida, a pesar de que el golpe de la caída fue fuerte, también su presión arterial se había estabilizado. Era casi seguro que le darían de alta al día siguiente, así que la situación había sido controlada. —Si, un poco.— musitó él rascándose la cabeza y despeinándose aún más ese cabello negro azabache que contrastaba tanto con su piel blanca y los ojos azules—. La verdad es que me asuste mucho. ¡Si le hubiese pasado algo… no me lo perdonaría!— confesó Aaron y en sus labios se formó una línea que me dejó ver que tan contrariaado estaba con todo el tema del accidente— Pero… creo que lo mejor es que vaya a ba
YAMILA KAYA En ocasiones es muy fácil percibir aura de una persona. Sabes y entiendes lo que es peligroso que puede llegar a ser, pues cada célula de su cuerpo te lo grita… y ademas, célula de tu propio cuerpo, te lo avisa; pero con él… con él era otra historia, ciertamente había algo distinto. Era algo demasiado confuso que no dejaba de aturdirme. Su aspecto me gritaba peligro, pero su personalidad por oscura que fuera, me hacía sentir protegida. Y era «extraño» sentirse protegida por un completo extraño. Y si, detrás de aquel volante estaba Aaron Bianchi, a quien creí que no volvería a encontrar esta tarde, porque estaría con su madre en su habitación de hospital . Literalmente quede boquiabierta, y congelada. La temperatura de la tarde no me gustaba, así que él solo me hizo una señal para que entrara en el auto. Yo tan paralizada como me sentía, tarde unos instantes en reaccionar que no tenía otras opciones. No habían taxis disponibles a esa hora, no tenía coche, pues estaban
YAMILA KAYA Esa rara sensación de no tener suficiente de alguien me acogió, estaba tan extasiada en aquel beso pasional e intenso, que me preguntaba si alguna vez me podría saciar de Aaron Bianchi. Es como si ese hombre hubiera sido diseñado, predestinado para mi, me besaba como si conociera cada milímetro de piel que su lengua y sus labios acariciaban de una manera experta. Cuando por fin nos separamos, yo dudaba hasta el año en que nos encontrábamos. —Eso fue… — murmuré tratando de encontrar una palabra que al menos se le acercara a las muñes de sensaciones que habían catalizado ese beso. —¿Inesperado?— preguntó él con la voz calmada y ronca, y los ojos cargados de pasión. —Si… Inesperado— respondí aun aturdida y embelesada, pero la palabra que vino a mi mente, fue “Perfecto”. Había sido completa y absolutamente Perfecto. —Esperaré por ti Justo aquí— me recordó y soltó de una vez el cinturón de seguridad. —Aaron… mi hijo— logré articular pensando en que quizás a mi hijo no le
YAMILA KAYA Aaron Bianchi se acercó a mi despacio, y yo inconscientemente había dejado de respirar por la anticipación a lo que ocurriría después. Él estaba en mi casa, en medio de mi living, y con los ojos azules cargados de deseo. Era como un animal hambriento, ansioso de saborearme, y lo haría si yo no ponía un freno a toda esta locura.Yo siempre había sido intrépida, atrevida, y lo había pagado bastante caro, así que ahora prefería irme despacio, respetar los tiempos; hasta ahora. Esta noche todo se sentía distinto, porque aquí estaba mi propio ángel oscuro poniéndome increíblemente difícil el resistirme a sus encantos. Tampoco es que yo fuera de piedra, él tenía todos los rasgos y características que se suponía que tenía que poseer una buena tentación. Era increíblemente masculino, sensual, hermoso, musculoso, con un rostro de ángel caído escapado del cielo, y la dureza y experiencia que dan los años a un hombre que evidentemente ha vivido con intensidad. Así que yo
YAMILA KAYA Después de estar casi una hora sentada junto a Amed, viéndolo dormir, por fin me levanté resignada, y con la esperanza de que las cosas no fueran tan difíciles. Miles de mujeres con hijos eran capaces de rehacer su vida afectiva, y encontraban a hombres maravillosos para compartir la carga de la vida diaria. Quizás Aaron podía ser ese hombre para nosotros, pero si me negaba la oportunidad de conocerlo del todo, nos negaría la posibilidad de ser una familia tradicional… «esas de papá, mamá y nené».Traté de no anteponerle a los hechos sobre los viajes no tenia el más mínimo control. «Si me costaba controlar mis ganas frente a Aaron… ¿Cómo diablo pensaba que podría controlar el futuro?»Nada mejor que dejar que el destino organizara cada pieza en su lugar.Caminé a mi cuarto y tome una ducha rápida, organicé un poco mis cosas, coloqué mi teléfono celular en la mesa de noche y me metí en la cama. Tenía que descansar, ser enfermera podía ser en ocasiones, una actividad