Anastasia.
Pasaron algunos días, pero prontamente me quedé sola, mientras el jefe estaba en Italia con su compañero. Así que Sibel y yo planificamos ir al bar, después de una exitosa compra del hotel que el jefe quería.
Sin embargo, esta noche estaba volviendo a la suite con muy poca información, ya que lo planeado, había sido en vano por la aparición de Iván Vasíliev en el bar.
Y por supuesto, solo pude anotar las referencias del dueño.
—Iré a ver a Iván al hospital… tú quédate aquí… no entiendo cómo pudiste seguirle la cuerda a Sibel… —El jefe había llegado de su viaje a Italia y no quería mostrarle esta compra en blanco, así que me apresuré hacer una llamada al número que había encontrado, a pesar de la hora.
—¿Sí?
—Buenas noches…
—Casi madrugadas… —Apreté mis ojos y pasé la saliva.
—Señor, soy Anastasia Ivanova… mi jefe y yo, estamos interesados en su bar…
—Yo soy el asistente del señor Dimitri… pero él está ocupado ahora.
—Si… no hay problema… hoy lo busqué en el lugar, pero…
—¿Puede venir mañana? —parpadeé muy rápido cuando me cortó.
—¿Me puede enviar la dirección de su oficina? Estaré a primera hora… —escuché la risa al fondo.
—No… debe venir al bar de Dimitri… le apartaré la cita para que hable con él… no trabajamos en oficinas… hay un área donde pueden hacer negocios aquí mismo en el bar… por la noche…
No me gustaba mucho la idea, más porque Sibel no podría estar conmigo esta vez, y no era rápida para estos sitios. Pero quería mostrar un poco mis habilidades y terminé aceptando.
Tenía que demostrarle a Alexey Kozlov que yo era muy capaz.
Me apresuré a dormir, y como no vi a mi jefe por la mañana, troté en las áreas verdes abajo del edificio y luego volví a darme un baño. En el momento en que fui a desayunar, lo vi aparecer en un traje impecable delante de mí.
—Asistente… —torcí los ojos ante su arrogancia—. No vendré esta noche… tienes el día libre… si necesitas un chofer, pídelo… —me miró fijamente y negué.
—No se preocupe…
—Bien… si alguna cosa, puedes escribir o llamarme… tu número está entre mis contactos importantes… —quité la mirada a su sonrisa de forma rápida, y estaba por decirle algo, cuando escuché la puerta cerrarse.
Así que no había nada por ahora.
Por la noche me alisté con mi ropa formal, tomé la maleta, y le dije a un chofer que me acompañara al sitio.
—¿Quiere llevar algunos hombres con usted? —él preguntó y negué.
—No es necesario… creo que seré rápida. Pero puedes esperarme aquí…
En el momento en que llegué al lugar de nuevo, me presenté a un hombre en la puerta diciéndole que tenía una cita con el señor Dimitri, y automáticamente me pasaron a un área muy diferente a la de ayer, que quedaba en los pisos de arriba.
Un hombre, que tenía apariencia femenina, me recibió, y rápidamente me preguntó:
—Hablé contigo ayer, ¿no es así?
Le di mi mano.
—Anastasia Ivanova… —el hombre afeminado sonrió, y me dio la mano.
—En un momento Dimitri estará contigo… —me senté con el maletín en mis piernas, mientras el humo, la música hasta reventar y el olor a sudor, hacían que mi cara se contrajera un poco, pero en cuestión de unos minutos, un hombre nuevo estaba frente a mí.
Sus manos estaban llenas de anillos, y en su cuello una cantidad excesiva de cadenas.
—¿Quién me busca? —me levanté de golpe.
—Señor… buena noche… Anastasia Ivanova… soy la asistente de…
—Siéntate… —su corte fue algo brusco, pero le hice caso—. ¿Quieres algo de beber? —él detalló mi ropa y tuve que fijarme bien los lentes para no sentirme amedrentada.
—No señor… no bebo… —su sonrisa se ensanchó, y pude ver unos dientes muy amarillos.
—¿Quiere hacer negocios? Tendrá que aceptar al menos una copa…
Mis ojos se abrieron mucho.
—¿Qué?
—La casa invita… —pude notar una especie de coctel frente a mí y negué.
—Señor… yo no… solo estoy interesada en negociar este bar… mi jefe…
Tenía que gritar literalmente, pero era en vano, una mujer vino a sentarse en sus piernas casi desnuda, y había perdido su atención.
Incluso mi propia atención.
Miré el trago de inmediato, y mis manos temblaron cuando intenté probarlo.
La cosa era horrible. Me quemó la lengua completamente, y casi me atraganto con el poco líquido que tomé. Pero si esta era la única forma de llamar su atención, tenía que hacerlo.
Y a decir verdad ya tenía varios pecados encima.
—Es de las bebidas favoritas del bar… —el hombre llamado Dimitri, señaló.
Puse mi mano en la boca para tratar de amortiguar la situación, y disimular un poco.
—Está… buena… —las lágrimas se me salieron de los ojos, pero las limpié rápidamente, y luego él preguntó.
—¿Qué ofrecen? ¿Y quién les dijo que el bar estaba en venta?
Mi jefe no me había dado ese dato, pero imaginaba que era una estrategia hacia mí.
—Mi jefe tiene contactos… —expliqué—. Queremos hacer la mejor oferta… he estudiado el bar y sus complementos… y… —por un momento todo me dio vueltas, es como si mi espíritu se saliera de mi cuerpo.
—¿Se siente bien? —cuando miré al hombre, lo vi borroso, y una angustia enorme me apremió.
No sé cómo, pero tiré mi maletín, y tecleé en el teléfono muy rápidamente al primer contacto que aparecía, y ese era el jefe.
—¿Señorita? —escuché cómo ese hombre me dijo, y la respiración se me estaba trabando cuando escuché al jefe al otro lado de la línea.
—¿Anastasia? Estoy ocupado y…
—¡Yo…! —sabía que estaba gritando—. Creo que me han puesto algo en la bebida… yo…
—¡¡¡¿Qué?!!! —escuché su exclamación, pero la agitación en mi cuerpo era demasiada.
Sentí cómo el móvil se me resbaló de las manos, y como una hoja, poco a poco fui perdiendo la movilidad.
Todo el antro me daba vueltas, las caras eran confusas, y al final escuché algo como un susurro.
—Ella sería perfecta para el negocio…
Alexey Kozlov. —Fue una cirugía complicada… pero quedé como quería… —Sonreí cuando Karla se pasó la mano por sus pechos—. ¿Quieres tocar? Se sienten muy naturales…¿Y qué más daba?Fruncí mi boca y alargué la mano, pero el tacto en forma de globos, no me excitó para nada como lo había planeado.—Lindas… —expresé con una sonrisa, mientras en mi teléfono llegaban las notificaciones de algunos negocios.Karla Morris era modelo de ropa interior, y a decir verdad quería follármela desde hace meses, aunque de cerca, sentía que perdía el encanto.—¿Y qué proyectos tienes ahora? —Pregunté encendiendo un puro exquisito en mis manos, pero cuando solté el humo, ella rio como si le hubiese hecho cosquillas.Era algo tonta.—¿Proyectos? —dijo levantando la ceja—. Ya soy famosa… ahora solo firmo contratos… y salgo con chicos guapos como tú…En el instante el puro me supo a agrio, y mi sonrisa se borró.—¿Chicos, dices? —Karla apretó su boca, relamiendo sus labios y asintió. Entonces tiré el puro
Anastasia. Mi cuerpo estaba temblando, y el sudor frío recorría mi piel.Tenía náuseas, ganas de morir, pero, sobre todo, la vergüenza era la emoción más poderosa que ahora dominaba mi cuerpo.Recibí un vaso de agua, pero mi vibración era tanta que no pude con ello.—Me siento… muy mal… —el jefe se sentó en mi frente quitando el vaso de mi vista. Podía reconocer la suite, y a Luka, el hombre que siempre estaba al lado del señor Kozlov.La cabeza me daba vueltas y solo quería quitarme la sensación en mi estómago, y esta pérdida de lucidez tan impresionante.—Solo puedo hacer una cosa por ti Anastasia, pero debes confiar en mí…Intenté llevar mis ojos a él, se veía tan borroso que apreté mis ojos.Apreté su chaqueta contra mi cuerpo, quería meter hasta los pies dentro de ella, y solo podía derramar las lágrimas ante la impotencia.¿Cómo pude ser tan estúpida?—Quiero… —intenté decir—. Aliviarme…—Te aliviaré… —lo escuché, y luego vi de forma no muy clara como Luka le pasó algo—. Vamos…
Anastasia. Me sentía muy culpable.Muchas personas habían muerto en ese incendio. Literalmente el señor Kozlov había acabado con ellos, y solo porque quise pasarme de lista y mostrar algo, que realmente yo no era.Me tiré de rodillas, y mis lágrimas salieron.—Dios, por favor… perdóname… ni siquiera sé lo que estoy haciendo.Además, estaba esta sensación extraña cuando el jefe aprecia delante de mí, y solo pude negar todas las veces, pensando en qué podría pensar mis padres si solo estuvieran en mi cabeza y supieran el rumbo de mis pensamientos.Cuando estuve con la ropa adecuada, hice una trenza en mi cabello húmedo, y luego me puse una chaqueta.El jefe quería hablar, pero también estaba preparado para salir, aunque mi informe estuviera a la mitad y no podía hacerlo esperar.Cuando llegué a la sala principal, él estaba sentado en una gran mesa, mientras apreté mi maletín.—Le debo una disculpa… —él no alzó la mirada, pero apuntó a un asiento.—Come… saldremos en una hora.No dije n
Anastasia. Sacudí mi cabeza, no podía esconderme, así que me puse delante del jefe, pero cuando lo miré, él ya tenía su mirada puesta en mí. Como si me estuviera esperando, como si… —Señor, buenas noches… —tuve que saludar.La mujer que tenía a su lado, sonrió y luego bajó la mirada para hacer un escrutinio en mí como si no pudiera creerlo. No podía negar que me sentí muy incómoda y sobre todo, fuera de lugar ante su mirada mezquina. —Parece que te has equivocado de fiesta… Abrí mi boca rápidamente para responderle, pero no pude decir una sola palabra.—Es mi asistente Kozlov… —el jefe intervino soltándose de ella de alguna forma. Él tenía una sonrisa algo enigmática y luego sin más, también me miró de pies a cabeza y se dirigió a mí—. ¿Estás lista? ¿Para qué? Me pregunté todas las veces, pero afirmé como una tonta, no trabajaba para él para refutarle todo el tiempo.Todo lo que concierne a mi jefe, debía tratarse de trabajo.—Nos vemos al rato, Jessica… —el señor Kozlov le di
Anastasia. Fue casi imposible no dar dos pasos hacia atrás, parecía que el hombre fuese a atacarme, y para completar, escuché un montón de copas caerse, y al girarme me di cuenta de que yo había sido la causante cuando choqué con un mesero.Puse las manos en mi boca al ver la bandeja y las copas partidas en el suelo.—Lo siento mucho… —No pasa nada… —mi jefe intervino y el mesero asintió más bien como si él tuviera la culpa.—Yo puedo ayudar… —dije e intenté agacharme de inmediato, pero en el instante sentí cómo una mano rodeó mi brazo. —No… ya nos vamos… —tuve que mirar el agarre, sus dedos alrededor de mi brazo, por supuesto, cubiertos por mi chaqueta, estaban fijos, pero eso no pudo evitar mi agitación. —Señor… Mi jefe no se detuvo, caminó conmigo tomada del brazo, y luego salimos a la calle, mientras el aire golpeó en mi rostro.Allí todos lo esperaban, y luego escuché cómo él ordenó a “A la suite” y mis alarmas se activaron. Yo no podía echar todo lo que era solo por perder
Anastasia. Necesité levantarme con urgencia, me había comunicado con ellos por texto, pero imaginaba que necesitaban comprobar después de semanas, que yo no estaba mintiéndoles. A tal vez fuese mera preocupación. Me limpié el rostro, y me senté en un sofá cuando deslicé el dedo por la pantalla, y tanto mamá como papá, aparecieron en mi teléfono y me obligué a darles mi mejor cara. —Es ella… —sonreí al escuchar a Igor. —Pá… má… ¡Qué sorpresa! —noté como papá se acercó a la cámara y traté de que no se viera mucho el fondo. —¿No estás en la cama aún? ¿Por qué tienes el traje de tu graduación? Sonreí aún más. —Hoy teníamos una reunión de negocios. Terminó algo tarde y el evento era elegante. Mamá sonrió, pero papá era un poco escéptico. —¡Oye…! Eso es genial… —Lo es… —¿Estás disfrutando tu trabajo? —preguntó con una sonrisa, y me provocó contarles toda la verdad. —Ammm si… yo… —Nos alegra mucho cariño. Aquí en el barrio todos saben que trabajas para la mejor empresa de Rusia
Anastasia. Había planeado mil excusas, todas muy válidas para salirme de este embrollo, pero no sabía con qué valentía lo iba a enfrentar.A diferencia de ida, regresar pasó en minutos, y cuando mis pies estuvieron en Moscú sentía alivio y terror a la vez, pero ya vería qué podría hacer en los siguientes días para cambiar la idea de mi jefe, con respecto a mis padres.De ninguna manera se podían encontrar.Me senté a su lado en un auto negro, y luego vi cómo él se me quedó mirando.—Luka… vamos a la dirección donde siempre recogen a Anastasia… —parpadeé lentamente mirando a Luka delante y luego me giré hacia el jefe.—Señor, yo…—¿Necesitas decir algo?Me agité mucho, no solo por mis padres, tal vez ellos no habían visto el rostro de jefe, pero ¿mis vecinos?—¿Va a ir ya? Quiero decir… hoy mismo… ni siquiera he legado con ellos a saludar después de este viaje y…—Por supuesto… ¿Crees que no sé qué, con esta mente llena de estrategias, buscarás las forma repeler este encuentro? Pequeñ
Anastasia. Por un momento todo se paralizó en mi cuerpo, y mis ojos fueron directamente a él. Mi mirada le dijo en son de súplica que no continuara. Él no tenía idea de lo que podía dañar si decía la verdad, y si no estaba mostrando desespero ahora, mi imagen frente a mi familia, estaría completamente arruinada.Entonces di dos pasos, y lo pronuncié, pese a mi padre, a mamá y a la misma Irina que estaba a mi lado.—Señor… por favor…El jefe me devolvió la mirada por unos segundos, una que me hizo cerrar la boca, pero de inmediato vi cómo la quitó para observar a mis padres y hablar:—No pude dejar de venir aquí… para decirles que Anastasia es la empleada del mes… nunca hemos tenido a alguien tan eficiente… —parpadeé muchas veces con el corazón en la garganta mientras mi madre se giró hacia mí para ofrecerme una sonrisa.—¿Solo eso? —mi padre intervino, y mamá le pegó un codazo.—No, por supuesto que no…—Señor… —traté, pero él levantó la palma mientras papá fruncía más el ceño.—Prim