— ¿Por qué?… ¿por qué señor si sé que usted le da chance a las empresas? ¡Le estoy mostrando un buen plan, solo necesito algo de tiempo! ¡¡Se lo estoy rogando!!Tiró su orgullo por el suelo e incluso se arrodilló delante de Stefano que ni se inmutó.— Simplemente, porque te metiste con la mujer equivocada, ¡salgan! Ordenó a los empleados y solo se quedó el secretario de su confianza.— ¿La mujer equivocada?— Carlotta Rinaldi, esa mujer que mandaste a asesinar por unos sicarios – le dijo con rabia y el Sr. Conti palideció.¿Cómo sabía eso?— ¡Ella… esa mujer asesinó a mi hijo junto con su amante!, ¿por qué la defiende? – se alteró de repente levantándose.¡BAM!Stefano golpeó la mesa con ira. La palabra “amante” en particular, lo irritaba demasiado.— ¡¡Esa mujer es intocable!!, ¿entiendes? ¡Tu compañía no es nada comparado con lo que perderás si vuelves a amenazarla y ahora mismo retiras los cargos contra Luca Fabbri!— ¡¿Qué?! ¡Jamás, no lo haré, aunque se quede con mi compañía!—
Carlotta se estiró perezosa en la lujosa cama del hotel Emperor. Sábanas de seda se resbalaban por su sensible piel, lujo y sofisticación dondequiera que posara sus somnolientos ojos. ¿Había muerto y estaba en el paraíso? Su tonta mente sacó esa conclusión, pero luego recordó todos los acontecimientos de anoche de golpe. “¡Maldición!, ayer fui la lechuga en el medio de dos t***s de pan, el chorizo entre los huevos, ayer, ¡me acosté con dos sexis hombres! ¡Wiiii!” Se incorporó con algo de molestias en sus músculos y se recostó a las grandes almohadas blancas. Los ojos bien abiertos con emoción y sus manos sujetaban la sábana blanca de seda sobre sus senos. La apartó por un segundo para contemplar las marcas apasionadas en su cuerpo. — Dormí con dos hombres, Carlotta domaste a dos sementales y saliste victoriosa – la sonrisa orgullosa en sus labios era difícil de esconder. Así la encontró Fabio, cuando entró en la habitación, con la cajetilla de dientes afuera, como una pilla qu
— Mmm… tócame más, no me digas que ahora te volviste tímidaStefano tomó las manos femeninas que acariciaban su pecho, pero él las necesitaba acariciando otra cosa.La llevó hacia abajo y la hizo agarrarle el miembro que ya estaba semi erecto.Valentina tembló ante tanto descaro y más al sentir esa enorme polla palpitando en su mano, creciendo dura dentro de su puño.La espalda de Stefano se contraía y de sus labios salían gemidos roncos.Este Duque, con esta faceta más oscura y lujuriosa, la estaba excitando y mucho.Comenzó a mover su mano arriba y abajo, regando el pre semen de la punta a la base y masturbándolo.Stefano se terminaba de enjuagar el champú, pero la verdad, era que el morboso deseo crecía a pasos gigantes en su interior, solo que algo faltaba.— Apriétame más nena, como sabes que me gusta…Colocó su mano sobre la de su “esposa” y la guio en movimientos más rápidos y apretados. — Ssshhh justo así… Mmm… te daré tu recompensa…Llevó la otra mano atrás y acarició el sua
— ¡Cállate! ¿Quién te dijo que puedes presionarme para que hable lo que te dé la gana? Stefano estaba que echaba chispa por los ojos.No le gustaba que nadie lo arrinconara de esa manera.— Stefano… ¿por qué te comportas así? Tú nunca mientes. Te digo que estoy dispuesta a admitir nuestro amor, ya no la necesitas a ella para tener a tu hijo, yo puedo…— Tú no puedes nada Valentina, porque como bien siempre me dijiste, nadie aceptará este absurdo, para la sociedad eres mi hermana, quisiste mantenerlo así y así se quedará para siempre.Stefano le respondió y más claro ni el agua.Ahora era él quien no estaba dispuesto a asumir los riesgos o escándalos para estar con ella.Casi comete el peor error de todos, que era confesarle lo de su infertilidad, dándole el arma perfecta a Beatrice para destruirlo.— No, no, ¿cómo puedes hacerme esto? ¡¿cómo puedes cambiar nuestro amor de años por dos o tres veces de sexo con esta puta?! Señaló a Carlotta con furia.— ¡A mí me respetas malnacida, le
Tuvo un accidente de joven con un caballo en una carrera de equitación. Un atentado que le hicieron y ocasionó la tragedia de dañar sus testículos por el traumatismo. Ese era un tema delicado, incluso entre Fabio y él. Su hermano se sentía culpable por no cuidarlo bien. Además, si alguien lo sabía, que el Duque reconocido, no podía tener herederos para el título, sería un escándalo. Todo esto había sido calculado para tapar este hecho, desde el inicio, que Fabio se acostara con la esposa temporal que escogiera y el hijo sería reconocido como suyo. El próximo Duque. No confiaba aún en Carlotta como para revelarle ese asunto tan importante y quizás nunca lo haría. Tantos secretos del pasado, mentiras y engaños, solo para que ellos pudiesen tener el control de su patrimonio y no perder el título. Fabio había sido otra víctima de la decisión de su padre, el antiguo Duque. Stefano no quería pensar más en el pasado. — ¿Venías a traerme un refrigerio? – miró con lástima a la bandeja
Le habló sin filtros y a pesar de su estatura más baja, no le tuvo miedo, enfrentando su mirada rabiosa y asombrada, de frente. Le soltó la mano, devolviéndole las heridas de los arañazos. — ¡Vulgar, eres una vulgar asquerosa! — Al parecer, a tu Duque le excitan las vulgares queridita, deberías aprender de mí, no te imaginas lo rápido que se la paro. Carlotta comenzó a reírse de ella y a caminar hacia la salida. Valentina no sabía cómo responder a esa charla tan de suburbios y baja categoría. Se quedó repitiendo como estúpida los mismos insultos. — ¡Aaahh! ¡Maldit4, maldit4! – arrojaba los libros de la sala de lectura y volteaba los muebles. Esta se las pagaría, ¡cómo fuera se las pagaría! ***** Carlotta vagó un rato por el jardín, la verdad era que no se sentía tan confiada y relajada como proyectaba. Le había importado todo lo sucedido, mucho más de lo necesario. ¿Stefano continuaría enamorado de Valentina? ¿Será que la seguía utilizando para darle celos? — Él no es tu
Carlotta le estaba haciendo la guerra fría. — Carlotta, mañana me tengo que ir a un viaje de negocios por dos días. Pórtate bien, no salgas sin tu guardaespaldas, si deseas algo pídemelo para traértelo… Le dijo, pero nada que le abría y sabía muy bien que estaba en su cuarto, la mandó a vigilar y no salió de la mansión. — Lo lamento pequeña, lo arreglaré todo para que nunca más te sientas incómoda aquí – le prometió pellizcándose el puente de su nariz con cansancio. Este día había sido demasiado largo y perdió la oportunidad de dormir bien acompañado. Carlotta lo escuchaba desde adentro, acurrucada en la cama. No quería hablar con Stefano ahora mismo, estaba demasiado confundida y era débil a sus encantos. Dos palabritas románticas más y lo perdonaría enseguida. ***** Al otro día, cuando se levantó, él ya no estaba, pero le había dejado una rosa roja pegada a la puerta por fuera. — Duque mañoso, debería castigarte por todas las que me hiciste al inicio y no perdonarte tan fác
¡BAM!La puerta se cerró de golpe cuando Stefano entró en su despacho privado y pasó el cerrojo.Se tiró sobre el primer sofá que vio y abrió a tirones los botones que apresaban su abultada erección.Los gemidos en sus oídos se escuchaban más intensos, calientes y excitantes.Tuvo que apagar la pantalla para que nadie fuera a ver el espectáculo de porn0 en vivo, pero ahora mismo lo colocó en el soporte sobre la mesita del centro y lo prendió.— ¡Aahh! La imagen de Carlotta gimiendo de frente a la cámara mientras Fabio la penetraba por detrás, volvió a llenar la escena.¡Paf, paf!Sonaron unas sexy nalgadas.— Mmm… jódeme bien la verga Duquesa… Sshhh vamos, muéstrale a tu esposo lo puta que eres en la cama y como te follas a su guardaespaldas… Mmm joder qué rico te meneas Duquesa… más suave bebé o harás que me venga rápido… Mmmm…Fabio la nalgueaba metido en el lujurioso rol que jugaban.Dejo de moverse, aguantándose, de rodillas, mientras Carlotta era la que contorneaba sus caderas h