LA ADHALIA NEGRA Siempre me he caracterizado por mi belleza, es lo único bueno que puedo tener desde que nací.Aunque la belleza no sirve más que para complacer a los demás, al fin de cuentas si el amor en verdad existe no se enamorará de un físico perfecto si no de unos sentimientos confusos que esa persona pondrá en orden con solo mirarte. Pero, ¡por favor, eso no existe! O al menos no para mí.Esa noche bailé como siempre, llena de energía y moviendo mi cuerpo al compás de la música, los hombres no despegaron su mirada de mí y eso me gusta, eso me hace sentir única en este mundo del baile. Sus miradas lascivas a las que me acostumbré pues las he recibido desde el día que mis padres me vendieron a ese malnacido.La única persona que ha estado siempre para mí ha sido ella. Natalia, mi mejor amiga y tal vez mi hermana. También es una vendedora de amor gracias a un hombre que jugó con ella de la peor manera.— ¿Por qué no me cuentas de ti? –Pregunto tímida –. Recuerda que puedes cont
LA ADHALIA NEGRA Mi corazón latía muy fuerte, era extraño pero tenía miedo. ¿Qué hacer con lo que siento? Siempre he tenido miedo y siempre lo oculto.Tomo valor, ahogo ese presentimiento y continúo mi camino mientras sé que el hombre viene detrás de mí.Finalmente llegamos a mi camerino. No tenía nada que perder cuando no tenía nada.— ¿Y bien, en qué le puedo ayudar? –Pregunto enfrentándoloÉl sonrió nuevamente, toco su labio inferior y comenzó. –Eres perfecta, eres la combinación perfecta para todo esto que necesito. Mira, hermosa, todas pero todas tienen sueños y tú no eres la excepción, lo puedo ver en tus ojos. Vamos, puedes confiar en mí y decirme que es lo que has dibujado en tu mente. –Sus palabras me hacen pensar en mis dos grandes sueños, y aunque quiera decirle que deseo, evado su pregunta.—Tal vez la verdadera pregunta es, ¿qué quiere usted de mí? –Llamé. Él sonrió tontamente a esa pregunta. Se acercó a mí y mira mis labios de manera como si quisiera besarlos.—Enamora
LA ADHALIA NEGRA Llegó la noche y todo estaba listo ya, Alejandro tendría como posesión a la preciosa y perfecta Amelia. Ella lo recibió solo viendo la hora que se retiraría de ahí. Odiaba estar tan cerca pero tan lejos de irse.– Ese es el plan, Amelia. Tienes esta noche para terminar con todo lo que sembraste aquí –. Terminó diciendo Alejandro. Ahora conocía el plan a la medida.—Dame más tiempo. ¡Te presentas una noche diciendo que termine con todo como si fuera tan fácil! Claro que deseo irme pero, ¿qué quieres diga, cuál será mi excusa? –Digo molesta. No podía desaparecer sin decir nada a nadie. ¿Dónde quedaba Natalia? Apreté mis ojos como una reacción del gran coraje que se estaba guardando.–No todo será como quieres.El celular de Alejandro comenzó a sonar, sin duda contestó. Se alejó un poco de mí y comenzó hablar.– ¿Tatiana? ¿Qué?... ¡No, no puede ser así! ... ¿Él ya lo sabe?... Ok, adiós, voy para allá –. Cortó la llamada y me miró.— ¿Sucede algo? –Pregunto muy curiosa
LA ADHALIA NEGRA Santiago sonreía tan perfectamente como solo él sabía hacerlo. Todo estaba saliendo como quería. Un perfeccionista que sabía que sobre lo imperfecto está lo único. Los documentos ya estaban firmados y su corazón sabía que era lo mejor, aunque esta vez se sentía algo más que una buena decisión que hubiera tomado.Alguien toco la puerta de su oficina e inmediatamente se abrió.— ¿Amor? –Dijo tiernamente Asunción asomándose por el marco de la puerta como niña pequeña. Su sonrisa era tan contagiosa que él sonrió intensamente.—Pasa amor –. Ella caminó hasta él y le besó la frente. – ¿Cómo va todo?—Perfecto –, la sentó en sus piernas –, envié ya el contrato que espero duplique mis bienes. Estoy muy feliz –, él la abrazo fuertemente, Asunción sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.Las cosas no iban bien y lo presentía simplemente que no le arruinaría el momento. Saldrían adelante si todo fracasaba y si era necesario vender su alma al diablo, lo haría por su felicidad.
LA ADHALIA NEGRA Santiago ya estaba más que preparado para el gran día de su vida, cada vez faltaba menos y Asunción ya no podía esperar más.— ¿Recuerdas la primera vez que te dije te amo? –Preguntó Asunción recostada en el pecho de Santiago.— ¿Cómo olvidarlo? –dijo el besando su frente.Era una noche larga y parecía que llovería, él estaba muy nervioso de estar al lado de ella sin poder decir nada. Un viaje de negocios los llevó al bello país de Suecia. El ambiente era muy tenso. Era la primera vez que se encontraban solos, siempre estaban con compañía. Caminaban en los jardines del gran lugar donde empezaría la construcción de otra de las empresas. Ahí se veía lo trascendente que él podía ser—Y, ¿cómo te la pasaste aquí? ¿Te gustó mi casa? –Preguntó Santiago muy sonriente al jugarle esa broma, pues no contaba más que con la habitación del hotel que alquiló en su estancia ahí. No deseaba comprar algo por ahí.—Es perfecto todo aquí –, dijo Asunción sonriente, siguiendo su juego.
LA ADHALIA NEGRAEl celular de Alejandro sonaba una y otra vez y creo estaba perdiendo el control. Escuchaba mucha gente afuera gritando como solo los borrachos saben hacerlo.La hora ya estaba cerca y yo no paraba de sentirme nerviosa. Con este evento se confirmaba la promesa de él hacía su estúpida esposa, al menos eso dijo Alejandro.Mis pensamientos volaban hasta que la mujer de media estatura se acercó a mí con esa mirada a la que me estaba acostumbrando pero no me hacía sentir bien ahora.— ¿Amelia? –Me llamó y yo tomé fuerzas para dejar los nervios atrás y hacerle ver mi fuerza.— ¿Sí? – sonreí—Eres demasiado hermosa, debo admitirlo y es por eso que te digo que hagas bien tu trabajo. Hazme sentir como si yo fuera la que lo está haciendo pagar. Mátalo de amor y tendrás mi apoyo siempre –. La mujer se retira.¿Dios de que se trata todo esto? ¿Por qué lo odian tanto?— ¡Llegó la hora! –Se acerca sonriente Alejandro –. Baila como nunca antes –, me toca el rostro y pide que me vaya
LA ADHALIA NEGRAA la mañana siguiente me preparo algo de desayunar ya que no he dormido nada. No sé qué me pasa, tal vez es el “presentimiento” que tengo desde que conocí a Alejandro. Parece ser que nada de esto es lo mejor pero que tan malo puede ser, creo las pruebas más fuertes las he pasado ya, me dejaron sin vida cuando me vendieron a ese hombre, no tendría nada de malo sacarle provecho a mi belleza.—Hola, hola, Amelia. ¿Ya preparas mi desayuno? Huele tan bien –, dice Natalia juguetona y aspirando el aroma.—Oh, lamento decir que no es para ti. No tengo la culpa de levantarme más temprano y cocinar tan rico –le digo riendo.—No seas mala, dame un poco –, se acerca a mis galletas y toma una.— ¡Déjala ahí si no quieres salir mal! –La señalo.—Mira como la disfruto –, se la come lentamente cerrando los ojos y haciendo como esos comerciales donde se disfruta el más mínimo detalle del alimento.—Te lo dije – me dirigí a ella mostrando el enojo más falso que pueda haber.—Oh, basta
LA ADHALIA NEGRA 27 HORAS DESPUÉS— ¡Dios mío! Te ves muy hermosa. Creo aprendiste a maquillarte como toda una mujer con clase –, juguetea Natalia.—Es la primera vez que siento lo que estoy sintiendo, Natalia, las cosas no van bien.—Sabía que tu frialdad no te duraría mucho. Aunque no entiendo por qué esa fiesta es tan importante. Amelia, ¿cuál es el contrato que firmaste ante todo esto?— ¡Por favor! – digo retomando esa posición firme. Tomó el vestido que está en la cama esperando por mí.—Verónica Amelia Dantes, me gusta –, escucho decir a Natalia.— Alejandro escogió el nombre.—Se supone que no habría secretos entre nosotras, pero no es así. Disfruta la vida que escogiste, encierra a tu corazón y no lo dejes salir –. Me dice dejándome pensar en todo y terminando pensando en nada. Ella tiene la razón. Odiaba mentirleAcomodé mi vestido y me retoqué el maquillaje para terminar de delinear mis labios.—Hoy es tu noche, Santiago – digo en voz baja observándome en el espejo y dándo