Zahar parpadeó por un momento, y cuando abrió los ojos se encontró con la cama vacía, ella se sentó viendo el reloj, que ya daban las cinco de la tarde y se levantó espantada.¿Cómo había dormido tanto?Observó a todas partes y se levantó caminando descalza por toda la suite, y una caja roja, le llamó la atención en centro de la mesa, donde había estado con Kereem ayer.Ella se dirigió al lugar y la abrió. Había una caja de teléfono, y una nota.“Tu primer teléfono, es un paso… nos vemos esta noche, será una buena despedida”Un trago duro pasó por su garganta. Sabía que Kereem era un hombre de palabra, y por eso había confiado en él. Sabía que también le estaba doliendo, solo que él era así, un hombre duro. Girándose, también frunció el ceño viendo otras bolsas de papel en las sillas. Sacó un vestido y unas sandalias, y luego soltó el aire sabiendo que este hombre estaba loco.Revisó el teléfono, y encontró el único contacto, y lo marcó yéndose con las cosas a la habitación.—Hola, d
Con una fuerte aspiración, ella sintió cómo Kereem besó su cuello con deseo, y susurró cerca de su oído, moviendo todas sus fibras.—Tengo algo para ti… —Ella no se dio la vuelta, pero sintió cómo arregló su cabello a un lado y luego el frío metal reposó en su cuello.Al mirar hacia abajo, era una cadeneta de oro, que tenía una letra preciosa, con pequeños diamantes incrustados decorándola.Así que sonrió, mientras una lágrima se le escurrió de sus ojos.Tomó rápidamente la letra para mirarla, y negó al ver que había un nombre diminuto en esta.“Tuyo”Zahar se limpió las lágrimas rápidamente y se giró para abrazarlo.—Es un regalo muy bonito, gracias… —ella podía ver que en sus ojos había una lucha abismal, una tormenta, y juraba que quería detenerla—. Kereem…Los dedos de Kereem se posicionaron en su boca, y luego la haló para ir al centro donde todo estaba listo para ellos.—Imagino que no querrás comer nada —entonces sirvió una copa de champaña y se la pasó—. Gracias por meterte en
Kereem había planeado perfectamente su salida, y ella iría acompañada de alguien en todo el trayecto, para que nada saliera mal, sobre todo porque Kereem sabía que su mayor enemigo, estaba caminando bajo sus sombras…Unas horas después, Zahar tenía un moño en su cabello, y estaba usando un pañuelo para ocultarlo. Tenía otro tipo de ropa americana, y caminaba con un agente secreto que la pasó por toda la aduana con su nuevo pasaporte.Había hecho de todo para ocultar sus ojos rojos y llorosos, incluso tenía lentes de contacto de otro color de ojos.—¿Viene con él? —el hombre de la aduana preguntó, y ella miró al hombre que la acompañaba y sonrió.—Por supuesto, es mi novio, y nos vamos de vacaciones… —El hombre escaneó al hombre revisando también sus documentos, y Zahar se pegó más a él colocando su cabeza en el hombro.—Bien… buen viaje… —ella tomó sus documentos con una sonrisa, y luego caminó de gancho con el agente secreto directo a la fila que se estaba haciendo para ingresar al a
Janna sonrió con lágrimas en los ojos, y asintió, y tanto Bahar, Janna y Naim se acercaron a Kereem para abrazarlo al mismo tiempo.Kereem dejó que ellos se acercaran para abrazarlo, pero se quedó quieto mirando en una sola posición, cuando Sanem se quedó detrás, aún y cuando los niños y Jamil también se unieron.—Gracias… —Lo dijo en tono plano, y luego señaló—. Prepárense para esta noche, la estadía del Búnker, se acaba hoy. Asad, ordena una reunión con todo el equipo de gobierno, desde los ministros, hasta los miembros de la familia para mañana en la mañana. Luego de eso, apareceré en cadena nacional dirigiéndome al país.Asad afirmó retirándose en el momento, y aunque todos se pusieron en marcha para recoger sus cosas, Naim se quedó en el salón, junto a Sanem y a Kereem.Todos de pie, formando un triángulo mientras sus miradas sucedían en silencio.—¿Hay algo que tiene que decirme? —Kereem miró a Sanem mientras ella temblaba un poco.—Yo no, hermano… —Naim se adelantó un paso—. To
—Quiero saber si…Kereem frunció el ceño y pasó un trago, entonces, se levantó sin dejarla terminar.—Quieres preguntar si estaba con Zahar, si ella vendrá en algún momento, o si este plan del embarazo sigue. Quieres saber que siento, y como quedamos en este asunto —Sanem abrió los ojos un poco impactada ante lo directo que fue—. Bien, aquí va, Sanem, por fin vas a obtener una respuesta clara y concisa. Aunque siempre te hablé con la verdad. Zahar se fue de nuestras vidas, y no por mi elección…Sanem sintió un nudo en la garganta demasiado difícil de pasar.—¿No por su elección? —Kereem negó.—No… la verdad es que, yo nunca la hubiese dejado ir, pero le hice una promesa y ella se fue porque así lo quiso. Sí, estaba con ella, no, el plan del embarazo no sigue. Y sí… —Él dio los pasos hacia Sanem—. La a… —Sanem le tapó la boca mientras sus lágrimas bajaron deliberadamente.—¿Y qué pasa con nuestro matrimonio? —su pregunta fue sollozando, entonces Kereem torció la boca en un gesto seco.
—Aziz ha soportado la cirugía, está en recuperación, en el piso de la celda, viendo como sus amigos, gotean minuto a minuto.—Espero que se mejore pronto, porque esto de no hacerle visitas, me está sofocando… —Asad tomó el aire.—Sí, señor… ahora, quería informarle que hemos desmantelado casi el 90 % de sus huecos. Ahora mismo tienen muy poca fuerza, y su líder, aunque sea su última escapatoria, no saldrá ahora. Y nadie hablará de quién está detrás. Yo le aconsejo que…Kereem alzó la palma mirando hacia arriba y Asad quiso buscar que miraba, pero solo veía estrellas en el cielo.—Sé que ese hijo de las mil put@s no saldrá por ahora. ¿Qué podemos esperar de un cobarde? Él buscará nuevas fuerzas, e incluso pensaría que un país aliado. Pero no importa, Asad, estaré preparado, pero mientras no me voy a sentar, incluso hasta que queden todas sus guaridas expuestas, incluso declaremos que cada semana toque de queda en Riad y en otras ciudades, no habrá paz para ellos.Asad asintió ante su o
—¿Kereem? —sus ojos se abrieron de golpe, y un fuerte rayo de luz le invadió la cabeza—. ¿Cómo llegaste a esto?Sus ojos trataron de parpadear, pero luego vio de forma borrosa a su hermana Janna.Ella estaba sentada a los pies de su cama y Kereem pudo notar solo hasta ese momento que su vientre ya era una bola sobresaliente.—¿Qué te paso?Él trató de sentarse, pero todo le dio vueltas.—¿Y por qué estás en esta habitación? Tardé demasiado en encontrarte…Kereem miró a su alrededor. Era una habitación de invitados, y más precisamente la habitación que Zahar habitó cuando vivía en el palacio.—¿Cuándo dejarás de hacerme tantas preguntas?—Queremos comer juntos, y eso, esto hablando del almuerzo. Son las once de la mañana… —él se tomó la cabeza y negó.—No puedo creer que haya dormido tanto.—Y no está mal, lo necesitas. Solo no sabía que habías bebido hasta perder la conciencia.Kereem se sacudió un poco y luego restregó su rostro para volver a mirar el vientre de su hermana. E incluso
Las cámaras se pagaron y toda la familia bajó los hombros ante una tensión que no era nada ligera. Kereem se levantó con cuidado, aun teniendo un dolor en la cabeza, y luego caminó hacia delante para salir con Asad.—Señor, su primo Emré viene en camino… —eso definitivamente lo detuvo.—¿Ahora mismo? —Asad asintió.—En cinco minutos me muestra su ubicación que estará aquí.Kereem sintió un fuerte calor en su cara y siguió el camino.La puesta del sol estaba terminando y se detuvo de nuevo para decirle a Asad.—Cuando llegue, dile que vaya directamente a la terraza principal del palacio, él lo sabe.Asad asintió rápidamente separándose de él, mientras Kereem continuó caminando, y subiendo todas las escaleras posibles.En el momento en que llegó arriba abrió las puertas para ver que la noche apenas comenzaba.Había unos sofás con bebidas. Le había pedido al servicio arreglar un poco aquí, y chasqueó la lengua cuando vio sus puros favoritos encima de la mesa.Los recuerdos lo invadieron