Por alguna razón, al verlas a ellas dos tan arregladas y delicadas, al elegante Duque y mirarse ella, con su uniformito, del cual estaba tan orgullosa minutos atrás, la hacía sentir como una ilusa y soñadora. No debía ilusionarse con Stefano Vallucci, no importaba lo que hubiese pasado entre ellos, ella no era más que la esposa secreta, la falsa Duquesa, el desahogado del hombre. Lo sabía desde el inicio, ellos hicieron solo un acuerdo. Bajó la mirada y se vio a las bailarinas negras. — ¡35 millones! – de repente, cuando casi se vende el collar a otro caballero, la voz fría del Duque se escuchó. Carlotta no quería ni mirarlos, ya se imaginaba la cara de alegría de la Valentina, seguro Stefano compraba para ella. 35 millones para una mujer y ella sintiéndose como una basura por pedirle 40.000. — Vendido por 35 millones al Duque de Vallucci. Después de hacer el conteo, nadie más se atrevió a subir esa derrochadora cifra. La gargantilla de oro blanco y diamantes perfectos de la
Stefano se había retrasado en el tema del pago y el traspaso de la gargantilla que había comprado en la subasta.Cuando salió al fin en la búsqueda de Carlotta, se encontró con que todos estaban en la antesala por un escándalo.El Duque de repente tuvo una mala premonición.Apartó sin mucha paciencia los invitados en su camino y al llegar al frente la vio.Carlotta siendo humillada delante de todos y llamada ladrona.Ni siquiera lo pensó un segundo para dar un paso al frente, sin embargo, alguien lo detuvo agarrándolo sutilmente del brazo.— Duque, piense en su imagen, nadie debe asociarnos con esa mujer, sería un escándalo.Beatrice le susurró por lo bajo, pensando siempre en la “casa ducal”.— No me quedaré sentado ante esta injusticia.A pesar de saber que no le convenía para nada inmiscuirse con una supuesta ladrona desconocida y defenderla a santo de qué, Stefano no voltearía el rostro y haría como si nada.Solo un segundo fue retenido, sin embargo, bastó para que otro hombre se
— Stefano, ya has dado bastante de que hablar hoy, no olvides tu posición y la imagen de la familia. Ya la gente está murmurando, esa mujer te está perjudicando. — Lo único que está perjudicándome, es que justo ahora, estés persiguiéndome siempre de manera tan pesada. Supongo que así te sentías antes, cuando estaba obsesivo sobre ti. Se giró dándole una mala contesta. — Lo… lo lamento, yo solo… no quería que hablaran de ti - Valentina bajó la mirada con los ojos rojos. A su alrededor no había casi peatones y la acera se iluminaba por la luz de los escaparates adornados de las tiendas. — Valentina, ¿tuviste algo que ver o madre, con lo que le sucedió hoy a Carlotta? - le preguntó de repente por lo claro. — ¿Qué? Stefano, ¿cómo se te ocurre que haría algo tan bajo? Tú me conoces, no importa la relación ahora entre nosotros, me conoces desde pequeña. — Me estás hiriendo Stefano, al creer que yo sería tan ruin, no te imaginas cuanto me estás lastimando por ella. Las lágrimas caía
Carlotta subía en el lujoso elevador privado hasta el penthouse del hotel Emperor.Sus manos comenzaban a sudar con nerviosismo, para qué negar, que no estaba tan segura como quería proyectar.El Duque la había citado a este sitio, uno de los hoteles más top de la capital, no podía hospedarse cualquiera, aun con dinero. ¿Por qué parecía que hoy estaba desierto? Solo un empleado que la recibió en la recepción.¿Un hotel tan grande sin un huésped?«Ding»Cuando sonó la campana y el elevador en tonos dorados se abrió al glamuroso Penthouse, Carlotta dio un paso atrás, medio asustada.— Ho… hola, creo que me confundí de piso Saludó tontamente fijándose en el panel electrónico.Realmente este elevador privado solo llevaba a este piso.— Señora Carlotta no se ha equivocado, bienvenida, somos su equipo de belleza, nos encargaremos de prepararla para su celebración nocturna.Carlotta al fin salió del elevador, todavía algo desconfiada.¡Había como 20 personas aquí, esperándola en una enorme
— Guarda… digo … Fabio… ¿En qué momento se había acercado tanto?— Feliz cumpleaños Duquesita hermosa – le dijo – este es uno de mis regalos.Extendió también una cajita, pero en terciopelo negro.Carlotta extendió la mano medio temblorosa, a la vez que sentía el aliento caliente de Stefano en su nuca y la frialdad de los diamantes, acariciando su cuello y pecho.Abrió la cajita de Fabio y sacó una corbata de seda en negro.Carlotta entendió muy bien su significado, al igual que estar ahora mismo casi en penumbras, entre estos dos enormes y sexys hombres.Todas sus suposiciones eran correctas.— ¿Me dejas ponértela? Fabio le preguntó, mirándola abrazador, queriéndole transmitir todos sus sentimientos sin palabras.«Di que sí, Carlotta, atrévete a nosotros»Stefano le dio un beso en el cuello y aspiró el delicioso aroma del perfume que tanto le gustaba e insistió en que usara.Era ahora o nunca, la decisión estaba en sus manos y ambos esperaban por ella.Solo dependían de una palabra
— Ven, quiero ver si esa boca tuya solo sirve para protestar. Como me llamaste lamebotas, creo que es justo que me pidas perdón de rodillas. Fabio, en el sillón frente a ella, puso su copa en la mesita de al lado y le ordenó dominante. Carlotta se quedó mirándolo lascivamente, con la camisa blanca abierta, mostrándole su trabajado cuerpo, lleno de duros y sexys músculos. Los tatuajes de letras, adornaban sus costillas y bajaban por el caminito del vientre hasta perderse en la ingle. La Duquesa se estremeció cuando lo vio abrirse los botones del abultado pantalón negro y sacar la enorme polla en firme, escurriendo jugos de la punta. — De rodillas delante de mí, Duquesa y la boca bien abierta. Chúpamela hasta saciarme y quizás te perdone tus insolencias. Le habló sucio, sobándose el miembro arriba y abajo, parándolo en toda su gloria. Aquí todos eran adultos y nadie se contendría. Le mostrarían al crudo y sin filtros todo lo que deseaban de ella. Carlotta comenzó a caminar por
Unos dedos fuertes separaron sus labios, acariciando la resbalosa y diminuta entrada.— Nmm— Carlotta gimió amortiguado, con los ojos cerrados, cuando dos dedos comenzaron a penetrarla, a abrir los suaves pliegues y provocarla.Fabio no detenía su empuje y detrás era preparada para la placentera invasión de Stefano.El líquido con olor a fresas se esparcía, dilatándola con ayuda del lubricante.La verdad no lo necesitaba, si estaba a punto del orgasmo.En menos de un minuto los dedos se retiraron y una suave punta comenzó a acariciar entre sus pétalos de arriba abajo.Fabio la haló por el cabello y salió de su boca, solo para observarla en el momento de la penetración.— ¡Aahhaahhh!Carlotta gimió alto, arqueando la espalda y empinando las nalgas, abriéndose más para recibir el asalto de la polla de Stefano.— Simplemente, deberías estar prohibida, eres un excitante peligroFabio le susurró sexy y ronco, viendo el movimiento de su cuerpo adelante y atrás, meneándose sobre la polla de
— Tengo que admitir, que esto resultó mucho mejor que la locura que hicimos con esa stripper a los 18 años.Fabio le dijo a Stefano fumando su cigarrillo en la terraza del Penthouse.Disfrutaban relajados, después de saciarse, en una buena noche de sexo, con una increíble mujer que los puso a sudar a los dos.— Ni siquiera compares ese desastre, con esto – Stefano bufó dando una calada a su puro.— Vaya, vaya, para ser el que no sería arañado por la tigresa, el hombre fiel a la tusa de Valentina, te vi metiéndola hoy con todo hermanito y tu espalda es una obra de arte llena de arañazos, ¿quién lo diría?— Fabio vete al carajo, qué quieres que te diga, que tenías la razón, pues te jodes.Le respondió resoplando y mirando la voluta de humo que se elevaba en el cielo nocturno.Este hotel, que era de ellos, sobresalía en altura a los demás edificios cercanos, de la bulliciosa ciudad cosmopolita.Hoy, habían perdido miles, solo por tenerlo sin un cliente para la privacidad, pero había vali