Chloé
¿Qué le había hecho a esta mujer para que hiciera tal barbaridad a mi coche?, ¿qué era lo que tenía hacia mí para llegar a odiarme?, si apenas nos conocíamos.
— No entiendo por qué Lili hizo tal acto— le digo Abel mientras desayunamos.
— Ella es la mejor amiga de Casandra, se llevan muy bien y por eso no aceptó que me casara con otra.
— ¿Y por qué no me lo dijiste, Abel?
— No le di importancia, porque nunca y créeme que cuando te digo nunca es nunca había sido algo más para Kassandra, solo amigos.
Le doy un sorbo al café mientras pienso si decirle sobre el CD que me había llegado ayer.
— ¿Saldrás tarde hoy? — cuestiona sacándome de mis pensamientos.
— No lo sé, normalmente mi turno terminaría a las d
La ventaja de ser médico es que cuando estas cosas ocurren o uno se corta sin querer, pues sabe tomar el control de la situación, pero lo que en ese momento más me enojó es como se tomó la valentía de hacer tal acto con mis cosas, ¿cómo ella sabe la forma en la que me llamaban cuando yo era niña? Y sobre todo que debo hacer para que ella entienda que su hermano es parte de mi vida, al igual que lo soy en la de él.
ChloéEstar ahí sentada entre cuatro paredes ha sido muy difícil, mi mente ha estado recordando cada resultado de la mujer que falleció, esa señora que no padecía de ningún problema y que ahora soy acusada por negligencia médica y mi carrera depende de un hilo.
Caminaba tranquila tomando mis fotos y agarrándome fuerte a la mano de Abel, dreno la ansiedad que sentía en su agarre, pero cuando vi La libertad guiando al pueblo de Delacroix ahí sí que perdí la compostura, estallé. Observé cada detalle de aquella pintura que tanto había visto estampada en papel.—
Si ella sigue comportándose de esta forma, debe entender que tarde o temprano las consecuencias serían nefastas.—Las heridas que se causó la señorita no son graves, pero aun así les aconsejo que la lleven a un psicólogo—habla mi compañero con mis suegros y Abel.
Negaba aceptar la realidad completamente, no aceptaba las palabras de José.—Será mejor que nos dejemos de ver por un tiempo—añadí sin mirarlo.
ChloéDejar de ver a José no significa dejar de ser amigos, lo quiero demasiado para que nuestra amistad deje de existir. Solo necesito asimilar la situación, digerir todo lo sucedido estos últimos días.
Sentía ese pasillo muy largo y por más que corría este no acababa y lo peor de todo es que las fuerza se me estaban agotando antes de llegar a Abel, antes de ver al hombre que amo en una cama recostado en medio de aquel lugar frío que era el quirófano y lo que más me quitaba el aliento es sentirme impotente al no poder hacer nada para salvarle la vida. Siento como cada segundo que pasa, la vida de Abel se va apagando y la desesperación de volverlo a ver con los ojos abiertos se va desvaneciendo.Llevo sin ir a casa desde aquel amargo día que por culpa de su hermana ahora Abel está luchando mediante un respirador por su vida, mis ojos se cierran, pero la actitud de mantenerlos abierto por un milagro persiste, ¿un milagro?, intento engañarme a mí misma, me aferro a esa palabra para consolar mi pobre corazón destrozado.Último capítuloCapítulo 40