Anastasia. Me sentía muy culpable.Muchas personas habían muerto en ese incendio. Literalmente el señor Kozlov había acabado con ellos, y solo porque quise pasarme de lista y mostrar algo, que realmente yo no era.Me tiré de rodillas, y mis lágrimas salieron.—Dios, por favor… perdóname… ni siquiera sé lo que estoy haciendo.Además, estaba esta sensación extraña cuando el jefe aprecia delante de mí, y solo pude negar todas las veces, pensando en qué podría pensar mis padres si solo estuvieran en mi cabeza y supieran el rumbo de mis pensamientos.Cuando estuve con la ropa adecuada, hice una trenza en mi cabello húmedo, y luego me puse una chaqueta.El jefe quería hablar, pero también estaba preparado para salir, aunque mi informe estuviera a la mitad y no podía hacerlo esperar.Cuando llegué a la sala principal, él estaba sentado en una gran mesa, mientras apreté mi maletín.—Le debo una disculpa… —él no alzó la mirada, pero apuntó a un asiento.—Come… saldremos en una hora.No dije n
Anastasia. Sacudí mi cabeza, no podía esconderme, así que me puse delante del jefe, pero cuando lo miré, él ya tenía su mirada puesta en mí. Como si me estuviera esperando, como si… —Señor, buenas noches… —tuve que saludar.La mujer que tenía a su lado, sonrió y luego bajó la mirada para hacer un escrutinio en mí como si no pudiera creerlo. No podía negar que me sentí muy incómoda y sobre todo, fuera de lugar ante su mirada mezquina. —Parece que te has equivocado de fiesta… Abrí mi boca rápidamente para responderle, pero no pude decir una sola palabra.—Es mi asistente Kozlov… —el jefe intervino soltándose de ella de alguna forma. Él tenía una sonrisa algo enigmática y luego sin más, también me miró de pies a cabeza y se dirigió a mí—. ¿Estás lista? ¿Para qué? Me pregunté todas las veces, pero afirmé como una tonta, no trabajaba para él para refutarle todo el tiempo.Todo lo que concierne a mi jefe, debía tratarse de trabajo.—Nos vemos al rato, Jessica… —el señor Kozlov le di
Anastasia. Fue casi imposible no dar dos pasos hacia atrás, parecía que el hombre fuese a atacarme, y para completar, escuché un montón de copas caerse, y al girarme me di cuenta de que yo había sido la causante cuando choqué con un mesero.Puse las manos en mi boca al ver la bandeja y las copas partidas en el suelo.—Lo siento mucho… —No pasa nada… —mi jefe intervino y el mesero asintió más bien como si él tuviera la culpa.—Yo puedo ayudar… —dije e intenté agacharme de inmediato, pero en el instante sentí cómo una mano rodeó mi brazo. —No… ya nos vamos… —tuve que mirar el agarre, sus dedos alrededor de mi brazo, por supuesto, cubiertos por mi chaqueta, estaban fijos, pero eso no pudo evitar mi agitación. —Señor… Mi jefe no se detuvo, caminó conmigo tomada del brazo, y luego salimos a la calle, mientras el aire golpeó en mi rostro.Allí todos lo esperaban, y luego escuché cómo él ordenó a “A la suite” y mis alarmas se activaron. Yo no podía echar todo lo que era solo por perder
Anastasia. Necesité levantarme con urgencia, me había comunicado con ellos por texto, pero imaginaba que necesitaban comprobar después de semanas, que yo no estaba mintiéndoles. A tal vez fuese mera preocupación. Me limpié el rostro, y me senté en un sofá cuando deslicé el dedo por la pantalla, y tanto mamá como papá, aparecieron en mi teléfono y me obligué a darles mi mejor cara. —Es ella… —sonreí al escuchar a Igor. —Pá… má… ¡Qué sorpresa! —noté como papá se acercó a la cámara y traté de que no se viera mucho el fondo. —¿No estás en la cama aún? ¿Por qué tienes el traje de tu graduación? Sonreí aún más. —Hoy teníamos una reunión de negocios. Terminó algo tarde y el evento era elegante. Mamá sonrió, pero papá era un poco escéptico. —¡Oye…! Eso es genial… —Lo es… —¿Estás disfrutando tu trabajo? —preguntó con una sonrisa, y me provocó contarles toda la verdad. —Ammm si… yo… —Nos alegra mucho cariño. Aquí en el barrio todos saben que trabajas para la mejor empresa de Rusia
Anastasia. Había planeado mil excusas, todas muy válidas para salirme de este embrollo, pero no sabía con qué valentía lo iba a enfrentar.A diferencia de ida, regresar pasó en minutos, y cuando mis pies estuvieron en Moscú sentía alivio y terror a la vez, pero ya vería qué podría hacer en los siguientes días para cambiar la idea de mi jefe, con respecto a mis padres.De ninguna manera se podían encontrar.Me senté a su lado en un auto negro, y luego vi cómo él se me quedó mirando.—Luka… vamos a la dirección donde siempre recogen a Anastasia… —parpadeé lentamente mirando a Luka delante y luego me giré hacia el jefe.—Señor, yo…—¿Necesitas decir algo?Me agité mucho, no solo por mis padres, tal vez ellos no habían visto el rostro de jefe, pero ¿mis vecinos?—¿Va a ir ya? Quiero decir… hoy mismo… ni siquiera he legado con ellos a saludar después de este viaje y…—Por supuesto… ¿Crees que no sé qué, con esta mente llena de estrategias, buscarás las forma repeler este encuentro? Pequeñ
Anastasia. Por un momento todo se paralizó en mi cuerpo, y mis ojos fueron directamente a él. Mi mirada le dijo en son de súplica que no continuara. Él no tenía idea de lo que podía dañar si decía la verdad, y si no estaba mostrando desespero ahora, mi imagen frente a mi familia, estaría completamente arruinada.Entonces di dos pasos, y lo pronuncié, pese a mi padre, a mamá y a la misma Irina que estaba a mi lado.—Señor… por favor…El jefe me devolvió la mirada por unos segundos, una que me hizo cerrar la boca, pero de inmediato vi cómo la quitó para observar a mis padres y hablar:—No pude dejar de venir aquí… para decirles que Anastasia es la empleada del mes… nunca hemos tenido a alguien tan eficiente… —parpadeé muchas veces con el corazón en la garganta mientras mi madre se giró hacia mí para ofrecerme una sonrisa.—¿Solo eso? —mi padre intervino, y mamá le pegó un codazo.—No, por supuesto que no…—Señor… —traté, pero él levantó la palma mientras papá fruncía más el ceño.—Prim
Anastasia. Por un segundo miré a la mujer que se cruzó de brazos, y luego volví a los ojos del jefe que estaban esperando por mí.—No tengo problema de que su abogada esté presente, Señor…Detallé cierta decepción en aquellos ojos, pero bajé la mirada cuando sentí que el corazón se me quería salir del pecho.Ajusté mis gafas, hoy había utilizado un atuendo de color gris, y viéndome en el vidrio de la oficina, pensé que había sido una mala elección. Me veía pálida como un cadáver.Una asistente nos acomodó el lugar, y nos ofreció algo para beber. Yo decliné enseguida, mientras escuché como la mujer llamada Vicky, sonrió pidiendo una bebida a estas horas de la mañana.Abrí mis ojos impresionados y luego escuché al jefe:—Café negro, sin azúcar para mí…—Sí, señor…Los tres nos sentamos en cómodos sofás, y luego saqué rápidamente el iPad que el jefe me había dado.—He enviado el informe sobre los mercados del otro día en Estados Unidos… están listo para que los vea… —él asintió mirándom
Anastasia. Me agité demasiado, y por primera vez en medio de esta nube oscura, tuve un poco de cordura, y salí de su encerrona y lo rodeé.—Señor… por favor, ¿de qué se trata esto? ¿Se burla de mí?Él puso dos de sus dedos en la boca, y se sintió pensativo. Caminó hacia el escritorio, y luego tomó la carpeta.—Vete o quédate… —me los entregó—. Ve a casa o quédate en la oficina, hoy leerás este contrato, y lo discutiremos esta noche…—¿Qué? —alcé mi voz frustrada.Entonces él se frenó y se giró hacia mí.—No veremos esta noche… te buscarán para traerte a un lugar…—No, señor… no voy a trabajar fuera de mi horario…—No vamos a trabajar… será una cena, no laboral —se acercó mucho, incluso su respiración golpeó mi rostro mientras mi pecho subía y bajaba.—Señor Kozlov…—Anastasia Ivanova… —él dijo seguro—. La veré esta noche… a las siete… como siempre, puntual…Él tomó mi mandíbula y dio un beso corto en mi mejilla, y sin más se fue de la oficina, mientras yo me dejé caer en su silla.Po