Mientras la sigue observando, Angelina sigue sosteniendo también la ropa de su niño entre sus manos, pero el roce de Giancarlo en sus mejillas en una llama que quema no sólo su piel, sino su corazón.Lleva el rostro hacia atrás para romper el contacto, mirando hacia otra parte. —Hay muchas cosas de las que... no puedo soportar —Angelina se enfrenta por primera vez luego de meses a ésta tortura de hablar de lo sucedido, al menos lo intenta—, no hagas esto, Giancarlo. No me toques…Su voz se quiebra, y aún con los ojos cerrados, siente que los sollozos quebrarán su garganta.—No puedo soportar verte aquí —Angelina observa la ropa de su bebé, tan pequeña, tan frágil—, y lo único que haces es torturarme…—sin dejar de acariciar, murmura—, y no quiero seguir con esto. Ya no quiero.—¿O lo que quieres es ya no estar conmigo?Angelina se digna a verlo a los ojos. Y no le agrada lo que observa: indiferencia.—¿Qué es lo que pretendes…? —le pregunta con lentitud—, ¿Crees que voy a ir tras de t
De regreso a la mansión luego de tomar una gran fuente de energía para ella y su hijo, Angelina logra colocar los floreros en la habitación que había elegido para el bebé. Sólo falta algunos arreglos, pero en general, la habitación es preciosa. Nada puede hacerla más feliz que ver el lugar donde dejará a su niño una vez que nazca. Pero todavía con una sonrisa, hace una mueca de cansancio y se coloca la mano detrás de su espalda.—Ah, bebé —llega hasta una silla y decide sentarse—, le dejas a mamá una gran pesadez. ¿Qué tal si ya decides venir al mundo?—Señora —Issie entra por la puerta—, ¿Me necesitaba?—Si no es mucha molestia, Issie. ¿Podrías prepararme la tina con espumas en mi habitación? Mientras termino por recoger esto de aquí. Pero tienes que decirme.—Por supuesto, señora. Denme unos diez minutos.—Eres un sol, muchas gracias —Angelina toma un suspiro—, me avisas, eh.Issie la deja sola. E intenta levantarse para terminar de sacar de una caja un par de juguetes. A la cuna d
—Es importante mantener una dieta saludable y mantenerse hidratada en éstas últimas semanas. Hace bien en mantenerse activa haciendo ejerciciosAngelina mantiene la mano en su vientre. Ya se ha vestido y se ha secado el cabello para atender al doctor. Y por primera vez en todo su embarazo, Giancarlo está junto a ella. Le es aliviante tenerlo a su lado justo en estos momentos y eso no puede negarle tampoco.—Ahora bien, su bebé está desarrollado para nacer, pero debido a los factores de riesgos se debe ser muy cuidadoso. Cuando usted entre en labor, esperará sentir contracciones regularles que se intensificaran con el tiempo, pero una vez que usted esté lista para dar a luz, se monitoreara su salud. Lo que siente se debe a los sintomas del pre-parto, el incremento del tamaño del utero hace comprensión en los pulmones, haciendo que le sea dificil respirar. Todo saldrá bien porque el niño está saludable, y la mamá también.—¿Qué pasa con la fecha de nacimiento? ¿Puede adelantarse? —le pr
—No puedo creerlo…—Angelina está petrificada en su sitio. Pero aún así toma la carpeta para observar las líneas. Sus ojos, sin esperarlo, se iluminan—, por Dios…Y gira el rostro para verlo.Gianca ya se encuentra mirándola desde antes, y todo lo que recibe de él es calidez y delicadeza. Sólo suavidad. Se le escapa una sonrisa aún cuando lo mira.—¿Y tuviste que amenazar a todos esos hombres…?—Quería encontrarte —Giancarlo no desvía su mirada—, y si alguien te ayudaba saldrías cuánto antes del país, y eso significaba no encontrarte nunca. No lo iba a permitir. No existen palabras para describir lo que ahora siente. Y en cómo observa lo que éste hombre le está diciendo sólo porque “quería encontrarla.” Las dudas por un pequeño instante se esfuman. Lo que quiso creer como la realidad está desmoronándose. ¿Cómo es posible sentirse así…? El amor ciega ahora, y la hechiza un momento diciéndole que olvide todo y se de cuenta que él está aquí con ella, demostrando con acciones las palabra
El dolor se intensifica cada vez más. Llega un punto donde no puede ver, no puede pensar y tampoco puede soltar de su boca otra cosa que no sea gemidos dolorosos. Lo primordial ahora es llevarla al hospital pero el dolor de Angelina y sus contracciones lo están volviendo difíciles, lo que aumenta la ansiedad de éste momento. —¡No aguantará a llegar al hospital! ¡Queda muy lejos! —Ava intenta mantener el control de esto pero el primer grito de Angelina diciendo que le duele demasiado la ponen en riesgo—, está bien, señora. ¡Aquí estamos! El dolor incluso la hace pensar que se desmayará, pero lo que obtiene como respuesta es un desgarre tan fuerte que no puede sostenerse ni tampoco caminar. Lo menos que espera en estos momentos cuando las voces de las mujeres es sentir unos brazos rodeándola de forma repentina, cargándola como la pluma de un ala sin tanto esfuerzo. Pese a que está cegada por el dolor, comenzando a sudar, observa a duras penas a quién la sostiene y a quién la lleva.
El dolor se había disipado. Y el doctor había dicho luego:—Es hora de que mamá descanse y tenga que chequear al pequeño. Por lo que, luego de tener todo el cuerpo molido de pies a cabeza tuvo que darlo al doctor con tristeza, pero sólo por unos momentos. Ava se encargó de ayudarla a cambiar todo del cuarto, y Giancarlo prometió que volvería con el niño luego de que descansara y recibiría las atenciones adecuadas. Es cierto que estaba cansada, pero quería a su hijo de vuelta. Abrazarlo, besarlo, sentirlo, lo quería cuánto antes. Toda la mansión se enteró que la señora Mancini había dado luz a un hermoso niño, e incluso Aurora, a la espera también de saber lo que sucedía, conoció a su pequeño hermano cuando fue su padre quien se lo presentó luego de que el doctor confirmara que el niño estaba sano y no tenía complicaciones, sólo debía ser alimentado. Angelina cree que ha pasado más de dos días durmiendo pero sólo fue una hora. Quedó demasiado débil como para levantarse, y como no,
La toma por sorpresa. Ésta actitud de Giancarlo dice algo entrelíneas que solo se sabrá una vez se lo diga. La calma de su bebé apacigua cualquier pensamiento estresante pero es difícil mantener una expresión neutra luego de esto. —¿De qué se trata? ¿Qué es lo que sabes? Giancarlo se ha mostrado frívolo e indiferente en muchas ocasiones. A cualquiera mira con desdén y apatía si algo no se lleva a cabo como lo pidió. Pero cuando mira a su esposa todo es distinto. Todo cambia y esa manera de verla se transforma al más grande afecto que pueda existir en ésta tierra. Han aprendido que con la mirada también pueden hablarse. Giancarlo, mientras su esposa tiene su total atención, y suspira su aliento cálido, no pasa otro segundo sin hablar. —Damiana De Santis exporta droga desde los tiempos que Stefano vivía, tu abuelo. Angelina cierra los ojos al oírlo. Decide girar el rostro hacia un lado. —Te contaré algo, nena. Tú Familia ha intentado venderte una historia que nunca sucedi
Contempla a su bebé con amor. Una ternura inexplicable nació desde el momento en que lo tuvo entre sus brazos. Éste sentimiento no tiene nombre, es algo que la envuelve por completo, haciéndola la mujer más feliz del mundo. Su bebé se había quedado dormido un par de horas, pero en estos momentos ya está despierto, observando el alrededor con esos hermosos ojos. Su pequeña mano toma su dedo, y Angelina acaricia su mejilla y sus pequeños pies. ¿Cómo puede ser tan hermoso? Tiene mejillas gordas, igual a un muñeco. Su precioso muñeco. Heredó su cabello negro y lo más probable es que él y Aurora compartan ese mismo parecido con su padre.Su bebé hace esos pequeños sonidos que se han vuelto su melodía favorita. Durmió un poco pero al momento en que oyó a su bebé se levantó, y no había pasado una hora. Se levanta de la cama con el niño entre sus brazos, sin dejar de admirarlo.—Mi hermoso bebé, cómo te amo. Te has vuelto al instante mi razón de vida…—se lleva su puñito hacia sus labios—, m