Mikhail miró a Mila con una chispa traviesa en los ojos, como si estuviera disfrutando de su sorpresa. El rugido de una motocicleta resonó en el aire, y Mila se dio cuenta de que la apuesta de Mikhail iba más allá de las apariencias. —Esperando la respuesta… —preguntó Mikhail, con una sonrisa desafiante. Ella lo miró con incredulidad. La idea de subir a una motocicleta no solo desafiaba su sentido de la cordura, sino que también era una expresión de confianza que no estaba segura de estar lista para conceder. Y sabía perfectamente que Mikhail estaba yendo muy lejos. —No puedo creer que me estés retando a esto aun cuando vez mi ropa, y que vamos directo a trabajar… —Bien, entonces será por las malas… —Mikhail, no te atrevas… Mikhail no chistó cuando se agachó y la tomó por las piernas y la subió a sus hombros, mientras todas las cosas de Mila, cayeron al suelo. —¡Espera, no… mis cosas…! —Mikhail la sentó con cuidado en la moto grande, y luego la miró. —Será mejor que abras las
Los hombres de la mesa observaron la escena con una mezcla de sorpresa. Mila, por otro lado, se sintió como si estuviera parada en el centro de un huracán de emociones contradictorias.Estaba aturdida, completamente sacada del mundo sin poder apartar los ojos de Mikhail. Estaba completamente convencida de que él no podía saber todo lo que le hacía, y si bien estaba jugando con sus emociones para que estos hombres se metieran en el negocio, estaba al mismo tiempo acabando con su estabilidad.Mikhail, sin embargo, parecía disfrutar del desconcierto que había provocado al presentar a Mila como su novia oficial. Él no la soltó, incluso afirmó más su agarre y sonrió a sus socios.Y sí, podía sentir su temblor que lo estaba excitando más de la cuenta. Así que soltó el aire de su boca cuando ellos hablaron.—Encantados de conocerte, Mila Vasíliev —dijo uno de los hombres, extendiendo la mano en un gesto amistoso.—No, ella no toma la mano de nadie… —Mila parpadeó mirando a Mikhail, y el homb
Mila estaba tecleando rápidamente en su computadora, sentada justo en la silla de la oficina de Mikhail, y adaptando todos los archivos que Gary le había facilitado.Ella guardó el archivo, y luego soltó un suspiro mirando por el vidrio hacia la ciudad.Faltaba una semana para irse a Estados Unidos, y aunque no había informado de nada en lo absoluto a Marco sobre sus avances, sabía que su propuesta sería la bomba de toda la organización.Se recostó en su asiento y miró hacia toda la oficina.Todo allí era plano, Mikhail no acostumbraba a venir, y era Gary el que prácticamente se encargaba de todo.Cerrando los ojos y apretando su cuello, recordó aquel beso con el que incluso había tenido pesadillas. Sus fibras se removían cada noche cuando volvía a ese momento, y los ojos de Mikhail se habían incrustado en su cabeza de una manera cínica.—Señorita Mila… —ella saltó un poco, pero al ver a Gary sonrió.—Buenos días, Gary…—Buenos días… madrugó…Mila asintió poniéndose derecha.—Quería a
Mila se sintió incómoda bajo la intensa mirada de todos en la sala. Ana y Alexey intercambiaron una mirada significativa, y Mila tuvo la sensación de que estaban al tanto de algo que ella no sabía. Sin embargo, decidió ignorar las miradas y mantener la compostura.Mikhail, en cambio, quitó su mirada seria y de forma descarada, y todo lo sinvergüenza que era, barrió los ojos por toda ella, haciendo que el momento fuese más tenso que nunca.—Definitivamente, va a ser la sensación de la fiesta esta noche, baby…Los ojos de Mila se abrieron y Ana casi se atragantó.—¿Ustedes…?—Mikhail solo bromea… —Mila interrumpió rápido, y se acercó un poco—. Tenemos unos negocios andando y… ya saben cómo es esto. Lo acompañaré a la fiesta y varios de sus socios invertirán en mi organización…Ana asintió un poco más tranquila, pero Alexey se rio como un descarado.—¿Negocios? —dijo en tono burlón—. Eso es lo que todos los hombres décimos para…Inmediatamente, Mikhail le dio un codazo, y luego lo abrazó
El corazón de Mila latía con fuerza mientras observaba a Carla en la distancia. Estaba claro que la presencia de ellos juntos no pasaría desapercibida, y Mila sabía que la situación podría volverse explosiva en cualquier momento, y más con una persona como Carla. —¿Qué haremos? —preguntó Mila, nerviosa, mientras sentía la mirada penetrante de Carla sobre ellos, e incluso ella comenzó a caminar a su sitio. Mikhail la miró con confianza y le dio una sonrisa tranquilizadora. —Relájate, Mila… es solo Carla… —Tu novia, Mikhail… —ella intentó zafarse de su agarre, pero Mikhail apretó su mano y luego escucharon a Carla. —¡Mikhail…! —Carla… querida… Carla se puso derecha mirando de manera acusadora a Mila. —¿Qué diablos está pasando aquí? —preguntó sin contener su irritación. Mila siguió, mientras Mikhail sacaba algo de su chaqueta. Y Mila no pudo creer que era un puro que se llevó a la boca con tranquilidad. —No sabía que estarías aquí… espera, buscaré encender esto… —Pues estoy, M
Era como un fuego puro, ardiente y quemaba hasta los pensamientos…El pulso de Mila estaba desbocado, y su mente se debatía entre la confusión y la excitación extrema que le hacía perder la cabeza. La música estridente proporcionaba una especie de cortina sonora que ocultaba la intensidad de la escena que se estaba desarrollando entre ella y Mikhail.Y aunque ella intentaba recordarse a sí misma que todo era parte de un juego, las sensaciones que recorrían su cuerpo parecían desafiar cualquier lógica.Se sentía sin aliento ante la audacia de Mikhail. Sentir su intimidad tan cerca de su mano despertó un fuego interior que no podía controlar. Aunque sabía que debía resistirse, que esto no era más que un juego peligroso, era imposible ignorar la atracción que sentía por él.—Deja de jugar conmigo, Mikhail —susurró Mila, tratando de apartarse de él, pero Mikhail la agarró con fuerza, impidiendo que se alejara.—No estoy jugando, baby… —susurró él en su oído, enviando escalofríos por todo
Mila vaciló por un momento, mirando la mano extendida de Mikhail. Sabía que entrar a la mansión con él solo aumentaría la atracción que sentía por él y complicaría aún más las cosas. Sin embargo, también se sentía intrigada por lo que él tenía planeado. —Entonces, ¿qué decides, Mila Vasíliev? —preguntó Mikhail, con un tono que hacía que sus entrañas se removieran—. ¿Continuamos con la misión? Ella frunció el ceño y miró su mano. Finalmente, decidió tomar su mano y salir de la camioneta. Caminaron hacia la entrada de la mansión de Mikhail, que estaba iluminada por luces tenues. El aire fresco de la noche le acarició el rostro, pero el nerviosismo seguía presente en su cuerpo. Ambos siguieron hasta una sala, con grandes sofás, y Mikhail se quitó la chaqueta, para luego acercarse a ella y mirar su rasguño. —No fue mucho, pero me las pagará… —Está celosa, solo tus haces estas cosas… —Mikhail la miró. —¿Qué cosas? —Sales con una chica presentándola como tu “Novia” teniendo una novia
El silencio tenso se apoderó de la habitación mientras Mila esperaba la reacción de Mikhail. Sus ojos oscuros se estrecharon, y su expresión se volvió más seria, más asesina, pero Mila se mantuvo erguida, mirándolo directamente a los ojos, sin titubear. —¿El amante? —murmuró Mikhail, y sonrió de forma siniestra que dejaba entrever una mezcla de incredulidad y desafío. Mila asintió con determinación, sin apartar la mirada. Sabía que estaba llevando las cosas a un límite, pero necesitaba poner fin a la farsa. —Si queremos que esta farsa sea creíble, necesitamos llevarla al extremo —añadió Mila, manteniendo su postura. Y Mikhail la observó en silencio por unos segundos, como evaluando la autenticidad de sus palabras. Finalmente, soltó una risa baja y sarcástica. —¿Sabes una cosa? Primero mato al supuesto novio, antes de ser el amante… Jamás… escúchame bien, jamás lo haría… —Entonces, las condiciones son desiguales… Yo si tengo que… —Y Mikhail tomó su rostro en una sola mano. —Nunca