Los días se pasan rápido, estoy de regreso en el trabajo porque quedándome en la casa no puedo hacer nada más que pensar en ella.
Estoy inmerso en mis papeles cuando una llamada de mi padre me saca de mi concentración.—Padre, buenos días.—Hijo, buenos días, ¿cómo te sientes?—Mucho mejor, ya no siento comezón en el tatuaje.—Sabes que no me refiero a eso.—Y tú sabes que prefiero no hablar de eso a lo que te refieres —dejo salir un suspiro de frustración y me giro en la silla para ver por la ventana.—¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor?—Nada padre, nadie puede hacer ya nada por mí… yo ya me di por vencido, mientras antes lo asuma y ustedes no acepten, es mejor, créeme —mi padre hace silencio y luego me dice más animado.—Bueno… te cuento que Agustín ya ejecutó tu orden y con todo el gusto del mundo, así que esa mujercita ya no te molestará, los abogados están trabajando en la orden de alejamiento, pero tal parece que su madre se la llevará del país…—Que bueno.—Esa es la versión oficial… lo cierto es que la metió en un psiquiátrico, porque tú eres el tercer hombre que la demanda por lo mismo, además de los desórdenes mentales que la han llevado a hacer cosas terribles con su cuerpo.«Pero además de llamarte para eso, te cuento que hoy tenemos una celebración previa al lanzamiento del la colección CIRTI. Será en el hotel Magnolia, en la azotea.—Papi, sabes que no tengo ánimos para esto…—Hijo, José se quedó más días sólo para esto, el lanzamiento será en cinco días y esta es una manera de sacarnos algo de estrés, porque tendremos prensa de todas partes.—Sobre eso… ¿ya solucionaron lo de la modelo faltante?—No lo sé, tu madre estaba arreglando ese problema, seguro que sí, de otra manera no estaría arreglando la fiesta de esta noche… anímate.—Está bien, pero no me pidan que lo pase bien o que sonría, porque no estoy para eso, en serio que sí.—No te preocupes… nos vemos a las nueve, en la azotea.—Perfecto, ahí estaré.A las cinco de la tarde dejo la oficina, llego a mi departamento en donde me doy una ducha larga para sacarme el olor a derrota y luego me visto con un traje negro, la camisa negra y una corbata marrón, como el color de sus ojos.Salgo con rumbo al hotel, en donde al dar mi nombre me dicen por dónde ir al evento privado. Al llegar noto que el ambiente está relajado, están todos y me dejo abrazar por supuesto, las primeras en llegar son mis mujeres incondicionales.Pía, Francesca y mi madre me abrazan al mismo tiempo, es gracioso hacerlo, porque todas son pequeñas, aunque Pía les saca suficiente ventaja a mi madre y a mi pequeña hermana.—¿Cómo estás, tonto? —me dice Pía pegándome con suavidad en el brazo.—Como podría estar cualquier hombre al que han rechazado.—Dale tiempo —me dice Francesca—, tiene que sacarse de tu imagen de puto antes de aceptarte, la pobre quedó muy mal con lo del idiota ese…—Su primer novio y la engañó —dice mi madre con dramatismo—. No es fácil, tú mismo con toda tu experiencia te sumiste en la soledad luego de Melike, ¿no crees que ella merece un poquito de tiempo?—Le doy todo el que quiera… porque yo no quiero a nadie más en mi vida —vuelven a abrazarme y mis hermanas se van, dejándome solo con mi madre, quien me sienta en una silla bastante cómoda.—Tu padre me dijo que estabas preocupado por la modelo de reemplazo, por fortuna la tenemos y es perfecta, así que tranquilo… esa perra loca no podía continuar, debiste decirme antes lo que estaba pasando.—Lo sé, pero mi cabeza estaba sólo concentrado en Isabella, no pensé en nada más.—¿Tanto la amas?—Madre, si ella no quiere aceptarme, me quedaré solo, porque no podría traicionarla con otra mujer… es ella, mi amor, mi niña hermosa, a la que sería capaz de salvar de todo con tal de protegerla.«Todo lo que han hecho los hombres de la familia por ustedes, sus mujeres… yo haría todo eso y mucho más.Mi madre me mira con sus ojos brillantes por la emoción de mis palabras, me abraza y me deja un beso en la frente. Miro adelante y veo que hay un telón de hermosas telas, me ofrecen un trago pero lo rechazo, no quiero beber, el alcohol sólo magnifica mi dolor y no creo que mi cuerpo pueda resistirlo.De pronto se encienden unas luces tras las telas y se deja ver una silueta, una canción que reconozco comienza a sonar, Hu de Simge empieza a sonar y me pongo de pie para escapar.—No puede moverte de aquí —me dice Agustín sentándome otra vez, deja su brazo en mi hombro y Alex coloca el suyo en el otro.—Déjate llevar, eres soltero y creo que necesitas liberar tensión —lo miro como si le hubiese salido otra cabeza, pero él sólo se ríe.—No quiero…Pero en cuanto la silueta traspasa las telas, el cuerpo de una mujer con un hermoso traje aparece moviéndose al ritmo de la música, lleva un velo que cubre todo su rostro y cabello, se acerca a mí lentamente, trato de ponerme de pie otra vez, pero vuelven a sentarme.—Por favor… déjenme ir… —digo en un susurro mientras veo cómo la mujer se acerca a mí—. Si Isabella se entera, me va a matar y la perderé para siempre, yo no quiero, esta mujer no me provoca nada…Pero es una vil mentira.Las sensaciones que me provoca esta mujer me alertan, porque son especiales, me tiene por completo embobado, excitado, quiero poseerla de mil maneras distintas sólo con ese baile que sigue ofreciendo para mí y sólo por eso siento que es peligrosa.Yo no quiero a otra mujer en mi vida, no quiero otra oportunidad con alguien más, yo sólo quiero a mi Isabella y si no es con ella, entonces no será con nadie, porque no existe mujer más buena, pura y que yo quiera amar por lo que me queda de vida.La mujer se mueve sensual, llega hasta mí como invitándome a que la toque, pero yo sólo busco ayuda, a mi madre, alguien… pero nos hemos quedado solos.—No puede ser…Cierro los ojos, escondo mis labios y me encojo en mi asiento mientras siento cómo la mujer se acerca más a mí.Estoy perdido.Siento sus manos tomar mi rostro con firmeza, niego sin decir una palabra, me resisto a que ella me bese. Meto mis manos bajo mis muslos para no tocarla y de pronto ella se incorpora, abro los ojos y veo cómo arranca una de las tiras de tela de la falda que lleva, me rodea por el cuello con ella y tira de mí hacia adelante al tiempo que se sienta a horcajadas sobre mí. —Mira, eres linda, bailas bien, pero de verdad no puedo estar contigo… yo amo a otra mujer y si ella se llega a enterar de que siquiera te besé, no querrá verme jamás… y no la puedo perder, es todo lo que me queda… por favor… Vuelvo a mirar alrededor para buscar ayuda, algo, pero nadie… se fueron y sé que es una trampa para que la olvide, pero yo no puedo hacerlo, no… Estamos en un silencio abrumador, la música se ha terminado y ella pasa sus manos por mi pecho. De más está decir que tengo una erección de los mil demonios, ella la está sintiendo y me muero por hacerle mil cosas, pero me contengo. Sus manos van subie
Llevo sus manos a mi torso, ella entiende que lo quiero y con sus dedos temblorosos comienza a desabotonar mi camisa. No dejamos de mirarnos a los ojos, la sensación de saber que ella me verá desnudo me pone nervioso, siento que se puede decepcionar de mí por mi edad, aunque sólo tenemos ocho años de diferencia, se nota demasiado. Cuando me saca la camisa, fija su mirada en su nombre tatuado en mi corazón, pasa sus dedos por allí provocándome un estremecimiento, sube su mano hasta mi cuello y llega a mi rostro. —Eres hermoso… —Y tú eres más que eso. Comienzo yo con la tarea de desnudarla, ella no se cohíbe, aunque sí se sonroja. Mis dedos son más topes porque siento que de alguna manera la estoy profanando, ella sonríe y me dice burlándose de mí. —Ahora mismo estoy dudando de tu experiencia, Castelli. —Es que siento que estoy cometiendo un delito —ella se ríe y se saca la parte superior dejando expuestos sus senos ante mí, paso saliva porque quiero comérmelos. —Pues asegúrate d
Despertar con mi mujer al lado, además de tener ventajas, es de las mejores cosas que tengo en mi vida. Desde aquella noche en el Magnolia, no hay un solo día en que no hayamos hecho el amor, ahora mismo quiero hacérselo, pero es el lanzamiento de la nueva colección y ambos tenemos trabajo, tal parece que mi chica se ha metido un poco en el asunto y está preparada para las ofertas que puedan llegar de compradores externos. —Vamos, arriba señora Castelli… —¡Señorita! Que todavía no firmo nada —se burla ella, intento levantarme, pero ella me atrapa en un abrazo y tira de mí, en pocos segundos estoy bajo su cuerpo y ella me besa con esa sonrisa que amo—. Y cuando firme seguiré siendo la señora Martínez. —Entonces nos vamos a un país en donde quede claro que eres la señora Castelli, mi mujer… —Sí, tuya… Me da un beso que comienza a provocarme esas deliciosas sensaciones, mis manos suben por sus muslos, llego a sus nalgas y hago que su centro se frote en mi erección, de ella sale un g
Estoy en una de las habitaciones de invitados de la casa en la playa rodeado de todos los hombres de la familia. Mi padre me ayuda a colocarme el saco del traje negro que mi madre ha diseñado para mí exclusivamente para esta ocasión, el señor Russo me ayuda con la pajarita mientras me dice. —Hijo, ya la cagaste mucho en tu vida, así que ahora procura no volver a hacerlo. —No le digas hijo, Russo —le advierte mi padre y él sólo se ríe. —Él sabe que es de cariño, al final le pasaron casi las mismas cosas que a mí, sólo que no se ha muerto ni mucho menos ha estado en la cárcel. —Pero estuvo a punto —señala mi tío Luca. —Eso es porque tiene consciencia, eso se lo sacó a su madre —dice mi tío Gabriel. —¡¿Acaso yo no tengo consciencia, tío?! —exclama mi padre y todos nos reímos. —No mucha si te las diste de amante —se ríe el señor Russo, esa parte de sus vidas ahora la cuentan como la mejor de las anécdotas, porque los llevó a las mujeres que en verdad debían estar en sus vidas. —¡T
Luego de una magnífica luna de miel, en donde no me cansé de disfrutar a mi mujer cada día, hemos llegado a la ciudad con varias cosas que hacer, una de ellas visitar a un doctor que le dé un método anticonceptivo para evitar un embarazo por ahora. Aunque no fue sencillo explicarle a Isabella que sólo quiero su bienestar y que cumpla sus metas, lo que no pude hacer fue convencerla de que yo podía usar el método en lugar de ella. Se negó rotundamente y contra eso ya no pude hacer nada. Así que aquí estamos, esperando a que el doctor nos haga pasar y nos diga cuál es el mejor método para ella. —En serio, amor, no tienes que estar aquí —me dice ella con dulzura—. Ni siquiera sabemos si te dejarán entrar. —No importa, aquí estoy y punto —le doy un beso en su mano y seguimos esperando. Varios minutos después la llaman y me pongo de pie con ella, el doctor no me dice que debo quedarme afuera, así que entro. Ella me mira divertida, yo me encojo de hombros y tomamos asiento. —Bien, seño
La noticia de nuestro primer hijo es motivo de felicidad para todos, ese fin de semana nos asaltaron todos en el departamento y en serio que no teníamos dónde meter tanta gente, hasta que mi madre nos mandó salir a todos e irnos a su casa a celebrar como corresponde. Los días siguieron pasando y el momento de uno de los acontecimientos más importantes de mi vida al fin ha llegado. Isabella no tiene idea de nada, porque no la dejé entrar a mi taller ni una sola vez. Así que vamos de camino a la misma galería donde expuso mi madre hace años atrás, los nervios me invaden, pero sé que podré manejarlo después de todo. —En serio que no te perdono que no me dejaras conocer la primicia —me dice mi esposa cuando la ayudo a bajar del auto. —No importa, mi amor… seguro que cuando la veas te va a encantar y se te pasará el enojo. Hace un gesto con su boca muy parecido a un piquito y me caminamos al interior. Todas las pinturas están cubiertas, la gente espera expectante y una chica nos recib
Dos años después de que Tamara llegara a crear caos a nuestras vidas, tuvimos a nuestros gemelos, Lorenzo Andrés y Flavio Alonzo los que ahora corren en su cumpleaños número cinco entre las mesas, los invitados que son pura familia y un par de amigos, comiendo, jugando y siendo tan felices como yo lo fui en mi infancia. Si alguien alguna vez alguien les dice que los pecados no se pagan con los hijos… ¡ES MENTIRA! Mis niños son unos caballeros, inteligentes y muy respetuosos, pero Tamara… de mi princesa no puedo decir lo mismo. Con siete años ya he tenido que cambiar el auto dos veces, la primera a sus tres años porque le echó azúcar al tanque y la segunda hace seis meses, cuando creyó que el motor debía lavarse por dentro porque el humo salía muy sucio y le metió lavalozas con agua. Tiene un carácter fuerte, es decidida con las cosas que quiere y no te suelta hasta que haces un compromiso con ella de que harás lo que quiere. Bueno, creo que soy el único con quien lo consigue, porq
Ocho años después… Miramos nuestra casa con cierta nostalgia por última vez. Todos los grandes muebles se han quedado en sus lugares tapados con enormes telas blancas que los protegerán de la luz y el polvo. Las cosas más pequeñas han quedado dentro de cajas seguras en ciertos espacios de nuestra mansión. Pero todo lo que son los recuerdos y aquellos trabajos hermosos que los niños hicieron mientras estaban en el colegio se van en otras cajas rumbo a Italia. Aunque no fue algo que planeásemos desde hace mucho tiempo, la verdad es que tanto mi mujer como mis hijos han aceptado la idea que nos vayamos a Florencia para reemplazar a José en su estadía en la empresa que mi abuelo heredó. La madre de su mujer ha estado bastante enferma y quiere acompañarla en caso de que algo le suceda. —¿Papá, crees que volvamos alguna vez a Chile? —me pregunta algo emocionado mi pequeño. Flavio. —Creo que sí, hijo, vendremos en las vacaciones y cada vez que podamos. —Yo extrañaré los cumpleaños aqu