CAPÍTULO CUATRO

CAPÍTULO CUATRO: EL PASADO REGRESA 

AMELIA

Frente a mí se encontraba el presidente de la compañía de la que una vez me rechazaron. Ahora me daba cuenta que el mundo podía ser tan pequeño, el mundo podía cambiar en tan solo un instante. Los ojos del espectador podrían cambiar de dirección cuando la piedra más brillante y la que siempre brilló, comenzaba a brillar un poco más, cada minuto más.

— ¿Si sabes que me puedo meter en graves problemas con la compañía para la que trabajo y que es la misma que maneja mi esposo? —Pregunté levantándome de mi lugar al mismo tiempo que caminaba por la oficina de este hombre.

Todo aquí era lujoso, solo bastaba con verlo o con tocar las piezas con las que el lugar había sido adornado.

—No te puedes meter en problemas a menos que hayas firmado un contrato con la empresa, ¿firmaste un contrato de exclusividad con ellos?

—No, la verdad es que no, la verdad es que creí que con el hecho de que trabaje para mi esposo era suficiente.

—Pues la verdad es que no, mientras tú no hayas firmado un contrato, no hay nada que te ate a ellos.

Sonreí. Me encantaba la manera en la que él buscaba que yo trabajara con ellos. — ¿Estás seguro que no me traerá problemas firmar con ustedes?

—Estoy más que seguro, ¿no te lo explicaron? Me extraña que siendo una mujer tan elegante, tan restable, una mujer hermosa, no sepa de sus derechos y obligaciones al firmar un contrato que por supuesto no has firmado.

Reí. ¿Él realmente me creía estúpida? Por supuesto que sabía cuáles eran mis obligaciones y cuáles eran mis derechos. Es solo que me gusta saber que en el mundo del modelaje, yo les hago falta.

—Siento que tu esposo te da por sentada, siento que tu esposo piensa que siempre te va a tener con él, ¿por qué no le das una lección? Pienso que solo así él se dará cuenta de quién eres y de lo que vales en su empresa. Es bueno hacerle saber a la gente de lo que somos capaces y de lo que pierden cuando uno ya no está a su lado.

—Eso es lo mismo que yo creo también.

—Lo tienes todo para triunfar en el mundo que tú quieras, eres la modelo del momento, todos se mueren por trabajar contigo, ¿qué te detiene de firmar contrato con la segunda empresa más grande?    

Fue entonces cuando ya no lo dejé terminar. Había tomado una decisión, por supuesto que quería que el mundo siguiera muriendo por mi presencia.

— ¿Dónde tengo que firmar? —Pregunté.

El hombre sonrió llevando su sonrisa solo hacia un lado. Eso solo podía hacerme ver que él estaba contento con lo que había logrado. Iba a trabajar con él no por lo que me había dicho de mi esposo sino, para mostrarme a mí misma que había hecho bien con casarme con él para tener el mundo a mis pies, el pasado no regresa. De eso estoy segura, así como los muertos fueron enterrados, pienso que el pasado también puede ser enterrado.  

—Has tomado la mejor decisión —dijo Víctor.

Y fue de esa manera en que mi nombre fue puesto en aquellos documentos por supuesto, después de haberlos leído.

El final llegaría para Santiago, yo no quería caer con él, de eso estaba segura.

Diez minutos después de haber hablado del compromiso que adquirí al haber firmado el documento, fui capaz de tomar mi bolso y levantarme del lugar que Víctor me había dado frente a su escritorio.

—Siendo así, nos estaremos viendo muy pronto —dijo él cuando yo me levanté.

—Lo mismo creo.

—Quiero estar en la primera sesión fotográfica, si no te importa, claro está.

Le sonreí. Eso era lo que esperaba que me dijera. —No, la verdad es que no me importa quién pueda estar. —Le guiñé un ojo y salí de su oficina.

NARRADOR

Tan pronto como aquella mujer de carácter fuerte salió de la oficina de aquel hombre, tomó los papeles dándose cuenta que nada en ella podía ser imperfecto, incluso hasta la manera de firmar era única. No sabía para qué la quería su padre pero lo cierto es que ya la tenía en su poder.

Cuando estuvo seguro de que ella se había ido, sacó su celular del bolsillo de su pantalón y marcó el número de su padre.

Del otro lado de la línea una risa, seguramente ya esperaba porque marcara su hijo y solo le diera buenas noticias que al final, es era a lo que estaba acostumbrado.

— ¿Padre? —Preguntó Víctor.  

—Sí, hijo, ¿ya tienes lo que te pedí?

—Justamente en mis manos, padre. La mujer que me pediste que te entregara ya ha firmado el contrato.

Una vez más Víctor escuchó la risa de su padre del otro lado de la línea. Sabía que su hijo no le podía fallar, sabía que su hijo haría todo por él sin importar de qué se tratara.

— ¿Para qué la quieres, padre? Ella no es más que la esposa de Santiago Marín.

—Ella me debe mucho dinero, el pasado debe de regresar, hijo pero la verdad es que, no lo entenderías ni aunque te lo dijera. Esa modelito que tuviste frente a ti, la misma que ahora viste con ropa de marcas importantes no fue más que una prostituta en un pasado no muy lejano al presente que está viviendo.

Víctor no pudo creer lo que estaba escuchando. Entonces, ¿esa era la razón por la que su padre estaba detrás de ella?

Ahora que la recordaba estando frente a él, con aquella elegancia y ese carácter fuerte se daba cuenta que ella era una mujer bella, una mujer única y una mujer por la que él podía perder la cabeza también.  

La modelo más cotizada era la misma de un pasado oscuro que el padre de Víctor le iba a recordar tarde o temprano. Todo mundo lo sabría, tarde o temprano ellos lo sabrían.   

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