—No es lo que quiero escuchar, Angelina… —Cielo, no puedes detener lo inevitable —Angelina se levanta sosteniendo a Gianluca de espaldas hacia ella, así que el niño puede ver a su padre cuando alza los brazos pidiendo que sea él quien lo cargue—, no puedes hacerlo, mi amor. Haré todo lo que esté al alcance de mi mano para que no sólo sea Gabriel sino también los demás. No puedes tenerme aquí siempre. —Si puedo —Giancarlo agarra a su pequeño con un solo brazo, y Gianluca de una vez reposa su cabeza en su hombro, abrazando su cuello—, si puedo, Angelina. Pero lo haces muy difícil. Estaba esperando el momento donde ese cretino pusiera sus dedos sobre ti para despedazarlo con mis propias manos. No vas a volverte a exponer tu vida de esa forma, y que sea la última vez —Giancarlo gira el rostro para dejar un beso en la frente de Gianluca, aún con los ojos abiertos y sosteniendo su chupete con la boca para que no caiga. De seguro no quiere hablar y sólo quiere dormir, tal cual lo demuestra
—Vete de aquí, Angelina. No tienes nada qué hacer en este lugar…—Damiana amenaza desde su posición, observándola de arriba hacia abajo—, sé que eres más inteligente que esto. —Ser inteligente según tú, me ha llevado a este lugar y estoy muy bien aquí. Damiana no responde al momento en el que Angelina termina por hablar. —¿Dónde está Cecilia? —pregunta por ella. —Pagando lo que le hiciste hacer —Angelina no sabe cómo puede controlar la furia de todo su cuerpo mientras observa la inmensa y casual mirada de Damiana. Siempre ha sido así, y tampoco busca intimidarla. Sólo quiere dejar las cosas en claro—, pero no te funcionó…—Angelina mueve la cabeza. —Me han dicho que un hermoso niño vive contigo —Damiana muestra una pequeña sonrisa—, ya te habrás dado cuenta que yo nunca tuve a tu hijo. —Fue por ti y por Marcelo, fueron tus órdenes y tu cooperación con Marcelo. ¿Por eso casaste a mi madre con Carlo Sorventi? ¿Siempre supiste que Marcelo era su hijo? —Angelina no ha podido dormir
—¿¡Angelina?! Una vez Angelina ve nostalgia la situación de Damiana a la puerta de la oficina se abre estruendosamente. Se trata de Nicolai, quien la busca desesperado. Al ver a Damiana en el suelo, toma aire y cierra los ojos. Angelina lo mira por el hombro. —No durará mucho la reacción, quizás media hora. Tienen que llevársela antes de que logre escaparse —Angelina no siente ningún remordimiento y da un paso hacia atrás mientras Nicolai se acerca a Damiana—, estuvo a punto de escaparse porque para éste momento Gabriel debió haber soltado todo. —¿Todo está bien! ¡Por Dios ! —Annalisa junto a Massimo entran a la oficina, sorprendiéndose de lo que observan sus ojos. Fue Annalisa quien gritó sobresaltada—, Dios mío. —La policía ya está aquí —Massimo no tarda en decir, mientras su hermano coloca a Damiana en el sillón, desmayada—, no puedo creerlo. —Si no hacíamos nada esta mujer se escaparía del país para siempre. ¿Qué crees que haría una vez estuviese afuera? Mandaría a mat
Le sorprende a Angelina las palabras que dice el juez en cuanto a la situación de Damiana: cadena perpetua. Con su edad, no sabe si logrará sobrevivir, pero no siente algún remordimiento cuando la sentencia ya es un hecho. Hay muchos cargos en contra de Damiana que no la dejan tener libertad condicional, y si fuese asi no dejaría nunca que alguien la dejara en libertad. Los involucrados observaron la decadencia de una mujer que llevo el prestigio de una familia que por varias décadas fue dueña de una ciudad entera. Por varios días el caso de Damiana De Santis opacó incluso el de Gabriel; quien también había tenido su juicio pero no fue público ya que Gabriel confesó muchas barbaridades cuando no tuvo de otra. La familia de Giancarlo estuvo en el escándalo por días, incluyendo a Úrsula y a la propia Nina. Giancarlo no pudo creer que su madre haya sido cómplice de Marcelo para desaparecer a su propio nieto. —También estoy sorprendida…—murmuró Angelina al tocar el rostro de su
¿Qué puedo decir? ¡Inmensamente feliz y agradecida por todo el apoyo que está historia tuvo! No saben cuánto adoro a estos personaje, y adoro a las personas que compartieron risas y lágrimas con mis nenes que lo son todo para mí, en especial a Angelina, mi nena fuerte. ¡Muchas gracias! ¡Gracias, gracias! A toda lectora que llegó aquí y me acompañó en este viaje que hoy decimos adiós con tristeza y a la vez con felicidad. Fue especialmente un reto contar ests líneas que amé desde el principio, y no podía creer que gente la leyera y disfrutara la aventura de nuestra protagonista a su vez que encontraba el amor. Lamento los malos ratos pero no es mi historia sino hay drama, así que mil disculpas jaja! ¡Me va a costar acostumbrarme a no escribir estás líneas! Pero me quedo con el hermoso viaje que está historia dejó en mi vida, mil gracias. Un viaje que siempre me emocionaba por continuar, y que siempre llevaré en mi corazón como todas mis historias hasta ahora. Pero sé que como siempre
Se arranca el velo, se quita los tacones y sigue corriendo en la maleza y lejos de la mansión donde acaba de escapar de su boda. —¡Que no escape! —reconoce esa voz y casi se le sale el corazón. Sigue corriendo conforme los gritos para que se detengan se oyen con fuerza y los carros rugen con el motor para perseguirla, sigue y sigue corriendo descalza a su vez que siente las ramas, las piedras y la tierra en sus pies descalzos. “Corre, no pares. ¡Corre!” Mira sobre su hombro y las luces de su antigua casa se hacen más pequeña. La casa está rodeada de infinitos arbustos y árboles pero en cualquier momento podrá ver la carretera y pedir auxilio, es lo único que tiene en mente. Sigue corriendo sin detenerse. El vestido blanco se desgasta con las ramas que la lastiman cada vez que se aleja. Si la atrapan, volverá al infierno que ha vivido por meses, en una familia que sólo la ha tratado como un objeto para cumplir y obedecer. La utilizaron al comprometerla como moneda de cambio
—No voy hacer eso —Angelina grita al borde del enojo. Para ella, éste hombre se está aprovechando de su desgracia. Sus manos bajan hacia la cerradura del carro—, no soy tonta, señor. Y no seré su esposa para nada. Ni seré suya, ni-—Está a tu desición —la interrumpe Giancarlo dando otra calada a su cigarro—, no soy un hombre que obliga. Estarás conmigo porque así lo quieres: yo sólo te estoy dando una salida —Giancarlo no la mira. Posee un rostro desinteresado y es algo que siempre lo ha caracterizado. Y era mejor así porque la mirada de Giancarlo sobre ella es lo más cercano a sentir el filo de un cuchillo en su cuello.Angelina mueve el cerrojo de la puerta para tratar de salir ya que nota como los edificios de la cercana ciudad de Florencia es la ventaja que necesita.—He decidido que no —vuelve a escupir Angelina—, ¡Detenga el auto! ¡Me largo! No necesito su ayuda porque si me fui de esa casa fue precisamente para no casarme. Y no seré su esposa, ni suya. Jamás —golpea la ventana
Cuando Angelina oye la voz de Giancarlo, bajo la dosis de la adrenalina y el susto, no puede creer lo que está escuchando.—¡Nos vamos, jefe! ¡Aguante! —y Benedetto, el guardia principal, levanta a Giancarlo mientras los demás siguen defendiendo con disparos al bando contrario.—¡Le dieron al jefe! ¡Retirada! Angelina es arrastrada por otro hombre mientras exige que la dejen ir con Giancarlo: la culpa la carome de pies a cabezas porque cree que la herida que ahora tiene Giancarlo es por culpa suya…se siente fatal y patalea cuando el guardia la aleja de Giancarlo, ya montado en el carro y preparándose los demás hombres para salir del lugar cuanto antes. —¡Tengo que ir con él! —le grita Angelina al guardia que la monta en el segundo carro—. Está herido-—¡Tranquilícese, señorita! El jefe será atendido cuánto antes. Sólo rece para que se salve —y éste hombre, quizás de su misma edad, arranca cuando ya hay otros tres hombres dentro del carro. El hombre joven se gira a verla y casi se qu