El dolor de la cazadora comenzó a quemar el pecho de los hombres, en especial el de Tahiel, su lobo se retorcía dentro de su ser, y un gimoteo lastimero se filtraba por sus labios.— No digas eso Kiriko, tú no tienes por qué sentirte de esa forma. — la voz de Declan la hizo elevar su cabeza, mientras que Tahiel acariciaba su espalda buscando trasmitirle tranquilidad.— Estoy cansada de repetir lo mismo, siempre será así, solo los rostros cambian a lo largo de las reencarnaciones. — la cazadora no mentía, podía ser Kazumi, podía tener otros padres y podía ir tras un amor, pero el resultado sería siempre el mismo. — Mi padre me ordenara acabar a quien amo, yo terminare pereciendo, y todos acabaran odiándome…— No. — el rugido de Tahiel inquieto a Declan, quien, por primera vez, se atrevió a tomar con delicadeza a Kiriko entre sus manos, casi de forma inconsciente, la llevo al refugio de sus brazos, porque la cazadora se veía tan frágil, tan resignada, que algo le decía que era capaz de
Las carcajadas de Nuriel interrumpieron el relato.— No sé con qué seres pudiste encontrarte, pero estoy seguro de que no fueron demonios, es imposible. — dijo el fénix aun sonriendo de forma burlesca.— Puede que tengas razón, pero ellos se presentaron de esa forma, Fegor, es el joven que estaba en esa estancia o establo donde Asher torturaba a los de nuestra especie y, luego en el bosque se le unió una tal Belbú, ella era una mujer joven y se presentó como su hermana, aunque eran diferentes, como quien comparase a Ukara y a mí. — concluyo Tahiel, pues Ukara era peliblanco, de tez tan blanca como un copo de nieve, mientras el lobo era moreno, de cabello castaño y un poco largo, entonces la sonrisa de Nuriel se desvaneció.— Eso es… imposible. — murmuro con rostro preocupado y fue cuando llevo sus ojos a Ukara. — ¿Tú también te encontraste con ellos?— No. — respondió el brujo. — Si bien al igual que Tahiel era un hombre y una mujer los que se presentaron ante mí, y me reclamaron el e
Kalila no perdió tiempo y apenas la puerta se cerró tras Ikigaí, la joven se marchó a su cuarto, estaba agotada, pero más que eso, su cabeza martillaba.— Quizás y nuestro padre puede unirse a nuestra madre y a esos tres seres. — el comentario de Kiriko resonando solo en su mente la hizo detener a mitad de su cuarto.— ¿Estas loca? — pregunto casi incrédula, si no fuera porque comenzaba a sentir las emociones de Kiriko, sin quererlo o desearlo, se estaban fusionando.— No, pero escuchaste a Tahiel, Asher si ama a Chloe…— No, detente, no crees falsos escenarios en tu mente, lo que Asher hizo…— ¿Qué? ¿Qué hizo de malo? ¿casarse con Chloe? ¿embarazarla? Dime Humana, ¿Qué hizo de malo Asher, ahora que sabes que no fue él quien la golpeo hasta casi matarla? — la cazadora no lo podía evitar, pudiese ser que no viviera con Asher, que casi no lo conociera, pero era su padre y ante sus ojos era su dios.— Le mintió Kiriko, Asher la engaño, le oculto lo que era y a lo que se dedicaba, nuestro
Kalila caminaba de la mano de su madre, Chloe, conocida como la luna única, ya que era la primer luna que tenía tres compañeros destinados, Vito un vampiro, Dante un brujo y Kek el Alpha, los tres eran primos y descendientes de la luna cambiante Aysel, por lo que eran los lideres del pueblo, uno de los tantos que existía oculto aun a los ojos de los humanos, aunque en sus tierras si había humanos, como Chloe y otros que tenían a sus compañeros destinados allí.— Mami, ¿Por qué no tengo colmillos? — pregunto la niña al tiempo que ingresaban en su hogar, la gran casa del Alpha.— Porque no eres un vampiro.— Mi cabello es negro, eso quiere decir que no soy bruja. — dedujo la pequeña que sabía que todo aquel que tuviera su cabello blanco era un brujo.— Así es. — respondió su madre comprendiendo a lo que venía las preguntas de la niña que estaba a punto de comenzar el kínder. — Ven tomemos un poco de té. — le pidió, pero solo para ganar tiempo, debía ser honesta con la pequeña, no quería
Los días pasaron, al igual que los meses, Kalila creció aprendiendo a no enojarse, mucho menos a pelear sin importar que le dijeran los pequeños del pueblo, y es que aun con 5 años había ocasiones que su olor a pimienta, aroma típico de los cazadores, despertaba el lado salvaje de los habitantes, pero Kalila era solo una niña, ansiosa de tener amigos, en especial un vampiro de 8 años, llamado Declan, la niña lo había visto un par de veces en el pueblo, le gustaba su cabello rubio y sus ojos azules brillantes, se podría decir que la pequeña humana sentía un pequeño enamoramiento por el niño vampiro.Fue una tarde que Chloe la llevo al parque, donde vio a Declan con sus dos amigos, Tahiel un niño lobo un año menor que Declan y Ukara, un brujo de su misma edad, los tres a pesar de ser niños eran hábiles, Tahiel ya se podía transformar en lobo, y era muy grande cuando eso sucedía, no parecía un cachorro, mientras Ukara manejaba el aire, creaba remolinos que Declan esquivaba con gran facil
El cazador tenía todo organizado, había encontrado un hechizo con el cual bloquear las premoniciones de Kek, y lo uso sin pensarlo, dejo al lobo bajo un conjuro que no le permitiría ver el futuro de su hija, ni a corto o largo plazo, podían atacar el pueblo cuando ellos quisieran, sin embargo, esas cuatro palabras de su hija, lo desarmaron por completo, Kalila había dado en el punto débil del cazador, ella misma y su amor, Asher hizo retroceder a su gente y la niña vio con asombro cuantas personas había a su alrededor escondidos entre los árboles, si ella no hubiera encontrado a su padre ese día… muchos hubieran muerto.— ¡Kalila! — Vito fue el primero en llegar a su lado y tomarla en sus brazos, seguido del lobo de Kek, quien había derribado dos árboles en su camino, mientras Dante, se materializaba a su lado gracias a un rayo, su elemento, aun preguntándose, ¿Por qué no había podido retroceder el tiempo? si nadie había sido reclamado, ese era otro poder del brujo a quien lo conocían
Kalila la nombro su madre, la más querida, ese fue el nombre que la luna única Chloe escogió para su primogénita, un nombre que para toda la familia era ideal para la niña, pero que con el tiempo perdería sentido para su portadora.Kalila salió de su casa, como cada día, con una sonrisa, aunque sus padres estaban preocupados, hacia dos días que la joven había cumplido 18 años y no quiso festejarlo, siempre viajaban a las tierras de la luna cambiante Aysel, donde Kalila se divertía con la familia de sus tres padres, pero ese año no tenía ganas de hacerlo, pero la felicidad que no sintió para su cumpleaños, la sentía ahora, lo que casi no la dejo dormir en toda la noche, era el hecho de que era su último día de instituto, el último día de su infierno personal, al fin se iría de vacaciones a las tierras de la luna cambiante, Aysel, y luego a la universidad, en otro pueblo, uno donde no sabían de la existencia de los seres sobre naturales, Kalila al fin estaría solo con humanos, le dolerí
Declan la recorrió de pies a cabeza, había algo en ella que siempre lo inquieto, odiaba sentirse así, su rostro de niña buena era lo que más odiaba este vampiro, pensando que Kalila sería la perdición de todos, que los hijos de la luna aceptaran a una cazadora entre ellos, era inaceptable, más si esta se podía camuflar como una blanca ovejita, sin pensarlo más, arremetió contra ella, sorprendiéndose al distinguir la débil barrera de Kalila, y es que él era un vampiro, no necesito tomar más empuje, solo la penetro, sin compasión, porque eso se le había enseñado, eso llevaba gravado en su genética de guerrero, a los cazadores no se les tiene piedad, y él no la tendría con Kalila, no había placer en su rostro, solo odio, mientras Kalila solo podía llorar, su boca estaba cerrada, era lo que Declan quería, estaba bajo su poder, y aunque podía sentir como algo en su cabeza le ordenaba dejar de llorar no podía, sus lágrimas cayeron, sin descanso, incluso cuando el vampiro salió de ella, para