LA ADHALIA NEGRAEl celular de Alejandro sonaba una y otra vez y creo estaba perdiendo el control. Escuchaba mucha gente afuera gritando como solo los borrachos saben hacerlo.La hora ya estaba cerca y yo no paraba de sentirme nerviosa. Con este evento se confirmaba la promesa de él hacía su estúpida esposa, al menos eso dijo Alejandro.Mis pensamientos volaban hasta que la mujer de media estatura se acercó a mí con esa mirada a la que me estaba acostumbrando pero no me hacía sentir bien ahora.— ¿Amelia? –Me llamó y yo tomé fuerzas para dejar los nervios atrás y hacerle ver mi fuerza.— ¿Sí? – sonreí—Eres demasiado hermosa, debo admitirlo y es por eso que te digo que hagas bien tu trabajo. Hazme sentir como si yo fuera la que lo está haciendo pagar. Mátalo de amor y tendrás mi apoyo siempre –. La mujer se retira.¿Dios de que se trata todo esto? ¿Por qué lo odian tanto?— ¡Llegó la hora! –Se acerca sonriente Alejandro –. Baila como nunca antes –, me toca el rostro y pide que me vaya
LA ADHALIA NEGRAA la mañana siguiente me preparo algo de desayunar ya que no he dormido nada. No sé qué me pasa, tal vez es el “presentimiento” que tengo desde que conocí a Alejandro. Parece ser que nada de esto es lo mejor pero que tan malo puede ser, creo las pruebas más fuertes las he pasado ya, me dejaron sin vida cuando me vendieron a ese hombre, no tendría nada de malo sacarle provecho a mi belleza.—Hola, hola, Amelia. ¿Ya preparas mi desayuno? Huele tan bien –, dice Natalia juguetona y aspirando el aroma.—Oh, lamento decir que no es para ti. No tengo la culpa de levantarme más temprano y cocinar tan rico –le digo riendo.—No seas mala, dame un poco –, se acerca a mis galletas y toma una.— ¡Déjala ahí si no quieres salir mal! –La señalo.—Mira como la disfruto –, se la come lentamente cerrando los ojos y haciendo como esos comerciales donde se disfruta el más mínimo detalle del alimento.—Te lo dije – me dirigí a ella mostrando el enojo más falso que pueda haber.—Oh, basta
LA ADHALIA NEGRA 27 HORAS DESPUÉS— ¡Dios mío! Te ves muy hermosa. Creo aprendiste a maquillarte como toda una mujer con clase –, juguetea Natalia.—Es la primera vez que siento lo que estoy sintiendo, Natalia, las cosas no van bien.—Sabía que tu frialdad no te duraría mucho. Aunque no entiendo por qué esa fiesta es tan importante. Amelia, ¿cuál es el contrato que firmaste ante todo esto?— ¡Por favor! – digo retomando esa posición firme. Tomó el vestido que está en la cama esperando por mí.—Verónica Amelia Dantes, me gusta –, escucho decir a Natalia.— Alejandro escogió el nombre.—Se supone que no habría secretos entre nosotras, pero no es así. Disfruta la vida que escogiste, encierra a tu corazón y no lo dejes salir –. Me dice dejándome pensar en todo y terminando pensando en nada. Ella tiene la razón. Odiaba mentirleAcomodé mi vestido y me retoqué el maquillaje para terminar de delinear mis labios.—Hoy es tu noche, Santiago – digo en voz baja observándome en el espejo y dándo
LA ADHALIA NEGRA Tantas cosas pasan por mi cabeza tan solo en saber que estoy aquí, frente al hombre que muchas personas desearían verle tan solo para admirarle.—Una mujer digna de un hombre tan especial como Alejandro –, dice Santiago. Si tan solo supiera que no es ni la mitad de hombre que él piensa. – ¡Que grosero soy! –Dijo Santiago –, he quedado tan impresionado que me olvidé de presentarte a la bella de Asunción. Verónica, ella es mi esposa.Nos observamos y decido romper el silencio. – Una linda mujer digna de un gran hombre –, regreso el alago, espero Santiago tome la indirecta.—Gracias... ¿Verónica? –pregunta Asunción.—Sí, Verónica Amelia Dantes –, respondo.—Santiago, me gustaría que siguieras aquí conociendo a Verónica pero tu socio ya te espera –, interrumpe Alejandro.Maldita seas, ¿por qué ahora se lo lleva cuando estoy dando lo mejor de mí?—Oh, claro. Bueno, Verónica espero verte después. Mi amor –, se dirige a ella –, espérame con Tatiana. Le da un beso en la fren
LA ADHALIA NEGRA AMELIA — ¿Qué es esto? –Digo cuando él me da unos papeles en un sobre amarillo— ¡Felicidades! La casa ya es tuya. He decidido dártela como un obsequio por la mágica noche de ayer. Me encantas, preciosa.— ¿Debo agradecer o valorarlo como mi trabajo?— Como quieras. Vámonos porque alguien nos espera.Efectivamente algo muy importante nos espera hoy, los dos estamos cumpliendo nuestra parte del trato.Sonrió, dejo los papeles y salgo con él.Seguimos el camino en su auto y al llegar me ayuda a bajar del carro, quito los lentes oscuros que llevo y sonrió al ver lo que me espera.Hola nuevo mundo... Adiós, Adhalia negra. Alejandro me da el paso. Entro al gran edificio, él da unas cuantas firmas y logramos pasar. Yo no digo nada, estoy encantada.Conforme nos vamos internando en los pasillos la gente se le ve muy estresada, algunas corren de un lugar a otro, otras gritan "maquillaje" otros tantos toman fotos. Es el paraíso aquí.— ¿Lista? –Dice Alejandro antes de subir
LA ADHALIA NEGRA AMELIA Seguí expresándome frente a la cámara con todas las ganas que fui guardando alguna vez. La mirada de Asunción se vuelve opaca conforme pasa el tiempo.—Perfecto –, dice Bárbara acercándose a Facundo. Los flash paran. La sesión termino. –Puedes irte a cambiar.Yo hago lo que ella me indica, no tardo mucho en hacerlo. Afuera nuevamente están los tres platicando. ¿Le habrá parecido bien?—Listo –, me acerco.—Muy bien, hasta aquí la primera prueba, te llamaré cuando pueda, necesito tener las fotos antes de tomar la decisión que creo tomaré –, dice fríamente. Sus palabras me hacen enojar.—Pues hágalo rápido porque los contratos me llueven. Nos vemos... Señora –, le doy una mirada a Asunción y me voy. Sólo eso me faltaba.3 DÍAS DESPUÉSTres días se han ido muy rápido, ni siquiera me siento consiente de la situación. Natalia ha estado al tanto de mí pero yo no he podido decir palabra alguna sobre lo que siento. Alejandro ha venido poniéndome al tanto de su plan y
LA ADHALIA NEGRA AMELIA Saliendo de ese lugar estoy decidida a marcarle a Natalia. Quisiera que pasáramos a un lugar más tranquilo que no sea la casa. Cuando teníamos nuestros ratos libres en el trabajo antiguo, salíamos a diferentes lugares. Eran tan divertidos esos tiempos.Mi celular suena y sin revisar el identificador de llamadas contesto, pienso que es Natalia que me va a reclamar el por qué la dejé con la palabra en la boca.— ¿Hola?—Quiero verte y sería de mal gusto que dijeras que no puedes.Odio trabajar para alguien y mucho más para esta mujer que solo busca como fastidiarme. Tatiana.— ¿Por qué no moderas tu poca educación, eh?—No sé tener educación con personas cualquieras.— ¡¿Que rayos quieres?! – le grito.— ¿Acaso eres una mujer tan ocupada que resulta que no tienes un poco de tiempo? Recuerda que todo lo que comienzas a tener es gracias a Alejandro y a mí.—Tatiana, será mejor que me digas que quieres decirme.—Te veo en 30 minutos en la cafetería más cercana a l
LA ADHALIA NEGRA NARRADOR No pudo evitar sonreír al ver como comía esas galletas que son de mala calidad para cualquier persona. Todos podrían llamarla rara pero ella lo entendía. Conoció alguien quien amaba comer esas extrañas galletas que nadie quiere y que solo parecen servir para adornar la mesa de bocadillos.Asunción era mágica con todo su ser pero sobretodo, sabía escuchar a su corazón. Esa mujer no era mala, algo se escondía detrás de esa mirada llena de frialdad y sería magnífico internarse en ese juego. Descubriría quién es verdaderamente ella. La gente siempre busca ser otra olvidando que lo mejor está en ser únicos y ella, ella estaba dispuesta a ayudar a esa mujer tan fría como un tempano de hielo a descubrir su verdadera personalidad.Santiago la ama solo a ella y en su cabeza tiene la seguridad de que eso no cambiará pero, ¿por qué no escucha a su corazón? ¿Por qué no le pregunta si él tiene la misma seguridad de eso?Era una niña de corazón frágil, absorbía todo lo q