Dos días después de la visita de ese hombre a mi casa, estaba en un despacho de abogados, sentada enfrente del que iba a ser mi esposo, junto con su abogado sentado a mi lado, mientras mis padres me esperaban en la sala de espera
—Señorita Miller, le ruego que firme el documento de confindelidad y el contrato de matrimonio — me dijo el abogado
— ¿Puedo leerlos primero? no voy a firmar nada sin saber que han puesto ustedes en estos contratos — les dije aunque no tenía ni idea de lo que deberían de poner en un contrato matrimonial, pero quise hacer como si todo lo supiera
— De acuerdo ¿desea quedarse sola? — me pregunto el abogado, viendo una sonrisa picara en mi casi ya prometido
— No hace falta, ¿Que?¿Me tengo que ir a vivir con él?¿por qué? aún no estamos casados — les dije
— La gente que los conoce, no debe sospechar que esto es un acuerdo, El señor Taylor no la tocara ni dormirán juntos hasta que la boda se celebre, así como el tampoco tiene intención de obligarla después si usted no lo desea, solo que cuando pase cierto tiempo usted deberá quedarse embarazada de mi cliente, es la única cláusula que usted debe cumplir — me dijo
— ¿Acostándome con el? ¿o será un embarazo in vitro? — pregunte, viendo como Aaron se estaba riendo
— Vanesa, por supuesto que te dejaré embarazada al estilo de nuestros abuelos — me dijo sin dejar de reir
— Muy gracioso Taylor, ya se como se hace un bebe — le dije con sarcasmo
— Sabemos que está estudiando en la universidad, mi cliente nunca se opondrá a que siga con sus estudios, ya que lo comprende y desea ayudarla en ese aspecto, Cuando la boda se celebre, mi cliente le dará una tarjeta platinum, para que se compre lo que necesite y no tenga que depender siempre de su esposo, así como, el señor Taylor, se compromete a que a sus padres nunca les faltara de nada y seguirán en la posición social que se encuentran en la alta sociedad
Firme todos los documentos, guardandolos el abogado en una carpeta que tenía, levantandonos los tres de las sillas, marchándome de aquella sala.hacia donde estaban mis padres. Cuando llegamos a mi casa, me sentí perdida por primera vez, Mire a mi madre viendo que tenía los ojos anegados de lágrimas, ya que sabía que ella se sentía impotente y estaba frustrada.
— Mamá, habla tu con papá, por favor – le dije
— Lo siento Vanesa hija, pero ahora mismo las cosas son así, le debemos a Taylor mucho dinero, estamos en deuda con él y si él quiere que le paguemos con nuestra única hija, no nos podemos negar — me dijo cogiendo mis manos
— Entregar mi libertad a un desconocido, creo que es un precio demasiado alto, no tenéis derecho a obligarme a casarme con él — le dije
— Cariño lo siento, pero ya conoces a tu padre, aunque eres nuestra niña, no podemos hacer nada, además creo Aaron es un buen partido y tiene dinero, estoy segura de que nunca te ha de faltar de nada
Aunque deseaba que el tiempo se parara, sabía que era una cosa que no estaba en mis manos. Una limusina paró de pronto días después en la puerta de mi casa, bajando el chofer, abriendo la puerta y bajando del vehículo, el abogado de Aaron. Entro en mi casa saludando a mis padres primero, dirigiéndose a mí después
— ¿Preparada para marcharnos señorita Miller? — me pregunto
— Si señor, tengo mi maleta en la entrada — le dije
el hombre le hizo una señal con su mano al chofer, cogiendo este mi maleta poniendola en el maletero del vehículo
— Vanesa hija, — me llamó mi madre, pero solo la mire
— Vas a estar muy bien cariño,--- me dijo
—- ¿Segura de que voy a estar bien? me estáis obligando a casarme y darle un bebe a un hombre que no conozco ni he visto en mi vida — le dije
— Cariño, el amor llega cuando os conocéis, piensa que el roce hace el amor, dale a ese hombre una oportunidad Vanesa — me dijo mi madre
— Señorita se nos hace tarde, debemos de marchar – me dijo el abogado
— Vanessa mi amor, te echaré de menos mi niña — me dijo mi nana abrazándome
La despedida con mi padre fue más bien fría, ya que nunca le iba a perdonar que me entregara a un desconocido, ya que sus deudas mis padres debían de comprender que no eran las mías.Mi padre me dio un frío abrazo y un beso en la frente, marchandonos el abogado de mi futuro esposo y yo subiendo a aquella limusina, dejando mi vida atrás. El chofer aparco la limusina en un hangar, fijandome en el avion que ya estaba preparado para despegar. subimos a el, quedando atonita por el lujo que habia alli dentro
— Señorita Miller, le ruego que se ponga el cinturón de seguridad — me dijo la azafata
El avión aterrizó en el aeropuerto FK quedando impresionada cuando baje, todo me gustaba, mirara por donde mirara, haciendo el abogado que lo siguiera hasta donde habia un todoterreno de color negro con las lunas tintadas
— Oiga, por favor ¿y mi equipaje donde está? — pregunte
— No se preocupe Vanesa, le llevaran su equipaje a la casa del señor Taylor, — me dijo el abogado
—- Bienvenida señorita, me llamo Oliver y soy el chofer del señor Taylor — me dijo viendo que ya tenía la puerta del coche abierta
El chofer subió al vehículo una vez que cerró las puertas y el equipaje estaba en el maletero, arrancó el vehículo marchandonos hacia algún lugar, ya que no conocía esa inmensa ciudad. No se cuanto tiempo paso, cuando el chofer paró un momento el vehículo, abriendo unas grandes puertas de hierro con un mando a distancia, siguiendo un camino lleno de árboles hasta una gran mansión, dejandome algo perpleja
Nada más abrirnos el chofer la puerta, baje mirando aquella mansión, sabiendo que ya no habia vuelta atras, seria la esposa en unos días de ese hipócrita hombre si o si. — Bienvenida señorita Miller, me llamo Sofia, soy la ama de llaves del señor Taylor, por favor sígame le enseñaré dónde está su dormitorio — me dijo una mujer de unos cincuenta años, morena, que vestía con un uniforme muy extraño para miSubimos por unas grandes escaleras, que daban a un pasillo muy largo donde habían varias puertas cerradas, haciéndome pensar, que sería bueno, mirar todas esas habitaciones cuando viviera como su esposa, ya que me gustaba curiosear.— Este es su dormitorio, como puede ver tiene su propio cuarto de baño, supongo que querrá descansar antes de que el señor Taylor se encuentre con usted — me dijo— Gracias Sofía, todo es precioso — le dije sonriendo, pero sabiendo que no le caía nada bien a esa mujerMe tumbé en la cama saltando, ya que quería saber si era cómoda, entré en el cuarto de b
Ya me estaba quedando sin opciones para convencer a ese perfecto hombre de que era todo una locura, asi que decidi atacar por otra parte, YO MISMA— Mi deseo y mi ilusión antes de que mi padre me obligara, era estudiar en la universidad para hacerme doctora — le dije intentando que cediera a dejarme ir— Puedes estudiar aquí, aun estando embarazada — me contestó haciendo que me enfadara aún más— Supongo que siendo tu esposa, claro — contesté, sabiendo que no había servido de nada— Siendo ya mi esposa, si, aquí hay buenas universidades y no tendrás problemas para estudiar —- me dijo sonriendoSin saber el porque, de pronto me recorrió por todo el cuerpo un escalofrío, pensando en que lo joven que era, pronto sería su mujer, estaria embarazada y el seria mi marido con todo su derecho sobre mi— Mira Vanesa, hazte a la idea, ya que no te puedes marchar y en breve estaras casada conmigo, ahora será mejor que Sofia le diga a la cocinera que te prepare algo para cenar, esta noche tengo un
Los siguientes días pasaron muy rápidos para mí, Para cuando me quise dar cuenta, ya estaban en mi dormitorio a parte de Sofía, tres mujeres más, la peluquera, la modista y la maquilladora, para ayudarme a arreglarme para mi boda con el viejo de Aaron Taylor. Una vez que ya estaba vestida y preparada, me mire al espejo sintiéndome algo extraña, ya que jamás pensé que con diecinueve años me casaría con un hombre mucho más mayor que yo. Aunque sabía que ese dia era el de mi boda, lo tomé como si fuera un día cualquiera, no estaba ilusionada si no temerosa para cuando llegara la noche y ese hombre quisiera tomar posesión de lo que seguramente él pensaba que ya le pertenecía— ¿Estás bien Vanesa? — me pregunto Sofía, mirando las dos al espejo— Si, tranquila, todo esta bien.--- le dije después de estar unos minutos callada— Tranquila señorita, el señor Taylor es un buen hombre y estoy segura de que la hará feliz — me respondio ella— Si, supongo que todo saldrá bien, pero extraño a mi ma
La limusina paró en la misma puerta de la iglesia donde me iba a casar con Aaron, fijandome en que no había mucha gente, aunque lo que más me sorprendió, fueron unos cuantos paparazzi, ya que era la boda del año, porque que iba a casar el soltero más deseado por las mujeres, con una desconocida para el mundo. Andrew me ayudó con el vestido para bajar del vehículo, entrando los dos seguidamente en la iglesia, cogiéndome de su brazo, viviendo a Aaron en el altar mirandome mientras sonreía. Una vez que llegue al altar, Andrew le dio mi mano, dándome mi futuro esposo un beso en la mejilla.— Estas bellisima — me dijo— No te hagas muchas ilusiones Aaron – le dije sonriendo— Tranquila querida Vanesa, en cuanto te ponga el anillo, ya seras mia — me dijo entre susurros mirandome mientras sonreía.El sacerdote, tenía un libro en sus manos leyéndolo mientras nos miraba a los dos, hasta que por fin, decidió que Aaron y yo diéramos nuestros votos. Una vez que terminamos, Aaron me cogió con del
Me llamo Vanesa y tengo diecinueve años, mis padres son ricos y por ser hija única me dan todos los caprichos que deseo, no soy para nada fea, tengo el pelo castaño y muy liso, siendo el color de mis ojos como la miel, marrones muy claritos, mi figura no es como las de las modelos pero no estoy nada mal, tengo muchos amigos en la universidad y si, hay uno de los chicos que me tiene como loca, a pesar de que mi amiga Loren dice que no es para mi, que mi mundo está a punto de dar un giro de ciento ochenta grados,, hay mi adivina loquita, que poco se equivocaba en eso, aunque me reí de ella y de sus predicciones— Venga mi niña levántate ya de la cama, duchate y baja a la cocina a desayunar, tu padre te necesita en su despacho después, tiene una importante visita y quiere verte — me dijo la señora que yo llamaba nana— No, quiero nada, déjame dormir un poco más, anoche vine a casa muy tarde y estoy cansada — le respondí— Levántate ya Vanesa vamos, una señorita con tu edad tiene que ser