El primero en moverse fue Nuriel, pero Declan lo detuvo rápidamente, recordando como el cuerpo de Kalila había sufrido la vez que el fénix ataco a Ukara, bajo ningún concepto, dejaría que ese ser sufriera algún tipo de daño que pudiera repercutir en la humana.— ¿Qué haces? — gruño el pelirrojo, zafándose del agarre del vampiro.— Tu cuida de Kalila, yo me ocupare. — rebatió el rubio dando un paso en dirección a la puerta.— Espera, iremos contigo, creo que son más de uno. — aviso Tahiel, sintiendo a su lobo incomodo, pues algo estaba nublando sus sentidos, ya no estaba seguro de lo que olfateaba.— No, ustedes… — Declan vio por medio segundo a Kalila y Nuriel lo comprendió, por lo que la distrajo besándola. — Estan vinculados a ella, si algo les sucede, Kalila sufrirá. — Y dicho eso, Declan al fin salió.El vampiro a pocas cosas le temía o a ninguna, más que a su corazón, pero solo le bastó con poner un pie fuera de la gran cabaña, para descubrir que incluso el humano, tenía trucos.
Declan corrió por el bosque que lo había visto crecer, ese mismo que tantas veces había recorrido junto a sus amigos, sin embargo, algo era distinto, no solo la vegetación, estaba tan aturdido cuando al fin la niebla espesa desapareció, que poco había reparado en la humana con la que hablo, pero ahora, que estaba en lo que debería ser su pueblo, con espanto, descubrió que no lo era, aunque era el mismo bosque, no habían cabañas, y el olor a brujos era el que más predominaba, aun así, trato de conservar la calma, mientras sus pasos fueron tomando un ritmo más calmo, aunque no era lo que sentía.— Humano, dime que es lo que deseas y te diré el precio a pagar. — la voz era suave, pero profunda, y por instinto, Declan salto a la copa de un árbol, donde con sorpresa vio a Travos, el gran brujo.— Mi nombre es Bairon Bach, soy el mayor comerciante de este pueblo y pronto lo seré de todo el estado, aunque no pienso detenerme solo allí, deseo que mi apellido perduré a través del tiempo, que m
Tahiel no solo había sido capturado, él ni siquiera podía transformarse en humano, aunque su conciencia estaba allí, pues luego de que le colocaran un bozal de plata, también le colocaron una correa con púas del mismo material, el cual con cada movimiento se enterraba en su piel y la quemaba al contacto con el maldito metal que era su debilidad, y entonces, sufrió la peor humillación para alguien de su especie, los cazadores lo llevaron cual perro, hasta lo que parecía ser una especie de establo, el lugar se notaba lujoso, incluso en el exterior, y apenas ingreso se sorprendió de ver a Dilan, y su familia, ese hombre lobo era el beta de Kek, aun así, su hijo se veía muy niño y no el hombre que debería ser, por lo que rápidamente comprendió que había viajado al pasado.Trato de llamar la atención del beta, pero este solo veía a su esposa Malaly y a su pequeño hijo, además que, gracias al bozal y correa, casi no podía ni gemir para atraer su atención, peor aún, es que lo habían dejado
Ukara camino solo unos segundos, siguiendo la energía concentrada de brujos que cerca suyo había, hasta que al fin diviso lo que parecía ser un grupo de acampe.— Brujo. — un hombre de clara apariencia oriental lo llamo y a Ukara solo le basto con tenerlo cerca para saber que era un cazador.— ¿Sí? — indago sorprendido que no quisiera atacarlo.— No te había visto con los otros, es más, creo no haberte visto nunca. — Ukara no sabía que hacer o decir, estaba perdido, no era débil, pero con lo referente a pensar rápido, no se le daba bien, además que era un pésimo mentiroso.— Yo…— ¿Sabes que los cazadores tenemos poderes? — dijo casi en un susurro el hombre.— Sí, claro que lo se. — de manera inconsciente Ukara dio un paso atrás, y el cazador dio dos, antes de tomarlo del cuello.— ¿Sabes quién soy? — murmuro a un palmo de distancia de su rostro y haciendo que la espalda del brujo chocara con el tronco de un árbol.— Un cazador. — el cazador lo vio casi con pena, antes de liberarlo.—
Nuriel sentía la desesperación de Kalila como propia y como no hacerlo si era su compañera la que estaba petrificada por el miedo que la recorría. Fue por ello que sin pensarlo dejo salir su poder, casi al completo, como una extensión del mismo sol, abrió sus alas mientras se dejaba ver en el cielo azul, el fuego broto de él, más que haciendo retroceder a la niebla purpura que había en el prado, parecía que la consumía, como si esa niebla fuera algun tipo de gas, entonces, sus ojos siempre agudos, divisaron a los tres descendientes de la luna, los cuales simplemente se materializaron en mitad del prado, dejando en claro que pronto serian consumidos por su gran poder, algo que lo aturdió, de tal forma que solo pudo ver con horror sus figuras, a sabiendas que cuando ellos perecieran, su destino también lo haría, pero nada podía hacer, el fuego ya había sido liberado, pero entonces, un milagro se materializó, una gran pared de agua que pronto se convirtió en hielo, se interpuso en el cam
Kalila caminaba de la mano de su madre, Chloe, conocida como la luna única, ya que era la primer luna que tenía tres compañeros destinados, Vito un vampiro, Dante un brujo y Kek el Alpha, los tres eran primos y descendientes de la luna cambiante Aysel, por lo que eran los lideres del pueblo, uno de los tantos que existía oculto aun a los ojos de los humanos, aunque en sus tierras si había humanos, como Chloe y otros que tenían a sus compañeros destinados allí.— Mami, ¿Por qué no tengo colmillos? — pregunto la niña al tiempo que ingresaban en su hogar, la gran casa del Alpha.— Porque no eres un vampiro.— Mi cabello es negro, eso quiere decir que no soy bruja. — dedujo la pequeña que sabía que todo aquel que tuviera su cabello blanco era un brujo.— Así es. — respondió su madre comprendiendo a lo que venía las preguntas de la niña que estaba a punto de comenzar el kínder. — Ven tomemos un poco de té. — le pidió, pero solo para ganar tiempo, debía ser honesta con la pequeña, no quería
Los días pasaron, al igual que los meses, Kalila creció aprendiendo a no enojarse, mucho menos a pelear sin importar que le dijeran los pequeños del pueblo, y es que aun con 5 años había ocasiones que su olor a pimienta, aroma típico de los cazadores, despertaba el lado salvaje de los habitantes, pero Kalila era solo una niña, ansiosa de tener amigos, en especial un vampiro de 8 años, llamado Declan, la niña lo había visto un par de veces en el pueblo, le gustaba su cabello rubio y sus ojos azules brillantes, se podría decir que la pequeña humana sentía un pequeño enamoramiento por el niño vampiro.Fue una tarde que Chloe la llevo al parque, donde vio a Declan con sus dos amigos, Tahiel un niño lobo un año menor que Declan y Ukara, un brujo de su misma edad, los tres a pesar de ser niños eran hábiles, Tahiel ya se podía transformar en lobo, y era muy grande cuando eso sucedía, no parecía un cachorro, mientras Ukara manejaba el aire, creaba remolinos que Declan esquivaba con gran facil
El cazador tenía todo organizado, había encontrado un hechizo con el cual bloquear las premoniciones de Kek, y lo uso sin pensarlo, dejo al lobo bajo un conjuro que no le permitiría ver el futuro de su hija, ni a corto o largo plazo, podían atacar el pueblo cuando ellos quisieran, sin embargo, esas cuatro palabras de su hija, lo desarmaron por completo, Kalila había dado en el punto débil del cazador, ella misma y su amor, Asher hizo retroceder a su gente y la niña vio con asombro cuantas personas había a su alrededor escondidos entre los árboles, si ella no hubiera encontrado a su padre ese día… muchos hubieran muerto.— ¡Kalila! — Vito fue el primero en llegar a su lado y tomarla en sus brazos, seguido del lobo de Kek, quien había derribado dos árboles en su camino, mientras Dante, se materializaba a su lado gracias a un rayo, su elemento, aun preguntándose, ¿Por qué no había podido retroceder el tiempo? si nadie había sido reclamado, ese era otro poder del brujo a quien lo conocían