Anastasia. Convulsioné…Era la única forma de que mis padres, los peligros que se estaban creando, y el que me llamaban afuera, pasaran a un segundo plano.El hecho es que este hombre me inyectaba un tipo de alucinógeno que me volvía otra persona, y me sacaba de mi forma. Estaba en la cima cuando los brazos de Alexey me envolvieron, con todo y las tablas rotas de mi cama debajo de nosotros.Y era imposible, que pensara en otra cosa en los próximos segundos.—Qué rico… —lo escuché susurrar en mi oído, pero mi cuerpo estaba terminando de recibir los golpes del éxtasis que me tomó y me mató al mismo tiempo.—¡Ana! La puerta está cerrada… ¡Ana! —el forcejeo de la puerta con papá detrás de ella, me hizo abrir los ojos, y miré a Alex que sonreía de oreja a oreja.—Podemos enfrentarlos juntos… nada va a pasar… ni siquiera tus padres pueden hacerle algo a la mujer del mafioso… —él dijo, pero negué todas las veces mientras la razón volvía poco a poco a mi mente.Alexey no conocía a mis padres
Anastasia. Habían pasado algunas horas, y no habíamos dormido en toda la noche.Podía ver la hora que marcaban las cuatro de la madrugada, y, a decir verdad, no tenía nada de sueño.Yacía desnuda en esta gran cama en la mansión de Alexey, mientras él con sus dedos acariciaba mi vientre, y me explicaba el medio de su protección sexual, que solo lo pensé cuando, una y otra vez, terminaba dentro de mí.—Cuando supe que iba a estar contigo… dije… ¡No puede haber un maldito condón de por medio…! —él sonrió besando mi ombligo—. Así que… lo planifiqué… y me aplicaron unas inyecciones efectivas…Mi ceño se frunció.—¿Tú…? —tenía un poco de miedo en preguntar—. ¿Haces esto cada vez que tienes una relación?Su mirada se puso un poco intensa, y su boca se frunció.Entonces vino hacia mi rostro.—Me gusta la exclusividad cuando tengo una relación… pero uso preservativo… solo que…—¿Solo qué? —insistí.—Eres la primera virgen con la que estoy… —mis ojos se abrieron un poco, e intenté sentarme, re
Anastasia. —De verdad que es un loco… pero te digo algo, creo que tiene mucha confianza en ti… ¿Hay algo que yo no sepa?Estaba conectada en una videollamada con Sibel desde mi laptop. Este era el tercer día desde que Alexey se había ido, y ya estaba siendo bastante difícil para mí la distancia.Yo veía a Sibel como una persona a la que confiar, pero tenía mucha vergüenza de confesarle todo lo que había pasado hasta ahora.—Que esté en esta suite, solo significa que estoy a unas cuadras del trabajo… sabes que el señor Kozlov es un poco obsesivo con la seguridad… y…—No es que sea obsesivo con la seguridad… —ella cortó—. Es un mafioso, Ana… necesita tener seguridad todo el tiempo… además… eres su economista principal. ¿Has pensado alguna vez que puedas ser blanco en la mira? Él debe proteger a su gente también… y el dinero es algo muy preciado para Alexey… sabes lo fanfarrón que es…Apreté los dientes y solo pensé que nuestra relación nunca podría salir a la luz. Ni por mis padres, ni
Anastasia. Necesitaba controlar mi respiración porque en otros tiempos, esto no me hubiese espantado a tal modo.Dimitri era un líder de la iglesia, hijo de una familia respetable, y al que en un pasado mi madre me mencionó como mi posible esposo.Eso ya lo sabía.Sé que para mucha gente esto podría ser una estupidez, pero era nuestra forma de vida, todos los matrimonios quedaban en una misma organización religiosa, por eso del tema del yugo desigual, que, de alguna forma, guardaría nuestra generación.Pero yo ya la había corrompido, era bastante evidente que no había pensado en esto en lo absoluto.Quité la mirada de Irina, y la llevé a mi padre. Si no supiera que querían lo mejor para mí, estaría muy enojada. Sin embargo, en algún tiempo como familia habíamos hablado de este momento, pero en medio de todo lo que estaba pasando nuevo en mi vida, lo había olvidado por completo.—Cariño… Dimitri y su familia… —me dije a mí misma que iba a mantener el control cuando mamá me señaló.—Bu
Anastasia. —¿Qué ocurre? —me giré de golpe cuando papá llegó a la puerta y frunció su ceño al ver a Luka parado detrás de ella. —Papá… es del trabajo… necesito contestar… —¿Qué? ¿A estas horas? ¿Cómo es posible? —mi boca se abrió algo inestable. —Ya te cuento… ¿Vale? Debo atender esta llamada. A pesar de su reticencia, cerré la puerta y tomé el teléfono de Luka. Lo que menos quería hacer era un escándalo, y menos con Alexey escuchando. —Hola… —dije muy bajo. —¡Anastasia! —cerré mis ojos, su voz era algo ruda, y casi nunca me llamaba así. Eso además del tono algo lleno de furia. —Perdona… estoy con mis padres… —Eso lo sé… pero, no respondes mis llamadas. —No es nada… solo cenaba con ellos. —Eso también lo sé… además que hay visita en tu casa. ¿De qué se trata? —mis manos temblaron un poco y miré a Luka. —Son unas personas de la iglesia, amigos de nosotros desde hace años… Hubo un silencio largo. —¿Y estabas allí de casualidad? —Se supone que cualquier persona puede visita
Anastasia. Retrocedí unos pasos ante la confesión del chico, y juro que estaba por entrar en una crisis.Primero, había buscado a un hombre imposible de presentar a mis padres, y segundo, aunque la culpa no era del chico, tenía un hijo, y eso jamás lo aceptarían.Sentí como si mi cuerpo se llenara de sudor frío, y tuve que sentarme en el sofá de atrás para intentar procesar, pero no, necesitaba aire.—Señorita Ivanova… el jefe…—Suéltame… —intenté zafarme de Luka cuando insistió.—No puedo dejarla ir… por favor, espere…—¡No… déjame…! —estaba intentando llegar al ascensor en medio de mi crisis, cuando las puertas se abrieron, y el rostro de Alexey apareció en el instante.—Suéltala… —las manos de Luka me soltaron y yo di dos pasos hacia atrás cuando él salió del ascensor.Su perfume y su aroma me dijo que acababa de bañarse, lo había extrañado a mares, y me dolía la piel de no abrazarlo.—Señor… Damien está en la oficina… no sé cómo llegó aquí… —Alexey frunció el ceño, y luego asinti
Anastasia. —Nunca tuve tanto miedo… ni siquiera cuando me dijiste que querías corromperme… —noté su sonrisa curvada, y sus dedos bajaron por mi espalda para acariciar mi piel.Dejé mi rostro en su pecho, y luego inhalé su olor.—Para tener tanta fe… eres desconfiada… ¿O solo lo haces por lo que soy? —él se despegó de mí para mirarme a los ojos.—Olvídalo… Sibel va a casarse pronto… hablé con ella… —él despegó su mirada y asintió.—¿Y por qué el cambio repentino de tema? Hablo con Iván siempre… seré el padrino de bodas…—No quiere a nadie en su boda… creo que…—Estás conmigo, y Sibel te aprecia, así que… estaremos allí cuando vengan.Asentí de forma lenta y no dudé en decirle:—¿Puedes perdonarme? Realmente ese chico es… bastante astuto. No lo vi venir, créeme.—Se llama Damien… es un Kozlov puro… así que sí, es un hijito de put@ también…Asentí y me levanté un poco para mirarlo. Desde hace unas horas nos habíamos trasladado a la suite, y yacía completamente desnuda frente a él.—¿Tus
Anastasia. Habíamos pasado todo el día en la suite, pero a la mañana siguiente supe que de cierta forma debía retribuir mi desconfianza en Alexey.Me levanté muy temprano y preparé un desayuno, y cuando abrí la puerta de la habitación, Alex estaba restregándose los ojos.—Buenos días para ti… —saludé con la bandeja en las manos, y él me ofreció una sonrisa.—¿Y esto?—Es mi forma de disculparme… —dejé la bandeja en una mesa, y luego sentí cómo él atrapó mi cintura.—No necesitas hacer nada de esto… —quedé encima de su torso, mientras él metió las manos por la camiseta que ni siquiera me había quitado y acarició mi espalda—. No quiero que cocines ni hagas nada… solo que estés para mí…—Soy tu CEO… así que es imposible que no haga nada. Por cierto, tengo muchas noticias… —él tomó mi rostro y besó mi boca.—Escucho…—Inauguraremos el viernes… me gustaría traer a Irina… inventaré algo a mis papás…Alexey sonrió ampliamente y tocó mi nariz.—Ya se te hace muy fácil, ¿no es así? —mi sonris