Eda se gira lentamente podía ver perfectamente el odio en la mirada de Patricia, ella nunca se hubiera imaginado que Patricia podría tener aquella mirada, la mujer avanza unos pasos quedando muy cerca de Eda qué intenta retroceder, pero el lavamanos la detiene ya que choca con la estructura, entonces Eda siente el peligro.— ¿Estás pensando que por estar aquí con él ya ganaste? — Patricia, no estamos en ninguna competencia — Responde Eda, el aire en aquel lugar era pesado. Patricia, impecablemente vestida y con una sonrisa que destilaba veneno, se encontraba ya frente a Eda, quien se mantenía de pie con la mirada fija en el suelo. Quizás ella no está dándose cuenta, pero era una oportunidad que Patricia no estaba dispuesta a desperdiciar.—Eda, querida — Patricia se coloca muy cerca de ella, su tono era casi maternal, pero sus ojos brillaban con una malicia apenas disimulada—. Creo que necesitamos hablar, mujer a mujer nuevamente.Eda alzó la vista lentamente, insegura de lo que vend
El consultorio del doctor estaba perfectamente iluminado, con un leve aroma a menta que tranquilizaba incluso al más ansioso de los pacientes. Estaban cerca de conseguir el alta médica para posteriormente volver a la Villa. Pero Eda apenas podía disfrutar de ese ambiente relajante. La forma en la que Christopher se inclinaba hacia adelante, con un bloc de notas en la mano y una expresión más seria que la de un juez dictando sentencia, la tenía al borde de la risa, nunca se habían imaginado que tendría vida para ver a Christopher de esa manera, ahora la duda de Eda era, si Christopher Davenport ¿Estaba preocupado por ella o por em bebé? — Estás son todas las indicaciones — Expuso él doctor — Su esposa está en buenas condiciones.—Doctor, ¿y si camina demasiado? ¿Es peligroso si sube escaleras? —preguntó Christopher.El médico, un hombre mayor con una paciencia infinita, intentó no sonreír.—Subir escaleras está permitido, siempre y cuando no lo haga de forma excesiva o apresurada, Señ
— Señor Davenport, su abuela ha llegado — Una de las mucamas intervino aquella conversación y la pregunta de Christopher no obtendrá aún contestación.— Ya bajamos — Responde el hombre mientras Eda se dispone a bajar, por detrás de ella Christopher aunque Eda no le presto atención.La llegada de la abuela Margaret fue tan intempestiva como siempre, precedida por el sonido de su bastón golpeando suavemente el suelo y su voz cálida saludando con entusiasmo:—¡Christopher, querida Eda! ¿Es que ya no se recibe a la abuela con una buena taza de té?Eda apenas había abierto la boca para responder cuando Christopher, con una sonrisa que delataba algo más que simple alegría, se acercó a la abuela. En sus manos llevaba una pequeña caja de terciopelo blanco, con un lazo rojo perfectamente atado en el centro, Eda observa aquello con el ceño fruncido.—Abuela, tengo algo para ti. —Christopher habló con un tono calmado, pero en sus ojos brillaba una chispa de emoción contenida.Margaret, siempre c
— Mañana si te parece vamos a organizar la cena con tus padres para decirle que estas esperando un hijo — Al momento en que Eda escucha aquello se sonroja y aquello logra que su esposo sonriera minimamente, después de todo ella ya sería mamá y sigue avergonzada de todo — También puedes ya decirle a Lucero.Al momento en que Eda escucha la mención de Lucero sus ojos se iluminan.— Me imagino que ella querrá ser la madrina.— ¿Lo permitirías? — Pregunta Eda con temor.— Por supuesto ¿Cual sería la razón para que yo no permita aquello? — Gracias Christopher — Entonces el hombre se acerca a ella y acaricia suavemente el rostro de su esposa.— Tú no tienes porque agradecerme nada Eda, eres mi esposa y...Antes de que Christopher continúe hablando Eda lo calla con un beso, más allá de todo la mujer necesitaba sentir la cercanía del hombre, sus labios, su fragancia, sentirse protegida en los brazos de su esposo.Las 23 horas había caído sobre la Villa, trayendo consigo un silencio tranquilo
Cuando el nuevo día había llegado, Christopher ya no se encontraba en la Villa y era de esperarse, así que Eda se había acomodado en la sala posteriormente marca el número de Lucero.— ¿Aló? — Al momento de escuchar la voz de Lucero, Eda había sonreído.— ¿Tienes tiempo para mi? — Fue la pregunta realizada por Eda.— Depende ¿Cuánto vas pagarme?— Con un sobrino — Lucero se quedo en silencio por unos segundos.— ¡No! De esos a mi no me gustan, pero me iré a visitarte — Eda ya no le había dicho nada, pero quedaba claro que Lucero ya estaría en camino, y unos 30 minutos después el vehículo de su amiga ya estaba en los Terrenos de la Villa Davenport. — ¿Tienes comida para ofrecerme? — Deja de ser una glotona Lucero.— Uno ya no puede ser feliz porque algunos están empeñados en apagar el brillo de la otra persona.— No eres Foco, Lucero — Al momento en que Eda dice aquello, Lucero no contuvo la risa.— ¿Hablaste con tu esposo? — Luvero se acomodó en el sofá — ¿Ya aclararon todo? — No he
Horas después el coche avanzaba suavemente por las calles iluminadas de Londres, el reflejo de las luces de los edificios bailando en las ventanas. Eda estaba sentada en el asiento del copiloto, apretando nerviosamente sus manos en su regazo. A pesar de que Christopher conducía con su habitual calma, ella no podía ignorar la sensación de un nudo apretándose en su estómago.—¿Estás muy asustada? —preguntó Christopher, sin apartar la vista de la carretera pero notando la tensión en su esposa.—No lo sé, tal vez sea muy pronto… o quizás deberían enterarse después… —Eda murmuró, su voz un susurro nervioso.Christopher soltó una leve risa, estirando una mano para tomar la de ella. —Eda, ellos son tus padres. No hay nada que temer y te recuerdo que estamos casados.—Fácil para ti decirlo. Tú no creciste con ellos. Mi madre siempre me analiza como si fuera a encontrar un defecto, y mi padre… bueno, ni siquiera sé cómo va a reaccionar. —Eda dejó escapar un largo suspiro, mirando por la ventan
Después de la cena Eda y Christopher volvieron a la Villa.— Te había dicho de que no tenias nada de que temer — Expuso Christopher mientras mantenía una mano en el volante y la otra en el muslo de su esposa — Después de todo a tus padres les hacia falta un nieto para que sus vidas empiecen a tener sentido nuevamente.— Pensé que mamá estaría molesta, puesto que su carácter no es el mejor y...— Ya no pienses en eso, todo esta bien — Las palabras de Christopher y al apretón que le dio fue reconfortante para Eda, unos minutos después el vehículo se adentra en los Terrenos de la Villa. Eda se había dado un baño al igual que Christopher. Ambos se habían acomodado en la cama, la suave luz de la Luna se infiltra por las cortinas de la habitación, Christopher atrajo a su esposa en sus brazos, Eda parecía más cansada aunque aquello era por el embarazo, pero levanto el rostro encontrandose con la intensa mirada ardiente de su esposa.Eda se acercó lentamente, sus ojos buscando los de Christo
El sol comenzaba a declinar en el horizonte cuando el pequeño bote en el que viajaban Christopher y Eda finalmente divisó la isla. Era un paraíso oculto entre el azul del océano, una joya cubierta de frondosa vegetación que parecía flotar entre las olas. El aire olía a sal y a flores desconocidas, y las gaviotas planeaban en el cielo con sus graznidos, como si anunciaran la llegada de los dos viajeros.Eda, sentada junto a Christopher, llevaba una mano sobre su pequeño vientre, mientras la otra se apoyaba en el brazo de su esposo. A pesar de que su mirada reflejaba cansancio por el largo viaje, en sus ojos brillaba una emoción contenida, un destello de confianza que encontraba solo en la presencia de Christopher.— ¿Estás bien? — preguntó él, rompiendo el suave murmullo del agua que rodeaba el bote. Su voz era baja y cálida, una mezcla de preocupación y ternura era palpable en la voz del hombre.Eda asintió con una sonrisa leve, aunque su respiración era un poco más pesada de lo habit