YAMILA KAYA La cara del la pediatra al examinar a Amed no me daba ninguna buena impresión. Lo examino muy callada, y sin levantar los ojos del cuerpo de Amed. Estaba demasiado concentrada, y tratando más de descartar síntomas en lugar de buscar explicaciones. —¿Son su madre y su padre?— preguntó unos segundos después retirando el estetoscopio del pecho del niño y entonces mirándome a los ojos. —Si— respondió Aaron con seguridad—. Somos los padres—repitió y la doctora asintio con la cabeza y continuó hablando. —Es mejor que el niño pernanezca hispitalizado— sugirió con amabilidad. Ella volvió a mirar al niño con el ceño algo fruncido. —Tomaremos todas las indicaciones doctora, nuestro único interés es que me sienta bien— dije rápidamente. —Indicaré ahora mismo unos exámenes de laboratorio, serán varios—.Recalcó y tuve mis dudas en cuanto significaba “varios” para ella. —Mañana en la mañana tomarán las muestras de sangre y haremos varias pruebas— explicó la pediatra. —¿Que tiene e
La noche fue larguísima, pero finalmente llego la esperada mañana. Amanecí acurrucada al cuerpecito de Amed, con Aaron velando nuestros sueños, sentado lo más cerca de la cama que le permitía aquel incomodo butacón forrado de cuero blanco, de aquel cuarto de hospital.A pesar de estar aterrada, el cansancio me venció durante la madrugada, estaba bastante segura que Aaron no había conseguido pegar un ojo,Me trate de sobreponer al miedo…todo estaría bien, Amed y yo éramos unos triunfadores, podíamos con todo, y más ahora que teníamos a un caballero de brillante armadura con nosotros.Camil llego muy temprano al hospital, casi dos horas antes de lo habitual, y entró a la habitación para asegurarse que todo estuviese bien.—¿Cómo paso la noche el pequeño? —preguntó antes de emitir un sonido como saludo, era evidente que ella tampoco había descansado mucho pensando en su sobrino. Su semblante lucio preocupado.—Estuvo tranquilo, durmió toso el tiempo. La fiebre cedió, y no volvió a subir—
YAMILA KAYA La madre de Aaron cerró los brazos en puños apretados, en los que las uñas desarregladas tenían que estar desgarrando la carne de la palma de sus manos. Los brazos eran garrotes rígidos junto a su cuerpo, y la impotencia se desprendía por cada poro del anciano cuerpo. Hasta para mí que la conocía poco era visible el tamaño de se enfado y decepción. —No hice nada que tú consentido no mereciera, doña Génova— simplificó Aaron— Estoy cansado, no pienso discutir esta mañana. Llevo prisa…— musitó él sin detenerse un segundo en negar la acusación que acababa de proferir su madre. «Era cierto entonces» no había dudas… algo ya lo conocía. «Aaron había hecho golpear a Andrés» Sabia que no era un santo, pero no me imaginé que sus métodos actuales fueran tan crudos. Y no había un ápice de arrepentimiento en su forma de dirigirse. —¿Por que lo hiciste? — preguntó su madre con retórica, ella no podía ser tan estupida como para esperar una respuesta. Sus hijos se odiaban… y ella no
AARON BIANCHI Por un momento creí que Genova se desmayaría, la impresión de saber la existencia de un nieto de su hijo predilecto, fue demasiado. —¿Te- te dejó embarazada?— preguntó sin dar crédito a lo que escuchaba. Creo que el poder de enegenacion de mi madre cuando de Andrés se trataba, no tenía limites. —Creo que debemos irnos Yamila, ven por acá—, dije guiándola al dormitorio principal del apartamento—. ¡dame un segundo! Ya mi madre se iba. ¿Puedes buscar algo en el closet que pueda usar para hoy? ¡lo que escojas estará bien! Me ducharé en tu casa!Yamila prácticamente con la cabeza en Blanco, casi como aliviada, pero aún en shock después de lo que había dicho, no discutió y solo accedió a entrar en mi dormitorio. Regrese a toda prisa junto aGenova, y la mire a los ojos. En ese momento la vi tan frágil que mi garganta se cerró. Entre nosostros había una brecha, una que se había abierto hacia muchos años, esa unión irrompible entre una madre y un hijo… se había roto.
YAMILA KAYA Aaron parecía absolutamente frustrado cuando entró en la habitación unos minutos después, frustrado y apenado, siendo más sincera. Yo había logrado calmarme un poco, tenía tanto en la cabeza, como para preocuparme por la señora Genova, por muy madre de esos dos que fuera. La repentina y agravada enfermedad de Amed me tenia el corazón saltandose dos latidos a cada vez. La opresión en el pecho y la garganta cerrada no se iba. Tampoco se iba la idea de que me fallarían las fuerzas para tomar una próxima bocanada de aire que llenara mis pulmones y me permitiera seguir respirando entre tanta adversidad. Ahora está mañana todo había empeorado… Lo que relamente me estaba afectando era saber que Andrés era ahora mismo una bomba de tiempo que solo estaba cargando lista para detonar y devastar hasta las cenizas todo lo que encontrara en su jodid0 radio de acción. Cuando ese idiota explotara su venganza como estaba segura que lo haría, sabía que habría pedazos de la metralla por
YAMILA KAYA Llegamos de vuelta al hospital faltando unos pocos minutos para las ocho de la mañana. Camil está sentada en la cama con su sobrino y lo ayudaba a tomarse un vaso de leche tibia.Respire aliviada al ver que todo parecía en Perfecto orden. Nada parecía haber empeorado en mi ausencia. Esperamos que entrara otra de las enfermeras para comenzar a preparar a Amed para los análisis, y allí aguarde tranquila en compañía de Aaron y Camil; hasta que mi hermana tuvo que irse pues tenía una cirugía en una media hora más, y no podía ausentarse por más tiempo de su trabajo. Aaron también se había tomado unos minutos para llamar a su compañía, y aparentemente todo marchaba más tranquilo.La jornada sin dudas fue agotadora, y sobre todo dolorosa para Amed. Le realizaron varios exámenes, entre ellos muestras de sangre, algunas ecografías y una punción lumbar para descartar que tuviera una meningitis, y esa fuera la causa de las fiebres tan altas.Una vez que llegaron las seis de la tar
YAMILA KAYA Tal como imagine, el alta de Amed fue al día siguiente del episodio con Andrés y Genova. Al menos estaríamos fuera del alcance de esos dos, o eso quería pensar, Aarón podría ayudarme con eso. En el hospital estábamos más expuestos, pues podían evitar la seguridad que tendríamos en mi departamento o en el de Aarón de ser necesario . El mismo día que dejamos el hospital, fue en el que Aaron desembolsó dos millones de dólares destinados a pagar la distancia de Andrés con nosotros. Dos millones que pagarían mi tranquilidad, y que sacaría a esa escoria sin corazón de nuestras vidas. Podría parecer mucho para otros… pero a mi me parecía poco dinero con tal de deshacerme de esa pesadilla que se había vuelto mi vida desde que ese hombre apareció ante nosotros otra vez. Andrés vendió los pocos derechos que le quedaban como padre biológico de Amed, y eso era innegable. El hermano hizo que uno de sus carísimos abogados preparara un documento, en el que Sandarti firmó estar de acue
YAMILA KAYA La parte más difícil comenzó ese mismo día, tal como habíamos solicitado los exámenes para conocer el mejor tratamiento empezaron de inmediatos. Yo estaba totalmente en shock, no podía pensar, ni siquiera respirar. Me dolía el pecho con cada aspiración. Aaron caminaba junto a mí por el pasillo, hacia el consultorio de la oncóloga que llevaría el caso de Amed. Mi corazón se había roto en pedazos, en mi mente no dejaba de pensar que mal estaba pagando con esto. Nunca había sido cruel, malvada como para pagar un karma tan pesado. No dejaba que había salido tan mal, como la vida se había torcido tanto como para quedar envuelta en este sufrimiento tan profundo. La impotencia me desgarraba el alma. Ahora solo serían días grises, hasta que me dieran una forma, una alternativa, una posibilidad, por pequeña que fuera… una mínima esperanza a la cual aferrarme.. que me asegurara que no iba a ver a mi niñito hermoso consumirse poco a poco en una enfermedad tan terrible. Entramos