Issie, asustada hasta la coronilla le pregunta ahora a dónde irán y en dónde se hospedarán.—Tú confía en mí, estaremos bien —es lo único que Angelina le responde a Issie. Cerca de las seis de la mañana, Angelina renta una casa cerca en una zona alejada, en Villa. Quiere lograr hacer tiempo hasta recibir una llamada, y dormir con tranquilidad en su nueva casa. La casa es perfecta para su gusto; usó efectivo en vez de tarjeta para que no se pueda rastrear ninguna de sus compras mientras esté aquí. Cuando está sentada en el porche, apenas ha dormido unas cuantas horas, y son las diez de la mañana. Issie se encargó de traer a algunas personas del servicio para que se encarguen de algunas tareas. Quiso prepararse el desayuno ella misma pero Issie se negó. Se ha terminado su té, apenas calmandose. Con su mano cerca de su frente observa el panorama de ésta visión que se convertirá en su mañana en estos meses, y ya no le salen las lágrimas. Sus ojos están hinchados por haber llorado en
—¿Está contigo…? —su voz en un hilo completo apenas es perceptible. Las manos que todavía están en su vientre se van hacia la puerta, y con horror observa a Eron de pie frente a ella—, ¿Giancarlo está contigo? ¿Está contigo…?—No, señora. El señor Mancini no está conmigo —Eron le responde con rapidez al ver su obvio terror desesperante. Es su turno de estar horrorizado al mirar—, señora.Angelina se traga la atadura que no le deja hablar y suelta el aire reprimido pero ya aliviado. Sin embargo, aún continúa paralizada en la puerta de su casa. —¿Eron qué haces aquí? ¿Cómo me encontraste? ¿Qué haces aquí? ¿Qué es lo que haces aquí y por qué estás en mi casa? ¡Dime!—Cálmate. Tienes que escucharme primero —Eron tiene la voz relajada y alza la mano para tranquilizarla—, pero necesitas entender que —y observa su vientre—, esto ha sido inesperado.Angelina no sabe qué decir. La palidez por imaginar a Giancarlo frente a ella y de ésta manera la carcomió. ¿Cómo sería ésta vez capaz de oculta
—Quiero estar a solas con mi esposa. Giancarlo apenas mueve el rostro. Eron todavía frente a Angelina mueve la cabeza para asentir y lo ve pasar por su lado.—Sabías que él estaba aquí —le escupe Angelina a Eron con ojos de decepción—, sabías y me engañaste.—Lo lamento, Angelina. Pero no fui yo quien te encontró, fue él —Eron se disculpa para dirigirse hacia la puerta que da la salida.Angelina acaricia su vientre, mirando a Genoveva que no parece afectada por lo que sucede. Y tampoco es tonta para no observar su reacción. A punto de hablarle, Genoveva la mira.—No —le responde Genoveva—, no sabía nada.Angelina baja los ojos hacia el suelo. Tomando aire y luego botando lo tanto que pueda.—Volveré en un momento.Angelina vuelve abrir los ojos, pero Genoveva ya no está, lo que significa que está completamente sola ahora con éste hombre…Lo único que la calma es respirar. ¿Pero cómo se supone que respirará si Giancarlo está aquí? ¿Frente a ella luego de miles de milenios lejos y a
“Ocho meses antes.”El día se volvió templado una vez regresó. Luego de volver a Il Ranch, al vacío Il Ranch mientras todavía sentía su olor en su cuerpo y el rastro de sus labios plasmados en los suyos, apenas conversó con alguien más. Ni siquiera enfurecido, sólo…pensativo. Lo que había pasado aquel día con ella abrió las posibilidades de volver a lo que tenían antes, pero que se esfumó cuando la desconfianza y el odio volvió a sus vidas. Algo era cierto. Lo cierto es que ya no podía vivir sin ella. El problema era la actitud de ambos. De él, que siempre había sido prepotente y sanguinario, y de ella, orgullosa y hasta ese punto, ya rencorosa. No funcionaban de esa forma y sus personalidades chocaron. Lo que había sido no iba a volver, y tampoco lo que se habían prometido y lo que habían soñado. La frustración carcomió su mente al estar en su oficina otra vez, desordenado por lo que había hecho con ella. Angelina lo estaba volviendo loco y su única motivación fue exigirle una
Mientras la sigue observando, Angelina sigue sosteniendo también la ropa de su niño entre sus manos, pero el roce de Giancarlo en sus mejillas en una llama que quema no sólo su piel, sino su corazón.Lleva el rostro hacia atrás para romper el contacto, mirando hacia otra parte. —Hay muchas cosas de las que... no puedo soportar —Angelina se enfrenta por primera vez luego de meses a ésta tortura de hablar de lo sucedido, al menos lo intenta—, no hagas esto, Giancarlo. No me toques…Su voz se quiebra, y aún con los ojos cerrados, siente que los sollozos quebrarán su garganta.—No puedo soportar verte aquí —Angelina observa la ropa de su bebé, tan pequeña, tan frágil—, y lo único que haces es torturarme…—sin dejar de acariciar, murmura—, y no quiero seguir con esto. Ya no quiero.—¿O lo que quieres es ya no estar conmigo?Angelina se digna a verlo a los ojos. Y no le agrada lo que observa: indiferencia.—¿Qué es lo que pretendes…? —le pregunta con lentitud—, ¿Crees que voy a ir tras de t
De regreso a la mansión luego de tomar una gran fuente de energía para ella y su hijo, Angelina logra colocar los floreros en la habitación que había elegido para el bebé. Sólo falta algunos arreglos, pero en general, la habitación es preciosa. Nada puede hacerla más feliz que ver el lugar donde dejará a su niño una vez que nazca. Pero todavía con una sonrisa, hace una mueca de cansancio y se coloca la mano detrás de su espalda.—Ah, bebé —llega hasta una silla y decide sentarse—, le dejas a mamá una gran pesadez. ¿Qué tal si ya decides venir al mundo?—Señora —Issie entra por la puerta—, ¿Me necesitaba?—Si no es mucha molestia, Issie. ¿Podrías prepararme la tina con espumas en mi habitación? Mientras termino por recoger esto de aquí. Pero tienes que decirme.—Por supuesto, señora. Denme unos diez minutos.—Eres un sol, muchas gracias —Angelina toma un suspiro—, me avisas, eh.Issie la deja sola. E intenta levantarse para terminar de sacar de una caja un par de juguetes. A la cuna d
—Es importante mantener una dieta saludable y mantenerse hidratada en éstas últimas semanas. Hace bien en mantenerse activa haciendo ejerciciosAngelina mantiene la mano en su vientre. Ya se ha vestido y se ha secado el cabello para atender al doctor. Y por primera vez en todo su embarazo, Giancarlo está junto a ella. Le es aliviante tenerlo a su lado justo en estos momentos y eso no puede negarle tampoco.—Ahora bien, su bebé está desarrollado para nacer, pero debido a los factores de riesgos se debe ser muy cuidadoso. Cuando usted entre en labor, esperará sentir contracciones regularles que se intensificaran con el tiempo, pero una vez que usted esté lista para dar a luz, se monitoreara su salud. Lo que siente se debe a los sintomas del pre-parto, el incremento del tamaño del utero hace comprensión en los pulmones, haciendo que le sea dificil respirar. Todo saldrá bien porque el niño está saludable, y la mamá también.—¿Qué pasa con la fecha de nacimiento? ¿Puede adelantarse? —le pr
—No puedo creerlo…—Angelina está petrificada en su sitio. Pero aún así toma la carpeta para observar las líneas. Sus ojos, sin esperarlo, se iluminan—, por Dios…Y gira el rostro para verlo.Gianca ya se encuentra mirándola desde antes, y todo lo que recibe de él es calidez y delicadeza. Sólo suavidad. Se le escapa una sonrisa aún cuando lo mira.—¿Y tuviste que amenazar a todos esos hombres…?—Quería encontrarte —Giancarlo no desvía su mirada—, y si alguien te ayudaba saldrías cuánto antes del país, y eso significaba no encontrarte nunca. No lo iba a permitir. No existen palabras para describir lo que ahora siente. Y en cómo observa lo que éste hombre le está diciendo sólo porque “quería encontrarla.” Las dudas por un pequeño instante se esfuman. Lo que quiso creer como la realidad está desmoronándose. ¿Cómo es posible sentirse así…? El amor ciega ahora, y la hechiza un momento diciéndole que olvide todo y se de cuenta que él está aquí con ella, demostrando con acciones las palabra