Nada más abrirnos el chofer la puerta, baje mirando aquella mansión, sabiendo que ya no habia vuelta atras, seria la esposa en unos días de ese hipócrita hombre si o si.
— Bienvenida señorita Miller, me llamo Sofia, soy la ama de llaves del señor Taylor, por favor sígame le enseñaré dónde está su dormitorio — me dijo una mujer de unos cincuenta años, morena, que vestía con un uniforme muy extraño para mi
Subimos por unas grandes escaleras, que daban a un pasillo muy largo donde habían varias puertas cerradas, haciéndome pensar, que sería bueno, mirar todas esas habitaciones cuando viviera como su esposa, ya que me gustaba curiosear.
— Este es su dormitorio, como puede ver tiene su propio cuarto de baño, supongo que querrá descansar antes de que el señor Taylor se encuentre con usted — me dijo
— Gracias Sofía, todo es precioso — le dije sonriendo, pero sabiendo que no le caía nada bien a esa mujer
Me tumbé en la cama saltando, ya que quería saber si era cómoda, entré en el cuarto de baño, quedé alucinada, ya que la grifería era de oro y todo lo demás era de mármol blanco brillante, pensé que sería de lo más caro del mercado. No se cuanto tiempo paso, cuando de pronto escuche como tocaban la puerta del dormitorio.
— Adelante — dije desde la cama, donde estaba sentada, viendo entrar a Sofía
— Señorita Miller, el señor Taylor la espera — me dijo Sofia
— Por favor Sofía, no me gusta el tratamiento de usted, llameme Vanesa por favor, ese es mi nombre – le dije
— Como quiera señorita Vanesa, si así lo desea — me dijo muy seria
Conforme andabamos, se me formó por un momento un nudo en el estómago, hasta que la ama de llaves, se paró delante de una de las puertas tocando con sus dedos, abriendo segundos después
– Señor Taylor, la señorita Miller está aquí – le dijo
— De acuerdo que pase — escuche su voz, latiendo mi corazón cada vez más fuerte
Cuando entre en aquel impresionante despacho, me quede sin aliento, ya que cuando estuvo ese hombre en la casa de mis padres, parecia mas viejo, pero ahora que lo tenia enfrente de mi, con solo una camisa blanca abierta por dos botones y pantalones vaqueros negros, pude ver bien su perfil, Era mucho mas alto que yo, impactando sus profundos ojos azules, su piel bronceada, lo que pude ver de su torso, bien marcados y su negro pero brillante pelo, teniendo unos labios carnosos que invitaban a besar.
— Nos volvemos a ver Vanesa, espero que te portes aquí bien y no seas tan impertinente como fuistes conmigo en la casa de tus padres — me dijo
— Le digo lo mismo señor Taylor, no he cambiado de opinión — respondí
— Pues es una lastima, ya que lo único que me interesa de ti es que me des un hijo, dándote las mayores comodidades que pueda y así ayudar a tus padres,--- me dijo siendo muy natural y tranquilo
— Señor Taylor, ¿no le parece que esta boda va a ser una tontería?, no nos conocemos de nada, ¿y cree que me voy a abrir de piernas solo para darle un hijo? — le respondí, teniendo mi respiración algo acelerada
— No te preocupes por eso, vamos a estar mucho tiempo juntos y llegaremos a conocernos muy bien, tus padres son muy amigos de mi padre y creo que deberias respetar su situación que no es para saltar de alegría —- me dijo, haciéndome pensar en que tenía razón
— Yo le comprendo, pero casarse no es como comerte un helado que ya has pagado, esto me hace sentir como una de esas chicas alegres, porque usted le ha pagado a mis padres por tenerme solo un ratito en su cama — le respondí aun mas enfadada
– Mi querida niña, todo se puede decir que es una asociación que he hecho con tu padre, tu me das lo que deseo y tu padre es socio en mi empresa, todos ganamos — me dijo
— Ah todos, y mi opinion segun creo no vale —
— Mira, yo necesito una esposa que me de a mi hijo y se que tu vas a ser perfecta — me dijo metiéndose las manos en los bolsillos de su pantalón
— Me estás hablando como si fueras a contratar a tu asistente, que tiene que estar todo el dia esperando tus órdenes — le respondí alterada
— Si eso es lo que quieres pensar, eres libre de hacerlo — me dijo fijándome en cómo le brillaban sus profundos ojos azules
— Si he aceptado en venir hasta aquí, es para convencerte de que reconsideres lo de nuestro matrimonio, ya que no tengo ninguna intención ni de casarme tan joven y mucho menos la de dar a luz a un bebe de un desconocido
— Tan clara como el agua, ¿NO? — me dijo viendo en sus labios una preciosa sonrisa
— Aaron todo esto es muy absurdo, vale que mis padres ahora están bien, ¿pero yo? ¿por qué? — le dije sintiendo unas enormes ganas de llorar
— Por que ya no puedes negarte, podría demandarte y así meter a tu familia entre rejas niña insolente, además ya no puedes hacer nada, en breve serás mi esposa, te guste o no — me dijo viendo como se iba alterando
— ¿No crees que esto es un golpe bajo a mi estima? – pregunte
— Serás mi esposa te guste o no ya te lo he dicho, igual que espero pronto que te quedes embarazada, Vanesa te repito que no puedes negarte a casarte conmigo, ya que no puedes hacerle esto a tus padres, sé que nunca te perdonarian que los mandaras al mundo mas bajo y más rastrero que hayan conocido — me dijo haciendo que me cayera la primera lágrima por la mejilla
Ya me estaba quedando sin opciones para convencer a ese perfecto hombre de que era todo una locura, asi que decidi atacar por otra parte, YO MISMA— Mi deseo y mi ilusión antes de que mi padre me obligara, era estudiar en la universidad para hacerme doctora — le dije intentando que cediera a dejarme ir— Puedes estudiar aquí, aun estando embarazada — me contestó haciendo que me enfadara aún más— Supongo que siendo tu esposa, claro — contesté, sabiendo que no había servido de nada— Siendo ya mi esposa, si, aquí hay buenas universidades y no tendrás problemas para estudiar —- me dijo sonriendoSin saber el porque, de pronto me recorrió por todo el cuerpo un escalofrío, pensando en que lo joven que era, pronto sería su mujer, estaria embarazada y el seria mi marido con todo su derecho sobre mi— Mira Vanesa, hazte a la idea, ya que no te puedes marchar y en breve estaras casada conmigo, ahora será mejor que Sofia le diga a la cocinera que te prepare algo para cenar, esta noche tengo un
Los siguientes días pasaron muy rápidos para mí, Para cuando me quise dar cuenta, ya estaban en mi dormitorio a parte de Sofía, tres mujeres más, la peluquera, la modista y la maquilladora, para ayudarme a arreglarme para mi boda con el viejo de Aaron Taylor. Una vez que ya estaba vestida y preparada, me mire al espejo sintiéndome algo extraña, ya que jamás pensé que con diecinueve años me casaría con un hombre mucho más mayor que yo. Aunque sabía que ese dia era el de mi boda, lo tomé como si fuera un día cualquiera, no estaba ilusionada si no temerosa para cuando llegara la noche y ese hombre quisiera tomar posesión de lo que seguramente él pensaba que ya le pertenecía— ¿Estás bien Vanesa? — me pregunto Sofía, mirando las dos al espejo— Si, tranquila, todo esta bien.--- le dije después de estar unos minutos callada— Tranquila señorita, el señor Taylor es un buen hombre y estoy segura de que la hará feliz — me respondio ella— Si, supongo que todo saldrá bien, pero extraño a mi ma
La limusina paró en la misma puerta de la iglesia donde me iba a casar con Aaron, fijandome en que no había mucha gente, aunque lo que más me sorprendió, fueron unos cuantos paparazzi, ya que era la boda del año, porque que iba a casar el soltero más deseado por las mujeres, con una desconocida para el mundo. Andrew me ayudó con el vestido para bajar del vehículo, entrando los dos seguidamente en la iglesia, cogiéndome de su brazo, viviendo a Aaron en el altar mirandome mientras sonreía. Una vez que llegue al altar, Andrew le dio mi mano, dándome mi futuro esposo un beso en la mejilla.— Estas bellisima — me dijo— No te hagas muchas ilusiones Aaron – le dije sonriendo— Tranquila querida Vanesa, en cuanto te ponga el anillo, ya seras mia — me dijo entre susurros mirandome mientras sonreía.El sacerdote, tenía un libro en sus manos leyéndolo mientras nos miraba a los dos, hasta que por fin, decidió que Aaron y yo diéramos nuestros votos. Una vez que terminamos, Aaron me cogió con del
Me llamo Vanesa y tengo diecinueve años, mis padres son ricos y por ser hija única me dan todos los caprichos que deseo, no soy para nada fea, tengo el pelo castaño y muy liso, siendo el color de mis ojos como la miel, marrones muy claritos, mi figura no es como las de las modelos pero no estoy nada mal, tengo muchos amigos en la universidad y si, hay uno de los chicos que me tiene como loca, a pesar de que mi amiga Loren dice que no es para mi, que mi mundo está a punto de dar un giro de ciento ochenta grados,, hay mi adivina loquita, que poco se equivocaba en eso, aunque me reí de ella y de sus predicciones— Venga mi niña levántate ya de la cama, duchate y baja a la cocina a desayunar, tu padre te necesita en su despacho después, tiene una importante visita y quiere verte — me dijo la señora que yo llamaba nana— No, quiero nada, déjame dormir un poco más, anoche vine a casa muy tarde y estoy cansada — le respondí— Levántate ya Vanesa vamos, una señorita con tu edad tiene que ser
Dos días después de la visita de ese hombre a mi casa, estaba en un despacho de abogados, sentada enfrente del que iba a ser mi esposo, junto con su abogado sentado a mi lado, mientras mis padres me esperaban en la sala de espera—Señorita Miller, le ruego que firme el documento de confindelidad y el contrato de matrimonio — me dijo el abogado— ¿Puedo leerlos primero? no voy a firmar nada sin saber que han puesto ustedes en estos contratos — les dije aunque no tenía ni idea de lo que deberían de poner en un contrato matrimonial, pero quise hacer como si todo lo supiera— De acuerdo ¿desea quedarse sola? — me pregunto el abogado, viendo una sonrisa picara en mi casi ya prometido— No hace falta, ¿Que?¿Me tengo que ir a vivir con él?¿por qué? aún no estamos casados — les dije— La gente que los conoce, no debe sospechar que esto es un acuerdo, El señor Taylor no la tocara ni dormirán juntos hasta que la boda se celebre, así como el tampoco tiene intención de obligarla después si usted