Después de la cena Eda y Christopher volvieron a la Villa.— Te había dicho de que no tenias nada de que temer — Expuso Christopher mientras mantenía una mano en el volante y la otra en el muslo de su esposa — Después de todo a tus padres les hacia falta un nieto para que sus vidas empiecen a tener sentido nuevamente.— Pensé que mamá estaría molesta, puesto que su carácter no es el mejor y...— Ya no pienses en eso, todo esta bien — Las palabras de Christopher y al apretón que le dio fue reconfortante para Eda, unos minutos después el vehículo se adentra en los Terrenos de la Villa. Eda se había dado un baño al igual que Christopher. Ambos se habían acomodado en la cama, la suave luz de la Luna se infiltra por las cortinas de la habitación, Christopher atrajo a su esposa en sus brazos, Eda parecía más cansada aunque aquello era por el embarazo, pero levanto el rostro encontrandose con la intensa mirada ardiente de su esposa.Eda se acercó lentamente, sus ojos buscando los de Christo
El sol comenzaba a declinar en el horizonte cuando el pequeño bote en el que viajaban Christopher y Eda finalmente divisó la isla. Era un paraíso oculto entre el azul del océano, una joya cubierta de frondosa vegetación que parecía flotar entre las olas. El aire olía a sal y a flores desconocidas, y las gaviotas planeaban en el cielo con sus graznidos, como si anunciaran la llegada de los dos viajeros.Eda, sentada junto a Christopher, llevaba una mano sobre su pequeño vientre, mientras la otra se apoyaba en el brazo de su esposo. A pesar de que su mirada reflejaba cansancio por el largo viaje, en sus ojos brillaba una emoción contenida, un destello de confianza que encontraba solo en la presencia de Christopher.— ¿Estás bien? — preguntó él, rompiendo el suave murmullo del agua que rodeaba el bote. Su voz era baja y cálida, una mezcla de preocupación y ternura era palpable en la voz del hombre.Eda asintió con una sonrisa leve, aunque su respiración era un poco más pesada de lo habit
La luna colgaba alta en el cielo, iluminando con su pálida luz la extensión infinita del océano. El murmullo constante de las olas rompiendo en la orilla se mezclaba con la suave brisa marina que acariciaba las mejillas de Eda, mientras caminaba descalza junto a Christopher. Su mano estaba firmemente entrelazada con la de él, como si no existiera otra cosa en el mundo más que ese momento.—¿Estás cansada? —preguntó Christopher, deteniéndose para mirarla a los ojos con una mezcla de ternura y preocupación. Sus ojos azules reflejaban la luz de la luna, volviéndolos aún más intensos.Eda negó con la cabeza, esbozando una sonrisa tranquila. —No, estoy bien. Solo… me siento tan feliz aquí contigo, como si todo estuviera en equilibrio — Ella fue sincera como si hablar de sus sentimientos fuera tan fácil sin ninguna duda entre ellos.Christopher le devolvió la sonrisa, inclinándose para besar su frente. —Me alegra oírlo. Pero no olvides que quiero cuidarte siempre. A ti… y a nuestro pequeño.
— Espero que estén pasando muy bien — Expuso el socio de Christopher llegando junto a ellos.— Por supuesto — Ambos hombres se estrechan la mano.— Estoy teniendo algunas reuniones importantes de negocios, cuando termine disfrutaremos de esta maravilla.— Claro — Fue la respuesta de Christopher mientras Eda solo se mantenía en silencio. Minutos después continuaron con su recorrido y Christopher tenía algo en mente.Era una mañana soleada en la isla, la brisa fresca del mar se colaba por las calles mientras Eda y Christopher paseaban por el pequeño mercado local. Hasta que llegaron a una zona muy especial y llamativa por los coloridos puestos llenos de telas y artículos de bebé, sonriendo ante las pequeñas ropitas y juguetes que encontraban. Eda se agachaba a mirar con cuidado cada cosa, tocando las suaves telas de los bodies y evaluando los colores. No quería que nada faltara, pero a la vez sentía una extraña paz al saber que, aunque había mucho que hacer, todo sería perfecto.Eda s
Después de aquel viaje en la playa, Christopher tuvo que realizar un viaje al País donde tiene la Planta de la Fábrica de automóviles en Escocia, 3 meses allí, Eda ya estaba por cumplir las 16 semanas de embarazo, aquel viaje lejos de todos en donde nada más eran ellos dos esperando y cuidando semana a semana del bebé que estaba en el vientre de ella se ha convertido en la rutina más hermosa para ambos, habían fortalecido su relación y Eda fue dejando sus inseguridades atrás, aquella mañana había un poco de lluvia, el vehículo de Christopher se detuvo por delante del Sanatorio, Christopher ayuda a Eda a bajar posteriormente avanzan hasta llegar a la sala indicada.Entonces varios minutis después el sonido rítmico y profundo de los latidos resonó en la habitación como una sinfonía perfecta, llenando el silencio con una melodía que jamás había escuchado antes, pero que, de algún modo, reconocía como suya. Christopher Davenport, el hombre que el mundo conocía como implacable y frío, sint
Eda ya con seis meses de Embarazo controlado rigurosamente al tratarse de Mellizos había tomado la decisión de mantenerse en Escocia, allí Margaret y sus ladres venían a verla, cuando Margaret se había enterado que eran dos bebés había pegado el grito al cielo mientras que Adele con cada minuto que pasaba se sentía más orgullosa de Eda y emocionada por conocer a sus nietos, mientras que el Señor Calloway se mantenía más discreto, pero en el fondo también ya estaba emocionado de jugar con sus nietos, Eda se encontraba observando desde la ventana con su mano puesta en su muy abultado vientre.De hecho aun no había hablado como se debe con Christopher aunque escucha aun que su esposo mantiene conversaciones en el despacho y lo hace a escondidas de ella, escucha que menciona cuantas veces pueda a Patricia y aunque Eda sufra en silencio por sus bebés había tomado la decisión de mantenerse en calma aunque solo Lucero sabía cuánto dolía que Christopher siguiera hablando por las noches con Pa
Christopher había abandonado la Villa a tempranas horas, tenía muchas reuniones que llevar a cabo, Eda se encontraba leyendo las primeras planas de los periódicos cuando la imagen de Patricia Granville entra en el campo de visión de ella, Eda se había puesto a leer y efectivamente Patricia estaba recuperando todo lo que había perdido años atrás cuando la enviaron a los Estados Unidos, pero entonces Eda baja el periódico, después de todo leyendo aquello y viendo como Patricia definitivamente tenía un gran futuro no entiende como la Familia Davenport se había opuesto rotundamente a que ella estuviera con Christopher, justo en ese momento uno de los bebés había pateado.— ¿Por qué tan duro contra mami? — Les pregunta Eda acariciando su vientre, pero las dudas seguían allí, ella quisiera entender porque Patricia Granville no era apta para ser la esposa de Christopher, la mujer suspira, al mismo tiempo que su teléfono suena al observar la pantalla se percata de que es una llamada de su mad
— Pero cariño, a mi no me corresponde hablar de eso, lo que tú tienes que hacer es conversar con Christopher y aclarar tus dudas cariño, es más deberías de ir a verlo en la Empresa, te llevo yo, a mi yerno va a encantarle una visita tuya.— No quiero molestarlo mamá.— Cariño, para Christopher Davenport tu no eres una molestia, vamos, es mejor que hablen y cuanto antes mejor.— Sí, tienes razón mamá, llévame a la Empresa quizás esta conversación ya no tiene razón para seguir siendo alargada.Entre tanto Patricia Granville caminaba con paso elegante y seguro por los pasillos del centro comercial, con varias bolsas de diseñador colgando de su brazo. Su día había transcurrido con normalidad, entre compras y un almuerzo en un restaurante exclusivo. Todo marchaba bien, hasta que, en un descuido, su mirada se desvió a la pantalla de su teléfono y vio algo que la dejó completamente paralizada.Era una publicación de Adela Calloway, una de esas mujeres que no perdían la oportunidad de presumi