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Capítulo 2 «No te metas en problemas»

«Hope Thompson»

—¡Gracias a Dios que estás bien y los rescatistas llegaron a tiempo para salvar tu fastidioso trasero!. —miro el área donde me encuentro y no es mi casa, estoy en una habitación de alguna clínica. Miro mi herida y detallo la sutura que Benjamín me hizo, de verdad que no comprendo nada de lo que está sucediendo justo ahora que he despertado. Juro con mi vida que Ben me rescató y me llevó a mi apartamento, no sé cómo es que vine a parar aquí. Esto es muy extraño.

—Luna, no me lo vas a creer. Benjamín… Ben me salvó la vida. —mi compañera de trabajo, a quien le he contado mi historia, me mira intrigante, pero luego de unos segundos se ríe con escándalo.

—Hope, ¿me estás tomando el pelo?, Benjamín, no te rescató, lo hizo un equipo especializado en rescate. Ellos te salvaron de tu raptor y te trajeron aquí anoche mismo para que fueras atendida, llegaste inconsciente. —niego, sé muy bien que lo que viví ayer fue real.

—No, Luna, Ben me sacó de allí, suturó mi herida y me llevó a mi apartamento. Era él, Luna, sé que era él quien me salvó la vida.

—Amiga, es posible que aún estés en shock, y que por eso puede que hayas alucinado con Benjamín, sigues sintiéndote culpable y añoras verlo de nuevo para pedirle perdón. Pero te juro, Ben nunca estuvo allí. Tu papá no lo contrataría a él para salvarte, eso sería ilógico cuando tú misma has dicho que lo odia. —Daría lo que fuera para comprender este desastre.

—Sigo insistiendo, era Benjamín. —mi amiga se ríe de mí.

—Bueno, mejor cambiemos de tema. Todos estábamos muy preocupados por ti, incluso nuestro jefe estaba que moría de pánico por tu desaparición, movió cielo y tierra para encontrarte, tanto… que habló con el dueño del periódico para que hiciera llamadas y así tenerte de vuelta. En mi caso estaba que salía yo misma a buscarte y tráete de regreso conmigo.

—Seguro, te preocupaba quien iba a llevarte pastelillos a tu oficina si yo moría.

—¡Exacto!, no todo el mundo hace ese bello gesto, amiga. —cochino interés.

—¿Mi papá está afuera?

—No, ni siquiera ha venido a verte. —no fue él quien mandó a rescatarme, sé que no fue mi padre. No sé si esto me alegre o me decepcione.

—Bien, ya quiero irme a casa, no tengo nada grave, solo está herida y fue superficial. Pásame mi ropa, por favor.

—No, aún debes estar en observación, tienes la mitad del rostro golpeado y deben asegurarse que no sufriste daños mayores internos, pero a mí parecer como que sí. —me levanto de la cama.

—No estoy alucinando, Luna, fue él quien salvó mi vida, incluso… me dijo que debería escribir una historia de como lo abandoné. —mi amiga continúa sin creerme, pero eso a mí me importa poco. Yo voy a descubrir la verdad y lo buscaré, por algún motivo Benjamín me salvó la vida.

He regresado a mi trabajo después de dos semanas de recuperación y de tortura por no poder salir de casa.

Mis compañeros de trabajo me dieron la bienvenida y han llenado la oficina de obsequios, al igual que muchas personas fuera del periódico, tales como empresarios, fanáticos de mis historias y algunos que otros políticos por mi descubrimiento, también debo decir que alguno de estos regalos vienen con doble sentido para interpretar, y puede que quien los envié no está contento con mi trabajo, he quitado del medio a una fuente muy importante para los traficantes de este país.

Es una vergüenza que yo haga un mejor trabajo que la misma agencia de inteligencia.

En cuanto a Benjamín no he encontrado nada de él, sigue siendo un extraño para esta ciudad, quizás mi amiga tenga razón y él fue solo un producto de mi imaginación para hacer de ese momento incómodo un momento agradable y divertido. Tengo que entender que Benjamín no volverá y jamás él y yo podremos vernos, quizás hasta es un hombre casado y con hijos, en algún país donde lleve una buena vida.

Nadie podría comprender mis sentimientos, y por más que fue una relación de cuando éramos apenas adolescentes, para mí lo es todo, mi corazón sigue latiendo igual por él, sigo sintiendo lo mismo por el mismo chico que hoy en día es todo un adulto. A veces me pregunto que hubiera sido de nuestras vidas si nunca lo fuera dejado. Pienso que seríamos felices, como lo habíamos planeado.

—Has recibido muchos obsequios. —dice mi jefe parado desde la puerta.

—Sí, después de lo que pase, me da miedo abrirlos.

—Te sugiero que lo abras en tu casa, así no todos morimos contigo cuando explotes. —me rio de su comentario.

—Vaya, no me quieres tanto como imaginé.

—Así es mi forma de querer. Hope, como has regresado, te tengo un trabajo, sabes que los empresarios de esta ciudad son el centro de atención ahora de los civiles, en especial de las chicas. Hace un mes llegó al país el CEO de la agencia publicitaría, El mundo de la farándula, y he logrado conseguirte una entrevista con él. Todos queremos conocer sobre él y como hizo para que su negocio creciera tan rápido en pocos años, se ha convertido en la número uno del país dejando a la competencia muy atrás, sería interesante saber cómo logró tanto éxito, y quiero que tú seas la que se encargue de darnos a todos esa noticia.

—¿Nadie sabe quién es?

—No, pero… lo curioso de esto es que él mismo nos contactó para la entrevista.

—Supongo que mantener el anonimato ya le aburrió y ahora quiere salir de la cueva.

—Eso parece, y lo mejor de todo, es que solicitó ser entrevistado por ti, de lo contrario no hablará con nadie más. —bueno, no me resulta extraño que me elija a mí. Muchos suelen hacer lo mismo, buscarme para ser quien me ocupe de revelar sus secretos más oscuros.

—¿Y cuándo será el encuentro?

—Ahora mismo.

—Este hombre sí que quiere salir en las noticias muy pronto.

—Abajo te espera un vehículo, ha venido por ti él mismo. —abro mis ojos, asombrada.

—¿No te parece muy raro? Después de lo que viví comprendí que no puedo confiar en nadie. Aunque haré una excepción.

—¿Fue así como te raptaron, verdad?

—Sí, se suponía que iba a hacer una entrevista, pero cuando entré en el vehículo me tope con la realidad.

—Hope, entonces no vayas, no sabemos en realidad lo que quiera de ti.

—Vamos, no creo que sea nada malo. Por ahora las aguas están calmadas.

—Prefiero que tú vayas en tu vehículo y que él te espere en un área pública.

—Hay personas que no les gusta hablar de su vida en público, y ese hombre parece ser que es así. Vamos a darle el voto de confianza.

—Te arriesgas demasiado.

—De eso se trata la vida y este trabajo, de arriesgarse. —agarro mi bolso y salgo de mi oficina para bajar al estacionamiento donde esperan por mí.

Admito que tengo miedo, siempre he considerado este trabajo peligroso y extremo, no todo el mundo se siente a gusto con los periodistas que buscamos de decir la verdad a otros. Para los políticos y criminales somos un estorbo.

Estando en el estacionamiento dos hombres corpulentos me guían al auto donde subiré, mis pasos son firmes, pero a la vez inseguros. Debo tomar la palabra de mi jefe y conseguir un arma para mi protección.

—Señorita Thompson. —me saludan al momento que abren la puerta del vehículo, subo y frente a mí, a mano derecha, se encuentra sentado un hombre al cual no puedo ver su rostro por la oscuridad, aquel no se inmuta en saludar ni tampoco en presentarse, por lo que soy quien toma la iniciativa.

—Señor, gusto en conocerlo, Hope Thompson. —le tiendo mi mano y él la sostiene, cuando su rostro se acerca a mi mano, puedo comprender de quién se trata.

—No aprendes tu lección, Hope —dice para luego posar un beso en mi mano. Benjamín Castiglione—. Supongo que no esperabas que aquel empresario fuera yo.

—¡Eres tú! —expreso con emoción, esto me confirma que no estoy loca.

—No quiero que te involucres en lo que no debes, Hope, tu curiosidad hizo que por poco te matarán. Te voy a sugerir que mantengas tu nariz, alejada de este tema y que no vuelvas a escribir ningún artículo sobre el tráfico de drogas y a quienes involucra. La razón por la que estás aquí es para advertirte que no vuelvas a meter en líos. —quedo en completo silencio, no sabría qué opinar con referencia a su sutil sugerencia, o porque razón él me pide estas cosas. No lo veo desde hace más de diez años y cuando es así solo es para pedirme que no me meta en problemas. ¡Guao, al parecer no le dio tanto gusto verme!

—Vete a la mierd@, Benjamín, tú no vas a decirme que hacer, estuviste desaparecido por años y ahora vuelves para imponerme sobre mi trabajo. ¿Quién te crees que eres para mandar sobre mí? —ladea sus labios y eso me llena más de rabia.

—El hombre que una vez sacudió tu mundo y que aún considero y siguen siendo así. —abro mi boca y Luego la cierro.

—Ja, te equivocas, Castiglione, porque mi mundo ya no lo sacudes tú. —¡Ay, Hope!, ¿a quién intentas mentir?

—¿Segura de eso, Thompson? —pregunta cerca de mis labios.

—Sí. —odio cuando me mira así, con sensualidad.

—Si tú lo dices, princesa.

—No me llames princesa, no he olvidado que te fuiste por trece años.

—Yo no fui, tú dejaste que tu padre me alejara de ti, pero que importa eso, ¿verdad?, ya quedó en el pasado. Ahora lo que importa es que tú no te metas en dónde no debes, he estado trabajando en este caso por muchos años, Hope, y por tu sacar información arruinaste un trabajo importante. Mantente al margen de esta gente, no estoy jugando.

—¿Qué eres?

—Ya vete, no quiero escuchar que estás en problemas.

—No, me debes una explicación.

—No te debo nada, Hope. Ahora sal de mi vehículo y vuelve arriba. —hago puños mis manos.

—No has cambiado nada, eres igual de irritante, de egocéntrico.

—Gracias por los halagos, eso me recuerda que así fue como te conquiste, preciosa. —le lanzo mi bolso cuyo vuelvo a tomar en mis manos para volvérselo a lanzar.

—Bajen a esta loca de vehículo. —me bajan en realidad, cierran la puerta y se marchan.

¡Desgraciado de Benjamín, voy a descubrir a que se dedica, no me creo eso de que es un empresario!

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