Anastasia. Estaba intentando parpadear lentamente, cuando en mi vista nublada, pude divisar a un hombre semidesnudo, sentado en un sofá corto frente a mí, y solo pude pensar que quizás aún estaba soñando.Pero no.A medida que me acostumbré, mis ojos fueron tomando la visión, y pude ver a Alexey sentado frente a mí, con un puro en sus manos, mientras soltaba el humo de forma lenta.Él solo me miraba detenidamente sin parpadear. Y no tenía nada más en su cuerpo, que su bóxer puesto de color negro.Mi ceño se frunció, y traté de levantarme con cuidado, mientras hice un gesto en mi rostro.Me sentía lastimada.—Hola… —saludé en apenas un susurro.Las velas estaban apagadas, y la habitación aún se veía un poco oscura.—Buenos días, princesa… —sonreí un poco asintiendo ante sus formas.—¿Qué hora es?—Las cuatro y media de la mañana… —él volvió a aspirar de su puro y mis ojos se abrieron un poco impresionados.—¿Por qué estás despierto tan temprano? ¿No crees que eso te hace daño a la sal
Anastasia. Fue como si tuviese un resorte en la espalda al oír el timbre. Me levanté de inmediato, pero Irina se metió en medio y gritó:—¡Yo abro! —apreté mis manos con el nerviosísimo en el punto límite, y luego mamá llamó a papá para que se acercara a la sala.Fue evidente que Alexey era una presencia cautivadora. Su olor golpeó mis fosas, mientras su sonrisa derretía mi existencia. Estaba vestido de negro para variar, con todos sus botones hasta el cuello, que de alguna forma ocultaban sus secretos.Él entró solo, y mamá me miró con extrañeza, pero yo solo pude visualizar cuando se agachó para recibir el abrazo de Irina, que siempre incomodaba a mi padre.—Te traje algo… —sacó una cajita de color rosa mientras mi hermana se moría del éxtasis y lo abrazaba aún más.—¡Gracias…!—Irina… —papá apretó un poco como si la regañara, pero mamá le dio un codazo para que disimulara.—¡Bienvenido…! —Alexey le mostró el dedo índice a mi madre.—Para usted también traje algo… —él miró hacia at
Alexey Kozlov. —Qué agradable familia… —escuché a Tania, pero estaba apresurado a soltarme los botones del cuello. Incluso me temblaba la mano de la ira.Pura y ciega.—¿Señor…? —Luka me preguntó y lo miré.—Saca el auto hasta la esquina… y lleva a Tania a su casa… —le dije a Luka, pero en el instante, ella pasó la palma de su mano por mi muslo.—¿Y por qué la prisa? —bajé la mirada a su mano y fruncí el ceño.—¿No te explicaron bien, el propósito de venir aquí? —ella alzó los hombros.—Se supone que era pasar por tu novia… pero… —tomé sus dedos y aparté su mano de mi muslo—. ¿Qué pasa, Alexey?—Anastasia es mi mujer… y soy exclusivo cuando tengo una relación… lo sabes… una a la vez… exclusividad…Tania sonrió y negó.—Eres perfecto… ¿Por qué te aburriste de mí? —hizo un puchero en su boca, pero solo podía tener la mente en esa put@ casa, y en la respuesta que Anastasia me había dado a pesar de que ya sabía que mañana me iba de viaje.Estaba tan enojado con ella. Me había apartado d
Anastasia. Convulsioné…Era la única forma de que mis padres, los peligros que se estaban creando, y el que me llamaban afuera, pasaran a un segundo plano.El hecho es que este hombre me inyectaba un tipo de alucinógeno que me volvía otra persona, y me sacaba de mi forma. Estaba en la cima cuando los brazos de Alexey me envolvieron, con todo y las tablas rotas de mi cama debajo de nosotros.Y era imposible, que pensara en otra cosa en los próximos segundos.—Qué rico… —lo escuché susurrar en mi oído, pero mi cuerpo estaba terminando de recibir los golpes del éxtasis que me tomó y me mató al mismo tiempo.—¡Ana! La puerta está cerrada… ¡Ana! —el forcejeo de la puerta con papá detrás de ella, me hizo abrir los ojos, y miré a Alex que sonreía de oreja a oreja.—Podemos enfrentarlos juntos… nada va a pasar… ni siquiera tus padres pueden hacerle algo a la mujer del mafioso… —él dijo, pero negué todas las veces mientras la razón volvía poco a poco a mi mente.Alexey no conocía a mis padres
Anastasia. Habían pasado algunas horas, y no habíamos dormido en toda la noche.Podía ver la hora que marcaban las cuatro de la madrugada, y, a decir verdad, no tenía nada de sueño.Yacía desnuda en esta gran cama en la mansión de Alexey, mientras él con sus dedos acariciaba mi vientre, y me explicaba el medio de su protección sexual, que solo lo pensé cuando, una y otra vez, terminaba dentro de mí.—Cuando supe que iba a estar contigo… dije… ¡No puede haber un maldito condón de por medio…! —él sonrió besando mi ombligo—. Así que… lo planifiqué… y me aplicaron unas inyecciones efectivas…Mi ceño se frunció.—¿Tú…? —tenía un poco de miedo en preguntar—. ¿Haces esto cada vez que tienes una relación?Su mirada se puso un poco intensa, y su boca se frunció.Entonces vino hacia mi rostro.—Me gusta la exclusividad cuando tengo una relación… pero uso preservativo… solo que…—¿Solo qué? —insistí.—Eres la primera virgen con la que estoy… —mis ojos se abrieron un poco, e intenté sentarme, re
Anastasia. —De verdad que es un loco… pero te digo algo, creo que tiene mucha confianza en ti… ¿Hay algo que yo no sepa?Estaba conectada en una videollamada con Sibel desde mi laptop. Este era el tercer día desde que Alexey se había ido, y ya estaba siendo bastante difícil para mí la distancia.Yo veía a Sibel como una persona a la que confiar, pero tenía mucha vergüenza de confesarle todo lo que había pasado hasta ahora.—Que esté en esta suite, solo significa que estoy a unas cuadras del trabajo… sabes que el señor Kozlov es un poco obsesivo con la seguridad… y…—No es que sea obsesivo con la seguridad… —ella cortó—. Es un mafioso, Ana… necesita tener seguridad todo el tiempo… además… eres su economista principal. ¿Has pensado alguna vez que puedas ser blanco en la mira? Él debe proteger a su gente también… y el dinero es algo muy preciado para Alexey… sabes lo fanfarrón que es…Apreté los dientes y solo pensé que nuestra relación nunca podría salir a la luz. Ni por mis padres, ni
Anastasia. Necesitaba controlar mi respiración porque en otros tiempos, esto no me hubiese espantado a tal modo.Dimitri era un líder de la iglesia, hijo de una familia respetable, y al que en un pasado mi madre me mencionó como mi posible esposo.Eso ya lo sabía.Sé que para mucha gente esto podría ser una estupidez, pero era nuestra forma de vida, todos los matrimonios quedaban en una misma organización religiosa, por eso del tema del yugo desigual, que, de alguna forma, guardaría nuestra generación.Pero yo ya la había corrompido, era bastante evidente que no había pensado en esto en lo absoluto.Quité la mirada de Irina, y la llevé a mi padre. Si no supiera que querían lo mejor para mí, estaría muy enojada. Sin embargo, en algún tiempo como familia habíamos hablado de este momento, pero en medio de todo lo que estaba pasando nuevo en mi vida, lo había olvidado por completo.—Cariño… Dimitri y su familia… —me dije a mí misma que iba a mantener el control cuando mamá me señaló.—Bu
Anastasia. —¿Qué ocurre? —me giré de golpe cuando papá llegó a la puerta y frunció su ceño al ver a Luka parado detrás de ella. —Papá… es del trabajo… necesito contestar… —¿Qué? ¿A estas horas? ¿Cómo es posible? —mi boca se abrió algo inestable. —Ya te cuento… ¿Vale? Debo atender esta llamada. A pesar de su reticencia, cerré la puerta y tomé el teléfono de Luka. Lo que menos quería hacer era un escándalo, y menos con Alexey escuchando. —Hola… —dije muy bajo. —¡Anastasia! —cerré mis ojos, su voz era algo ruda, y casi nunca me llamaba así. Eso además del tono algo lleno de furia. —Perdona… estoy con mis padres… —Eso lo sé… pero, no respondes mis llamadas. —No es nada… solo cenaba con ellos. —Eso también lo sé… además que hay visita en tu casa. ¿De qué se trata? —mis manos temblaron un poco y miré a Luka. —Son unas personas de la iglesia, amigos de nosotros desde hace años… Hubo un silencio largo. —¿Y estabas allí de casualidad? —Se supone que cualquier persona puede visita