HERIDAS PERFECTAS. CAPÍTULO 28. Algo significativo.La recepción transcurrió entre risas y música, con un ambiente vibrante que envolvía la celebración de Mikhail y Mera. Todos los invitados parecían disfrutar, levantando copas y riendo, mientras los recién casados compartían sonrisas y saludos. Sin embargo, en cierto punto se hizo demasiado evidente que cuando se tambaleaba ligeramente no era solo porque se estaba riendo.Mikhail la miraba preocupado. Sabía que la presión del día podía haberla puesto nerviosa, y aunque Mera era siempre alegre y enérgica, su tono de voz ahora delataba el efecto del alcohol.—Cariño, quizás ya fue suficiente, ¿no crees? —le sugirió suavemente, colocándole una mano en el hombro.Pero ella soltó una risita, como si sus palabras fueran una broma sin importancia.—¡Por favor, Mikha! No seas aguafiestas. ¡Solo es un día! —respondió entre risas, sirviéndose otro trago mientras él suspiraba, observándola—. ¡Nuestro día!La fiesta continuó, y poco a poco, Mera
HERIDAS PERFECTAS. CAPITULO 29. Una notaEl sol apenas comenzaba a iluminar el departamento cuando Mera abrió los ojos. Con una mueca de incomodidad, se llevó una mano a la cabeza, recordando la cantidad de copas que había bebido el día anterior. La cabeza se le estaba rompiendo por la resaca, y encima había dormido toda incomoda con el maldito vestido de novia puesto y el corsé apretado y… hasta los zapatos…Miró alrededor con los ojos entrecerrados porque la claridad le molestaba y bufó al darse cuenta de que seguían en la ciudad.—¿Por qué no estamos en una playa del Caribe? —preguntó, sin molestarse en disimular su molestia.Mikhail, que estaba apoyado contra la ventana con los brazos cruzados, la miró en silencio por unos segundos antes de responder.—Porque estabas tan ebria que no podía subirte a un avión —le contestó con voz tranquila.Mera se levantó con un suspiro de frustración, se quitó las mantas de encima y pateó los zapatos, decidida a meterse en el baño más cercano. Pe
HERIDAS PERFECTAS. CAPÍTULO 30. Un incómodo encuentro con la realidad.El apartamento de Mikhail estaba en completo silencio mientras él miraba aquella nota casi sin parpadear. El pequeño mensaje escrito a mano era simple, pero eso no evitó que le cayera como un balde de agua fría.“¿Qué haces aquí de nuevo, idiota? ¿Por qué me estás rompiendo el corazón?”Karina le había repetido hasta el cansancio que debía aprender a aceptar aquella cicatriz, que el maquillaje no era una solución permanente. Y ahora esa nota, un reproche directo, le decía que Karina lo había visto todo claro incluso antes de irse: si él había vuelto a usar el maquillaje, era porque Mera no podía aceptarlo tal como era.Se dejó caer en una silla, mirando fijamente la nota y sintiendo que el peso de su decisión le caía encima con toda su crudeza. Era imposible no recordar la forma en que ella lo miraba cuando estaban juntos, una mirada en la que nunca había temor ni rechazo. Al contrario, ella había sido la única qu
HERIDAS PERFECTAS. CAPÍTULO 31. Recién casadosLa sorpresa en el rostro de Mikhail era evidente. Frunció el ceño, mirando a Stefan sin comprender del todo lo que le estaba diciendo.—¿Perder todo el dinero? ¿De qué estás hablando? —preguntó con cautela.Stefan exhaló con una mezcla de frustración y resignación.—No esperaba que lo supieras, para ser honesto, ninguno de nosotros lo sabía. Papá decidió invertir en los negocios del señor Blanchar hace algunos meses, cuando él le dijo que sus empresas estaban en problemas.—Eso no es posible… —Mikhail se echó hacia adelante en su silla—. Quiero decir… No ha salido ni un solo céntimo de la empresa que yo no controle, y yo no supe nada sobre esa inversión.—No lo supuesto porque lo hizo con su propia fortuna personal —replicó Stefan—. Papá quería evitar arriesgar el patrimonio familiar, ya sabes que por nada del mundo pondría en peligro la empresa. No le comentó a nadie porque confiaba en él, pero la realidad es que perdió todo el monto de
HERIDAS PERFECTAS. CAPÍTULO 32. LímitesMikhail se quedó allí, justo al lado de aquel interruptor que acababa de presionar, y Mera dio un paso atrás, mirándolo con ojos abiertos, como si acabara de recibir una mala noticia.—¿Qué pasa? —preguntó él, viendo el gesto de tensión en su rostro.—Yo… creo que prefiero… sin la luz, Mikha —dijo Mera, vacilante.Mikhail frunció el ceño, tratando de encontrarle algún buen sentido a su comentario.—¿Por qué? —preguntó, dándose cuenta de que lo que había hecho lo había molestado más de lo que esperaba.Ella bajó la vista, abrazándose el torso, visiblemente incómoda.—Es solo que… bueno, me siento apenada, ¿de acuerdo? —dijo con tono defensivo.—¿Apenada? ¿Y como por qué? No hay vergüenza entre marido y mujer, Mera. Estamos casados y no es como si tú no tuvieras un cuerpo de infarto.—¡Pues soy tímida, punto! ¿¡No puedes respetar eso?!Mikhail la miró fijamente, sintiendo que algo se rompía en él.—Ciertamente lo habría respetado, Mera —dijo, sin
HERIDAS PERFECTAS. CAPÍTULO 33. Un esfuerzo muy poco valoradoLa tensión en el ambiente era palpable, en especial cuando el señor Blanchar se levantó de su asiento y lo miró con una mezcla de incredulidad y enojo, como si estuviera completamente decepcionado y dispuesto a dejarlo en claro.—¡No puedo creer que estés haciendo esto, Mikhail! —dijo su suegro con la mandíbula apretada—. ¡Tú dijiste que nos ayudarías! ¡Dijiste que entendías la situación y que podíamos contar contigo! Y ahora… ¿vienes a pedir el ochenta por ciento de la empresa? Esto no es ayuda, es… ¡es traición! ¡Quieres robarme mi empresa!Mikhail lo observó en silencio, manteniendo la calma.—Su empresa no tiene absolutamente ningún interés para mí, solo estoy haciendo esto por mantener mi palabra con el padre de mi esposa. Pero ya mi padre perdió dinero en una inversión con usted una vez, y no voy a permitir que vuelva a suceder. La situación de su empresa no es culpa mía, y aun así le estoy dando una salida. Es su dec
HERIDAS PERFECTAS. CAPÍTULO 34. NostalgiaLa energía en el pequeño edificio que Karina había alquilado era casi palpable. Las primeras semanas habían pasado rápido, llenas de entrevistas y de evaluaciones de productos y patentes.—Adriano, de verdad… no sé cómo agradecerte todo esto —le dijo mientras caminaban por el pasillo principal, pasando frente a los laboratorios de prueba que pronto inaugurarían; y él solo sonrió orgulloso.—Solo hacía falta un empujón y algunos contactos.—Pero… pensé que tendría que empezar de cero, y resulta que encontraste un montón de productos listos.—Bueno, es normal cuando manejas grandes compañías, siempre tratas de hundir a la competencia, así que no fue difícil encontrar las gemas que las grandes empresas de cosmetología han tratado de hundir. Así que… ¿por qué no aprovecharlas? —dijo guiñándole un ojo.Karina dejó escapar una risa ligera. Todavía le costaba creer la suerte que tenía de que aquel proyecto fuera viento en popa y a toda vela.Esa mism
HERIDAS PERFECTAS. CAPÍTULO 35. Una visita inesperadaEl corazón de Mikhail latía con fuerza mientras intentaba buscar la forma de no responder aquella pregunta, porque si era honesto era algo que dolía demasiado. Sin embargo la siguiente pregunta de su hermana fue mucho peor.—¿No extrañas a Karina? —murmuró ella de repente y Mikhail soltó un suspiro, desviando la mirada hacia un cuadro en la pared o de lo contrario Irina podría leer la verdad en sus ojos.—¿Dónde están nuestros padres? —preguntó, intentando cambiar de tema de inmediato.Irina eligió no insistir, así que solo le señaló el despacho de su padre y se fue a la cocina.Mikhail se dirigió hacia allá y tocó la puerta suavemente antes de entrar. Su padre estaba sentado detrás de un escritorio, revisando unos documentos mientras su madre leía una revista. Los dos se levantaron al verlo entrar, pero más que conmoción lo que parecía haber en ellos era cierto alivio.—Papá, necesito hablar contigo —dijo Mikhail, después de darle